Discusión:Éforo

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Los éforos, el poder real detrás del Rey de Esparta[editar]


Para aquellos que hayan disfrutado asombrados de la película "300", basada en la historieta del mismo nombre escrita por Frank Miller -y que algunos, para darle mayor realce a esta obra, le denominen mejor "novela gráfica", como si el apelativo cómic o historieta fuera de un género menor-, debe resultar un poco asombroso que los éforos históricos no se parezcan en nada a los despreciables ancianos que se ven en la película y que, en una contradicción de la coherencia de la misma historia, eran deformes, cuando la tradición espartana desechaba desde la infancia a los nacidos así, por considerar que los dioses mostraban su enojo en contra de los niños contrahechos, débiles y enfermizos.

Los éforos no eran sacerdotes, herederos de una antigua religión, como aducen en la cinta. Cuando reinó Agamenón, quien cohesionó a los griegos bajo su mando y lideró la guerra contra Troya, este impuso, entre sus reformas administrativas, la proscripción de la religión antigua helena básicamente agraria fortaleciendo el culto a los dioses olímpicos. La razón era que la cosmovisión griega anterior a ese periodo daba importancia a la diosa como origen de la vida, por tanto, verdadera fuente del poder y en la cual los reyes hombres tenían más importancia religiosa que política, tanto así que en caso de hambrunas o pestes, el rey era sacrificado en honor a la diosa para apaciguar su ira y beneficiar a la comunidad. Los beneficios políticos de tal reforma le permitieron a Agamenón adquirir tal poder e influencia sobre los reinos y ciudades estado vecinas que pudo construír la liga panhelénica que lleva a la guerra contra Asia.

Agamenón murió a manos de su esposa al regreso de la guerra. Ella era seguidora de la antigua religión y por ende reina por derecho en ausencia del rey consorte, y aunque finalmente su importante reforma religioso-política sobrevivió a Agamenón, los conflictos sociales que produjo fueron ilustradas en el imaginario popular a través de las eternas peleas conyugales, disputas de poder y discordias entre el dios Zeus, rey y padre de los olímpicos, y su esposa y hermana Hera.

Para la época en que sucedieron los hechos narrados en "300", habían transcurrido mil años desde esa innovación, por lo que difílmente quedarían seguidores de tal culto en una sociedad como la espartana, tal y como se sugiere en la historieta y en la película.

Altayre 19:06 27 abr 2007 (CEST)