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José María Torrijos y Uriarte (Madrid, 20 de marzo de 1791 - Málaga, 11 de diciembre de 1831), militar liberal español del siglo XVIII.

Biografía

Infancia y juventud

Nace el 20 de marzo de 1791, en Madrid. Perteneciente a familia noble, su infancia trascurrió en la corte y a los diez años lo nombraron paje del rey Carlos IV. Eligió la carrera de militar, así a los trece años ya había alcanzado el grado de capitán. Ingresó luego en la Academia de Ingenieros de Alcalá.

Retrato de Carlos IV, realizado por Francisco de Goya. Rey del que fue paje Torrijos durante su infancia

Combatiente en la Guerra de Independencia

En 1808 estalla la Guerra de la Independencia, guerra en la que participó combatiendo en distintos lugares de la geografía española. En 1810, a sus diecinueve años, alcanza el grado de teniente coronel. Fue prisionero de los franceses, y llevado a Francia para ser juzgado, pero escapa y vuelve a combatir en la guerra. Participó en la Batalla de Vitoria, que da lugar al final de la guerra.

Torrijos, termina la guerra con el grado de general de brigada. En 1813 contrajo matrimonio con Luisa Carlota Sáenz de Viniegra.

Rebelión a Fernando VII

Durante el reinado de Fernando VII, surgen en España ciertos altercados entre liberales y absolutitas. Torrijos, perteneciente al bando liberal, se unió a los conspiradores que luchaban por la reinstauración de la Constitución de Cádiz, lo que provocó que fuese detenido y encarcelado en 1817. Estuvo en prisión hasta que la revolución liberal de 1820 le liberó.

Retrato del rey Fernando VII, realizado por Francisco de Goya. Contra su gobierno se reveló Torrijos.

En 1823, fue nombrado Ministro de la Guerra, pero la invasión de las tropas francesas y la caída del régimen liberal le impidieron hacerse cargo del ministerio.

Exilio

Se exilió en Francia, refugiándose primeramente en diversas ciudades francesas y finalmente se fue a Inglaterra, en 1824, donde vivió durante varios años retirado de la política, pero en 1827 comienza a conspirar de nuevo contra el régimen absolutista de Fernando VII, poniéndose al frente de los liberales españoles exiliados en Inglaterra.

El peñón de Gibraltar durante los tiempos de Torrijos

Torrijos llegó clandestinamente a Gibraltar el 9 de septiembre de 1830, acompañado por un grupo de íntimos amigos. Allí se vieron fuertemente presionados por los agentes fernandinos, que conscientes del peligro que representaban, intentaron influir sobre las autoridades inglesas del Peñón con el fin de que se procediera a su expulsión.

Plan de Torrijos

Torrijos mantenía correspondencia secreta con algunos liberales de Málaga, la mayoría de ellos desaconsejaban al general que pisara la costa española porque representaba un gran peligro para su propia vida.

Todos estaban desesperanzados, cuando de repente, apareció “Viriato” (identificado por los historiadores como Vicente González Moreno, gobernador de Málaga) que le prometió a Torrijos que podría desembarcar tranquilamente en Vélez-Málaga. Torrijos puso toda su confianza en él, aunque luego resultó ser una trampa.

El 22 de noviembre de 1831, “Viriato” envió a Gibraltar a un intermediador, con el fin de coordinar el viaje y el desembarco de los liberales de Gibraltar en tierras españolas.

La noche del 23 de noviembre, uno de los hombres de Torrijos vio a intermediador entrar en la casa del cónsul español en Gibraltar (seguidor de los absolutistas), esperó a que éste saliese y le preguntó que hacía allí, pero el intermediador se puso nervioso y no supo que contestarle. El hombre de Torrijos fue rápidamente a decírselo a éste, pero Torrijos no le dio importancia.

El 30 de noviembre, tuvo lugar la reunión de los liberales en el barco “Virginia” para preparar la salida.

En un primer momento “Viriato” le había dicho a Torrijos que desembarcara en Velez Málaga, pero justo antes de partir de Gibraltar le dijo que lo hiciesen mejor en el Rincón de la Victoria.

