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Novela morisca

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La novela morisca es un género literario de la prosa narrativa de carácter idealista, dentro de la prosa de ficción del siglo XVI. Se caracteriza por presentar protagonistas musulmanes, idealizando las relaciones entre moros y cristianos, ofreciendo ejemplos de convivencia y generosidad entre ellos. Trata de musulmanes que no luchan contra los cristianos, porque están en paz. En cierto modo era una forma de pacificar el país y de evitar más conflictos de los que ya existían.

Legado

El género encuentra cierta persistencia posteriormente en el romanticismo del siglo XIX, tanto en la literatura española como en la europea. Así, Nicasio Álvarez Cienfuegos con La Zoraida; Aben Humeya de Martínez de la Rosa o el poema Granada de José Zorrilla. En Francia, Chateaubriand produjo Le dernier Avencerrage (1826). Finalmente, puede mencionarse a Washington Irving, con sus obras The Conquest of Granada y The Alhambra.

Hemos afirmado que la incorporación a la literatura de la realidad del cautiverio que transcurre en esa “arca de Noé abreviada” [12] significa una innovación trascendental. La novedad solo se puede percibir de modo adecuado en relación con los géneros existentes [13]. Veámoslo despacio.

El género morisco [14] parece el referente esencial del que se desvía Cervantes con la adopción de la estructura y algunos motivos del bizantino [15]. No falta quien ha calificado esta narración como “novelita morisca” [16]. Sin embargo, la nómina del género se reduce a un elenco de tres obras: El Abencerraje, Ozmín y Daraja y Las Guerras civiles de Granada. Esta corriente supone en cierto modo una adaptación de los libros de caballerías vinculada a la coyuntura histórica por lo que se refiere al menos a la novela fundadora. No quiero indicar con esto que exista fidelidad a los hechos históricos pues el ambiente idealizado del Abencerraje, como apunta la crítica, dista mucho de una representación fidedigna de las relaciones entre las dos leyes. Subyace, más bien, una determinada toma de postura ante la realidad [17]. Por eso, tanto la novela morisca “como el fenómeno que George Cirot bautizó, en su conjunto, de «maurofilia literaria» resultan privativos de España”. Para Márquez Villanueva, que sigue a López Estrada en este punto, el Abencerraje es un “alegato formal en pro de la tolerancia basado en la virtus neoestoica” [18] aplicable, añade, a todo tipo de cristianos nuevos (judeoconversos y moriscos), entre los que observa una alianza sociopolítica [19]: La literatura es, por tanto, un disfraz para contar la historia de los vencidos en medio de los vencedores [20]. Se mantienen, con todo, la caballerosidad, la cortesía [21] y el amor idealizado de los libros de caballerías remozados por el afán de hallar un cauce a una necesidad de expresión política, de suerte que “el sustrato de fantasía y maravilla de los libros de caballerías deja paso a un trasfondo real e histórico”. El género se consolida con la obra de Pérez de Hita [22], pero la novela intercalada en la Primera Parte de Guzmán de Alfarache presenta otros problemas que debatiré más adelante.

Dentro de la novela morisca se puede distinguir:

Rasgos de la novela morisca

Morales Oliver, en su monografía La novela morisca de tema granadino, ha señalado siete caracteres básicos de la novela morisca:

  1. Optimismo idealista. Hay colaboración y generosidad entre moros y cristianos. El amor es el sentimiento más elevado, que vence todos los obstáculos. Están idealizados los moros y el mundo en general. Se trata de recrear las virtudes caballerescas medievales.
  2. Condensación argumental. Son novelas cortas, salvo en el caso de las Guerras civiles de Granada.
  3. Estilización clasicista. Se cultiva un estilo en el que las palabras son precisas y sonoras, utilizando recursos retóricos y alusiones a la Antigüedad clásica.
  4. Ambientación lingüística. Se utiliza un rico vocabulario, en muchas ocasiones de origen árabe para describir el vistoso y colorido mundo de frontera y del Reino de Granada.
  5. Belleza decorativa. Se describen y recrean los ambientes en los que se desarrolla la acción, las vestimentas de los personajes, las costumbres, con gran precisión y detalle.
  6. Amplitud del alma. Propone una generosa convivencia entre culturas dispares, idealizando el pasado, siendo en este sentido El Abencerraje la más utópica de las novelas moriscas.
  7. Singularidad peninsular. Considera Morales Oliver como rasgo característico el reconocimiento de las virtudes del vencido.

A pesar de este idealismo, hay una base realista en este tipo de novelas: un trasfondo real e histórico; se describe la geografía concreta del reino de Granada; los personajes no son caballeros fantásticos, sino la lid de Abencerrajes y Zegríes y también de caballeros cristianos; y no intervienen magos ni encantadores. Hay dosis de historicidad y verismo.

Por último, en cuanto a las características intrínsecas de las historias, cabe señalar que son tanto El Abencerraje como Ozmín y Daraja son novelas, "a la italiana". Hace una síntesis caballeresco-sentimental del mundo fronterizo español. Se intenta aclimatar la novella bocacciana anterior a Cervantes.

Finalmente, se expone un equilibrio entre las armas y valor: unas no son pretexto para otras y viceversa.

Referencias

  • Lama, V. de, y Peral Vega, E., "Introducción" a El Abencerraje y la hermosa Jarifa, Editorial Castalia, Madrid, 2000. ISBN 84-7039-871-7.
  • García López, J., Literatura Española.
  • Morales Oliver, L., La novela morisca de tema granadino, Universidad Complutense, Fundación Valdecilla, Madrid, 1972.

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