Análisis didáctico

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El análisis didáctico forma parte de los procesos para preparar actividades de enseñanza/aprendizaje, al igual que recursos didácticos, y debe ayudar a conducir la experiencia de enseñanza.

En primer lugar hay que entender el estado inicial del contexto educativo; las competencias existentes en estudiantes y docentes, con detalles de estilos de aprendizaje, desarrollo cognitivo, procesos ya aprendidos e, incluso, aspectos emocionales/culturales/sociales que pueden afectar el aprendizaje mismo.

En segundo lugar se debe plantear un conjunto de propósitos específicos, tanto para los estudiantes como para el docente, al igual que para el proceso y para sus posibles relaciones con el entorno. La experiencia de aprendizaje se valorará según resulte efectivo, lograble y perceptible este paso de propósitos. Estrategias como la de los criterios SMART (específicos, medibles, alcanzables, relevantes y con plazos determinados) para formular resultados operativos, en términos de comportamiento, resultan de gran ayuda.

La creación de una rúbrica puede resultar útil al contener una matriz de competencias con sus niveles y comportamientos que pueden coincidir en el desarrollo de las actividades didácticas. Estos criterios de calificación ayudan tanto al estudiante como al docente para saber que, efectivamente, están alcanzando los propósitos trazados.

Algunos aspectos fundamentales que deben tenerse en cuenta en un análisis didáctico son el tema, los métodos, las actividades de aprendizaje y los objetos de aprendizaje (materiales, juegos, insumos, protocolos).

El enseñante, usualmente, va a interactuar con el tema con enorme facilidad porque lo experimenta de manera mucho más cercana y profunda; por ello, es importante tomar en cuenta este sesgo de conocimiento para establecer relaciones sanas de aprendizaje/enseñanza. Sería ideal que estos conocimientos y habilidades previamente asimilados por el docente fueran comprendidos en su complejidad; es decir, intentar comprender cómo se percibía antes de ser entendidos, cuál fue el cambio paradigmático en su comprensión y cómo se puede conseguir en los aprendientes.

Analizar los métodos hará que se revelen los vasos comunicantes entre los aspectos que una y otra estrategia implican; igualmente, es probable que la selección de un método dependa tanto de los distintos estilos del enseñante como de los estilos previos del aprendiente. Analizar una variedad de métodos ayudará a responder al comportamiento de los estudiantes a medida que cambian los estados de conocimiento.

Estudiar las actividades de aprendizaje requiere una descripción paso a paso que, con la práctica, se convertirá en un proceso general de administración del tiempo. Habrá que entender los procesos de inicio, desarrollo y final de una unidad didáctica o de un momento de aprendizaje. Será importante mirar también los materiales físicos/virtuales empleados para conocer todos sus posibles usos, bien sea como promotores de los propósitos de aprendizaje/enseñanza o bien como distractores, para corregir en los momentos adecuados o emplearlos apropiadamente.

Por último, hay que comprender las dimensiones de la evaluación, entendida como el escenario de verificación de logros, tanto de los resultados específicos del momento de aprendizaje/enseñanza, como de sus implicaciones con los procesos de todos los actores en sus vidas. Es importante entender el impacto y la interacción de la heteroevaluación mediada por una rúbrica, por un test o por una revisión del enseñante o un observador, al igual que la autoevaluación y la coevaluación.