Final de su viaje

La mañana del 2 de diciembre, divisan tierras malagueñas, tras casi cuarenta horas de viaje.

Llegando a la costa los sorprende “El Neptuno” (un barco) que abre fuego contra los liberales. Torrijos con su catalejo ve el barco que les está haciendo fuego, descubriendo su identidad. Torrijos manda entonces doblar hacia la costa, pero en ese momento, los dos barcos que les han escoltado desde Gibraltar, les atacan. Se inicia entonces una batalla. Torrijos y los suyos se apresuran hacia la playa de El Charcón (los pilotos de Torrijos confundieron la Cala del Moral de la costa de Mijas, con la Cala del Moral que limita con el actual Rincón de la Victoria), no les queda más refugio que la propia tierra. Entonces el capitán del Neptuno ve que intentan huir por tierra y dispara los cañones del barco contra ellos.

Cargando con sus armas y una bandera, los liberales, junto con su jefe, forman sobre el monte Guajarzos. En ese momento, el capitán del “Neptuno” mandó disparar dos cañonazos más sobre ellos, que estallaron muy cerca del grupo.

Huida

Los liberales inician su camino hacia el interior. En tierra, todo un dispositivo se puso en marcha con el fin de capturar a los liberales. Se pusieron en marcha unidades y voluntarios de todas partes, incluso de fuera de la provincia de Málaga. Torrijos y los suyos deciden avanzar hacia la Sierra de Mijas, y alcanzar las alturas. Detrás queda el valle del Guadalhorce, Málaga y Vélez, es decir, donde se encuentran las personas comprometidas en el plan de Torrijos. Los liberales inician el ascenso hacia Mijas, ellos creen que esta población les prestará ayuda y refugio. Pero cuando están cerca, en el pueblo se escuchan voces de mando y se divisan formaciones dispuestas a cortarles el paso y capturarlos. Los liberales se preparan para rechazar el ataque, Torrijos ordena a sus hombres que bordeen el pueblo por la derecha. En la subida por la vertiente sur de la sierra de Mijas los realistas de Mijas y Marbella les pisaban los talones. Sin embargo, el general decidió arriesgarse continuando su camino hacia Málaga.

Tras varios días de camino, descenso de la vertiente norte de la Sierra de Mijas y adentrándose en el valle del Guadalhorce.

La policía política y los Voluntarios Realistas del pueblo de Alhaurín de la Torre se encuentran en alerta al oír sobre el acercamiento de los liberales. Los realistas salen del pueblo por el camino que va hacia Alhaurín el Grande, y descubren al grupo de Torrijos que iba hacia el pueblo, a la altura del Arroyo del Pinar. Los hombres de Alhaurín de la Torre se ponen en formación de ataque y abren fuego, pero no con la intención de matarlos sino con el fin de ahuyentarlos. Pero los liberales, esquivándolos, escapan, aprovechando el cauce seco del Arroyo del Pinar, y continúan hacia Alhaurín de la Torre. Inmediatamente, se enviaron correos a Málaga y Alhaurín el Grande, dando parte del paso de los liberales por el pueblo. La decepción volvía a apoderarse de los liberales, viendo como de nuevo, una población les negaba ayuda.

El problema para Torrijos y los suyos fue que los voluntaristas realistas habían visto como los liberales tomaban dirección hacia la Alquería e informaron a las fuerzas absolutistas que al pueblo fueron llegando procedentes de Ojén, Marbella, Istán, Castanza y Monda.

Los liberales se refugiaron en la alquería, allí se asearon, se curaron las heridas,...Torrijos sabía que sus hombres necesitaban al menos aquella noche para descansar, pero él todavía no había parado; recorrió todo el recinto de la hacienda y le llamó la atención la antigua torre musulmana en el interior de la Alquería, que les podría servir al amanecer para observar si el camino estaba libre de enemigos.

Mientras tanto, el enemigo, fuera, iba tomando posiciones.

