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Método Milanov[editar]

El Método Milanov es un sistema de enseñanza de violín y viola de origen búlgaro, especialmente diseñado para niños a partir de los cuatro años de edad.

Historia[editar]

Trendafil Milanov

Trendafil Milanov (1909-1999) nace el 16 de agosto de 1909 en Novo Selo, un pequeño pueblo al sur de Bulgaria. Comienza el estudio del violín con su padre para seguir después en la Academia Nacional de Música, donde se gradúa en la clase del famoso profesor Nikola Abadjiev, quien trajo la famosa escuela franco-belga a Bulgaria.

“Su profesor, Abadijev, viene de la Escuela Franco-Belga , y cuando alguien me dice que yo soy de la Escuela Rusa, yo contesto enseguida: "No, la escuela es búlgara, pero es herencia de la Escuela Franco-Belga, es de allí de dónde viene"" (Stoika Milanova, 2013).

Trendafil Milanov con su nieta Yova Milanova durante una clase de violín
Genealogía de la pedagogía del violín.

Como gran aficionado a la pedagogía y psicología infantil, además de ser un gran conocedor de todas las escuelas de violín consolidadas hasta entonces, como la Rusa, la Franco-Belga y la de Iván Galamian, entre otras, decide desarrollar un método de aprendizaje del violín diferente a los demás, y que se oriente específicamente a los alumnos más jóvenes. El profesor Milanov intuye que el éxito del aprendizaje en un niño depende en gran parte de su componente lúdico. El niño tiene que percibir el estudio como un juego. Si la infancia es la etapa más importante en su vida, el camino que lleva a tocar un instrumento debe ser feliz y placentero. Por esta razón crea un método basado en canciones populares que todos los niños conocen y pueden cantar sin dificultad. Viaja por los rincones más alejados de Bulgaria y recopila gran cantidad de temas musicales que utiliza luego como inspiración para su obra. El objetivo es ofrecer a los niños un material que les resulte familiar, y que al mismo tiempo esté sabiamente estructurado para guiarlos gradualmente en su proceso de aprendizaje del violín. En 1944 funda la Escuela de Música de Plovdiv, de la cual es director hasta el 1950, cuando inaugura en Sofía el primer internado de niños talentosos. Los niños seleccionados reciben un apoyo económico completo por parte del estado a cambio de dedicarse únicamente al estudio de la música. Sus clases “experimentales” se hacen muy concurridas, y en poco tiempo sus alumnos empiezan a tocar por el país y a ganar concursos nacionales e internacionales. El método se aplica enseguida también a otros instrumentos: piano, viola y violonchelo. De esta escuela saldrá un numeroso grupo de grandes músicos búlgaros.

Con el pasar de los años, Milanov recopila toda su enseñanza en nueve libros “Método de Violín” (9 libros, en búlgaro). Más tarde publica dos grandes volúmenes metodológicos “Primeras Lecciones de Violín” (1979, en búlgaro) y “Hacia Nuevas Bases de la Educación Musical” (1979, en búlgaro), donde analiza y explica las bases de su sistema de enseñanza.

Entre sus primeros alumnos destaca Stoika Milanova, hija de Trendafil, una de las concertistas más brillantes con trayectoria internacional que Bulgaria haya conocido. Su deslumbrante carrera cuenta con premios en algunos de los concursos internacionales más prestigiosos al mundo, como el Queen Elisabeth International Violin Competition en Bruselas, Bélgica y el  Carl Flesch International Violin Competition en Londres, Reino Unido (1970). Sus grabaciones de los conciertos de Prokofiev han sido aclamadas por la crítica, recibiendo el "Grand Prix Du Disque de l'Académie Charles Cros" de Francia y el "Prix National de la Radio et Télévision Belges". Su nombre aparece en el libro de Margaret Campbell “Los Grandes Violinistas”. Yova Milanova, nieta del profesor Milanov, sigue la tradición familiar. Empieza su carrera como solista con seis años y con once años debuta en el Queen Elizabeth Hall de Londres. Es ganadora del Concurso Internacional de Música María Canals de Barcelona (España, 1989) y del premio Cobb Award de la Universidad Estatal de Michigan (1992) para sus estudios de maestría. Ha sido directora artística del Grace Notes Music Studio en Baton Rouge, Luisiana y
 ha actuado como solista innumerables veces en Bulgaria, Inglaterra, Bélgica, Portugal, Francia, Hungría, Alemania, España, Holanda, Venezuela y Estados Unidos.


