Escudo de la Villa de Calabozo

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Escudo de armas de la Villa de Calabozo
Información
Entidad Francisco de Miranda Calabozo, Guárico, Venezuela
Fecha de adopción 19 de julio de 1773
Descripción
Lema Armas de la Villa de Todos Santos de Calabozo

El escudo de la Villa de Calabozo es data de la ciudad de Calabozo, Guárico, Venezuela, el 19 de agosto de 1773, el Consejo de Indias acogió íntegramente el dictamen del Fiscal y ordenó pasar su resolución a consulta de su Majestad. Determinó también, que el apoderado de la Villa presentase para su aprobación, un diseño de la divisa o escudo de armas.

El 18 de noviembre de ese año el Señor Conde de Valdellano, Secretario del Supremo Consejo de Indias, participaba al apoderado Gómez Cos el conferimiento de la denominación y privilegio de Villa y le solicitaba presentase un diseño del escudo. Seis días después el referido apoderado de Calabozo entregaba el dicho diseño.

Para la confección de un escudo en tan corto tiempo y sin mayor consulta, evidentemente que Gómez Cos debió echar mano de algún memorialista con conocimientos de heráldica, que debían abundar en aquella Corte de Madrid. Lo cierto fue, que del resultado de aquella prisa y la falta de conocimiento de las particularidades de la región, salió un escudo de carácter genérico que podía ser aplicado a cualquier lugar europeo.

Al centro en campo de oro, aparecía la figura de un pueblo que trataba de significar una Villa realenga, circuido de murallas con su puerta al frente. Adentro construcciones altas con torres y el escudo real y una Iglesia de puntiagudos campanarios. Unos árboles de estilizada figura a los contornos, a través de los cuales se disfuminaba en el confín la silueta de dos elevados montes. El primer plano unos ganados de color natural, en donde se mezclaban unas ovejas y unas cabras. Un pastor con atuendo de la época y un caramillo o zampoña tocando alguna apacible tonada. En los ornamentos exteriores la corona real como timbre del escudo y a los costados dos leones tenates. Los árboles, la muralla, las casas, las torres, los agudos campanarios, el pastor, todo estaba muy lejano de aquella rústica Villa de Calabozo que se alzaba en la ardiente llanura.