Usuario:Ttocserp/Pelota (bote)

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Jean-Baptiste Debret, Mineiro cruzando un río. En este ejemplar el barco tiene el lujo de poseer una borda de madera.

La pelota era un bote improvisado de cuero crudo, utilizado en América del Sur y Central para cruzar ríos. Era similar en algunos aspectos al bull boat (bote de cuero) de América del Norte o al coracle de las Islas Británicas, pero a menudo no tenía armazón de madera ni estructura de soporte interna, y dependía enteramente de la rigidez del cuero y de la presión de la carga para mantenerse abierto y a flote. Por lo tanto, podía transportarse a caballo y montarse rápidamente en caso de emergencia, lo que era una habilidad rural común. El bote era remolcado por un buey, un caballo, o un nadador humano que lo tiraba por los dientes, siendo las mujeres consideradas especialmente diestras en no llevarlo a pique. Las pelotas podían transportar cargas sustanciales (lo común era alrededor de un cuarto de tonelada) e incluso pequeñas piezas de artillería. Continuaron utilizándose hasta bien entrado el siglo XX.

Necesidad[editar]

En aquellas regiones y en esos tiempos los ríos carecían de puentes,

Según el naturalista francés Martin de Moussy, que viajó 22.000 km por las provincias argentinas a carga del gobierno de Urquiza, «Hasta 1853 no hubo puentes ni chalanas en ningún río»,[1]​ y para cruzarlos debían vadearse o, si eran demasiado profundos, pelotearlos.[2]​ Para cruzar un río en caso de emergencia, por ejemplo cuando estaba crecido por lluvias o durante una campaña militar, los viajeros a caballo tenían que emplear los medios que estaban a mano. Era poco probable que transportaran madera, que en algunas regiones, por ejemplo en las pampas sin árboles, podría ser difícil de conseguir. Sin embargo, las pieles de buey eran comunes y algunos viajeros tenían la costumbre de llevar una debajo de la silla,[3]​ que podía servir de carona.[4]

Construcción[editar]

Un cuero bovino secado al sol es inherentemente rígido y tiende a curvarse con el lado peludo hacia afuera. Se cortaron las patas para formar una estructura aproximadamente rectangular y se ataron las cuatro esquinas para formar una especie de caja.[5][6]​. Ya que las cueros generalmente se secaban sol colocándolas en el suelo, venían con agujeros para clavijas [6], llevaban ojales a los márgenes. Al pasar una cuerda a través de estos ojales, se ha comparado permitía mejorar aún más la curvatura. Se ha comparado la embarcación con el gigantesco nenúfar del Amazonas.[3] Martín Dobrizhoffer, misionero jesuita en el Paraguay, registró que los cuatro lados estaban elevados «como el ala de un sombrero hacia arriba», una distancia [5] de unos dos palmos.

A veces se insertaban algunos palos como soporte interno, pero esto generalmente no era [3] necesario y no siempre era posible.

Si no había piel de vaca disponible, se podía conseguirla sacrificando un animal en el lugar y despellejándolo. Sin embargo, como esta piel carecía de rigidez, fue necesario variar la construcción. La piel estaba rellena y atada con un manojo de paja, y sólo servía como un flotante rudimentario. [7][8]

Rigidez[editar]

Si se permitía que la piel se mojara, tendía a volverse suave y flexible, por lo que era inútil. Luego era necesario secarlo, o utilizar varillas de refuerzo, si se podían encontrar.

Félix de Azara, cuyas funciones le ordenaban viajar a través de regiones remotas y que a menudo usaba la pelota para cruzar ríos, se quejó en su diario de viaje de que las lluvias torrenciales no sólo causaron inundaciones sino que gradualmente inutilizaron la pelota.[7]​ Según otro autor, si una pelota tardaba demasiado en cruzar el río, como podía suceder si el nadador que la remolcaba se cansaba o perdía el agarre, la piel se ablandaba y el barco podía hundirse.[8]

Propulsión[editar]

El barco de cuero era remolcado a través del río, ya sea por un nadador que tiraba de una cuerda con los dientes, o por un buey, o agarrándose de la cola de un caballo.[5]

Mujeres[editar]

Aunque remolcar la pelota a nado sin tumbarla era difícil y podía ser peligroso, las mujeres tenían fama de hacerlo bien o mejor. El coronel José Arenales, pensando en un paso por el Río Dulce (Argentina) dijo:

El nadador va expuesto a que lo atraviese algún tronco de los que trae consigo la corriente, o que suceda algo parecido con la balsa, y se la quite al menor descuido. Pero los que se dedican á este servicio son tan diestros, que rara vez sucede una avería ... La persona que ocupa la balsa, toma desde el principio la posición que le indica el nadador, y no debe moverse de ella, sopena de exponer la balsa á que se tumbe. Si por algún incidente el pasaje demora demasiado, por cansarse el nadador, escapársele el lazo del tirante, &c., el cuero que va penetrándose de agua y ablandándose, empieza á perder la forma obtenida por su anterior dureza, y la balsa está expuesta á anegarse é ir á pique. En los pasos del rio Santiago del Estero las mujeres son las mas acreditadas nadadoras y manejan las balsas con una destreza justamente admirable[6]

y según du Moussy, en esa zona ellas gozaban del "monopolio de esta singular industria".[4]