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Filosofía[editar]

Milanov reconoce que el violín es a menudo considerado un instrumento difícil de aprender, tanto por la falta de trastes que ayudan en la afinación, como por la posición poco natural de los brazos. Aún así, él no cree que estos sean verdaderos obstáculos para aprender exitosamente el violín. El problema mayor consiste en proporcionar al alumno demasiadas tareas a la vez, y demasiado temprano.

" El niño, que conoce las notas solo en teoría, sin tener idea de cómo suenan, tiene que enfrentarse a múltiples tareas simultáneamente: leer las notas, encontrar su sitio en el diapasón, darles sonido con el arco, y contar con el pie la duración de las notas que produce como resultado de estas tres acciones." (Trendafil Milanov, 1981)

Según Milanov, el primer paso en el aprendizaje de un instrumento está en construir una imagen interna del sonido a través de canto y de movimientos corporales, y acompañarla con claras intenciones musicales. La música sin música no tiene sentido, así como no es posible sin un soporte técnico adecuado. Por esta razón decide organizar el material musical en forma de canciones, estructuradas según un criterio de evolución en espiral de las dificultades.

Las canciones, originalmente inspiradas en motivos populares búlgaros, son un material musical fácilmente reconocible por los niños, lo que les proporciona mucho placer al momento de cantar y tocar. Al mismo tiempo, están estructuradas para abarcar tareas bien precisas, ya que cada una de ellas es preparación imprescindible para la siguiente, y están organizadas para que el niño incremente progresivamente sus habilidades sin esfuerzo. Es imprescindible cantar y bailar antes de tocar para poder interiorizar la rítmica, y entonar expresivamente para estimular la producción de un sonido de buena calidad.

Las canciones son breves y sencillas y llevan al alumno a tocar en todo el diapasón y con la totalidad del arco desde el comienzo. Esto viene de una visión más amplia del instrumento, donde el movimiento posicional (el que realiza la mano izquierda al cambiar de una cuerda a otra sin cambiar la posición) es para Milanov sólo uno de los posibles movimientos que se pueden ejecutar sobre el diapasón; los otros son el movimiento diagonal derecha/izquierda, diagonal izquierda/derecha y el movimiento horizontal sobre la misma cuerda a lo largo del diapasón.

Además, el Método parte de la convicción de que el niño, por naturaleza, desconoce el concepto de dificultad y puede aprender cualquier cosa si es guiado correctamente. Al mismo tiempo, Milanov rechaza firmemente la tendencia a crear "niños prodigios", donde se explota la precoz edad del alumno para conseguir en poco tiempo resultados impactantes. Según él, el alumno difícilmente puede desarrollar una actitud sana hacia su futuro y carrera musical si no pasa de la niñez a la edad adulta de forma armoniosa y gradual. Por esta razón niega extenuantes horas de entrenamiento y interminables ejercicios técnicos a favor de canciones percibidas como juego, más adaptas a la edad psicológica del niño.

Principios básicos[editar]

  • Primero: La música debe ser enseñada a través de la música misma. Milanov hace un paralelo con aprender a hablar.

    "Los niños no empiezan aprendiendo reglas gramaticales o escribiendo, ellos empiezan hablando. Es solo después de haber conseguido suficiente experiencia lingüística, que ellos empiezan a darse cuenta de la estructura de las palabras y de la construcción gramatical y sintáctica del habla." (Trendafil Milanov, 1981)

  • Segundo: La transposición es la clave para entrenar el oído y aprender rápidamente a moverse en el diapasón. Todas las canciones deben ser tocadas en todas las cuerdas y en todas las tonalidades. Tradicionalmente, el aprendizaje se mueve del Detalle hacia el Todo, y cada concepto es impartido individualmente, sin conexión con el anterior. Por ejemplo, en el sistema tonal las varias tonalidades son aprendidas separadamente, sin que el alumno entienda cómo pasar de una a otra. Milanov prefiere un aprendizaje más holístico, que se mueva del Todo hacia el Detalle: El alumno aprende desde el comienzo todas las tonalidades, y además sin darse cuenta, ya que lo único que se le pide es reproducir la misma canción empezando cada vez con una nota diferente.

