Usuario:Creosota/taller/Técnicas de aplicación de agua

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Las técnicas de aplicación de agua son las diferentes formas en la que los servicios de extinción pueden emplear el agua como agente extintor para cambiar la dinámica del incendio con objeto de controlarlo o extinguirlo.

Existen otras técnicas de aplicación de agua utilizadas por los servicios de extinción en intervenciones de incendio, con objeto de sanear elementos constructivos o refrigerar elementos estructurales, que no interfieren en la dinámica del incendio y que por tanto no son tratadas en este artículo.

Objetivos de las técnicas de aplicación de agua[editar]

Las técnicas con las que se aplica el agua pueden perseguir uno de los siguientes objetivos:

  • El control de la propagación. Se consigue cuando la superficie involucrada en el mismo no aumenta.
  • El control de la capa de gases. Se consigue cuando esta deja de encontrarse en un estado potencialmente inflamable; ya sea por enfriamiento o por inertización, normalmente evitando la rotura de la estratificación térmica.
  • La atenuación o supresión de un incendio. Se consigue cuando se lleva la potencia del incendio a un valor próximo a cero, si bien la presencia de combustibles activos podría reactivar el crecimiento del incendio si no continúan las tareas de extinción. Esta situación puede darse cuando la técnica no permite alcanzar todas las superficies involucradas en el incendio, como en el caso del ataque ofensivo exterior.
  • La extinción de un incendio. Se consigue cuando la potencia del incendio es cero debido a la ausencia total de procesos de combustión, no existiendo posibilidad para un rebrote del mismo. Puede considerarse como el final las tareas de extinción.

Eficacia en la extinción vs eficiencia en el enfriamiento[editar]

La eficacia de una determinada aplicación de agua se establece en base a la capacidad de lograr el objetivo que persigue la aplicación concreta, mientras que la eficiencia con respecto a la capacidad de enfriamiento está relacionada con la cantidad de agua necesaria para lograr ese objetivo.

La eficacia y la eficiencia de una aplicación dependen del objetivo que se persiga, de las condiciones del incendio y del escenario, así como del caudal utilizado, de la técnica empleada y de la posición del operador en el mismo.

Seguridad en la elección de la técnica de aplicación[editar]

La elección de la forma de aplicación de agua debe realizarse en base los principios generales de actuación en las operaciones de extinción de incendios, lo que supone que la elección de la técnica debe anteponer la seguridad del equipo de extinción a otras cuestiones como puede ser evitar posibles daños derivados del uso del agua.

Técnicas[editar]

La aplicación de agua en operaciones de extinción de incendios se realiza mediante instalaciones hidráulicas generalmente compuestas por una fuente de presión (bomba o red presurizada), manguera flexible y una lanza de uso manual que proporciona alcance, diversos niveles de pulverización y que permite modificar la forma del cono proyectado.

El operador en punta de lanza tiene la tarea de decidir la dirección, cantidad y apertura de chorro en la aplicación de agua en el incendio, en función de la presión y caudal de que dispone. Las lanzas más utilizadas en la extinción de incendios son las lanzas de caudal variable que permiten: abrir o cerrar el flujo de agua mediante una válvula de cierre, variar la apertura o ángulo del cono de salida y regular el caudal.

La mayoría de las referencias coinciden en describir las siguientes técnicas de aplicación de agua:

  • Ataque directo
  • Atenuación de llamas
  • Control de gases
  • Ataque indirecto
  • Rociado de superficies
  • Ataque ofensivo exterior

En el desarrollo de una operación de extinción de incendios, suelen emplearse distintas técnicas en función de las condiciones de incendio y la situación de la intervención. La extinción definitiva requiere en la mayoría de los casos de un ataque directo, si bien en determinadas condiciones, un ataque indirecto contundente puede conseguir la supresión del incendio.

