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LA ARQUITECTURA POPULAR DE NAVARRA:

La arquitectura popular de Navarra[editar]

La arquitectura popular de Navarra guarda mucha relación con las construcciones tradicionales del norte peninsular. De este modo,en el norte de la Comunidad Foral de Navarra podemos encontrar los típicos hórreos para mantener a salvo los productos de las cosechas. El vocablo hórreoderiva de la palabra latina horreum, que significa almacén. Aunque es más habitual denominar a los hórreos con su termino castellano, también podemos encontrar su denominación en euskera: garea o garaia.

Arquitectura Popular en Lesaka.

Los hórreos navarros[editar]

En comparación con las comunidades autónomas cercanas, como el vecino País Vasco o la más lejana Cantabria, por ejemplo, el número de hórreos que se conservan en Navarra es bastante escaso. Apenas se conservan poco más de una veintena, cuando en Asturias, por ejemplo, se calcula que puede haber unos 5000 hórreos. Seguramente el factor más importante que explica el abandono de los hórreos durante muchos años en Navarra, antes de que se impulsaran políticas activas por parte de organismos institucionales para conservarlos, fue el importante proceso de industrialización que provocó que la Comunidad Foral pasara de ser una sociedad eminentemente agrícola en el siglo XIX a convertirse en una de las potencias industriales de España en el siglo XX. De este modo, se entiende que el campo fuera deshabitándose progresivamente a favor de las ciudades y los núcleos industriales. El Gobierno de Navarra tiene censados 22 hórreos, algunos de los cuales se encuentran en bastante mal estado. En todo caso, todos ellos están declarados Bienes de Interés Cultural desde 1993. Todos los hórreos navarros se reparten por la zona de la Montaña y la zona media, ya que es precisamente en esta parte de la Comunidad donde la actividad agrícola y pastoril ha sido más importante a lo largo de los últimos siglos. Los hórreos navarros son de tipología pirenaica, lo que los diferencia en algunos aspectos de otros hórreos del norte, como los asturianos. La mayoría de los hórreos navarros se reparten por el valle de Aezkoa, que se encuentra a solo 48 km de Pamplona. Unas de las funciones principales del hórreo era la de evitar las visitas inoportunas de los roedores, que podían acabar fácilmente con las cosechas. Podemos observar que la escalera por la que se sube al edificio se encuentra separada del mismo y se apoya en las tornarratas, que a su vez también sustentan las columnas. Las paredes del hórreo son de mampostería y suelen tener una puerta y ocasionalmente alguna ventana. Por otro lado, uno de los elementos más singulares es el tejado, que tiene una inclinación muy acusada. El tejado es de dos aguas, y aunque muchos de los hórreos que se conservan tienen el tejado de teja, antiguamente solían construirse de madera. El interior del hórreo se dividía en varios cajones o zizkuak, cuyo número dependía de los diferentes tipos de productos que albergaba. Así podemos encontrar cajones para la avena, el trigo, las habas, etc. En algunos casos había hórreos que presentaban más de una decena de compartimentos. En todos ellos la base del interior servía para recoger el estiércol u ongarritegi. Por último, había un minúsculo desván en el que se guardaban los aperos del campo.

Los hórreos son construcciones palafíticas, y parece ser que tienen precedentes en época prehistórica, aunque lo único que se ha podido comprobar es que los romanos ya construían estos graneros elevados. Uno de los historiadores más afamados de todos los tiempos, Plinio el Viejo, describía en sus obras la existencia de unos graneros pesados, de piedra, los granarium horreum, y otros más ligeros, los horreum pensilis, los que cuelgan. No faltan teorías que apuntan que estas construcciones pudieran introducirlas los visigodos en la península.

