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Viaje de Amaniel

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Sección del viaje de Amaniel en el Museo metropolitano de Madrid en el Metro de Ópera.

El Viaje de Amaniel (denominado comúnmente llamado de Palacio - viaje de Palacio) era un viaje de agua que surtía a la ciudad de Madrid. Construido en el periodo que va desde 1614-1616, se denominaba popularmente como el viaje de Palacio ya que durante el reinado de Felipe III se dedicó a abastecer al Alcázar de Madrid. Proporcionaba caudal a tres fuentes públicas (fuente de matalobos, fuente del cura y la fuente de la plaza de la armería).[1]​ Se encontraba próxima a la Fuente de los Caños del Peral. El viaje era propiedad inicialmente del Real Patrimonio y posteriormente de la junta de Obras y Bosques. En la actualidad pueden verse expuestas algunas galerías en el Paseo de Juan XXIII (nº 46) así como en el museo metropolitano de la Estación de Ópera.

Transcurso

El viaje poseía una longitud de dos kilómetros. Su origen estaba en el cementerio de Fuencarral y desde allí se bifurcaba en dos ramales: uno atravesaba la Dehesa de la Villa (Amaniel), mientras que el otro que cruzaba a la antigua huerta del Obispo (en la actualidad colonia de Villamil). Ambos ramales de captación confluían en la Quinta de los Pinos, situado al final de la Dehesa. Desde la quinta el viaje discurría a lo largo de la calle Guzmán el Bueno, atravesando el antiguo cementerio conocido con el nombre de las Calaveras, actual Estadio de Vallehermoso. Desde allí llegaba a la Glorieta de San Bernardo y seguido desde allí transcurría directo a la Gran Vía acabando en la Plaza de Oriente.[2]

Intervención arqueológica

El trazado del viaje de Amaniel se remonta al siglo XVII. Su origen queda registrado en los numerosos expedientes administrativos conservados en el Archivo del Palacio de Oriente, que con el nombre de Amaniel o Viaje de Palacio, recogen las vicisitudes de su historia. Resultan especialmente útiles los diversos memoriales hechos por encargo de los monarcas que gozaron de sus aguas.

Durante siglos, el agua proveniente de arroyos y manantiales cercanos había abastecido a los habitantes del castillo madrileño, entre ellos los manaderos existentes en las cercanías de los Caños del Peral que no sólo surtieron a la fuente del mismo nombre, sino también a los jardines y dependencias menores del Real Alcázar. Pero su agua no era de buena calidad y su caudal resultaba insuficiente para la creciente población atraída por el establecimiento definitivo de la Corte, por lo que fue necesario buscar nuevos manantiales.

En palabras de Don Tomas de Angulo, Secretario por aquel entonces de la Casa Real y de la Junta de Obras y Bosques: “…habiendo reconocido quando entró en el oficio de Obras y Bosques por los papeles del gran deseo que el Rey Phelipe 2º nuestro señor (que haya gloria) tubo de traer Agua a Palacio y que nunca tubo quien se le cumpliese, se trabajó para ver si esto podía tener remedio; y habiendo descubierto en el valle de Amaniel, Heredad de un Mayorazgo antiguo desta Villa una fuente en Cantidad de hasta seis Reales de agua, la hizo nivelar y halló que tenía bastantísima altura para ponerse en Palacio, y subir hasta los corredores dél; representolo a du Mag. De Pehlipe 3ª nuestro señor de gloriosa memoria; y ofrecióle hacer este servicio…”.

Para traer las aguas desde el norte, los fontaneros de Corte y Villa recurrieron a antiguos sistemas de captación y distribución de aguas legados por los árabes, los llamados “viajes de agua” o “qanat”.

Desde comienzos del siglo XVII, el Alcazar disfrutó de su propio viaje, el Viaje de Palacio o Amaniel. Su origen se encontraba en la actual Dehesa de la Villa, desde donde fue canalizado y conducido atravesando la ciudad en dirección a la residencia real. Las primeras obras, fueron iniciadas en 1614, bajo el auspicio de Felipe III y duraron aproximadamente tres años.

A lo largo de su recorrido, el viaje llegó a tener hasta 12 arcas cambijas que servían para contener y distribuir el agua a los conventos y particulares que habían recibido este privilegio real.

Las cañerías que llevaban el agua de Amaniel desde el Arca Cambija de la Plaza de Santo Domingo discurrían por la bajada de los Ángeles hasta alcanzar la plazuela de los Caños del Peral, dónde disponía de otra arca junto a las tapias del Convento de Santo Domingo. La presencia del profundo barranco del Arenal obligó a adoptar medidas excepcionales.

Archivo:Infografía que muestra el trazado del acueducto de Amaniel.png
Infografía que muestra el trazado del acueducto de Amaniel

Con fecha del 18 de septiembre de 1615 se emitió un libramiento, originado por el gasto de ciertas labores que se estaban ejecutando en la plazuela con motivo de las obras del Viaje de Amaniel. “Para Don Domingo Navarro a Melchor [ ] de haber por diez y nueve mil y quinientos ladrillos rosados a razón de ochenta reales el millar que por cédula de Alonso Rodríguez, fontanero se [ ] ha en quince deste presente mes parece haberle entregado para los arcos que va haciendo para pasar el encañado desde los Caños del peral a la Casa del Tesoro= y tome carta de pago del uso de ,los ocho mil y quinientos y sesenta Reales.”. Firmada por Don Thomas de Angulo.

La disposición de este sistema de arcadas permitió salvar la depresión de un extremo a otro del barranco garantizando la correcta nivelación del encañado.

El orden original de cañería de barro cocido, fue sustituido por otro de plomo más resistente, a finales de la primera mitad del siglo XVII.