Asimismo, Domingo Faustino Sarmiento, sanjuanino, reaccionó así al leer una novela del Far West de James Fenimore Cooper:

Cuando los fugitivos de La Pradera encuentran un río, y Cooper describe la misteriosa operación del Pawnie con el cuero de búfalo que recoge, va a hacer la pelota, me dije a mí mismo: lástima es que no haya una mujer que la conduzca, que entre nosotros son las mujeres las que cruzan los ríos con la pelota tomada con los dientes por un lazo.[9]

Utilidad[editar]

El barco servía para transportar ropa y equipo que se quería mantener seco o que no debía mojarse, por ejemplo, municiones. También sirvió para llevar a quienes no sabían nadar, o no querían. Según el padre Dobrizhofer, en la época colonial los comandantes militares españoles, aunque sabían nadar, consideraban que estaba por debajo de su dignidad desnudarse frente a la soldadesca y eran transportados por la pelota. «Despreciando la ayuda de otra persona, se impulsan hacia adelante con dos ramas bifurcadas a modo de remos». [14]

Una pelota podía llevar dos hombres. Azara escribió que fácilmente podía llevar una carga de 16 a 25 arrobas (180 a 280 kilos). [15] Azara sintió que era más seguro que una canoa; el padre Dobrizhoffer coincidió. [17] Las pelotas también llevabam pertrechos militares a través de los ríos e incluso (pequeñas) piezas de artillería. [18]

En el Virreinato del Río de la Plata y en la Argentina recién independizada, el servicio postal designaba funcionarios cuyo trabajo era transportar el correo a través de ríos que no se podían vadear, remolcando pelotas para tal fin. Aparentemente, algunos de [20] estos ríos tenían más de un kilómetro de anchura.

El general Manuel Belgrano recordó haber cruzado el río Corriente con un pequeño ejército en 1811 con destino al Paraguay con nada más que dos malas canoas y algunas pelotas. El río tenía aproximadamente una cuadra (80 metros) de anchura y era invadable. Observó que la mayoría de sus hombres sabían usar la pelota, lo que implica que era un conocimiento rural estándar. [19]

De Moussy, que viajó 22.000 km por las provincias argentinas a carga del gobierno de Urquiza,[10]​ escribió:

Esta manera de cruzar los ríos era naturalmente peligrosa, y el resultado fue más de un accidente, a veces fatal; pero todo paisano argentino supo hacerlo y no dudó en ponerlo en práctica [2

Difusión geográfica[editar]

rrr

Orígenes[editar]

sss

Otros nombres[editar]

xxx

Topónimo[editar]

Se cree que la ciudad de Pelotas, Río Grande del Sur, debe su nombre a los botes utilizados en el siglo XVIII para cruzar un arroyo local.[11]

Notas y referencias[editar]

  1. Román, 2021, p. 24.
  2. de Moussy, 1860, pp. 547, 542.
  3. Hornell, 1941, p. 28.
  4. a b de Moussy, 1860, p. 544.
  5. a b Hornell, 1941, p. 27.
  6. a b Arenales, 1833, p. 64.
  7. Azara, 1873, pp. 28, 31.
  8. Arenales, 1833, p. 84.
  9. Sarmiento, 1921, p. 49.
  10. Román, 2021, p. 21.
  11. Magalhães, 2017, p. 214.

Fuentes[editar]

  • Hornell, James (1942). «Floats: A Study in Primitive Water-Transport». The Journal of the Royal Anthropological Institute of Great Britain and Ireland (en inglés) 72 (1/2): 33-44. JSTOR 2844455. doi:10.2307/2844455. 

@61

  • Magalhães, Mario Osorio (2017). «Pelotas». En Beatriz Ana Loner; Lorena Almeida Gill; Mario Osorio Magalhães, eds. Dicionário de História de Pelotas (en portugués) (3 edición). Pelotas: Editora da UFPel. ISBN 978-85-517-0016-7. Consultado el 8 de mayo de 2024. 
  • McGrail, Sean (1985). «Towards a Classification of Water Transport». World Archaeology 16 (3, Water Craft and Water Transport): 289-303. JSTOR 124536. 
  • Román, Mario Sebastián (2021). «Discursos sobre la cultura del transporte y las formas de viajar en el siglo XIX: Martin de Moussy en la Confederación Argentina». deSignis 34: 17-28. ISSN 2462-7259. doi:10.35659/designis.i34p17-28. 
  • Serruys, Henry (1981). «'Hun-t'o: tulum'. Floats and Containers in Mongolia and Central Asia». Bulletin of the School of Oriental and African Studies, University of London (en inglés) 44 (1): 105-119. JSTOR 616298.