Incidente Laurel

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El incidente Laurel es el sobrenombre de uno de los momentos más tensos en las relaciones internacionales entre Estados Unidos y España en el año 1943, causado por la declaración de independencia de las Islas Filipinas como una república con un gobierno projaponés.

Desarrollo

El presidente de Filipinas, José P. Laurel, próximo al gobierno japonés, buscaba el reconocimiento internacional de las diferentes potencias tras declararse independiente. Por un lado, los países del Eje, aceptaron de buena gana la independencia filipina mientras que el bloque de los Aliados no se pronunció acerca de este aspecto en ningún momento, dando a entender su negación al respecto.

La aceptación de países, a priori neutrales, era muy importante para que Filipinas se institucionalizara a nivel internacional, por lo que el papel de España en este asunto cobraba fuerza.

El 7 y el 14 de octubre, el presidente de Japón Yachiricho Suma visitó el Palacio de Santa Cruz, en Madrid, buscando expresamente que el régimen franquista aceptara a las Islas Filipinas como estado independendiente. Sin embargo, ni Francisco Franco ni su ministro de asuntos exteriores Francisco Gómez-Jordana Sousa iban a decidir rápidamente. Debían meditar que posición les convenía más. Por ello, pidieron más información a José del Castaño, embajador español en Filipinas.

También el propio presidente filipino envió un telegrama a España comunicándole sus intenciones de proclamarse independientes de los Estados Unidos y mostrando sus deseos de que las relaciones entre ambos países fueran cordiales acorde a la relación histórica de ambas naciones.

Franco y Gómez-Jordana respondieron de forma tardía al telegrama. En el texto de respuesta, se mostraban dispuestos a mantener relaciones cordiales con las Islas Filipinas, sin embargo, en ningún momento se aceptaba la independencia de forma directa.

Tan sólo cinco días después llegó la reacción de Estados Unidos, que se veía afectado de forma directa por la independencia de las Filipinas. El secretario de Estado, Stettinius, exigió a la embajada española una muestra del telegrama, en vistas a que los países del bloque del Eje y otros como Bulgaria habían enviado otros telegramas. Sin embargo, según las perspectiva norteamericana, el español era el único que dejaba entreveer que aceptarían a las Filipinas en un futuro próximo.

El 27 de octubre, desde Washington, se decidió solucionar el problema de forma sencilla, enviando un telegrama donde se le preguntaba directamente al régimen si reconocerían a Laurel como presidente. Aun sin saber la respuesta Estados Unidos endureció sus actuaciones en torno a la independencia filipina y los países relacionados. Estados Unidos embargó el wolframio a España, un elemento químico que Alemania e Italia sólo podían comprar en España o Portugal y que era una fuente de ingresos para ambos países.

El recelo estadounidense crecía a la vez que el nerviosismo de España, a la que la prensa norteamericana estaba relacionando mediante la publicación de telegramas y documentos oficiales con el Bloque del Eje, cuando a España no le convenía para nada decantarse de forma oficial por un bando u otro teniendo en cuenta su situación económica.

Repercusiones

El 5 de noviembre tuvo lugar la decisiva reunión entre Hayes (ministro de exteriores estadounidense) y Jordana. La reunión fue tremendamente tensa y larga (alrededor de tres horas y media) y las conclusiones de forma muy general fueron que España decidió negarse a reconocer a Filipinas mientras que Estados Unidos cedería en su campaña propagandística contra España y restringiría (que no prohibiría) los suministros españoles de wolframio al bloque del Eje.

Pese a que este asunto parece que no tuvo repercusión, la realidad es que desde el gobierno de Estados Unidos se le dio mucha importancia al asunto, ya que lo consideraron “inesperado” y “mal aconsejado”, como afirmó el propio Hayes en su diario. Con ello se cierra el incidente, que duró apenas dos meses en los que España siguió consolidando su «camino hacía la neutralidad» tal como afirmó Jordana mientras que Estados Unidos conseguía bloquear un apoyo del gobierno projaponés del presidente filipino Laurel.

Véase también