Horreos aezkoa

Las construcciones pastoriles[editar]

El norte de Navarra ha sido desde siempre un territorio que ha tenido entre su principal forma de subsistencia el pastoreo. El clima de los Pirineos navarros es idóneo para que los rebaños de cabras, ovejas y vacas disfruten de un hábitat idílico. Las construcciones pastoriles o bordas son muy típicas de todo los Pirineos. En Navarra, las bordas también reciben el nombre euskera de txabolas. Servían para que el pastor, cuando se encontraba en la montaña con su rebaño, tuviera donde cobijarse de las inclemencias del tiempo. Asimismo, la borda también hacía las veces de redil para los animales. Por eso, su enclave está muy bien estudiado, ya que la mayoría de las bordas se encuentran cerca de algún manantial o en un lugar que queda particularmente protegido del viento o la lluvia. Son pues construcciones que se localizan cerca de los bosques y de los prados donde pastaban los rebaños. En Navarra se conserva un gran número de bordas o txabolas, algunas de las cuales se están reaprovechando como viviendas. La txabola o borda tradicional de Navarra presentaba una techumbre de madera denominada oholak. Actualmente, se están sustituyendo por otros materiales en aquellas bordas que se están reciclando en viviendas. Como características generales de las bordas navarras podemos observar que tienen una estancia que se divide con tabiques, antiguamente de madera y hoy en día muchas veces de mampostería. En el piso superior suele quedar localizado el dormitorio o xukunia, donde el pastor se tomaba su merecido descanso. Asimismo, hay una sala que hace las veces de cocina y comedor, un almacén para diversos utensilios, un fogón para los queseros y, adyacente a la txabola, una eskortia (redil) en el que el rebaño pasaba la noche. También se mantienen en pie los precedentes de estas txabolas, los arkues, unas construcciones de piedra con falsa cúpula. Si tenemos ocasión de hacer una excursión por la sierra de Aralar, no es extraño que nos topemos con este tipo de construcciones. En el valle de Aezkoa podemos visitar un término llamado Bordaxarraldea, una maravilla de lugar, ya que está rodeado de verdes prados y bosques, y disfruta de la especial luminosidad de los Pirineos, en el que existe un gran número de txabolas que vale la pena contemplar. En cualquier caso, no es difícil encontrarlas en cualquier parte de los Pirineos navarros.

La austeridad es nota imperante en la arquitectura popular navarra, en la que predominan las líneas rectas y cuya ornamentación se limita a resaltar puertas, ventanas y esquinas.

El encanto de los caseríos[editar]

Los caseríos constituyen una de las estampas más características y bellas de los Pirineos navarros. La mayoría de los caseríos se localizan en los Pirineos atlánticos, ya que es una construcción que ha recibido su influencia de los vascos. Se puede decir que el límite de los caseríos se encuentra en Roncesvalles. Los caseríos son unas edificaciones o casas de labranza, aunque actualmente con el nombre de caserío también se denominan las edificaciones convertidas en residencias habituales no dedicadas a la granjería. El término caserío es bastante reciente, ya que hasta el siglo XIX se empleaba el término casería. De este modo, la casería estaba compuesta por el inevitable hórreo, el edificio principal, que era la vivienda, cuyo tejado suele ser a dos aguas y de poca pendiente. Asimismo, la mayoría de tejados cuentan a menudo con aleros volados sobre la fachada y están encalados en blanco; más un horno y diversas construcciones accesorias. Hoy muchos de esos caseríos navarros se pueden alquilar o comprar como casas rurales, principalmente dichas casas rurales se encuentran en la zona de la Montaña navarra y en la Zona Media. Antiguamente los caseríos se construían casi exclusivamente de madera, pero poco a poco la madera fue sustituida por la piedra, material que dificultaba la propagación del fuego. En cualquier caso, es fácil ver que muchos caseríos tienen las partes más elevadas de la fachada construidas en madera. Los caseríos están concebidos para aprovechar en la medida de lo posible los rayos del sol, por ese motivo la mayoría de ellos están orientados al este o al sur. La fachada trasera del caserío no solía tener ni puertas ni ventanas, aunque hoy en día es habitual que presenten alguna que otra abertura. Por último, en todos los caseríos hay espléndidos balcones de madera en el primer piso, que se suele alegrar con macetas de plantas y flores. A veces, pueden haber grandes ventanas y puertas de arco y a menudo un escudo nobiliario en la fachada principal.

Caserios en Elizondo

Enlaces externos[editar]

http://www.navarra.es/home_es/Gobierno+de+Navarra/ http://www.turismo.navarra.es/esp/organice-viaje/recurso.aspx?o=3040