Carga hueca
La carga hueca es una técnica de construcción de proyectiles explosivos. Consiste en redirigir y concentrar la fuerza de la explosión del proyectil, con el fin de superar un blindaje. La granada impacta el blindaje enemigo, se detona la carga explosiva y debido a la forma en que está dispuesta, gran parte de la fuerza de la explosión es proyectada hacia delante
El principio de la carga hueca consiste básicamente en aprovechar la fuerza de la explosión de la carga del proyectil de carga hueca para penetrar el metal de un blindaje. El proyectil impacta contra el blindaje enemigo, se detona la carga explosiva y debido a su disposición es proyectada hacia delante, con fuerza y velocidad de 8,000 m/s y 10,000 kg/cm² de presión dentro del proyectil.
El cono metálico invertido interno sufre una presión extrema que obliga el metal a superar el límite de fluencia lo cual hace que se comporte como un fluido, pero no es debido a que este fundido sino a la transformación plástica. Penetra el blindaje agujereándolo y no fundiéndolo. Al impactar con el blindaje el chorro del metal líquido y el blindaje se comportan entre ellos según las leyes de hidrodinámica.
El efecto se consigue disponiendo el explosivo en forma cóncava (forma de tazón vacío) o cónica alrededor de un cono, generalmente de cobre. Al producirse la explosión, la fuerza de esta "rebota" en el interior del cono, desviándose de forma perpendicular a las paredes de este. El efecto resultante es una suma de las componentes normales en el centro del cono, convirtiéndose en un chorro de gases (plasma) a alta presión y temperatura, que arrastra el metal del propio cono y lo proyecta hacia el punto de impacto del proyectil, con lo que se produce un efecto de penetración de hasta 30 ó 40 cm en hormigón o acero. La "dureza" del blindaje pasa al segundo plano en su definición tradicional y lo que empieza a importar es su densidad y lo grueso que es.
El ángulo más adecuado para el cono es 60 grados, también hay que optimizar la distancia de la base del cono al blindaje con lo que se mejora sensiblemente el poder de penetración, este sistema de disponer el explosivo en forma de carga hueca se basa en el efecto Monroe.
Los paneles separadores (planchas metálicas, o rejillas de metal) dispuestos a unos decímetros de distancia del blindaje principal, anulan casi por completo los efectos de este tipo de munición.
Comenzó a utilizarse en la Segunda Guerra Mundial, por parte de Alemania, en sus armas personales anticarro Panzerfaust. Durante la Guerra del Golfo, los tanques M1 Abrams norteamericanos utilizaron el proyectil de carga hueca STalbot y destruyeron muchos T-62 y T-55 al penetrar la coraza de estos, incinerar a la tripulación y posteriormente hacer detonar todos los explosivos en su interior.