Ir al contenido

Condado de Pallars

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Esta es una versión antigua de esta página, editada a las 00:36 8 abr 2013 por 83.34.89.97 (discusión). La dirección URL es un enlace permanente a esta versión, que puede ser diferente de la versión actual.

El condado de Pallars fue uno de los existentes en el territorio que, durante la primera mitad del siglo IX, algunos cronistas de la corte carolingia denominaron Marca Hispánica.

Este condado se encontraba situado en la cuenca alta del Noguera Pallaresa, entre la cresta del Pirineo y la población de Tremp, incluyendo el Valle de Àneu, el Valle de Cardós y el Valle Ferrera, así como la ribera izquierda del río Noguera Ribagorzana y el valle del Flamicell.

En el siglo IX pertenecía a los condes de Toulouse, hasta que en 872 se independizaron de estos.[1]

A la muerte de Suniario I (1010/11) se separó en dos dinastías: los descendientes de Guillermo Suniario regirían el Pallars Sobirá (alto) y los de su hermano Ramón Suniario, el Pallars Jussá o bajo.[2]​ Desde entonces, políticamente se constituyó en dos condados: el Pallars alto (sobirà) y Pallars bajo (iussà).[1]

El dominio tolosano

A principios del siglo IX, el conde Guillermo I de Tolosa conquistó los territorios del Pallars y Ribagorza a los árabes, y los incorporó al condado de Tolosa, con el que formó una unidad administrativa. En el Pallars y la Ribagorza, los condes de Tolosa actuaron como un poder prácticamente soberano; así, otorgó unos privilegios a los monasterios de la región muy parecidos a los concedidos por la corte carolingia. Bajo dominio tolosano se fundaron los monasterios de Gerri, en el valle del Noguera Pallaresa, de Senterada, en el Flamicell, y de Alaó, en el Noguera Ribagorzana. Por su parte, mediante la expedición de un precepto, Carlomagno incluyó el Pallars y la Ribagorza dentro del obispado de Urgel. En el año 806, Guillermo I de Tolosa abdicó y se hizo monje; sus sucesores fueron Bigó de Tolosa (806-816) y Berenguer de Tolosa (816-835)

La independencia de Pallars y Ribagorza

El dominio del Pallars y Ribagorza por los condes de Tolosa era rechazado por los clanes aristocráticos locales. De este modo, en el año 833, Aznar Galíndez, conde de Urgel y Cerdaña, se apoderó de estos pagi, sustrayéndolos así al dominio tolosano; gracias a los sentimientos indigenistas, Asnar Galí, a pesar de haber perdido Urgel y Cerdaña, concedidos en el año 834 a Sunifredo I por Luis el Piadoso, consiguió resistir en el Pallars y la Ribagorza hasta el año 844, cuando lo expulsó el conde Frédol de Tolosa.

El sentimiento indigenista continuó a pesar de todo; en el 872, el condado de Tolosa sufrió una crisis de poder a raíz del asesinato del conde Bernardo II de Tolosa por fieles de Bernardo Plantapilosa, reconocido después como conde por Carlos el Calvo. Entonces, un noble local, Ramón I de Pallars-Ribagorza, aprovechó para independizar los territorios del condado al sur del Pirineo y crear una saga condal propia.

Ramón I de Pallars-Ribagorza (872-920) era hijo del conde Lope de Bigorra y biznieto de Lope Centulo, nombrado en el año 818 duque de los vascos, pueblo predominante en las zonas interiores del Pirineo. Para consolidar su independencia, Ramón I procuró constituir un obispado propio al Pallars, conseguido gracias a las intrigas de Esclua, y encontrar aliados contra los condes de Tolosa, que aspiraban a recuperar el dominio sobre los sus territorios al sur del Pirineo; por eso, el conde de Pallars-Ribagorza buscó influir en los estados vecinos: en Navarra, intervino en el año 905 en el golpe de estado que entronizó a su sobrino Sancho Garcés I; y en Zaragoza estrechó vínculos con los Banu Qasi. Así mismo, en el año 904, el miembro de los Banu Qasi Lope ibn Muhámad, rompiendo con la orientación seguida por su padre, dirigió un ataque contra Pallars y Ribagorza; posteriormente, una nueva expedición, dirigida, en el año 907, por al-Tawil de Huesca, se apoderó en Ribagorza de Roda i Montpedrós; por eso, el conde tuvo que abandonar la política de entendimiento con los musulmanes.

A la muerte de Ramón I (920), sus dominios se repartieron entre los sus hijos: Miró y Bernado Unifredo rigieron la Ribagorza, Isarn y Lope cogobernaron el Pallars.

