La literatura española de 1936 a 1975

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LA LITERATURA ESPAÑOLA DE 1936 A 1975[editar]

Contexto literario[editar]

La Guerra Civil (1936-1939) y el inicio de la dictadura franquista provocaron una ruptura en el cauce de la literatura española que se estaba llevando a cabo en ese momento, sobre todo de las vanguardias. En relación con la literatura y la dictadura, ésta trajo consigo unas consecuencias:

  • Fallecimiento o exilio de grandes figuras literarias debido a diferentes motivos como Unamuno, Valle Inclán o Machado.
  • Encarcelamiento de grandes figuras literarias antifranquistas como Miguel Hernández o Buero Vallejo.
  • La censura de libros y autores provocando un aumento de la dificultad a la hora de acceder a estos autores fundamentales.

Debido a la Guerra Civil, durante los años 40, los escritores intentan evitar escribir explícitamente sobre temas de la actualidad. Estos escritores adoptaran o bien una literatura conformista con una ideología semejante a los vencedores de la Guerra Civil, o una literatura existencial que se pregunta por conflictos internos evitando los temas sociales.

Una década después, en los años 50, el realismo social se impone y con ellos los escritores intentan establecer en su literatura un reflejo de la sociedad del momento incluyendo las realidades dictatoriales como la pobreza, la frustración o la precariedad laboral.

Los escritores de la década de los 60 están marcados por una infancia franquista, por lo que los temas tienden a ser íntimos buscando una conexión con el lector, monólogos, reflexiones críticas de una verdad histórica que había sido ocultada durante muchos años.

Finalmente, en la década de los 70, la perspectiva de una vuelta a las libertades olvidadas genera una literatura marcada por la nueva ideología y la lucha por las nuevas libertades. Este periodo se iniciará tras la muerte del dictador Franco en 1975.

La poesía desde 1939 a 1975[editar]

En 1943, la revista Garcilaso marca un nuevo rumbo literario e intenta hacer olvidar las dos revistas que se dieron durante la Guerra Civil. Esta revista desarrolla un clasicismo debido a los hechos acontecidos recientemente suscitando, debido a ese intento de control literario nacional, una rebelión por parte de Eugenio de Nora y Victoriano Crémer que fundan la revista Espadaña con el fin de plasmar explícitamente la realidad de la época. La primera revista marca el comienzo de una poesía arraigada, mientras que la segunda marca el inicio de una poesía desarraigada, pero, sin embargo, aquella situación literaria se vería modificada por la publicación en 1944 de dos obras: Hijos de la Ira de Dámaso Alonso y Sombra del Paraíso de Vicente Aleixandre.

La poesía de los años 50 estará marcada por el realismo social que está viviendo en aquel momento la sociedad y que provocará la aparición de temas como injusticias sociales, miseria, trabajo mecánico, vida sin horizontes, opresión política a través de un lenguaje desvitalizado por la situación vivida. Entre algunos autores que escribieron y fueron importantes durante esta década fueron Caballero Bonald (Las Adivinaciones), Claudio Rodríguez (Don de la ebriedad), Goytisolo (El retorno), José Ángel Valente (A modo de esperanza) o Francisco Brines (Áspero Mundo).

En relación con los últimos años de la dictadura, la poesía social derivó a algo más individual y subjetivo en el que se trata a la poesía como un proceso de conocimiento de la realidad a partir de las propias experiencias y que recibe el nombre de Poesía del conocimiento. Los rasgos más característicos de esta poesía son:

  • Preocupación existencial acerca de los problemas del hombre, pero sin incluir rasgos dramáticos o haciendo empleo incluso del humor.
  • La composición de obras basadas en la propia experiencia con temas como al intimismo individual, la soledad, el aislamiento humano, el amor vinculado a la amistad o incluso la religión.
  • En relación con el lenguaje, hacen empleo de un estilo conversacional en el que emplean un uso coloquial de la lengua con ironía y humor.

Entre los autores más destacados de esta época destacan Jaime Gil de Biedma (Compañeros de viaje), José Ángel Valente (El Inocente) o Ángel González (Deixis).

La novela desde 1939 a 1975[editar]

Los autores que tuvieron que marcharse al exilio debido a la guerra, volvieron con una literatura que abordaba temas éticos y humanos, así como mostrando el reflejo de la experiencia de la guerra y la nostalgia de la patria. Entre sus autores más destacables, podemos señalar a Francisco Ayala (Muertes de perro), Max Aub (La calle de Valverde), Arturo Brea (La forja de un rebelde), Rosa Chacel (Teresa) o Ramón J. Sender (Los cinco libros de Ariadna).

