Diferencia entre revisiones de «Wikipedia:Nombres de usuario»

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Contenido eliminado Contenido añadido
Sin resumen de edición
Línea 1: Línea 1:
CONFRATERNIDAD DE LOS “AMADOS DE XRISTO”
{{Atajos|WP:NU}}{{oficial}}
GUANTÁNAMO, CUBA
CIUDAD DE GUANTÁNAMO


ARTÍCULO PARA PUBLICAR EN REVISTA ELECTRÓNICA
Cuando creas una nueva cuenta de usuario para conectarte a Wikipedia, debes entre otras cosas seleccionar un «nombre de usuario». Esta página contiene algunas recomendaciones para guiarte en la correcta selección de un «nombre de usuario».


Título: “El Testimonio del discípulo amado del Señor Jesús, traducido desde el griego original”
== ¿Para qué sirven los nombres de usuario? ==
Mientras estés conectado, todas las ediciones que realices en las páginas de Wikipedia, serán asignadas a tu «nombre de usuario». La razón principal es que la licencia GFDL anima a reconocer apropiadamente a los autores, de manera que se utiliza tu nombre de usuario para dar crédito a tus intervenciones.


Autor; Hermano Armando Emilio.
Es posible cambiar tu nombre de usuario, puedes informarte en [[Wikipedia:Cambiar el nombre de usuario]].
Congregación de los “Nacidos de la Palabra de Dios”


RESUMEN
Se recomienda no utilizar nombres de usuario múltiples, a menos que se tenga una buena razón. Véase [[Wikipedia:Usuarios títeres]] ([[:en:Wikipedia:Sock puppet|Wikipedia:Sock puppet]]).
Este artículo trata de la corrección de los testimonios dados por Juan, el discípulo amado del Señor a partir de una traducción completamente directa desde el griego antiguo contenido en el volumen de la Crítica Textual y Comparativa “The Greek New Testament” Tercera Edición; y tiene la intención de hacer llegar a todas las ovejas del Señor Jesús dispersas por el mundo de habla hispana; para que sepan que existe una gran diferencia entre las traducciones que mantienen relación con los manuscritos latinos, los cuales están llenos de errores y adicciones que cambian por completo el mensaje de Juan. También para que las ovejas del Señor que aún están dispersas por el mundo de hoy, entiendan que creyendo solamente en el testimonio de este discípulo que se recostaba en el pecho del Señor tienen la vida eterna, y no necesitan oír ni creer otros testimonios, los cuales son el motivo de las discrepancia denominacional y religiosa de hoy. Para esto he dedicado diez años de mi vida, para esto vivo y para esto he llegado hasta aquí; para que todos sepan que hay tres cosas fundamentales en las que debemos creer, y estas cosas son la espina dorsal del mensaje de Juan: 1.- La única obra que Dios quiere que hagamos, es que creamos en el que él envió, 2.- el único mandamiento que es verdadero y es desde el principio y que por causa de nosotros es nuevo ahora es este: “que creamos en el Nombre de su Hijo Jesús el Xristo y que nos amemos unos a otros como él mismo nos mando”; y que vivir conforma a la verdad es “vivir conforme a este mandamiento”. El que tenga esto, tiene la vida eterna, quien se excede y no persevera en esta enseñanza, no tienen ni al Padre ni al Hijo. Y todos los demás testimonios que se recopiló en la Biblia católico-protestante, no coinciden con el testimonio de Juan, por tanto, no son de la verdad sino del error y del antixcristo.