La atenuación de llamas y el control de gases son empleados para mejorar las condiciones de seguridad, permitiendo a los equipos de intervención interior progresar hasta poder emplear un ataque directo o indirecto sobre el motor del incendio. En ningún caso sirven para extinguir el incendio y no siempre son necesarias.

Por su parte el rociado de superficies evita la extensión del incendio a otras superficies y la contribución de estas al mismo.

Hay otras formas de utilización del agua en los incendios confinados con fines diferentes a la mera extinción, como por ejemplo: la extracción de humos, el enfriamiento de elementos estructurales o de rescoldos, o el saneado de elementos inestables.

Ataque directo[editar]

Ataque directo.

El ataque directo consiste en la aplicación de agua directamente sobre las superficies que están ardiendo con la finalidad de enfriar rápidamente el combustible, detener el proceso de pirólisis y con ello la aportación de gases a la combustión. El objetivo de esta técnica puede ser controlar la propagación, controlar el incendio, atenuarlo o simplemente y de manera mas frecuente la extinción.

La eficiencia de extinción empleando el ataque directo es muy alta ya que con poca agua se reduce mucho el tamaño del incendio. Se emplea habitualmente en la fase final de la operación para conseguir una extinción total. Presenta como limitación la necesidad de posicionarse con seguridad cerca del motor del incendio y con alcance de agua directo sobre los combustibles involucrados. En determinadas ocasiones no es viable hasta haber obtenido cierto control sobre el incendio.

El ataque directo exige un cono de agua adecuado para conseguir penetración y alcance y, en los incendios en los que es necesario evitar los daños por agua, caudales limitados. En general se trata de una aplicación continua, cuya duración dependerá de la superficie involucrada, el caudal utilizado y las condiciones de aplicación. El chorro deberá moverse barriendo la totalidad de las superficies hasta conseguir detener la totalidad de la pirólisis.

En gran medida el ataque exterior ofensivo AEO, se puede considerar una forma de ataque directo aprovechando el rebote y el deslizamiento del agua a lo largo del techo. También involucra las otras técnicas de aplicación de agua, afectando a todos los lados del triángulo del fuego.

Atenuación de llamas[editar]

Instructor y alumno en un ejercicio de extinción de llamas en contenedor de gas.

La atenuación de llamas es una técnica ofensiva eminentemente interior, que consiste en la aplicación de agua pulverizada sobre las zonas del colchón de gases que se encuentran en llamas con la finalidad de reducir su tamaño y de aplacarlas. El objetivo buscado es la atenuación de la radiación y el control de la inflamación de la capa de gases.

Esta técnica permite reducir el calor irradiado hacia el combustible, disminuyendo su pirólisis y con ello la aportación de gases combustibles al recinto de incendio. Por otro lado también reduce la irradiación recibida por el personal de extinción otorgando una mayor seguridad, permitiendo el avance de los equipos hacia el motor del incendio y alargando el tiempo de intervención aceptable.

Esta técnica requiere una buena pulverización y penetración, con un cono más cerrado en la medida que aumenta la distancia entre el operador de punta de lanza y las llamas. Se utilizarán diferentes modos de aplicación de agua en función del caudal utilizado, el volumen del recinto, el desarrollo del incendio y las condiciones de aplicación. El cono deberá moverse barriendo el frente de llamas.

Control de gases[editar]

Control de gases

El control de gases es una técnica defensiva cuyo objetivo es refrigerar los gases del incendio y reducir la inflamabilidad del colchón acumulado bajo el techo, para mantener segura la posición de los equipos de intervención en el interior.

El agua aplicada para el control de gases, no alcanza el motor del incendio y por tanto no incide sobre la potencia de incendio; no es una técnica que permita extinguir el incendio.

Solo es adecuado cuando existe riesgo identificado de inflamación del colchón de gases. Esto se produce generalmente en la fase de pre-flashover, durante el flashover o incluso en la fase de pleno desarrollo en zonas alejadas.

Pulsaciones para el control de gases o la extinción de llamas.

