Elisa Hall de Asturias

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Esta es una versión antigua de esta página, editada a las 01:26 6 sep 2014 por Nerdoguate (discusión · contribs.). La dirección URL es un enlace permanente a esta versión, que puede ser diferente de la versión actual.
Elisa Hall de Asturias

Elisa Hall Sánchez de Asturias
Información personal
Nacimiento 26 de febrero de 1900 Ver y modificar los datos en Wikidata
Ciudad de Guatemala (Guatemala) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 20 de mayo de 1982 Ver y modificar los datos en Wikidata (82 años)
Ciudad de Guatemala (Guatemala) Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad guatemalteca
Familia
Padres Guillermo Francisco Hall Avilés y Elisa Sánchez
Cónyuge José Luis Asturias Tejada
Información profesional
Ocupación escritora, médico autodidacta
Años activa desde 1937
Obras notables Semilla de Mostaza, Mostaza

Elisa Hall Sánchez de Asturias {n. Ciudad de Guatemala el 26 de febrero de 1900 - m. ibídem el 20 de mayo de 1982). Escritora e intelectual guatemalteca, hija del poeta, traductor y académico Guillermo Francisco Hall Avilés y de Elisa Sánchez.[1]

Historia

Fue la única mujer en una familia de cinco hermanos, en la que creció rodeada de un ambiente dedicado al estudio y a la literatura. De ahí que ella empezara a escribir con tan solo doce años y que entre sus hermanos se encontrara el poeta Guillermo Roberto Hall. Este círculo intelectual queda plasmado en la carta que don Benito Pérez Galdós escribiera a Hall cuando esta tenía tan solo 16 años de edad[Nota 1]​ en los siguientes términos:

"Santander, y septiembre 20/1916

Sta. María [sic] Elisa Hall
Amiga mía:
Doy a usted este dulce nombre autorizado por su amable carta que en forma simpática y candorosa me revela una inteligencia no común y aficiones literarias que rara vez apreciamos en niñas de 16 años.
Me complace y enorgullece la predilección que siente usted por mis obras. Y agradeciendo a usted el honor que me hace, tengo el gusto de contar a usted entre mis mejores amigas.
Con este motivo le besa manos y pies su affmo. [sic]

Benito Pérez Galdós".

Hall creció entre escritores y poetas, y así lo revela su álbum de recuerdos, que entre 1911 y 1917 contempla páginas autógrafas de famosas plumas.[Nota 2]​ Este ambiente cultural no es nuevo para la familia de Hall, quienes siempre se han visto envueltos de un halo intelectual y artístico; siendo don Guillermo F. Hall, su padre, hijo a su vez del famoso poeta ―Brisas Tropicales, 1874― y concertista ―de piano― Eduardo Hall y por contar entre la familia contemporánea a escritores y poetas como Francisco Fernández Hall (Haroldo) y Máximo Soto-Hall, y posteriormente a la poetisa e ingeniera Francisca Fernández-Hall de Arévalo.[1]​ En ese álbum de recuerdos, M. Álvarez Magaña inscribe:

"¡Elisita: usted es la gracia, la poesía! Desde abolengo su estirpe fue de poetas; bardos también forman ahora su cohorte de admiradores. Insinúa el madrigal epigramático, o el epigrama que habrá de madrigalizarse…"

Durante el gobierno del licenciado Manuel Estrada Cabrera, la tranquilidad del hogar fue perturbada desde los años de infancia de Hall, ya que su padre sufrió con la privación de su libertad.[Nota 3]​ Días más tarde, el 16 de enero, Elisa S. de Hall fue liberada de la casa de recogidas a donde había sido remitida, ya que Estrada Cabrera no se atrevió a actuar de otro modo, después de ser ella visitada en el lugar de su confinamiento por lo más granado de la sociedad guatemalteca.[2]

Los familiares y amigos de la familia Hall en Honduras y en El Salvador los ayudaron durante esos duros años de exilio. El padre de Hall, Guillermo F. Hall, había nacido en Comayagua en 1856, capital entonces de Honduras. Ese mismo año el abuelo de Hall, Edward Hall había sido nombrado Cónsul y Encargado de Negocios del Imperio Británico en Comayagua. Por otro lado, otros miembros de la familia Hall vivían en El Salvador. Laura Hall, hermana de Guillermo, educada brillantemente en el Convento de La Sainte Union des Sacrés Coeurs en Londres, pasó del Instituto Normal Central para Señoritas Belén de Guatemala al Colegio Normal de Señoritas de San Salvador en 1883. De esta mujer escritora se han perdido casi la totalidad de sus obras, conservándose únicamente Los Intereses de Jesús (1895). Algunas obras en verso de Guillermo Hall están fechadas asimismo en El Salvador a partir de 1883.