SUMMARY
== Selección de un nombre de usuario ==
This article is about the correction of the testimonies given by Juan, the dear pupil of the Mr. starting from a totally direct translation from the Greek old content in the Textual and Comparative Critic's volume The New Greek Testament Third Edition; and he/she has the intention of making arrive to Mr. Jesus' sheep you disperse for the world of Hispanic speech; so that they know that a great difference exists among the translations that maintain relationship with the Latin manuscripts, which are full with errors and adictions that change Juan's message completely. Also so that the sheep of the Mr. that are still dispersed for today's world, understand that only believing in this pupil's testimony that leaned back in the chest of the Mr. they have the eternal life, and they don't need to hear neither to believe other testimonies, which are the reason of the discrepancy denominacional and today nun. For this I have dedicated ten years of my life, for this I live and it stops this I have arrived until here; so that all know that there are three fundamental things in those that should believe, and these things are the dorsal thorn of Juan's message: 1. - the only work that God wants that we make, it is that we believe in the one that he sent, 2. - the only commandment that is true and it is from the beginning and that by reason of us it is new now it is this: "that believe in their Son's Name Jesus the Xristo and that we love each other each other as him same I send us"; and that to live conforms to the truth it is to live according to this commandment". The one that has this, has the eternal life who is exceeded and he/she doesn't persevere in this teaching, they don't have neither to the Father neither the Son. And all the other testimonies that it was gathered in the Catholic-Protestant Bible, don't coincide with Juan's testimony, therefore, they are not of the truth but of the error and of the antixcristo.


El mejor nombre de usuario es generalmente '''el tuyo propio''' o un nombre ya establecido en Internet en otros sitios. Por favor escoge un nombre de usuario que nos anime a continuar escribiendo esta enciclopedia, es decir, un nombre con el que te sientas cómodo, pero también un nombre que no sea incómodo para los otros usuarios que también colaboran.


Es bueno recordar que los nombres polémicos pueden influir en la perspectiva de los otros usuarios hacia tus aportes o tu propia credibilidad o la visión sobre tus puntos de vista. Recuerda también que la Wikipedia es un sitio ampliamente consultado de manera que debes seleccionar un nombre que evite todo aquello que pueda ser potencialmente causa de ofensa para alguien con una cultura, religión o grupo étnico diferente al tuyo.


Wikipedia recomienda evitar las siguientes clases de nombres de usuario:
# Direcciones de cuentas de correo o direcciones de páginas web.
# Nombres de políticos, figuras o eventos históricos, lugares, empresas, institutos, asociaciones, gobiernos, partidos políticos o cualquier nombre que haga referencia a una [[persona jurídica]].
# Cualquier otro nombre que pueda ser percibido como potencialmente ofensivo, publicitario, o en apoyo u oposición a políticos, políticas o creencias de figuras públicas.
# Se desaconseja el uso de nombres de figuras famosas vivas o recientemente fallecidas.
# Se desaconsejan los nombres de usuario extremadamente largos.
Los demás usuarios deben poder apreciar tus colaboraciones en función únicamente de ellas y no como respuesta emocional a un nombre de usuario polémico. Es importante para el usuario evitar nombres ofensivos o que expresen alguna intención. Por todo esto se te pide tener el mayor cuidado al escoger el nombre de usuario. Recuerda que trabajas como parte de una comunidad. Muestra a los otros usuarios el respeto que sientes por sus creencias y que igualmente esperas de ellos lo mismo.


INTRODUCCIÓN
===Nombres reales o seudónimos===
Históricamente, muchos wikis han animado a los usuarios a utilizar su propio nombre, con la idea de que los usuarios realizarán un trabajo más constructivo si éstos se le pueden atribuir. Wikipedia te anima a utilizar tu propio nombre, pero no te obliga a ello.


LO QUE DEBEMOS CUMPLIR PARA RECONCILIARNOS CON DIOS Y OBTENER LA VIDA ETERNA
Si utilizas un [[seudónimo]] en lugar de tu nombre, las leyes sobre derechos de autor te otorgan protección a tus trabajos por un tiempo fijo, en lugar de un tiempo contado a partir de tu fecha de deceso.


LOS TRES ASPECTOS ESENCIALES DEL VERDADERO CRISTIANISMO
Se desaconseja el uso de nombres de figuras famosas, vivas o recientemente fallecidas. Muchos editores los consideran perturbadores y pueden solicitar su modificación. Al crear un nombre de usuario de una persona famosa y luego realizar modificaciones que resulten polémicas o incorrectas usando ese nombre se cae en el caso de la sección sobre ''[[#Nombres de usuario inapropiados|nombres de usuario inapropiados]]''.