Entre la narrativa de la inmediata posguerra, podemos destacar numerosas tendencias que coexistieron y triunfaron en aquel momento:

  • Novela Nacionalista: esta tendencia estuvo reflejada mayoritariamente por el bando falangista que mostraba las verdaderas virtudes de los vencedores expuestos como "lo mejor", y los fracasos y negatividad del bando perdedor.
  • Realismo tradicional: estas novelas se basaban en el día a día de la burguesía. Uno de los autores más destacados es Ignacio Agustí con Mariona Rebull.
  • Novela existencial: sus técnicas narrativas estuvieron marcadas por la dura vida de la posguerra, pero, sin embargo, intentaron realizar algo distinto para cambiar el panorama literario por completo. Entre sus características más destacables encontramos:
    • Las dificultades humanas y comunicativas entre las personas que vivieron una incertidumbre en la posguerra.
    • Los personajes son descritos como algo vulgar, inferior, estableciéndoles en una clase social baja que provoca, en muchas ocasiones, la violencia y el aislamiento.
    • Acotamiento temporal y espacial.
    • Tendencia al narrador en primera persona. En este momento fue muy importante la presencia del monólogo en las obras.
    • El lenguaje es duro, ya que pretendían reflejar la realidad que se estaba viviendo.

Entre las obras más destacables, encontramos la célebre Familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela y Nada de Carmen Laforet.

La etapa de los años 50 se puede clasificar como una etapa de realismo social en la que los autores pretendían reflejar en sus obras la falta de libertades, la desigualdad social o la miseria que se convirtieron en temas predominantes en esta época. Dentro de esta novela podemos encontrar a autores que son jóvenes y contrarios al régimen franquista, además de su división en dos tendencias:

  • Objetivismo o neorrealismo: En esta tendencia, los autores pretenden reflejar la realidad social tal cual cómo es. El autor es un espectador más que, a través de una mirada cinematográfica, se limita a describir la situación. Destaca Fernández Santos con Los Bravos.
  • Realismo crítico: Estos autores, además de reflejar la realidad que estaban viviendo, pretenden denunciar las injusticias sociales que afectaban a grupos sociales compuestos de jornaleros, campesinos, gente de suburbios. Destaca La Mina de Armando López Salinas.

Entre las características que podemos destacar de este realismo, es importante hablar de que el narrador ahora se encuentra en tercera persona (no opina ni juzga), hay una linealidad narrativa, es decir, el desarrollo de los sucesos se mantiene en su orden cronológico, los protagonistas representan una clase social y encarnan las injusticias a las que son sometidos, los espacios y el tiempo se mantienen estables, hay un predominio del diálogo para representar diferentes perspectivas y el lenguaje es claro y sencillo con abundantes coloquialismos.

El desgaste del realismo social, llevó, durante la década de los sesenta, a un alejamiento de la representación de las injusticias sociales para volver a la imaginación y a la introspección en la conciencia de los narradores. Para llevar a cabo esta renovación, se sirvieron de la influencia de renovadores extranjeros como William Faulkner o Franz Kafka, del éxito de la novela hispanoamericana con autores como Mario Vargas Llosa o Carlos Fuentes y el poder creciente de las editoriales.

La novela que se desarrolló durante los últimos años se denominó novela experimental y entre sus características podemos destacar:

  • La trama narrativa pierde importancia, tiene una acción mínima con una mezcla de sucesos verosímiles.
  • Los personajes son seres amorfos, borrosos e incorrectos.
  • El espacio tienden a empequeñecerse, incluso, a veces, desapareciendo como espacio físico para no ser más que un marco impreciso donde ocurre un mínimo argumento.
  • La cronología estable va desapareciendo para dar paso a saltos cronológicos al pasado.
  • Con frecuencia no hay desenlace, por lo que, muchas veces, nos encontramos con una novela con un final abierto para que el lector pueda hacer uso de su imaginación.
  • Hay una tendencia al empleo del punto de vista múltiple con el que se narra los diferentes hechos desde los numerosos personajes que comprenden la obra.
  • Se sustituye el monólogo por un estilo indirecto libre, dando paso al monólogo interior.
  • Se introducen neologismo, extranjerismos, cultismos y coloquialismos, por lo que hay una renovación del lenguaje.
  • A veces el propio tema de las obras es la literatura (metenovela).
  • Importancia de tipografías, imágenes, dibujos.