Con las primeras luces del alba del día 4 de diciembre de 1831, los voluntaristas realistas de Coín dispararon sus armas para dar a entender a los liberales que ya estaban localizados y que habían sido rodeados. A continuación se inició el ataque. Los liberales, por su parte, abrieron fuego desde el interior. Torrijos, con fuerte voz pidió parlamento. Los oficiales realistas próximos a la puerta mandaron alto el fuego a los suyos y uno de ellos se adelantó para hablar con el jefe de los liberales. Apenas iniciado el diálogo sonaron algunas cornetas próximas, que indicaban que nuevas fuerzas se incorporaban al cerco. Con esto se rompió el diálogo y el ataque se reanudó con mayor saña que el anterior.

Pese a todo lo ocurrido, Torrijos no perdía el ánimo y redactó una carta a uno de los comandantes para que se la hiciese llegar a González Moreno, en quien todavía confiaba, donde él explicaba que su deseo no era el de hacer la guerra a los españoles y así mismo le rogaba la presencia al gobernador de Málaga. Su principal objetivo era que cesara el fuego. Había que ganar tiempo, pues confiaba que con la llegada del gobernador habría una buena solución para todos.

González Moreno llegó para entrevistarse con Torrijos. El gobernador intentó convencer a Torrijos de que se entregase, para que más tarde, cuando llegara el apoyo de los hombres de Vélez, iniciar la insurrección (todo estaba dentro del plan), pero a Torrijos no le convenció la oferta, pues no quería dejar a sus hombres correr ningún riesgo. Torrijos quería que fuera allí mismo en la Alquería donde Moreno tomara ya una actitud pro-insurreccional. El gobernador le dio una segunda opción a Torrijos: que durante la noche él o uno de sus hombres saliese al encuentro de los de Vélez para traerlos al lugar. Esto le pareció mejor a Torrijos y así le pidió seis horas a Moreno, accediendo éste a la petición. Después, si pasaba el plazo y no aparecían las fuerzas liberales tendrían que entregarse todos para no despertar sospechas.

Torrijos nuevamente había sido engañado; los batallones de Vélez no existían, ni nunca habían existido.

La larga noche acabó. Torrijos y los demás jefes liberales que creían que todavía algo podía cambiar la situación en la que se encontraban, solicitaron una hora más de tregua, y acabad ésta, otra media, lo cual, terminó desesperando a González Moreno que no le veía fin a aquello. Fue entonces cuando el gobernador amenazó con asaltar la Alquería a la fuerza. Torrijos y los suyos decidieron entonces que alargar el tiempo más, sería poner en una difícil postura al que hasta ahora no consideraban su enemigo: González Moreno. Habría que dejarse detener y espera que en Málaga, el curso de los acontecimientos cambiara. El general liberal mandó entonces izar una bandera blanca en el balcón principal de la Alquería. En ese momento, los realistas comenzaron a gritar y a disparar sus armas hacia el cielo, felices por haber conseguido la victoria.

Arrestamiento y muerte

Los liberales fueron saliendo de la Alquería, dejando sus armas y su munición. Después los cogieron a todos obligándoles a seguir una marcha forzada hasta la cárcel, lo que le daba a Torrijos una clara visión de que aquello no era lo pactado en confidencia con el gobernador de Málaga, Torrijos había descubierto el engaño, pero ya era tarde.

Fusilamento de Torrijos en la playa de San Andrés (Málaga)

El día 11 de diciembre de 1831, a las once y media de la mañana, fueron fusilados en la malagueña playa de San Andrés.

Póstumo

Tras su muerte, Jose de Espronceda escribió este soneto en honor a Torrijos:

A la muerte de Torrijos y sus compañeros

Helos allí: junto a la mar bravía

cadáveres están ¡ay! los que fueron

honra del libre, y con su muerte dieron

almas al cielo, a España nombradía.

Ansia de patria y libertad henchía

sus nobles pechos que jamás temieron,

y las costas de Málaga los vieron

cual sol de gloria en desdichado día.

Españoles, llorad; mas vuestro llanto

lágrimas de dolor y sangre sean,

sangre que ahogue a siervos y opresores,

y los viles tiranos con espanto

siempre delante amenazando vean

alzarse sus espectros vengadores.

Véase también

Referencias

Asociación Histórico-Cultural Torrijos 1831