PREGÚNTATE TÚ MISMO SI CONOCES
===Letras mayúsculas===
1- ¿Cuál es la única obra que Dios quiere que hagamos?
La Wikipedia (o el software con el que funciona) siempre escribe con la primera letra en mayúscula los nombres de sus páginas, de manera que si solicitas el nombre ''mi nombre'', tu página de usuario aparecerá escrita como ''Mi nombre''.
2- ¿Cuál es el único mandamiento de Dios que debemos obedecer?
3- ¿Cómo vivir conforme a la verdad el resto de nuestras vidas?


RESPUESTAS
Si tu nombre de usuario contiene más de un nombre y deseas firmar consistentemente con tu nombre es preferible que al crear el nombre de usuario escribas en mayúscula la primera letra de cada nombre. De esta forma, tu nombre de usuario será consistente con las reglas generalmente aceptadas sobre uso de mayúsculas en los nombres. Los nombres de usuario, son de alguna forma nombres propios. Por ejemplo. ''Tu Nombre'', ''Tu Nombre Completo'' o ''Tu N Completo''.
1- Esta es la única obra que Dios quiere que hagamos: ¡Que creamos en el que él envió!
2- El mandamiento del Padre: “Que creamos en el Nombre de su Hijo Iësôu Xristo y que nos amemos unos a otros como él mismo nos mandó”
3- Vivir conforme a la verdad, es vivir según el mandamiento que ya es desde el principio, y éste es el mandamiento que es desde el principio: que vivamos en el amor.
REPERCUSIÓN DE ESTOS TRES ASPECTOS EN TU VIDA ESPIRITUAL
1- Si obras según Dios, renacerás de la Palabra de Dios y serás llamado “Niño pequeño de Dios”, si haces esto comprenderás también que ya vives en la eternidad por creer en el Nombre del Hijo de Dios, que ya fueron perdonados tus pecados y has vencido al malvado que gobierna al mundo depravado de hoy, al cual has vencido también porque ya no perteneces a él.
2- El primer aspecto hace que cumplas las otras dos exigencias, pues al creer en el Hijo tienes al Padre; y si es así naciste de Dios, la fuente del amor, por tanto vivirás conforme al amor de Dios, porque Dios es el amor.
3- Y si ya tienes esto, no te hace falta nada más; ya se te concedió desde lo alto la vida en la eternidad. Esta es la única enseñanza de Iësous, no te excedas para que permanezcas en ella, y no necesitarás que nadie te enseñe, lo que te falte la propia unción que recibes de él te lo enseñará todo. El testimonio de Iësôus, es el espíritu de las profecías.


Estos tres aspectos resumen lo que es renacer de la Palabra de Dios, del Espíritu, de lo alto. Todas las otras enseñanzas que aparecen en la Biblia no son de Iësôu Xristo, sino del que lucha contra él, del antixristo, el mismo que ya ustedes oyeron que está en el mundo desde mediados del siglo 1 de C. Por esto solo confíen en el testimonio de Juan, el discípulo amado del Señor, no existen otros testimonios confiables, pues todos los demás discrepan con este, lo que nos indica que los demás no son de la verdad sino del error y del antixristo. Por tanto, entiendan la razón por la cual hay que probar a todos los espíritus para verificar si provienen de Dios o no: “todo aquel espíritu que hable igualmente al Iësôus venido en la carne como el Xristo, ( ) este proviene de Dios, pero aquel espíritu que no hable igual que Iësôus, no es de Dios, este es el Antixristo y el espíritu engañador”
== Nombres de usuario inapropiados ==
Los nombres de usuario inapropiados incluyen tanto nombres en claro u ocultos. La Wikipedia ''no permite'' nombre inapropiados que incluyen:


