Crisis existencial

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Un hombre parado solo en la orilla del mar contemplando el significado en su vida y el universo a su alrededor.

La crisis existencial es un concepto que deriva del existencialismo. Es un periodo en la vida de una persona caracterizado por profundos cuestionamientos acerca de las razones que motivan y rigen los actos, decisiones y creencias que constituyen su existencia.

Descripción

Una crisis existencial puede ser el acontecimiento más trascendental e importante que pueda ocurrir a una persona durante el transcurso de su vida. Si esta es adecuadamente resuelta, le permite a quien la sufre adquirir un sentido de autosuficiencia moral y personal que puede repercutir de modo favorable por el resto de su existencia.

Las crisis existenciales suelen traducir cambios en la homeostasis psíquica personal. Implicando la presencia de una permuta parcial en la identidad personal («me siento otro») y en la percepción de propia («pienso de manera distinta»).

La crisis generalmente se desata luego de una pregunta existencial. Una crisis existencial se desencadena con la formulación de una pregunta básica, «¿cuál es el sentido de mi vida?» o «¿por qué nunca soy feliz?», pregunta que puede adoptar muchas otras formas como «¿para qué vivo?», «¿qué hago yo en este mundo?», «¿qué haré con mi vida?», «¿quién soy realmente?», «¿existe vida después de la muerte?» o «¿de qué sirve la vida si todos vamos a morir?». Las preguntas generalmente llevan a la conciencia de mortalidad y finitud del individuo, así como a la certeza de la imposibilidad de llevar el tiempo atrás.

Etapas

Como toda crisis, esta se halla dividida en etapas:

  1. La búsqueda de una respuesta - La existencia de la pregunta obliga a buscar una respuesta. Pero, a menudo, lo que, como respuesta se encuentra, no satisface porque falla en delinear los límites de nuestra personalidad y la naturaleza del impacto que produce esa confusión. Las respuestas no tienen una resolución que consuele al sujeto sino que agrava su angustia. La muerte misma es un sin salida y la nada y no existencia adyacentes al fin de la vida desata el miedo y la ansiedad.
  2. El encuentro de la respuesta: el proyecto vital - La respuesta no es un determinado sistema filosófico o religioso, sino un proyecto vital fundado en dicho sistema. Esto es así porque la pregunta no es meramente intelectual, sino vital: no apunta tanto a edificar una perspectiva ideológica, sino, más bien a trazar una trayectoria de vida equilibrada, para reducir la tristeza y la angustia que hostiga al sujeto. Es ahí donde entran las consideraciones de la terapia formal.
  3. La crisis tiene intensidades diferentes para cada persona.- No todos padecen la crisis existencial con la misma intensidad. En algunos, la crisis es muy breve y está circunscrita, pero para la mayoría es prolongada y se percibe como una condena interminable.
  4. No todos padecen crisis existenciales - Tal como lo hemos descrito aquí, no todas las personas padecen una crisis existencial, aunque muchas las simulan para manipular al resto, y en otros se diagnostican erróneamente.
  5. La crisis no tiene una edad fija de aparición - Aparece en cualquier etapa de la vida, coincidiendo, a menudo, con la decisión de efectuar cambios de naturaleza decisiva en el modo de vida. Como es cuando se abandonan las drogas o se termina una relación destructiva.
  6. Por lo general hay una crisis única en la vida - Aunque, por su intensidad y naturaleza, repetirá, si quienes la sufren no logran adaptarse a la misma.

Bibliografía

  • UNAMUNO, Miguel de (1985). Del Sentimiento Trágico de la Vida. Barcelona: Planeta DeAgostinni.

Véase también