A partir de 1978 estaba al servicio de Juan Pablo II y como responsable de su protección estuvo también presente en la plaza de San Pedro el 13 de mayo de 1981, cuando el terrorista Mehmet Ali Ağca intentó asesinar al pontífice, hiriéndolo. Inmediatamente después de los disparos, mientras que los agentes resguardaban al Pontífice, Cibin se abalanzó sobre las vallas de madera, logrando bloquear a Ağca también con la ayuda de algunos de los presentes.
Después del atentado, coherentemente, Cibin decidió presentar su renuncia a Juan Pablo II el cual, en señal de estima, la rechazó. En enero de 1982 fue nombrado jefe de la Oficina Central de vigilancia y después inspector general, siguiendo al pontífice en todos sus 104 viajes apostólicos al extranjero y a muchos en Italia.
Al año siguiente, en Fátima, su presencia resultó nuevamente fundamental cuando, el 12 de mayo, logró bloquear a un sacerdote fanático mientras intentaba apuñalar al papa, que resultó ligeramente herido.