EXHORTACIÓN Y ALERTA PARA QUE NO SEAS ENGAÑADO POR EL ERROR
*'''Nombres deliberadamente confusos:''' que hagan difícil identificar al usuario por su nombre de usuario:
Estos tres aspectos espirituales son la médula del testimonio y el mensaje que nuestro hermano amado Juan nos transmite; todo su testimonio se basa en estos tres puntos neurálgicos, y enfatiza en ellos para que comprendamos que creyendo en el Nombre del Hijo de Dios tenemos la vida eterna; y que su único mandamiento es que vivamos amándonos unos a otros, pues esto es lo que es vivir conforme a la verdad, y que no hay otra enseñanza del Mesías; por eso en su segunda misiva, nos advierte que no recibamos a nadie que no traiga consigo esta enseñanza, y que ni lo saludemos, porque si le decimos “regocíjate con nosotros” estaremos en una común unidad con el malvado. Por ende exhortamos a no creer en ningún otro testimonio, ya que el testimonio de Juan tiene todos los ingredientes para alcanzar la vida eterna y vivir conforme a la verdad.
**Nombres de usuario que colaboran desde hace un mayor tiempo.
**Nombres de usuario referidos a los elementos, procesos u objetos de Wikipedia. Ej: ''cambios recientes'', ''wikiproyecto'' o cualquier otro que forme parte de los elementos de la interfaz de uso cotidiano en la Wikipedia.
**Nombres de usuario que consistan en una secuencia confusa o aleatoria de caracteres, p.e. "ghfjkghdfjgkdhfjkg" o "aaaaaaaaaaaa".


No te dejes engañar por nada ni por nadie, esta es la única obra que Dios quiere que hagamos: “que creamos en el Nombre de su Hijo y que nos amemos como él nos mandó”; todo lo demás pertenece al error y al antixristo.
*'''Nombres insultantes:''' Wikipedia ''no permite'' nombres insultantes, ofensivos o que utilicen [[lenguaje soez]]. El uso de éstos desanima a otros usuarios a colaborar con quien los usa, resultan perturbadores y distraen a otros usuarios de la tarea de crear una enciclopedia. Este tipo de nombres incluyen (sin estar limitados a):
** Nombres que promueven el odio por motivos [[racismo|raciales]], [[etnia|étnicos]], [[nacionalismo|nacionales]] o [[religión|religiosos]].
“Iësôu Xristô” Es la Palabra de Dios
** Nombres reconocidos como lemas raciales, étnicos, nacionalistas o religiosos.
** Nombres que hacen referencia a símbolos de odio racial, étnico, nacional o religioso.
** Nombres que hacen referencia a actos sexuales u órganos genitales
** Nombre que hacen referencia a acciones violentas del mundo real
** Nombres [[escatología (fisiología)|escatológicos]] o pornográficos
* '''Nombres difamatorios:''' El acoso y la difamación son inapropiadas en todos los casos en la Wikipedia. Más aún en los nombres de usuario que no pueden ser utilizados como medio para atacar otros usuarios con quien discrepas. Tu nombre de usuario no debe utilizarse para insultar o burlarse de otros usuarios, artículos o acciones. Adicionalmente, un nombre de usuario no debe ser usado para difamar a otros usuarios, compañías o grupos, independientemente de si ellos colaboran con la Wikipedia.


EL LIBRO DE IÖANNËN
Es una realidad que la línea entre lo aceptable y lo inaceptable en los nombres de usuario es dibujada por aquellos que se quejan por un nombre inapropiado, no por el creador del nombre.


EL TETIMONIO DEL DISCÍPULO AMADO
==Véase también==
*[[Wikipedia:Cambiar el nombre de usuario]]


1 1Una Palabra era ya en el principio; ( ) ( ) porque esa Palabra ya era un propósito de Dios; ( ) así pues Dios era una Palabra. 2Ella misma ya tenía este propósito con Dios desde un principio:
[[Categoría:Wikipedia:Políticas|Nombres de usuario]]


3Que todo naciera por medio de ella misma; por eso, separado de ella en sí, nada nació antes. Lo nacido 4en ella misma sea la vida, y esta vida sea la Luz del hombre, 5porque la luz alumbra en la oscuridad, y la oscuridad en sí misma no la sorprende.
[[ar:ويكيبيديا:سياسة اسم المستخدم]]

[[bg:Уикипедия:Потребителско име]]
6Surgió un hombre enviado por Dios, su nombre era Ioann, 7él vino como testigo, y dio testimonio a cerca de la Luz; para que todos creyeran por lo que él decía. 8Ioann no era la Luz, sino uno que testificó sobre la Luz.
[[cs:Wikipedie:Uživatelské jméno]]