Para realizar el control de gases, el operador de lanza proyecta agua pulverizada mediante pulsaciones, y por lo tanto en un volumen limitado, sobre el colchón de gases a fin de conseguir su enfriamiento y la dilución de la mezcla de gases, procurando no aumentar su volumen. Es necesario una buena pulverización, con un cono abierto en función del alcance necesario. La duración de las pulsaciones depende del caudal, generalmente son relativamente cortas si bien puede llegar a varios segundos en recintos de gran volumen o cuando se precisa un mayor alcance.

El efecto generado por el control de gases queda limitado a la zona de alcance de la aplicación de agua. Si bien en estancias pequeñas el efecto puede ser global, en recintos de gran volumen el efecto será sólo local.

Aplicación de agua mediante barrido para el control de gases o la extinción de llamas.

Esta técnica requiere un buen nivel de entrenamiento, dominio de la técnica y lectura de las condiciones, ya que se debe evitar la desestabilización del plano neutro. Para ello es necesario conseguir un equilibrio entre la contracción de los gases por enfriamiento y la expansión producida por el vapor generado.

Ataque indirecto[editar]

Ataque indirecto.

El ataque indirecto consiste en proyectar agua sobre las superficies calientes para conseguir la saturación con vapor de agua del recinto de incendio con el propósito de enfriar, diluir e introducir un balasto térmico en la mezcla de gases. El objetivo de esta técnica es la atenuación del incendio, pudiendo llegar a la extinción del mismo en ciertas condiciones y escenarios.

Para generar las cantidades de vapor de agua necesarias en el ataque indirecto, se utilizará una buena pulverización mediante un cono relativamente abierto, haciendo impactar el chorro contra las superficies calientes del entorno. La duración de la aplicación dependerá del caudal, la técnica aplicada, el volumen del recinto y las condiciones del incendio, y debe mantenerse mientras se produzca evaporación de agua y la escorrentía no sea significativa. Generalmente el operador de lanza se sitúa fuera del recinto del incendio ya sea en el exterior o en el interior; esto aporta una ventaja operativa importante ya que el personal de extinción no se expone directamente a las condiciones del recinto de incendio y tampoco necesita aproximarse hasta tener visual con el motor del incendio.

Las lanzas perforantes de alta presión (cold cut systems), las de penetración a baja presión (piercing nozzles) o las lanzas rotativas (high-rise rotary nozzles) empleadas en incendios dominados por el viento son herramientas que permiten también efectuar un ataque indirecto.

El ataque indirecto se aplica a incendios relativamente desarrollados, con temperaturas en paredes y techo que permitan la evaporación rápida del agua proyectada. Los mejores resultados se obtienen en la medida que la ventilación del recinto está limitada y el vapor de agua permanece en el recinto durante más tiempo.

Aplicado en las condiciones apropiadas y de forma correcta, el impacto sobre la potencia de incendio es importante, provocando la atenuación del mismo en pocos segundos. La extinción es en algunos casos posible, si bien un ataque directo será necesario en la mayoría de las ocasiones.

Rociado de superficies[editar]

El control de la propagación exterior es un ejemplo de rociado de superficies.

El rociado de superficies persigue refrigerar y cubrir de una película de agua los combustibles cercanos al motor del incendio con la finalidad de retrasar su pirólisis. El objetivo de esta técnica es el control la propagación.

El operador de lanza proyectará una cantidad limitada de agua sobre las superficies combustibles a tratar, evitando los daños por exceso de agua, mediante un cono más o menos abierto en función del alcance necesario. Puede ser necesario repetir la aplicación en la medida que la película de agua desaparece por efecto del calor.

El rociado de superficies se puede realizar en el interior, en proximidad del motor del incendio, y a medida que el equipo de intervención se acerca a este. Es muy común su aplicación desde el exterior para controlar la propagación dentro de un planteamiento táctico defensivo.

