Usuario:-sasha-/Homeopatía en España

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Historia[editar]

Introducción en España[editar]

Los primeros trabajos de Samuel Hahnemann sobre la homeopatía se remontan a 1796. La disciplina se expandió en las siguientes décadas por Europa y el resto del mundo gracias a un grupo de médicos allegados a su creador, como Sébastien Des Guidi, Constantin Hering o Benoît Jules Mure.[1]​ Las primeras noticias en España se publicaron en 1821 en la revista Décadas Médico-Quirúrgicas y Farmacéuticas de Madrid y en 1826 en el Diario General de Ciencias Médicas de Barcelona, que divulgó otros dos trabajos más en 1828.[2]

Probablemente hubo varias rutas en la introducción de la homeopatía en España. Una de ellas, por un comerciante de Cádiz llamado Benitua Iriarte, que se trasladó a Köthen para conocer a Hahnemann. Fue tratado en Lyon por Des Guidi y distribuyó posteriormente algunas obras entre los doctores españoles.[3][4]​ Por otra parte, Cosmo Maria De Horatiis, médico de María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, que se había trasladado al país para casarse con Fernando VII,[2]​ presentó el sistema en la Real Academia Médica Matritense en 1830.[5]​ Su estancia fue corta y su influencia, posiblemente escasa.[3]​ Además, con motivo de una epidemia de cólera en 1831, el catalán Francisco Folch, más tarde profesor de la Facultad de Medicina de Barcelona, viajó a Alemania como parte de una comisión y entró en contacto con la homeopatía, que empleó ocasionalmente, al principio de forma encubierta, junto con Félix Janer Bertrán.[3][4]​ No obstante, Alejandro Gómez Guerrero considera como los verdaderos iniciadores de esta pseudociencia en España a Prudencio Querol y Pedro Rino y Hurtado, afincados en Badajoz, y al aragonés José Sebastián Coll,[6]​ médico de Toro (Zamora).[7]​ José Guijarro Oliveras incluye igualmente a Ramón López Pinciano.[8]​ Querol, que tuvo conocimiento de la existencia de la disciplina a través de una publicación de 1832 en los Anales de Ciencia, Literatura y Artes, fue el primero del país en utilizarla en pacientes.[9]

La polémica entre homeópatas y alópatas comenzó en 1835, cuando en La Revista Española se les reprochó a las publicaciones médicas su pasividad ante el nuevo método terapéutico. En consecuencia, el Boletín de Medicina, Cirugía y Farmacia expuso en dos artículos los principios de la doctrina de Hahnemann y el estado de la cuestión en Francia, pero sin pronunciarse en ningún sentido.[10]​ Al poco tiempo, la misma revista insertó una reprobación del sistema; no obstante, en 1836, publicó sendas apologías escritas por López Pinciano y Luis Bertrán.[10]​ Durante los años siguientes, dijo Luis Comenge y Ferrer, «la homeopatía se fue propagando, pero sin asonadas ni choques violentos y sin conseguir mucho terreno en el campo de la clínica y de corporaciones». A principios de 1840, José Sebastián Coll se lamentaba del silencio y la sorda oposición con el que se trataba a la homeopatía; meses más tarde, el 1 de julio, Rino y Hurtado fundó en Badajoz los Archivos de la Medicina Homeopática, el primer periódico español dedicado al sistema, que se publicó durante dos años.[7]

Desarrollo en el siglo xix[editar]

Este sistema (el homeopático, al que considero gigante, colosal en pocos años) con un apostolado entusiasta y decidido, ha penetrado hasta los más obscuros recintos, se ha elevado hasta el regio solio y ha sabido invadir y tomar parte de la educación de nuestra juventud médica, entusiasmada por la novedad como todas las juventudes

En el año 1843 y siguientes la doctrina atrajo nuevos clientes y profesores adictos a ella, aunque también opositores como Cayetano Balseiro, quien escribió una Biblioteca anti-homeopática y debatió con Rino y Hurtado en las páginas del Boletín de Medicina, Cirugía y Farmacia. También abordaron el sistema conocidos historiadores de la medicina de aquel tiempo, como Anastasio Chinchilla, quien dedicó un capítulo de su Historia general de la medicina a sus fundamentos y remedios, o Mariano González Sámano, quien emitió juicios positivos sobre la homeopatía, destacando que había miembros de la familia real que la empleaban —en referencia al infante Sebastián Gabriel de Borbón y Braganza—.

Referencias[editar]

Bibliografía[editar]

Bibliografía adicional[editar]

Fuentes primarias[editar]