[[da:Wikipedia:Brugerkonti og -navne]]
9Es la luz verdadera que alumbra a todo hombre la que se manifestó al mundo. 10En el mundo estaba; y aunque el mundo surgió de ella misma, el mundo no la reconoció en sí. 11Estubo en su propiedad, pero su propia casa no la recibió.
[[en:Wikipedia:Username policy]]

[[eu:Wikipedia:Lankideen izenak]]
12Por el contrario, todos cuantos la reciben por considerar conveniente sujetarse a la autoridad de ella misma; niños pequeños nacen en Dios ( ). Solo los que creen por medio de su Nombre, 13y no por voluntad de sangre ni de carne ni por la voluntad de otros hombres. Antes bien, renacen tesoros de Dios. ( )
[[fa:ویکی‌پدیا:نام کاربری]]

[[fi:Wikipedia:Käyttäjätunnus]]
14Así la Palabra nació carne y vivió entre nosotros. ( ) Y nosotros hemos contemplado su gloria, la gloria que recibe del Padre, porque es único genéticamente con él, abundante en gracia y verdad.
[[fr:Wikipédia:Nom d'utilisateur]]

[[hr:Wikipedija:Suradničko ime]]
15Ioann testificó de él, diciendo:
[[id:Wikipedia:Nama pengguna]]

[[is:Wikipedia:Notandanafn]]
“Este es aquel a quien yo me refería cuando dije que el que viene delante de mí, frente a mí renace porque primero que yo es.”
[[it:Wikipedia:Nome utente]]

[[ja:Wikipedia:利用者名]]
16De su plenitud todos recibimos gracia contra gracia; 17porque la ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad mediante Iësoús Xristôu nacieron ( ).
[[mk:Википедија:Кориснички сметки]]
18Dios de nadie se dejó ver alguna vez; nacido únicamente de Dios, aquél se levantó como lo íntimo del Padre.
[[ml:വിക്കിപീഡിയ:ഉപയോക്തൃനാമനയം]]

[[ms:Wikipedia:Polisi nama pengguna]]
19Y este es el testimonio que dio Ioann cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle quién era él. 20Y él confesó, y no negó:
[[pl:Wikipedia:Nazwa użytkownika]]
—Yo no soy el Xristôu. 21Le volvieron a preguntar:
[[ps:ويکيپېډيا:کارن-نوم]]
—¿Quién eres, pues? ¿Eres tú Elías? Ioann dijo:
[[ro:Wikipedia:Nume de utilizator]]
—No lo soy. Ellos insistieron:
[[ru:Википедия:Имена участников]]
—Entonces, ¿eres el profeta que ha de venir? Contestó:
[[simple:Wikipedia:Username]]
—No. 22Le dijeron:
[[sk:Wikipédia:Používateľské meno]]
—¿Quién eres, pues? Tenemos que llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué nos puedes decir de ti mismo? 23Ioann les contestó:
[[sl:Wikipedija:Uporabniško ime]]
—Yo soy una voz que clama en el desierto: ‘Abran un camino recto para el Señor’, tal como dijo el profeta Ësaías. 24Los que fueron enviados por los fariseos a hablar con Ioann, 25le preguntaron:
[[sv:Wikipedia:Användarnamn]]
—¿Cómo pues sumerges en agua si no eres el Xristôu ni Elías ni el Profeta? 26Ioann les contestó:
[[ta:விக்கிப்பீடியா:பயனர் பெயர்]]
—Yo sumerjo en agua; porque en medio de ustedes hay uno que no conocen 27y que viene después de mí. Yo ni siquiera merezco desatarle la correa de sus sandalias. 28Todo esto sucedió en el lugar llamado Betania, al otro lado del río Jordán, donde Ioann estaba bautizando.
[[th:วิกิพีเดีย:ชื่อผู้ใช้]]

[[tr:Vikipedi:Kullanıcı adı]]
29Al día siguiente, Ioann vio a Iësoús, que se acercaba a él, y dijo:
[[vi:Wikipedia:Tên người dùng]]

[[zh:Wikipedia:用户名]]
―“¡Miren, ese es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo! 30A él me refería yo cuando dije: ‘Después de mí viene uno que es más importante que yo, porque existe antes que yo.’ 31Yo mismo no sabía de él; pero he venido sumergiendo en agua precisamente para que él alumbre a Israel.”