Muchos fueron los proyectos de reparación y reformas del antiguo trazado, orientados a restaurar los continuos desperfectos que sufría, así como acometer nuevos manantiales y fuentes para aumentar su caudal. Venían motivados en su mayor parte por su merma continua debido a las concesiones hechas a particulares y comunidades religiosas, y agravado por los largos períodos de sequía que azotaron Madrid durante el siglo XVIII.

El viaje de Amaniel estuvo en uso hasta el siglo XX, momento en el que, con fecha del 22 de junio de 1932 el Consejo de Administración de Palacio propuso al Ayuntamiento de Madrid la cesión de los Viajes de Amaniel y Fuente del Berro “…en vista de que carece de utilidad para el Patrimonio el abastecimiento de aguas procedentes de los antiguos viajes…”.

La excavación arqueológica.

Durante las obras de metro realizadas en 1925 se hallaron bajo la bóveda que estaban construyendo varias arcadas que se interpretaron como un puente, “…que cruzaba, sin duda, antiguamente la zona de los Caños del Peral”''.

Archivo:Reconstrucción del acueducto.jpg
Reconstrucción del acueducto

Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo durante los años 2009 y 2010, dirigidas por el arqueólogo Eduardo Penedo Cobo[3]​, han permitido documentar un nuevo tramo de 11 metros de longitud.

Los tres nuevos arcos señalan el inicio del desarrollo del acueducto en su extremo noreste y su morfología responde a su adecuación al terreno para salvar el desnivel existente. Todos ellos presentan el arranque oeste a una cota inferior que el este pero sin llegar a ser del todo asimétricos mostrando más bien una tipología de arco rebajado, donde la altura es menor que la mitad de su luz, excepto el arco situado más al oeste donde su adecuación a la vaguada del Arroyo del Arenal dio lugar a un arco rampante asimétrico o por tranquil.

Archivo:Plano de los tramos del acueducto y estación de metro Ópera.jpg
Plano de los tramos del acueducto y estación de metro Ópera

Están construidos mediante la disposición de ladrillos macizos a soga y tizón generando dovelas aglutinadas con mortero de cal y arena. Las albanegas se componen de grandes bloques de pedernal, caliza y algún granito sin labrar y escuadrar aglutinados con mortero de cal y arena. La cimentación al igual que los arcos se han adecuado al terreno de modo que el primer arco carece de ella reposando directamente sobre el geológico, el segundo arco muestra una zapata de pequeñas dimensiones construida con mampuestos irregulares de pedernal y caliza trabados con mortero de cal y arena. Finalmente la tercera zapata coincidiendo con la zona más profunda del barranco presenta las mismas características morfológicas que la anterior.

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Sección del acueducto

Sobre la arcada se encuentra una galería abovedada cuya cubierta se sustentaba en dos alzados realizados de ladrillos macizos dispuestos en su mayoría a soga y trabado con mortero de cal y arena. Sus dimensiones dejaban espacio suficiente para permitir el paso al personal encargado de su mantenimiento y limpieza. La base la conforma una atarjea de ladrillo que servía para proteger dos órdenes paralelos de cañerías de plomo de 8 cm de diámetro, por los que discurriría el agua y de los cuales solo se ha conservado un orden.

Al exterior los alzados de la galería presentan aparejo toledano en el que se alternan cajas de mampuestos de pedernal con aparejo de ladrillo dispuesto a tizón, en consonancia con los materiales empleados en la construcción de las arcadas, dando a al estructura global una apariencia más homogénea.

Archivo:Acueducto de Amaniel durante el proceso de excavación.jpg
Acueducto de Amaniel durante el proceso de excavación

Al oeste del Acueducto, en un espacio de reducidas dimensiones enmarcado por el actual pasillo de tránsito de la Línea 2 de Metro se localizaron varios restos en muy mal estado de conservación. Varios de ellos por su tipología y funcionalidad se han adscrito al ámbito arqueológico de la Alcantarilla del Arenal.

Se documentaron los restos de dos lienzos de muro perpendiculares entre sí, uno orientado Este-Oeste y otro orientado Norte-Sur, delimitando parte de una estancia. La fábrica de ambos era de aparejo toledano, alternando mampuestos de pedernal sin escuadrar con verdugadas de ladrillo macizo. En sus paredes interiores y suelo eran visibles restos de mortero hidráulico.

Dadas las características formales observadas podría tratarse de un aljibe o arca cambija, aunque el arrasamiento de la estructura y el estrecho espacio que se ha podido intervenir dificultan la correcta interpretación de los restos.

Museo arqueológico

Archivo:Museo de los Caños del Peral Acueducto de Amaniel.jpg
Museo de los Caños del Peral Acueducto de Amaniel

Con la reforma de la Estación de Metro de Ópera terminada en 2011 se habilitó en el interior de la estación un museo arqueológico subterráneo donde se puede ver el acueducto en una sala de 200 metros cuadrados con los vestigios arqueológicos de los siglos XVI y XVII encontrados en ese mismo lugar y que formaban parte de la antigua Plazuela de los Caños del Peral, luego Plaza de Isabel II. Además del acueducto se exponen la Fuente de los Caños del Peral y la Alcantarilla del Arenal.

Véase también

Referencias

  1. Madoz, Pascual (1850). Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar. tomo XIV. Madrid: Imprenta del Diccionario geográfico-estadístico-histórico de D. Pascual Madoz. p. [1]. 
  2. Mª Teresa Solesio de la Presa, (1992), Los Viajes de Agua madrileños. Capt. "Mayrit. Estudios de arqueología medieval madrileña." Ed. Polifemo. Madrid .
  3. <a rel="nofollow" class="external text" href="https://independent.academia.edu/EduardoPenedoCobo">Eduardo Penedo Cobo</a>