La dinastía de Pallars

Isarn de Pallars (920948) sólo dejó un hijo, Guillermo, que murió soltero, mientras que Lope de Pallars (920963) se casó con Goltre goda, hija de Miró de Cerdaña, y la dinastía pallaresa se integró, entonces, al tronco de los descendientes de Guifredo I el Velloso; en el 963, Pallars aparece regido por los hijos de este matrimonio, Ramón II de Pallars, Borrell y Suñer, primos hermanos de Bernardo Tallaferro de Besalú y de Wifredo II de Cerdaña. A la muerte de Suñer de Pallars (1011), que había sobrevivido a sus hermanos, el condado pasó en cogobierno a sus dos hijos, los cuales, no obstante, se lo dividieron quedándose Ramón III (10111047) el Pallars Jussá y Guillermo II (10111035) el Pallars Sobirá, una división que la evolución histórica posterior convertiría en definitiva; por tanto, el antiguo condado de Pallars quedó escindido en dos: el condado de Pallars Jussá y el condado de Pallars Sobirá.

Condes de Pallars (siglos IX-XI)

El obispado de Pallars

El año 888, gracias a la actuación de Esclua, obispo intruso de Urgel y pretendido metropolitano de la Tarraconense, a instancias del conde Ramón I se creó el obispado de Pallars, cosa que significaba sustraer los territorios de Pallars y Ribagorza a la autoridad de los obispos de Urgel.

El sínodo de Urgel (892) obligó a Esclua a renunciar al obispado de Urgel; entonces, se reconoció que el obispado de Pallars subsistiría sólo en vida de su titular Adolfo de Pallars; así mismo, Ató de Pallars, hijo del conde Ramón I consiguió suceder a Adolfo y regir el obispado hasta su muerte, en el año 949; entonces, la diócesis pallaresa se extinguió y sus parroquias fueron reintegradas al obispado de Urgel.

Sistemas de datación y jurisprudencia

En el siglo XI, los documentos de los condados pallareses se databan generalmente según el año del reinado del soberano de Francia, pero aparecen otros datados por la fecha del reinado del rey de Aragón; así en 1063 aparece un Factum iudicium in mense iunio, anno primo regnante Sancioni rege, Ranimiro regis filio ('Juicio hecho en el mes de junio, el año primero, reinando el rey Sancho, hijo del rey Ramiro'), que alude a los monarcas Sancho Ramírez y Ramiro I de Aragón. En 1095 otro documento se data por el reinado de Pedro I de Aragón, Alfonso VI de Castilla, Felipe I de Francia y los dos condes de Pallars (Artal y Raimundo). En el siglo XII tenemos suscripciones como la del 24 de enero de 1103, que menciona explícitamente como rey a Pedro I de Aragón con la expresión regnante Petrus rex, o la del 24 de mayo de 1124 que indica regnante in Ribagorza Aldefunso rege et in comitatu Paliarensis Bernardo comite et Artallo similiter, donde el aludido es Alfonso I de Aragón el Batallador. No aparece, en cambio, ninguna datación de diplomas por el año del mandato del conde de Barcelona, que no se menciona nunca en la documentación.[3]​ Los condes del Pallars Jussá como, por ejemplo, Arnau Mir eran feudatarios del rey de Aragón.[4]

Tras los acuerdos de esponsales entre Ramiro II de Aragón y Ramón Berenguer IV de Barcelona para casar al conde barcelonés con la hija y heredera del reino de Aragón, la futura reina Petronila, comienzan a aparecer tras la unión dinástica de reino y condado que será conocida posteriormente como Corona de Aragón, dataciones por Raimundus Berengarius princeps Aragonensium et chomes Barchilonensium, es decir, por Ramón Berenguer IV como príncipe de Aragón y conde de Barcelona (por ese orden de titulación).[5]

En este mismo sentido, la introducción de los Usatges de Barcelona como norma jurídica es tardía. En los siglos anteriores a la creación de la Corona de Aragón, se utilizó la ley gótica (lex gotica), lo cual incide en su independencia en relación con sus instituciones legales.

En cuanto a la moneda, en Pallars circuló la moneda aragonesa en los siglos XI y XII o se pensó en cantidades de oro o plata en metálico según valores de cuenta por medidas jaquesas. Así, se puede leer en un testamento de 1100, que la condesa Valencia legó a la iglesia de San Pedro de Roma «17 onzas de oro de Jaca», o cómo en 1196 se precisa en un pago que se trataba de sueldos jaqueses.[6]

Referencias

  1. a b Ubieto (1987:246)
  2. Según Pancracio Celdrán, deriva del adverbio latino vulgar jusum, alteración a su vez de josum, "de la parte de abajo", en castellano "yuso". En ambos casos, derivados del latín clásico deorsum, "hacia abajo" Véase Celdrán, Diccionario de topónimos españoles y sus gentilicios, 2ª ed. Espasa, 2003, pág. 581.
  3. Ubieto (1987:246-247)
  4. S. Sobrequés, Els Barons de Catalunya, Ed. Vicens-Vives, Barcelona, 1989, págs. 26-27.
  5. Ubieto (1987:247-248)
  6. Ubieto (1987:248-249)

Bibliografía