32Ioann también declaró: “He visto al Espíritu bajar como paloma desde el cielo, y permanecer en él. 33Yo todavía no sabía quién era; pero el que me envió a sumergir con agua, me dijo:

―‘Aquel sobre quien veas que el Espíritu baja y permanece en él, es quien sumerge en Espíritu Sagrado.’ ( ) 34Yo ya lo he visto, y doy testimonio de que es el Hijo de Dios.”

35Al día siguiente, Ioann estaba allí otra vez con dos de sus seguidores. 36Cuando vio pasar a Iësoús, Ioann dijo:
—¡Miren, ese es el Cordero de Dios! 37Los dos seguidores de Ioann lo oyeron decir esto, y siguieron a Iësoús. 38Iësoús se volvió, y al ver que lo seguían les preguntó:
—¿Qué están buscando? Ellos dijeron:
—Maestro, ¿dónde vives? 39Iësoús les contestó:
—Vengan a verlo. Fueron, pues, y vieron dónde vivía, y pasaron con él el resto del día, porque ya eran como las cuatro de la tarde. 40Uno de los dos que oyeron a Ioann y siguieron a Iësoús, era Andréas, hermano de Simón Pêtrôu. 41Al primero que Andréas se encontró fue a su hermano Simón, y le dijo:
—Hemos encontrado al Mesías (que significa: Xristôu – Ungido -). 42Luego Andréas llevó a Simón a donde estaba Iësoús; cuando Iësoús lo vio, le dijo:
—Tú eres Simón, hijo de Ioann, pero tu nombre será Cefas (que significa: Piedra). 43Al día siguiente, Iësoús decidió ir a la región de Galilea. Encontró a Filippôs, y le dijo:
—Sígueme. 44Este Filippôs era del pueblo de Betsaida, de donde eran también Andréas y Pêtrôu. 45Filippôs fue a buscar a Natanael, y le dijo:
—Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en los libros de la ley, y de quien también escribieron los profetas. Es Iësoús, el hijo de Iösëph, el de Nazaret. 46Dijo el mismo Nathanaël:
—¿Acaso de Nazaret puede salir algo bueno? Filippôs le contestó:
—Acércate porque aquí está. 47Cuando Iësoús vio acercarse a Nathanaël, comentó:
—Aquí tienen verdaderamente a un israelita, en quien no hay engaño. 48Dijo de él, Nathanaël: —¿Como nosotros naciste? Contestó Iësoús, diciéndole:
—Antes que Filippôs te llamara, te vi debajo de la higuera. 49Nathanaël le dijo:
—¡Rabbí!, ¡tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel! 50Iësoús le contestó:
—¿Me crees solamente porque te he dicho que te vi debajo de la higuera? Pues vas a ver cosas más grandes que estas. 51También dijo Iësoús:
—En verdad, en verdad les digo: que ustedes verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.

2 1Y celebraban los tres días del nacimiento de una unión conyugal ( ) en Caná, un pueblo de Galilea. La madre de Iësoús estaba allí, 2y Iësoús y sus discípulos fueron también invitados. 3Se acabó el vino, y la madre de Iësoús le dijo:
—Ya no tienen vino. 4Iësoús le contestó:
—Mujer, ¿por qué me dices esto? Mi hora no ha llegado todavía. 5Ella dijo a los que estaban sirviendo:
—Hagan todo lo que él les diga. 6Había allí seis tinajas de piedra, para el agua que usan los judíos en sus ceremonias de purificación. En cada tinaja cabían de cincuenta a setenta litros de agua. 7Iësoús dijo a los sirvientes:
—Llenen de agua estas tinajas. Las llenaron hasta arriba, 8y Iësoús les dijo:
—Ahora saquen un poco y llévenselo al encargado de la fiesta. Así lo hicieron.