Ataque ofensivo exterior[editar]

El ataque ofensivo exterior es la aplicación de agua desde el exterior hacia el interior de la estancia incendiada, con el objetivo de reducir la potencia del incendio y mejorar las condiciones de superviviencia en el recinto. Para ello, se proyecta un chorro compacto de agua que entra a través de una abertura en el compartimento del incendio, de forma que golpee el techo y se disgregue en pequeñas gotas que caen sobre el incendio.[1]

La correcta aplicación de esta técnica requiere las siguientes consideraciones:[2][3]

  • Adecuar el caudal a la potencia del incendio, usando preferiblemente instalaciones de mayor diámetro y menor presión frente a otra de menor diámetro y mayor presión.
  • Un posicionamiento para la proyección lo más próximo a la fachada hace menos probable que el agua termine como agua de escorrentía en la pared opuesta.
  • La proyección debe hacerse mediante un chorro sólido a un punto fijo y sin desplazamiento para evitar bloquear el exutorio y minimizar la ventilación hidráulica hacia el interior del recinto.
  • Para alcanzar otras áreas del recinto, el operador debe desplazarse lateralmente entre proyecciones.
  • Realizar proyecciones secuenciales, observando el efecto sobre las condiciones del incendio y dejando pausas para evacuar el exceso de vapor. Las proyecciones pueden ser progresivamente más largas.

Control de la escorrentía[editar]

El agua aplicada al incendio absorbe energía en la media que incrementa su temperatura, alcanzando su máxima eficiencia con la evaporación.

El agua que no llega a evaporarse en su trayecto o en el contacto con las superficies muy calientes conservará su estado líquido. Una parte rebotará y continuará su movimiento pendiente abajo. Otra pequeña parte se adhiere a la superficie, pero la mayor parte fluirá hacia abajo por superficies verticales o inclinadas hasta depositarse en planos horizontales.

Este volumen de agua de extinción que se acumula en las partes bajas o que fluye por pendientes y orificios se denomina escorrentía.

Los factores que influyen en el volumen de escorrentía son:

  • Tamaño de gota muy grueso: una gota de agua absorbe calor a través de su superficie exterior. En una gota gruesa, la relación entre la superficie exterior y la cantidad de agua que contiene es menor que en una gota fina. Esta última será capaz de absorber la energía que necesita para calentarse y evaporarse antes de impactar con el entorno.
  • Distancia excesivamente reducida desde el punto de aplicación al entorno: el tiempo que tardan las gotas desde que salen de la lanza hasta que impactan con un elemento no es lo suficientemente largo como para que reciban la energía necesaria para evaporarse.
  • Impacto con el entorno: cuando una gota de agua impacta con un paramento u objeto reduce significativamente la temperatura de la superficie por la que se extiende. Si la temperatura de la superficie es superior a 100 °C y existe suficiente transferencia de calor, la gota se evaporará. En caso contrario, se laminará o permanecerá sobre dicha superficie. Una vez que una superficie reciba las primeras gotas de agua, su refrigeración será muy rápida –al menos en su capa más externa–, y se reducirá la temperatura por debajo de 100 °C, lo que evitará la evaporación de las gotas que incidan posteriormente en esa misma superficie.

La presencia de escorrentía es inevitable. Un exceso de escorrentía puede ser uno de los indicadores de ineficiencia en la aplicación de agua al incendio y una de las principales causas de daño por inundación durante a la intervención de los servicios de extinción.

Véase también[editar]

Referencias[editar]

  1. Arnalich, Arturo (2015). «Understanding Exterior Attack». China Fire Bulletin. 
  2. Boj, Pablo (junio 2016). «Offensive fire attack – Variables that interfere with the fire gases outlet». International Firefighting (50 y 51). Consultado el 19 de octubre de 2021. 
  3. Boj, Pablo (mayo 2020). «Exterior Water Application: Influence of Nozzle Postioning and Pressure». Fire Engineering (en inglés) (Clarion Events) 173 (5). Consultado el 19 de mayo de 2020.