Usuario:TcMEPASO/Taller

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Coordinación: El coordinador de viajes - TC (Tour Conductor), Tour Lider o Guía Coordinador es el encargado de hacer efectivos los servicios contratados en los diferentes destinos. Es el nexo entre el operador mayorista y el operador receptivo. Responsable de la organización general del tour desde el encuentro con los pasajeros en el punto de inicio del viaje hasta la despedida o cierre del tour en el lugar de finalización del mismo. Lidera, organiza y gestiona las actividades programadas y opcionales que realiza el grupo de personas que acompaña, siempre en trabajo conjunto con el representante asignado por el operador receptivo. Supervisa y asegura el cumplimiento de las actividades detalladas en el contrato / catálogo de promoción, web o folleto proporcionado por el operador o agencia de viajes.

El Coordinador de viajes no es el guía de turismo que describe detalladamente las características y particularidades históricas, culturales, sociales o geográficas del lugar o sitios por los que transita el tour, pero puede hacerlo siempre que las leyes u ordenanzas locales se lo permitan o cuando el viaje transcurra por zonas en las que no se dispone de un guía local especializado para realizar esa tarea.

En Europa y otras regiones del mundo, el coordinador de viajes es conocido como Acompañante / Jefe de Grupo / Director de Tour o correo de turismo. Siendo su función principal brindar asistencia básica a los pasajeros...

SUDOR AL MICROFONO:

Una de las cosas que más sufre un TC cuando inicia sus pasos en esta hermosa profesión es el desafío de enfrentarse al micrófono. Si, digo enfrentarse porque antes de comenzar a hablarle a los pasajeros hay toda una lucha interna que tenemos que saber encarar para que no hagamos el ridículo frente a 50 personas que están atentas (al menos inicialmente) a cada palabra que les vamos a decir. Desde que buscamos el lugar para enchufar el micrófono (generalmente oculto en algún lugar cerca del portaequipajes, techo o en el equipo de sonido), hasta que logramos la posición correcta del cable para que el fantástico aparatito reproduzca nuestra dulce voz sin interferencias, ruidos, chillidos o cualquier otro percance que normalmente suele aparecer en ese momento tan importante donde los nervios comienzan a sumarnos temperatura corporal y empezamos a dudar si suspendemos el recurso del micrófono y arriesgamos nuestras cuerdas vocales al arduo y paciente trabajo de tener que repetir en 3 o cuatro sectores del bus, la información que pretendemos brindar.

El desafío se convierte en sufrimiento cuando el coordinador, micrófono en mano, viajeros expectantes, debe levantar su mirada y observarlos, saludarlos amablemente y de alguna manera innata saber “llegarle” a todos sin aburrirlos, confundirlos, apabullarlos o desilusionarlos.

Decir “hola” o decir “buen día”, hablar lento o rápido, ser cariñoso o parco, serio o “desinhibido”, hacer un chiste o ser estrictamente respetuoso y protocolar… Eso es algo que no se puede planear, es algo que nace en ese momento, que sale de pronto en el mismo momento en que nos tiramos a la pileta y luego de golpetear el micrófono un par de veces para confirmar que funciona, después de un par de… “hola hola, me escuchan…!!”  y ya con la primer gota de sudor cayendo por nuestra frente, ahí estamos improvisando el arte de comunicar. Dije comunicar y este es un término o concepto muy amplio que puede ser interpretado por los que intervienen en la comunicación, de maneras muy diferentes, es por ello que es válido aclarar su significado: “En un sentido general, la comunicación es la unión, el contacto con otros seres, y se puede definir como el proceso mediante el cual se transmite una información de un punto a otro. Su propósito u objetivo se puede denominar bajo la acción de informar, generar acciones, crear un entendimiento o transmitir cierta idea. Los comunicadores tienen como función entregar información verídica y confirmada por más de tres fuentes”1. Cuando por fin has podido dar inicio a tu presentación, la presión que genera el no olvidarse de transmitir las cosas más importantes es la misma presión que nos lleva a utilizar las malditas muletillas que sin darnos cuenta destruyen nuestro discurso desde que repetimos en menos de dos minutos, la misma palabra una y otra vez cada vez que no estamos seguros de lo que a continuación queremos decir. (La muletilla también conocida como coletilla, latiguillo, bordón, bordoncillo o ripio, no está dirigida específicamente al oyente ya que al no tener contenido informativo directo, el oyente solo percibe que el interlocutor no tiene claro lo que quiere decir y que necesita apoyarse en palabras o expresiones repetitivas para poder continuar hablando, por eso una muletilla representa un tic verbal en la conversación).