9El encargado de la fiesta probó el agua convertida en vino, sin saber de dónde había salido; solo los sirvientes lo sabían, pues ellos habían sacado el agua. Así que el encargado llamó al novio 10y le dijo:
—Todo el mundo sirve primero el mejor vino, y cuando los invitados ya han bebido bastante, entonces se sirve el vino corriente. Pero tú has guardado el mejor vino hasta ahora.

11Esto que hizo Iësoús en Caná de Galilea fue la primera señal milagrosa con la cual alumbró con su propia gloria; y sus discípulos creyeron en él.

12Después de esto se fue a Cafarnaúm, acompañado de su madre, sus hermanos y sus discípulos; y allí estuvieron unos cuantos días. 13Como ya se acercaba la fiesta de la Pascua de los judíos, Iësoús fue a Jerusalén.

14Y encontró en el templo a los vendedores de novillos, ovejas y palomas, y a los que estaban sentados en los puestos donde se le cambiaba el dinero a la gente. 15Al verlo, Iësoús tomó unas cuerdas, se hizo un látigo y los echó a todos del templo, junto con sus ovejas y sus novillos. A los que cambiaban dinero les arrojó las monedas al suelo y les volcó las mesas.

16A los vendedores de palomas les dijo:
—¡Saquen esto de aquí! ¡No hagan un mercado de la casa de mi Padre! 17Entonces sus discípulos se acordaron de la Escritura que dice: “Me consumirá el celo por tu casa.” 18Los judíos le preguntaron:
—¿Qué prueba nos das de tu autoridad para hacer esto? 19Iësoús les contestó:
—Destruyan este templo, y en tres días volveré a levantarlo. 20Los judíos le dijeron:
—Cuarenta y seis años se ha trabajado en la construcción de este templo, ¿y tú en tres días lo vas a levantar? 21Pero el templo al que Iësoús se refería era su propio cuerpo.

22Por eso, cuando resucitó, sus discípulos se acordaron de esto que había dicho, y creyeron en la Escritura y en las Palabras que había dicho Iësoús.

23Por otro lado, como estaba entre los sacerdotes que acudían a Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su Nombre al contemplar las señales que veían. 24Pero el mismo Iësoús no creía en ellos, porque de él mismo nacieron todos; 25y porque no tenía que testificar acerca de los hombres, de manera que él mismo renació como cualquier hombre.

3 1Había un fariseo llamado Nikódëmôs, que era un hombre importante entre los judíos. 2Este fue de noche a visitar a Iësoús, y le dijo:
—Rabbí, sabemos que Dios te ha enviado a enseñarnos, porque nadie podría hacer las señales que tú haces, si Dios no estuviera con él. 3 Contestó Iësoús diciéndole a él:

—En verdad, en verdad te digo que el que no nace de arriba, de lo Alto; no puede ver el reino de Dios. 4Nikódëmôs le preguntó:
—¿Y cómo puede uno nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso podrá entrar otra vez dentro de su madre, para renacer?
5Iësoús le contestó:

—En verdad, en verdad te digo que si no nacen [*] ( ) del espíritu, no podrán venir hacia el reino de Dios. 6Lo que es regenerado por medio de la carne, carnal es; lo que es regenerado por medio del espíritu, espiritual es; 7no te extrañes de que te diga: ‘Todos tienen que nacer de lo alto ( ).’ 8El viento sopla por donde quiere, y aunque oyes su ruido, no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así mismo es todo aquel regenerado desde el espíritu. 9Nikódëmôs volvió a preguntarle:

—¿Cómo pueden nacer de este modo? 10y Iësoús continuó diciéndole:

—Si tú, el que enseñas a Israel, aún no puedes nacer de ese modo; ( ) 11en verdad, en verdad te digo pues: que sabes hablar y fijarte en nuestro testimonio, pero el testimonio nuestro no aprovechas. 12Si de lo terrenal hablo y no crees, ¿cómo vas a creer las cosas celestiales que yo hablo?