Hall llegó a San Salvador en agosto de 1913, donde sufrió los embates de la naturaleza en esa ciudad, con los catastróficos terremotos de 1917, razón por la cual sus padres la trasladaron nuevamente a Guatemala, donde también experimentó los terremotos de diciembre de 1917 y principios de 1918, que destrozaron la ciudad de Guatemala.

Mientras tanto, Hall se convierte en una joven mujer entregada al estudio y a la lectura seria de obras literarias. Su cultura, su ingenio y su picardía la hacían destacar sobre el resto de las jóvenes de su época. Hall quiso acceder a la facultad de medicina pero, por su condición de fémina no fue admitida. Sin embargo, esta barrera no la condicionó para poner en práctica sus conocimientos médicos, adquiridos a través de los libros. Asimismo, sus familiares cuentan cómo Hall logró enderezar las piernas de un niño, colocándole yeso de tal forma que sus extremidades se encauzaran, creciendo firmes y rectas.

Es sabido también que el ex-presidente de Guatemala Miguel Ydígoras Fuentes la conoció, en 1924, cuando sin ayuda alguna cambiaba la rueda de su vehículo sosteniendo un bebé en un brazo y utilizando el otro para estos efectos, lo que provocó que el entonces joven militar se apeara de su vehículo para socorrerla. Hall tenía una de las primeras licencias de conducir del país, y la primera extendida a una mujer. Durante su vida, realizó multitud de viajes que comenzaron en 1910 durante su primer contacto con Europa.

A finales de la segunda década del siglo XX, Hall conoció a quien sería su futuro esposo, José Luis Asturias Tejada, hijo de Antonio Acisclo Asturias Asturias y de Elisa Tejada Asturias de Asturias. Los dos jóvenes se casaron el 3 de febrero de 1923.

Los siguientes años Hall los pasó atendiendo a su familia y a la lectura de obras literarias. Por estas fechas escribió una novela inédita que denominó Madre Maya, de la cual, por un artículo de Alberto Masferrer en la publicación Patria de San Salvador, 26 de agosto de 1929, reproducido en las Notas Editoriales de la revista Actualidades, Guatemala, mayo de 1939, sabemos que versa sobre los estragos del alcohol a través de las diversas clases sociales, señalando que la obra «es como un velo que se descorre para mostrarnos de una vez una inteligencia esclarecida y fuerte, al servicio de una conciencia valerosa y activa». Masferrer finaliza el artículo diciendo:

"Hay páginas y cuadros en esa novela, tan reales, tan punzantes, a veces tan crudos, que únicamente podría superarlos Zola, pues la característica de Elisa como escritora, es su potencialidad pictórica; tan viva, aguda y acuciosa, que más bien habrá ella de reprimirla que no aguzarla, si no quiere que llegue a ser un grave defecto de su arte".

Semilla de Mostaza

Durante aquellos años de convivencia con su familia política, Elisa Hall se familiarizó con el trabajo monumental que su suegro, Antonio Asturias, realizaba con el afán de mantener al día la genealogía de la familia Asturias, desde el arribo del primer antepasado, don Sancho Álvarez de Asturias, a Guatemala en la segunda mitad del siglo XVII. Además, don Antonio poseía una riquísima biblioteca, de la cual bebía Hall interesada en esas historias antiguas que contemplaban las emigraciones que dieron lugar a la población de Escocia e Irlanda, así como al origen de la nobleza de España. Fue así cómo Hall concibió la idea de escribir Semilla de Mostaza, obra monumental que, según el manuscrito de 343 folios, inició el 5 de febrero de 1937 y finalizó el 3 de febrero de 1938, a las 3:36 de la tarde. Hall, mujer inquieta y estudiosa como pocas, se documenta profundamente sobre la época de don Sancho para escribir unas memorias que, narradas en primera persona y con un lenguaje arcaico, cuentan la vida en España del número uno de la genealogía, don Sancho, y el porqué de su emigración a América en 1666.