Destacan autores como Luis Martín Santos (Tiempo de silencio), Goytisolo (Señas de identidad), Miguel Delibes (Cinco horas con Mario), Juan Benet (Volverás a Región), Torrente Ballester (La fuga de J. B) o Cela (San Camilo 1936).

El teatro de 1939 a 1975[editar]

Los años cincuenta: El drama realista[editar]

Durante esta época, los dramaturgos van a intentar reflejar la mala situación de los pobres y desprotegidos de la sociedad. Esta tendencia fue iniciada por Antonio Buero Vallejo (Historia de una escalera) y Alfonso Sastre. Ambos teatros son inconformistas y comprometido, sin embargo, el de Buero Vallejo pretende criticar sin hacer referencia a la crítica y el de Sastre va a reflejar la agitación social por la situación vivida. La crítica es directa, el lenguaje mucho más violento, y los contenidos violentos también con muertes, suicidios, maltratadores, etc.

El teatro de Antonio Buero Vallejo gira en torno al tema de la búsqueda de la verdad, es decir, los personajes se evaden de esas mentiras par hacer frente a los problemas y a la realidad del momento. Sus personajes se pueden dividir en dos grupos: aquellos que viven sin motivación engañados por las mentiras; aquellos que son rebeldes y que se enfrentan a la realidad.

Antonio Buero Vallejo atravesó numerosas etapas en las que escribe dramas realistas con similitudes técnicas e ideológicas o argumentos históricos que sirven para plantear problemas de la época evitando la censura. Entre sus obras, destacan: Historia de una escalera, En la ardiente oscuridad, El tragaluz o La Fundación.

Los años sesenta: el Realismo Social[editar]

Estos autores tratan de denunciar los problemas sociales como las dificultades económicas de los obreros, los problemas de adaptación de los emigrantes, la deshumanización de la burocracia, etc. Todos ellos se encontraron con numerosas dificultades para estrenar  y muchas de sus piezas no se representaran hasta después de la muerte de Franco.

En esta época destacan autores como Lauro Olmo (La camisa), Alfonso Sastre o Carlos Muñiz (El tintero).

Los años setenta: El teatro experimental[editar]

Los autores, sin abandonar la intención crítica, buscan nuevas formas de comunicación con el público. Está renovación se conoce como Nuevo teatro español.

Destaca este nuevo teatro por su antirrealismo y su experimentación escénica con efectos como el sonido, los efectos visuales, efectos especiales… se recupera el sentido del teatro como espectáculo. En cuanto al contenido, hay mayor contenido alegórico, fantástico, simbólico o, en definitiva, que supere las limitaciones del realismo. Además, se impulsa la idea de la creación en grupo frente al escritor individual tradicional.

En esta época, hay que destacar al autor melillense, Fernando Arrabal con obras como Pic-Nic, Cementerio de automóviles, Fando y Lis, El arquitecto y el emperador de Siria o El cielo y la mierda.

Referencias Bibliográficas[editar]

Fernández, A. (s. f.). La novela de 1939 a 1974 [archivo PDF]. Recuperado de https://www.educacionyfp.gob.es/dam/jcr:b11c0fcf-55a2-4ce8-b4fa-b24ed6f34c20/la-novela-de-1939-a-1974.pdf

Fernández López, J. (s. f.). Poesía española de la posguerra. Recuperado de http://hispanoteca.eu/Literatura%20ES/Poes%C3%ADa%20espa%C3%B1ola%20de%20la%20posguerra.htm

La poesía de los años 60. (s. f.). Recuperado de https://www.educa2.madrid.org/web/web-online/tema-9.-anos-60.-poesia.-novela.-teatro./-/visor/la-poesia-de-los-anos-60

López Asenjo, M. (2012, Enero 28). Teatro español de posguerra (1939-1975). El teatro renovador, MasterLengua de https://masterlengua.com/teatro-espanol-de-posguerra-1939-1975-el-teatro-renovador/

Prieto de Paula, Á. L. (s. f.). Poetas de los cincuenta. Recuperado de https://www.cervantesvirtual.com/portales/poesia_espanola_contemporanea/historia_poetas/