    "Hay tantos obstáculos que se interponen innecesariamente en el camino de aprendizaje de un niño, y entre ellos, el de tocar siempre en una tonalidad como sol mayor. En el momento que se le añade a la partitura un sostenido, el alumno ya no sabe cómo buscar la nueva tonalidad en el instrumento. Pero si él aprende a tocar la misma canción desde, digamos, diez puntos diferentes en el violín, no habrá más secretos para él." (Yova Milanova, 2013)

  • Tercero: Todo el material está adaptado a las características de la edad y al desarrollo psicológico de los niños. Las canciones son breves y agradables de aprender, para que el niño se sienta motivado en aprenderlas. El estudio tiene que ser percibido como un juego, que anime el alumno a proseguir en su camino de aprendizaje.
  • Cuarto: Las canciones deben ser bailadas además de ser tocadas. Milanov reconoce la importancia del movimiento como elemento indispensable para una correcta asimilación de la enseñanza musical. Su intuición es respaldada por la labor de pedagogos infantiles como Carl Orff, Rudolf Steiner y Émile Jacques Dalcroze.
  • Quinto: Se utilizan las mismas canciones en la teoría (solfeo) y en la práctica (instrumento). Esto reduce la cantidad del material musical necesario en los primeros años de estudio. Milanov insiste en la necesidad de evitar dificultades y esfuerzos innecesarios, que puedan desanimar o agobiar emocionalmente al alumno.
  • Sexto: El aprendizaje va de lo general a lo particular, cada detalle es parte de una imagen más grande. Milanov afirma que las metodologías tradicionales que utilizan la secuencia "Veo - Toco - Escucho" ralentizan mucho el proceso de aprendizaje, ya que el alumno necesita años para construir una conexión entre la nota escrita y la imagen auditiva de la misma. Por el contrario, él propone la secuencia " Veo - Escucho - Toco", donde el entrenamiento auditivo es utilizado desde el comienzo. El Método Milanov desaconseja empezar previamente con el solfeo (el solfeo se lleva paralelamente con la enseñanza del instrumento), o utilizar manuales puramente técnicos. En el primer caso se retrasa innecesariamente el aprendizaje del violín y se pierden los años más valiosos; en el segundo se obliga el alumno a ejecutar tareas básicamente mecánicas.
  • Séptimo: Milanov rechaza la tendencia a la "infantilización" del alumno. Este puede, desde el comienzo, aprender y hacer cualquier cosa, ya que desconoce el concepto de dificultad. No hay necesidad de gastar meses o años en tocar cuerdas al aire y ejercicios en primera posición con una reducida cantidad de arco. Según Milanov, cada alumno que pase años tocando en primera posición tendrá dificultad en moverse posteriormente en la otras. Psicológicamente, se fortalece en él la idea de que tocar en la primera posición sea lo único que él pueda lograr siendo pequeño. Al contrario, tocar en todas las posiciones desde la más temprana edad permite desarrollar desde el principio una interacción libre y segura con el diapasón.
  • Octavo: Milanov observa cómo tradicionalmente existen dos maneras de enseñar: La Dogmática y la Explicativa. En la primera, el alumno recibe informaciones que tiene que asimilar por imitación, sin cuestionar; en la segunda, él recibe explicaciones, pero aún así tiene que aprenderlas mecánicamente. Milanov propone una nueva tercera manera de enseñar, la "Deductiva": el alumno tiene que encontrar por su propia cuenta la solución a los problemas que puedan surgir durante el proceso de aprendizaje. Es un enfoque que exige más tiempo en el inicio, pero es el más eficaz, ya que independiza el alumno y le permite autorregularse en su estudio sin necesidad de depender técnica y sicológicamente del profesor. Milanov se basa en las teorías del psicólogo ruso Lev Vygotsky cuando afirma que en la educación musical el aprendizaje tiene que ser motivado por la imaginación y la exploración. En el violín, este proceso comienza cuando el alumno aprende a construir una imagen interna del sonido y del movimiento que quiere reproducir, y a construir aquella escala de valores y referencias necesarias para aprender y crecer como músico adulto. Este proceso empieza con ejercicios muy sencillos (como la reproducción de la misma nota en diferentes cuerdas), y se hace cada vez más complejo con el desarrollo del alumno, incluyendo detalles interpretativos y estilísticos. En la transición entre la imagen mental del sonido (la que el alumno construye en su mente) y la imagen real del sonido (la que efectivamente reproduce con el violín), es indispensable la participación del profesor. Él ayuda al alumno, en cada repetición, a mejorar su resultado y acercarse siempre más a su ideal. Al mismo tiempo, sus intervenciones tienen que hacerse cada vez menos activas, para llevar al estudiante a una completa autonomía en una fase más avanzada. Una labor tan delicada se puede lograr a través de "preguntas". El profesor no ofrece la solución a una tarea difícil, sino que estimula al alumno a encontrar la respuesta a través de preguntas que le orientan.

