Diferencia entre revisiones de «Ciudadano del mundo»

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* ORTEGA CARCELÉN, Martín, ''Cosmocracia. Política global parar el siglo XXI'', Editorial Síntesis, Madrid, 2006.
* ORTEGA CARCELÉN, Martín, ''Cosmocracia. Política global parar el siglo XXI'', Editorial Síntesis, Madrid, 2006.
* VELASCO, Juan Carlos, [http://digital.csic.es/bitstream/10261/4046/1/velasco_isegoria_16_1997.pdf "Ayer y hoy del cosmopolitismo kantiano"], en: "Isegoría. Revista de Filosofía Moral y Política", nº 16, 2007, 91-117.
* VELASCO, Juan Carlos, [http://digital.csic.es/bitstream/10261/4046/1/velasco_isegoria_16_1997.pdf "Ayer y hoy del cosmopolitismo kantiano"], en: "Isegoría. Revista de Filosofía Moral y Política", nº 16, 2007, 91-117.
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== Véase también ==
== Véase también ==

Revisión del 16:04 18 nov 2009

Bandera que simboliza la Ciudadanía del Mundo

Un ciudadano del mundo o cosmopolita (del griego κοσμοπολίτης, y éste de κόσμος, "mundo", "creación", y πόλις, "ciudad") es una persona que desea trascender la división geopolítica que es inherente a las ciudadanías nacionales de los diferentes Estados y países soberanos. Al negarse a aceptar la identidad patriótica dictada por los gobiernos nacionales y afirmarse cada ciudadano como representante de sí mismo, los ciudadanos del mundo afirman su independencia como ciudadanos de la Tierra, del mundo, o el cosmos.[1]

La ciudadanía del mundo rechaza entonces las divisiones estatales, y la misma pertenencia obligatoria como ciudadanos de un Estado, es un concepto internacionalista pero no es solamente una aspiración bienintencionada de dejar a un lado las diferencias por nacionalidad, es también un proyecto político con propuestas de cómo establecer una nueva ciudadanía de aplicación global. Los principios de la ciudadanía global serían primeramente que sea un ciudadanía de aplicación local y de adhesión voluntaria, y que a través de pactos federativos estas unidades territoriales locales por decisión de sus propios ciudadanos aceptarían entre sí a los ciudadanías de las demás localidades.

Historia y significado

Los primeros en identificarse a sí mismos como ciudadanos del mundo fueron los filósofos estoicos. Acuñaron el término de cosmópolis o ciudad universal de la que se deriva la palabra cosmopolita. El estoicismo fue una filosofía importante del Imperio Romano, el cual esperaba crear tal cosmópolis.

La perspectiva de un ciudadano del mundo tiene afinidad con la perspectiva existencialista en tanto en cuanto los ciudadanos del mundo:

  • No quieren ser clasificados mediante la imposición de categorías artificiales
  • Gustan de identificarse a sí mismos principalmente como seres humanos y después como pertenecientes a cualquier grupo o grupos a los que crean pertenecer.
  • También algunos ciudadanos del mundo pueden trabajar o querer trabajar para unas Naciones Unidas reformadas que representen y respondan a la voluntad de los pueblos del mundo, más que a los regateos y disputas entre gobiernos, y se adhieren a los principios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos como un sistema federal en la escala nacional; asimismo, también pueden trabajar hacia el reforzamiento de la identidad común y la armonía entre los ciudadanos del planeta, aun respetando la diversidad local y nacional.

Si bien quien se considere ciudadano del mundo no tiene por qué adherirse a ninguna ideología en particular, es usual que se la asocie a movimientos políticos como el socialismo, el anarquismo o que apoyen algunas de las siguientes propuestas:

Nacionalismo y cosmopolitismo

Gran parte del pensamiento político de los dos últimos siglos ha dado por supuesto el ideal del nacionalismo y la institución del estado-nación. Ahora, con el advenimiento de la globalización y el incremento de la facilidad de viaje y comunicación, aumenta la sensación de que el sistema político basado en el estado-nación se ha quedado obsoleto. Diversos pensadores, desde Albert Einstein y Bertrand Russell hasta Jesús Mosterín y Martha Nussbaum, consideran que ya es hora de diseñar una alternativa cosmopolita, más adecuada a las nuevas y futuras circunstancias y que garantice mejor la paz mundial. Mosterín piensa que no hay razón alguna para recortar las libertades individuales, como la libertad de lengua, de religión, de costumbres o de viajes, en nombre de la nación, la iglesia o el partido. Desde este punto de vista, Internet es un modelo mucho más atractivo que los estados nacionales o los movimientos nacionalistas. Considera que el estado-nación es incompatible con el pleno desarrollo de la libertad, cuyo florecimiento requiere la reorganización del sistema político mundial en un sentido cosmopolita. En concreto, sugiere un mundo sin estados nacionales, organizado territorialmente en pequeños cantones autónomos pero no soberanos, sin ejército y sin poder para frenar la libre circulación de personas, ideas y mercancías, complementado por el establecimiento de fuertes organizaciones mundiales, empezando por un sistema global de justicia que vele por los derechos humanos en el mundo entero.[2]

Bibliografía

  • AUGUSTO, Roberto, «Del cosmopolitismo a la globalización: Kant y la paz perpetua», en: Logo. Revista de Retórica y Teoría de la Comunicación, Universidad de Salamanca, Año III, n.º 5, diciembre de 2003, pp. 45-51.
  • MOSTERÍN, Jesús, La cultura de la libertad, Espasa-Calpe, Madrid, 2008.
  • NUSSBAUM, Martha C., For love of Country?, Beacon Press, Boston, 1996. Traducción española: Los límites del patriotismo, Paidós, Barcelona, 1999.
  • ORTEGA CARCELÉN, Martín, Cosmocracia. Política global parar el siglo XXI, Editorial Síntesis, Madrid, 2006.
  • VELASCO, Juan Carlos, "Ayer y hoy del cosmopolitismo kantiano", en: "Isegoría. Revista de Filosofía Moral y Política", nº 16, 2007, 91-117.

Véase también

Notas

  1. Bruno Traven comenta en El barco de la muerte:
    ¿Por qué usar pasaportes? ¿Para qué son las restricciones migratorias? ¿Por qué no dejar que los humanos vayan a donde les plazca, al Polo Norte o al Polo Sur; a Rusia, a Turquía, a los Estados Unidos o a Bolivia? Los humanos deben estar controlados. No pueden volar como insectos por el mundo al que fueron lanzados sin su consentimiento. Debe controlárseles por medio de pasaportes, huellas digitales y restricciones. ¿Por qué razón? Sólo para mostrar la omnipotencia del Estado y de los grandes sagrados siervos del Estado, los burócratas.
  2. Mosterín, Jesús (2008), La cultura de la libertad, capítulos 16 y 17

Enlaces externos