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El Pípila

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El Pípila en el asalto a la Alhóndiga de Granaditas en 1810. Detalle de diorama en el Museo del Caracol.

Juan José de los Reyes Martínez Amaro (3 de enero de 1782 en San Miguel el Grande, Guanajuato - 26 de julio de 1863[1][2]​), apodado el Pípila;[n. 1][3]​ fue barretero en la mina de Mellado e insurgente en la Independencia de México.

Era hijo de Pedro Martínez y María Rufina Amaro. Estudió en su ciudad natal, pero en su juventud entró a trabajar a las minas de Guanajuato, como barretero y después encargado de un grupo de barreteros, a los que manejaba como jefe inmediato. Fue, según la leyenda, compadre del intendente Riaño, de la Alhóndiga de Granaditas. Formó parte de las filas del ejército de Miguel Hidalgo, y participó en la Toma de la Alhóndiga de Granaditas.[n. 2]​ Se dice que murió a causa del polvo y gases de la mina a la que regresó a trabajar años después. Falleció el 26 de julio de 1863.[n. 3]

Vida

Participación en la Independencia de México

Monumento al Pípila.

Durante su etapa adulta, y ya trabajando en las minas de Guanajuato, Pedro García, que conoció en Guanajuato al Pípila, lo calificaba como «un hombre fuerte, valiente, poseído de una enfermedad silicosa común en las minas como cascado, que sabía leer y escribir; de tipo mestizo, con mucho de indio otomí o chichimeca, de color moreno, pelo lacio y oscuro, ojos rasgados y complexión musculosa».[2]

Juan José de los Reyes apoyaba la causa independiente ya que en esos tiempos eran rudamente castigados por oponerse al rey Carlos III (no era Carlos III el rey reinante en España, sino Fernando VII, y este fue en realidad el nombre o grito de viva que el sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla pronunció cuando se alzó, no contra la corona española, sino contra la invasión francesa en España) ; y por la violenta autoridad de Riaño. Juan José de los Reyes Martínez Amaro decidió unirse a las filas insurgentes, donde conoció a Miguel Hidalgo, y junto con el cual participó en la Toma de la Alhóndiga de Granaditas —fortaleza en la cual se almacenaban granos para el tiempo de escasez— (La Alhóngida de Granaditas, jamás fue una fortaleza, desde su construcción, su función fue la de granero. De haber sido una fortaleza o construida como tal, su diseño hubiese sido otro, como las que se hacían por aquella época).Todos los embates insurgentes contra la Alhóndiga resultaron inútiles, hasta que Hidalgo y los jefes insurgentes opinaron que sólo podría tomarse la alhóndiga si se quemaba su puerta principal, por la cual podrían pasar los asaltantes. Juan José de los Reyes Martínez arengaba a algunos soldados, y según se cuenta, Hidalgo lo llamó y le habló de la necesidad de quemar la puerta.[4]​ El Pípila dijo que él lo haría, se cubrió la espalda con una losa y tomando una antorcha encendida de las que usaban los mineros en los túneles y un puñado de varas de ocote, se dirigió a la puerta, entre una lluvia de balas, le prendió fuego, esperando por casi siete minutos para que la gran puerta cediera.[5]​ La Alhóndiga pudo así ser tomada, la guarnición realista y los refugiados españoles (esta es una expresión errónea, pues aunque efectivamente había españoles en la Nueva España, la gran mayoría de sus habitantes eran o bien criollos o nativos, por lo que los que defendieron la Alhóndiga, eran naturales de la Nueva España en su gran mayoría, al igual que lo era Miguel Hidalgo) en ella fueron masacrados, pasando a «cuchillo» incluso a mujeres y niños excepto el intendente Riaño, que había caído en el combate, pese a que intentó, con bandera blanca, rendir la posición, pero no fue respetada esta acción y murió en dicho acto como consecuencia de los disparos de los rebeldes o insurgentes.

Últimos años

Tras la toma de la Alhóndiga, continuó en su lucha por la Independencia de México, combatiendo a lado de los insurgentes. Sin embargo, se dice que murió el 25 de julio de 1863, en la ciudad de San Miguel de Allende, Guanajuato. Se dice que murió a causa del polvo y gases de la mina.

Notas

  1. Los mineros le habían apodado, desde joven, el Pípila, nombre que se le da en El Bajío al guajolote o pavo doméstico, quizá por las pecas que llenaban su cara dándole el aspecto punteado del plumaje de esas aves. Otra versión afirma que se debía a que su risa asemejaba el graznido de dichos animales.
  2. Este es el hecho por el que se le suele recordar, de manera más frecuente, al Pípila, a pesar de que formó parte en muchas acciones guerreras más.
  3. Algunos autores afirman que fue el 25 de julio.

Referencias

  1. El Pípila, Héroe popular de la Insurgencia. Isauro Rionda Arreguín. Archivo General del Estado de Guanajuato. 3.ª. Edición, 2000.
  2. a b Compendio de Historia de México. Alfonso Toro. Editorial Patria, 8.ª edición.
  3. Jorge Ibargüengoitia, México en tres momentos, 1810-1910-2010. Pág. 366. 2007
  4. Eduardo H. Galeano, Las caras y las máscaras. Pág. 123; 11va. Edición.
  5. Zárate, 1880; 119

Bibliografía