Durante las Guerras Napoleónicas, al igual que en las Guerras Revolucionarias Francesas que las precedieron, la Marina Real británica gozó de un dominio total del mar. Hacia 1809, su superioridad estaba tan consolidada que solo unos pocos barcos franceses partían de sus puertos, ya que para hacer esto primero tenían que evitar el bloqueo ejercido por barcos de guerra en todos los puertos franceses importantes.[1] El puerto francés más grande de aquella época era el de Brest, en Britania, y, por lo tanto, era el que concentraba a más barcos británicos vigilándolo. El principal escuadrón encargado de llevar a cabo esta vigilancia estaba conformado por grandes navíos de línea y accionaba a cientos de millas de la costa con el fin de evitar los riesgos debidos a la escarpada forma de la costa de Vizcaya. Además, estaba complementado por un «escuadrón de interior», formado principalmente por fragatas y brig, cuya función consistía en vigilar los puntos de entrada a Brest y otros puertos de Vizcaya. Esta fragatas navegaban frecuentemente de manera independiente o en pequeños escuadrones y mantenían contacto con las demás y el escuadrón exterior mediante señales y barcos de transporte.[2]
Clowes, William Laird (1997) [Publicado originalmente en 1900], The Royal Navy, A History from the Earliest Times to 1900, Volume V(en inglés), Londres: Chatham Publishing, ISBN1-86176-014-0.