La isla a mediodía

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La isla a mediodía
de Julio Cortázar
Género Cuento
Tema(s) Realismo fantástico
Idioma Español
Publicado en Todos los fuegos el fuego Ver y modificar los datos en Wikidata
País Argentina
Fecha de publicación 1966
Serie
La isla a mediodía

La Isla a Mediodía es un cuento del libro "Todos los fuegos el fuego" de Julio Cortázar que se trata de la obsesión de un hombre que trabaja en una línea aérea.

Resumen

La obsesión del personaje comienza cuando ve, por primera vez, una isla con forma de tortuga por la ventanilla del avión al mediodía (por esto el nombre del cuento). El hombre (Marini) poco a poco comienza a adorar de alguna manera esta isla lo que provoca las burlas de sus compañeros de trabajo.

Finalmente imagina estar en su adorada isla. Luego ve caer el avión donde se supone esté trabajando, y rescata a solo un hombre quien tiene la garganta cortada. Lo intenta revivir pero no puede. Los nativos de esa isla van a donde está el cuerpo, que es lo único nuevo entre ellos y el mar.

Análisis de la obra

En esta historia, Cortázar utiliza el recurso de escribir un cuento dentro de otro para indicarle al lector que no por ello la «realidad» externa es menos ficción que la que está dentro, al igual que lo hace con otros cuentos como La salud de los enfermos.[1]

Según Luis Peredo, de la Universitat de Girona:

A primera vista este relato no parece tener un contenido político, pero siempre hay que ir un paso mas allá en la literatura Cortázariana, tiene un trasfondo, al que se llega buscando la similitud entre el personaje principal y la vida del autor del libro, en el que se da a conocer la situación inestable en la que se encontraban muchos exiliados políticos de América latina y, sobre todo, de Argentina. Migrantes a la fuerza que iban y venían por el mundo, sin encontrar un lugar en dónde encontrar la felicidad. La isla, que en realidad era un fósil pétreo, es el objeto de deseo y representa Argentina. Los exiliados anhelan retornar a la tierra de su origen y creen que así encontraran la felicidad. Pero la felicidad no se puede encontrar en ningún tipo de material físico, no se puede palpar, ni ver, ni oler; es un estado mental y, por lo tanto, abstracto, cuya búsqueda puede llegar a ser tan obsesiva que puede causar ilusiones ópticas, como las que tienen las personas sedientas cuando se pierden en un caluroso desierto. Es por ello comprensible que Cortázar hubiese dado la esperanza falsa al personaje, de haber encontrado un lugar que representaba la felicidad, pero dicho lugar no existe, existe tan solo en nuestra imaginación.[2]

Pero para Cortázar el paraíso es una búsqueda y por eso siempre será inalcanzable. Y se lo dice al personaje en forma brutal: anunciándole su propia muerte.[3]

Véase también

Referencias

  1. Standish, Peter (2001). Understanding Julio Cortázar (en inglés). Univ of South Carolina Press. p. 37. ISBN 9781570033902. Consultado el 18 de febrero de 2013. 
  2. 3.4. La isla al mediodía
  3. «Cuento breve recomendado (145): “La isla a mediodía”, de Julio Cortázar». Consultado el 18 de febrero de 2013. 

Véase también