Monasterio San Damián de los Planes de Renderos

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Monasterio San Damián Hermanas Clarisas
Localización
País El Salvador
Dirección Bandera de El Salvador Panchimalco, El Salvador
Información religiosa
Culto Iglesia católica
Diócesis San Salvador
Orden Orden de Santa Clara
Uso convento
Advocación Cristo de San Damián (Abadía)
Historia del edificio
Fundación 1981
Construcción 1981
Datos arquitectónicos
Tipo Monasterio

Es un convento el cual está habitado por la orden de Santa Clara o Clarisas, la única fraternidad de clarisas en El Salvador

Historia[editar]

Las Clarisas residentes en Guatemala, en el convento de Puerto Parada, floreció admirablemente en vocaciones y nació el deseo de expandir la semilla de nuestra madre Santa Clara en El Salvador. Llegaron las primeras cinco hermanas al país el 22 de agosto de 1986, con el apoyo de los Frailes Franciscanos, con el deseo de acompañar a este sufrido pueblo con el bello apostolado de la oración, una oración encarnada en las realidades concretas que vivía el pueblo.

Las Clarisas en la actualidad[editar]

Este convento es uno de los más reconocidos por estar más apegado a la pobreza evangélica que tanto predicó su fundador San Francisco de Asís y la fundadora, abadesa y madre de la congregación Santa Clara de Asís, además de ser el único convento de clarisas, es también uno de los monasterios más apegados a la ideología romerística: sentir con la Iglesia y La Iglesia de los pobres ambos dichos de Monseñor Romero y es que este convento es el más rústico del país y práctica fidedignamente el dicho más sonado del obispo antes mencionado: La Gloria de Dios es que el pobre viva.

La pobreza evángelica, que Clara y las Damas Pobres de San Damián practican, nos asombra; sin embargo, su ejemplo no deja de seducirnos y de motivarnos a imitarlas, según nuestra condición y estado de vida. Estrellas maravillosas en todo lo que atañe al amor a los demás. Amor entretejido de respeto, de colaboración, de ayuda, de servicios y de todas aquellas finas atenciones que hacen tan hermoso el verdadero amor cristiano. Amor cristalino de su alma pura. Amor generoso de su gran corazón. Amor espiritual, reflejo fiel de su supremo amor a Jesucristo.

Su caridad se dirige, principalmente, a todas y cada una de las religiosas con las cuales convive: caridad que suaviza su vida claustral; caridad que las alivia en sus penas; caridad que las motiva a ser amables, magnánimas, comprensivas, laboriosas, pacientes y humildes.

Véase también[editar]

Referencias[editar]