Jabalí de Erimanto

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Heracles y el Jabalí de Erimanto, por Francisco de Zurbarán, 1634 (Museo del Prado).
Cratera del siglo V a. C., en la que se representa a Heracles cuando trae el jabalí de Erimanto a presencia de Euristeo quien, asustado, se oculta dentro de una tinaja.

En la mitología griega, el jabalí de Erimanto (ἐρυμάνθιος κάπρος / erymánthios kápros; latín: aper Erymanthius) era una criatura que causaba estragos en todo el contorno y que vivía en Erimanto, un monte de la Arcadia y la Élide (hoy se llama Olonos) y nombre, también, de un afluente del Alfeo (hoy Diminiza o Azicolos). Era un jabalí enorme que se alimentaba de hombres y de tal fuerza que con sus colmillos era capaz de arrancar árboles de raíz.

El cuarto trabajo de Heracles[editar]

De camino a Erimanto, Heracles hizo una parada para visitar a su amigo el centauro Folo, quien en memoria de tiempos lejanos compartió con él su comida y su vino. Pero los otros centauros, al oler el vino que estaba especialmente reservado para ellos se enfurecieron de tal manera que atacaron a Heracles, quien primero los rechazó y luego con sus flechas envenenadas mató a varios de ellos mientras los demás se retiraban.

Mientras Heracles enterraba a sus víctimas, su amigo Folo sacó una de las flechas de Heracles y la examinó asombrado de que algo tan pequeño pudiese dar muerte a criaturas tan formidables, pero con tal torpeza que la flecha se le cayó hiriéndolo en un pie.

Retomandolo, Heracles encontró al jabalí y, persiguiéndolo durante varias horas, lo fue acorralando a una zona cubierta de nieve donde, saltando sobre su lomo, lo ató y se lo llevó a Micenas vivo,[1]​ cargándolo sobre sus hombros. Al presentárselo a Euristeo, este tuvo miedo y se escondió en una tinaja de bronce.[2]​ Existía la creencia de que los dientes de este jabalí se conservaban en el santuario de Apolo de Cumas.[3]​ Cazar a esta enorme criatura fue el cuarto[1]​ (tercero en algunas versiones)[2]​ trabajo de los doce que Euristeo mandó realizar a Heracles.[4]

Referencias[editar]

  1. a b Apolodoro, Biblioteca mitológica II,5,4.
  2. a b Diodoro Sículo IV,12.
  3. Pausanias VIII,24,5.
  4. V. V. A. A. (2010). Mitología clásica e iconografía cristiana, pp. 100, 102. Editorial Universitaria Ramón Areces. ISBN 978-84-8004-942-9. 

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