Fue su padre, Guillermo F. Hall quien llevó al seno de la Academia de la Lengua, a la cual pertenecía, en mayo de 1937, los primeros capítulos de la obra que su hija estaba escribiendo, a la que él y su otro hijo Guillermo ayudaban pasándola máquina. Semilla de mostaza sale a la luz en octubre de 1938, la primera edición es una tirada de 1150 ejemplares de 416 páginas, impresos con el respaldo del gobierno del presidente general Jorge Ubico Castañeda, en los talleres de la Tipografía Nacional, edición cuidadosamente revisada por su autora y primorosamente adornada por ella misma con dibujos y vírgulas en la carátula e interiores.

El libro causó general estupefacción. Todos coincidían en que se trataba de una obra maestra comparable con la producción de Lope de Vega, de Góngora, de Cervantes, que no solo venía a enriquecer a las letras nacionales sino a las del continente y a la literatura universal. Federico Hernández de León lo expresa así en el Diario de Centro América el 12 de octubre de 1938: «…el parecer uniformado se expresó en cálidos elogios: había desenfado, agilidad y donaire, sabor de vino rancio y color de oro viejo…». Pero la duda surgió. Algunos críticos dudaron de que Semilla de mostaza, por ser perfectamente magistral, pudiese ser obra de una mujer que se daba a conocer con semejante monumento escritural en el mundo de las letras y que además, no había cursado universidad alguna, sino que había amasado los conocimientos de los cuales hacía gala en la intimidad de su hogar, desde el cual, consideraban que era imposible que una fémina fuese capaz de manejar la pluma de manera tan maravillosa y amena. Este fue motivo suficiente para que se desencadenara un debate en torno a la autoría de la obra.

Elisa Hall respondió publicando Mostaza en octubre de ese mismo año de 1939, a manera de demostrar sus cualidades literarias. Esta continuación de la narración de las memorias de don Sancho, donde aparecen de protagonistas, perfectamente retratados, quienes dudaron de su capacidad de escritora, en innumerables aventuras acaecidas ya en Santiago de los Caballeros de Goathemala, hoy Antigua Guatemala, cargadas de una picardía, de un humor y de un ingenio que contrastan con la seriedad y solemnidad de los capítulos dedicados a los funerales del Hermano Pedro, recientemente beatificado, que fuera contemporáneo de don Sancho. La polémica continuó y a pesar de que pasaran años y años; de vez en cuando todavía se hablaba del caso de Semilla de mostaza. Con la aparición de Mostaza, quienes la atacaban ya no dijeron que esta obra no era de ella, sino simplemente que era inferior calidad que Semilla de mostaza; los defensores, satisfechos de ver retratados a quienes bien conocían por el bando de los contrarios, fueron bajando la guardia; y así, el debate se fue diluyendo.

Muerte

Con el paso del tiempo, Elisa Hall, un poco amargada por los ataques virulentos de un pequeño grupo de detractores que el resto de la sociedad tildara de envidiosos, perdió el interés por la escritura y se dedicó a pintar al óleo, a la acuarela y a su huerta-jardín. Tenía más de 60 años cuando comenzó a estudiar francés y pasó hasta el último día de su vida, y especialmente de sus noches, leyendo libros, estudiando enciclopedias y revistas especializadas. En 1981, cuando Hall contaba con 81 años de edad, aquejada de cataratas y muy cerca de su muerte; con mucho acierto y aún más dificultad, quiso dejar señaladas las partes históricas y las fuentes en las que se había documentado para escribir su obra. La justificación de su autoría sobre Semilla de mostaza se convirtió en una obsesión que Hall alargó hasta los últimos días de su vida. La autora guatemalteca murió en Guatemala el 20 de mayo de 1982 rodeada de su familia. De ella se conocen, además, algunos versos libres de singular belleza.

Referencias

  1. a b Quirante Amores, Gabriela (junio de 2012). «Semilla de mostaza (1938): Polémica sobre la autoría y análisis interpretativo de la obra». TFM Estudio literarios. 
  2. Arévalo Martínez, R. Ecce Pericles Tipografía Nacional, Guatemala. 1946

Notas

  1. La cual publicara el periódico El Imparcial el 1 de marzo de 1939
  2. Como Fences Redish (el Dr. Manuel Valladares Rubio), Juan J. Cañas, La Baronesa de Wilson, Fósforo, Alberto Masferrer, J.R. Uriarte, Salomón de la Selva, y otros
  3. Su padre fue liberado por su esposa, el 11 de enero de 1906, en una astuta jugada de cambio de ropajes con ocasión de una visita que esta le hiciera a la cárcel, lo que fue suficiente disfraz para burlar a sus carceleros y escapar, de escondite en escondite y con el apoyo de familias amigas, por veredas no transitadas hasta El Salvador