El calor empieza a sentirse en todo el cuerpo y nos damos cuenta que ya empezó el baile, ya arrancamos y logramos la atención de los pasajeros. Si fuimos previsores al menos pudimos seguir una guía con ítems para llevar un orden al transmitir los puntos importantes en la presentación, como por ejemplo:

1-     Presentación del viaje / destino

2-     Presentación de la empresa

3-     Presentación del coordinador y equipo (choferes)

Si logramos eso exitosamente, de una manera resumida y sin meternos en terreno pantanoso al querer explicar cosas que no tiene sentido explicar en ese momento, seguramente recibiremos un cálido aplauso que nos motivará para dar cierre a esa primera etapa y nos abre la puerta para encarar el nuevo desafío microfonistico cuando las circunstancias del viaje así lo dispongan.

La práctica en el uso de este aparatito nos enseña que hay posiciones para el uso del mismo, que son más beneficiosas y todo depende del estado en el que se encuentre (destruido, semi destartalado, aparentemente nuevo o impecable). También hay variables a tener en cuenta cuando el “micro” está en perfecto estado pero descubrimos que el cable debe ser puesto en determinada posición si o si para que funcione. Es en ese instante donde se suma a nuestro intento de concentración, una preocupación extra, debo recordar todo lo que tengo que decir, explicar y repetir, responder preguntas y además… conseguir la perfecta ubicación del cable. Ni hablar del volumen, cuando descubro que todo lo que dije no fue escuchado por los del fondo o por los de abajo. Pero esto depende de mi inteligencia, mi primer preocupación debe estar enfocada en saber que absolutamente todos los pasajeros me están prestando atención y escuchan correctamente.

Un motivo más para sumar gotitas de sudor es  el hecho de tener que subir y bajar constantemente para hacer contacto visual con los que escuchan. Siempre va a aparecer el pasajero/a o el grupito que se ofende porque les estás hablando a los “otros” y no a ellos… El coordinador descubre en la práctica que inevitablemente debe tenerlos en cuenta y no debe olvidarse de pasar a saludarlos haciendo contacto visual y explicar que también les está hablando a ellos (los de abajo), por más que su posición para dar las explicaciones sea parado en el piso de arriba. Un error que muchos cometen por miedo, vergüenza o falta de experiencia, es guiar o dar explicaciones mirando hacia delante, sin prestar atención al lenguaje corporal de los pasajeros. Observar a los pasajeros cuando usamos el micrófono da confianza y suma a la personalidad del TC, le da habilidad para conocer a su grupo más rápido, saber los interés del mismo y darse cuenta cuando tiene que seguir hablando o no o cuando tiene que cambiar de tema, de tono de voz o incluso hacer participar a los pasajeros con alguna dinámica.

El sudor al micrófono inicialmente se sufre, luego se controla y más adelante se disfruta, pero siempre estará presente. Es el calor generado por saber que un nuevo desafío está comenzando, el objetivo que el TC se plantea cuando toma en sus manos el micrófono debe ser el más sincero y puro deseo de hacer las cosas bien, de que todo lo que exprese en su discurso sea real y demostrando con cada palabra que la intención del coordinador es hacer del viaje la mejor experiencia que cada uno de los viajeros pudiera tener a partir de ese momento. Viéndolo de este modo y expresándolo con las palabras correctas, no hay forma de fallar. Equivocaciones se puede tener pero el cliente se dará cuenta y sabrá cuando le estemos diciendo lo que “debe” saber o lo que “queremos” que sepa. Sabrá cuando le estemos transmitiendo lo que “nos conviene” o lo que realmente “es conveniente” para su bienestar o el mejor desarrollo de su viaje.

Podría detallar miles de situaciones vividas con el uso del micrófono, pero detallaré solo algunas anécdotas que fueron importantes para mi presente (en ese momento) y futuro como coordinador.