    "Después del primer año, tenía que aprender las piezas musicales por mi cuenta, él (Trendafil) nunca hizo el trabajo por mí. Lo mismo con la afinación. Él podía decirme "está desafinado", pero era yo la que tenía que arreglarlo. Por supuesto me habría alertado si hubiese estado estudiando mal, pero tampoco estaba allí controlando mi rutina cotidiana. Él me daba indicaciones y se aseguraba que todo fuese correcto, pero dejaba a mi la responsabilidad de mi estudio. Mi entero proceso de aprendizaje se basó en esta dinámica. Cuando llegó el momento, nuestra relación de profesor/alumno se transformó en la que tendrían dos profesionales al mismo nivel." (Yova Milanova, 2013)

  • Noveno: El método Milanov sigue el proceso de evolución en espiral. Las melodías se repiten a menudo, presentando cada vez una nueva y mayor dificultad. De esta manera el alumno, ya familiarizado con el material musical, puede abordar la nueva dificultad de manera rápida y instintiva y potenciar notablemente su progreso, además de adquirir confianza en sí mismo.

    "Conocer ya el material musical de las canciones es indispensable para que el aprendizaje sea exitoso. Cuanto más se conoce la canción, más fácil será para el alumno acceder a su imagen auditiva y encontrarla en el diapasón." (Trendafil, 1981)

Originalidad del Método Milanov[editar]

El Método Milanov se inspiró inicialmente en escuelas de violín y teorías de pedagogos y psicólogos infantiles ya consolidadas hasta entonces. Su contribución personal y su originalidad se pueden resumir en los siguientes puntos:

  • Autonomía del alumno: El niño aprende lo más temprano posible a autorregularse y auto orientarse en su estudio. La intervención del profesor es reducida a un mínimo. Este concepto, de influencia Gestalt, es introducido por primera vez en un método de enseñanza del violín.

    "Cuando el estudiante puede conseguir un resultado con una mínima intervención del profesor, acaba de crearse una zona optimal para su futuro desarrollo" (Vygotsky, 1978)

  • Uso del diapasón en su totalidad: Desde las primeras clases, el niño aprende a orientarse en todo el diapasón del violín, construyendo un "mapa geográfico" del mismo. Los movimientos en el diapasón vienen clasificados según su dirección (horizontal, diagonal de derecha a izquierda, diagonal de izquierda a derecha, posicional). El niño desarrolla psicológicamente una visión del violín global y armoniosa, en vez de percibir el instrumento como un conjunto de áreas estáticas. El aprendizaje empieza con el uso del armónico natural de octava, en el medio del diapasón, en vez del primer dedo en primera posición.
  • Pronación del antebrazo: Aunque esta no sea una creación de Milanov, la pronación del antebrazo es introducida desde el comienzo gracias a varios ejercicios preparatorios y considerada de importancia primaria en el desarrollo de la técnica de mano derecha.
  • Transposición: Milanov extiende este concepto desde el inicio a todo el diapasón y a todas las tonalidades.


Véase también[editar]

Escuelas de violín

Ivan Galamian

Dinámica espiral

Canción infantil

Pedagogía musical

Psicología de la Gestalt

Lev Vygotski

Tesis doctoral de Paula Bujes sobre el Método Milanov




Enseñanza musical