Agua magnetizada
La magnetización del agua es un proceso pseudocientífico que busca alterar las propiedades del agua, y en concreto reducir su dureza, mediante un campo magnético, sin emplear los agentes químicos que se usan habitualmente, como resinas de intercambio iónico o ligandos quelantes ni procesos físicos como la destilación o la precipitación de la cal por calentamiento.[1]
Hay consenso en la comunidad científica sobre el hecho de que el agua magnetizada o agua imantada sigue siendo diamagnética y por tanto el término induce a confusión. Los líquidos y los gases, en general, no son susceptibles de presentar magnetización permanente, aunque sí pueden ser paramagnéticos o tener en suspensión partículas ferromagnéticas que sí interaccionen con el campo magnético mientras están sometidos a él, para desordenarse inmediatamente cuando se anula el campo.
No se ha podido dar comprobación científica a dicho procedimiento hasta la fecha.
Algunos autores indican que los estudios del efecto del campo magnético en los procesos de nucleación no han sido estudiados de forma satisfactoria, y que es concebible que el efecto del oxígeno del aire o los iones de hierro disueltos, en combinación con fenómenos de turbulencia, tengan algún efecto en esos procesos; en cualquier caso, de existir esos procesos, no han sido probados científicamente.[2]