Diferencia entre revisiones de «Laberinto de Creta»

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El Laberinto de Creta es, en la mitología griega, el laberinto construido por Dédalo para esconder al Minotauro.

Se piensa en la actualidad que la leyenda del laberinto tiene su base en el palacio de Cnossos. Una construcción tan sofisticada y de alta tecnología como dicho palacio, repleto de múltiples habitaciones y con todas las mejoras conocidas por la tecnología de entonces (incluyendo un sistema de alcantarillado) debió haber parecido a los aqueos algo intrincado. Apoya esta tesis el hecho de que en el palacio de Cnossos se han encontrado dibujos de hachas de doble filo por doquier, que en griego se llaman labrys, y que habrían dado nombre a la construcción. El laberinto de la leyenda griega también podría tomar como referencia la cueva de Gortina en la misma isla o las danzas que se celebraban en las islas egeas en las que los danzantes de la mano recorrían un trazado laberíntico.

La leyenda de Ícaro y Dédalo

Dédalo era un ateniense desterrado a Creta. Fue el constructor del laberinto, donde Minos hizo encerrar al terrible Minotauro, que era aplacado periódicamente con sacrificios humanos. Caído Dédalo en desgracia, fue encerrado, junto a su hijo Ícaro, en el mencionado laberinto. Pero Dédalo construyó para sí y su hijo unas alas con las que, salvando los muros de la extraña prisión, se remontaron sobre el Mediterráneo. Ícaro, desdeñando los consejos de su padre, voló tan cerca del sol que sus rayos derritieron la cera de sus alas, precipitándose al mar.[1]

Leyenda de Teseo

Tras perder la ciudad de Atenas una guerra contra Minos, se le impuso como tributo el envío, cada nueve años, de siete doncellas y siete donceles, destinados a ser devorados por el Minotauro. Cuando debía cumplirse por tercera vez tan humillante obligación, el hermoso Teseo, con el consentimiento, aunque de mal grado, de su padre el rey Egeo, se hizo designar como uno de los siete jóvenes, con el propósito de dar muerte al Minotauro y acabar así con el periódico sacrificio y liberar a los atenienses de la tiranía de Minos. Ariadna se enamoró de él y le enseñó el sencillo ardid de ir desenrollando un hilo a medida que avanzara por el laberinto para poder salir más tarde. Teseo mató al Minotauro, volvió siguiendo el hilo junto a Ariadna y huyó con ella de Creta.[2]

Esta leyenda contiene, al lado de sus elementos fabulosos, una base verídica.[3]​ El nombre personal del legendario rey se derivó del título que usaban los soberanos cretenses, apareciendo Minos como la personificación de todos lo "minos" de Creta. El Minotauro es una reminiscencia del culto que se rendía al toro como encarnación de la divinidad. La idea del laberinto hace recordar la complicada construcción de los palacios cretenses. Los atenienses consideraban este relato como historia verdadera. Durante siglos conservaron, sometiéndolo a continuas reparaciones, el barco en que Teseo había partido para Creta y que usaban como navío sagrado para llevar cada año la embajada que asistía a las fiestas de Apolo en Delfos.

Referencias

  1. Apolodoro, Biblioteca mitológica iii,1,3; Higino, Fábulas, 40.
  2. Apolodoro, Epítome 1,7-9.
  3. «Google Books». Consultado el 24 de diciembre de 2009.