13“Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo; es decir, el Hijo del hombre. 14Y así como Moisés puso en alto la serpiente en el desierto, así también el Hijo del hombre tiene que ser puesto en lo alto ( ), 15para que todo el que crea en él tenga vida eterna.

16“De esta manera ama Dios al mundo, de modo que concedió a su Hijo monogénito, para que todo aquel que crea en él no muera, sino que tenga vida eternamente.” 17Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.

18“El que cree en el Hijo de Dios, no es juzgado; pero el que no cree, ya ha sido juzgado por no creer en el Nombre del Hijo único originado de Dios.

19Los incrédulos, ya han sido juzgados, pues, como hacían cosas malas, cuando la luz vino al mundo prefirieron la oscuridad a la luz. 20Todos los que hacen lo malo desprecian la luz, y no se acercan a ella para que no se descubra lo que están haciendo.

21De lo contrario, los que son de la verdad van a la luz, para alumbrar con las obras que hacen en Dios.”
22Después de esto, Iësoús fue con sus discípulos a la región de Judea, donde pasó algún tiempo con ellos ( ). 23También Ioann estaba bautizando en Enón, cerca de Salim, porque allí había mucha agua; y la gente iba y era sumergida en el agua.

24Esto sucedió antes que metieran a Ioann a la cárcel. 25Pero algunos de los seguidores de Ioann comenzaron a discutir con un judío sobre el asunto de la purificación, 26y fueron a decirle a Ioann:
—¡Rabbí!, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien diste testimonio, ahora /**/ ( ) todos van tras de él. 27Contestó Ioann, diciendo:

—No puede el hombre tomar ( ) nada, a no ser que le sea dado a sí mismo desde el cielo.

28Ustedes mismos me oyeron testificar que yo no soy el Xristôu, sino uno que ha sido enviado delante de él.

29El que posee novia, novio es; así pues el cariño del novio se establece en ella, al oír alegremente se regocija por medio de la voz del novio, por tanto, él mismo la alegra en él, dándola a conocer plenamente delante de todos; 30aquel ha de ir creciendo, y yo disminuyendo.

31“El que viene de arriba está sobre todos. El que es de la tierra es terrenal, y habla de las cosas de la tierra. Pero el que viene del cielo está sobre todos, 32y da testimonio de lo que ha visto y oído; y nadie acepta su testimonio.

33Pero si alguien lo acepta, confirma con ello que Dios dice verdad; 34pues el que ha sido enviado por Dios, habla la Palabra de Dios, no por la medida concedida por el espíritu; 35el Padre ama al Hijo, y le ha dado poder sobre todas las cosas.

36El que cree en el Hijo, tiene vida eterna; pero el que no cree en el Hijo, no tiene esa vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él.”

4 1Los fariseos se enteraron de que Iësoús hacía más discípulos***/( ) que Ioann. 3Sin darle mucha importancia, Iësoús partió de Judea para volver a Galilea. 4En su viaje, tenía que pasar por la región de Samaria. 5De modo que llegó a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del terreno que Jacob había dado en herencia a su hijo Iösëph.

6Allí estaba el pozo de Jacob. Iësoús, cansado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía. 7–8Los discípulos habían ido al pueblo a comprar algo de comer. En eso, una mujer de Samaria llegó al pozo a sacar agua, y Iësoús le dijo:
—Dame un poco de agua. 9Pero como los judíos no tienen trato con los samaritanos, la mujer le respondió:
—¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides agua a mí, que soy samaritana? 10Iësoús le contestó:

—Si supieras lo que Dios da y quién es el que te está pidiendo agua, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva.

11La mujer le dijo:
—Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua, y el pozo es muy profundo: ¿de dónde vas a darme agua viva? 12Nuestro antepasado Jacob nos dejó este pozo, del que él mismo bebía y del que bebían también sus hijos y sus animales. ¿Acaso eres tú más que él? 13Iësoús le contestó:

—Todos los que beben de esta agua, volverán a tener sed; 14pero el que beba el agua que yo doy, nunca volverá a tener sed. Porque el agua que yo le doy hará nacer en él mismo un manantial de agua que salta hacia vida eterna.

15La mujer le dijo:
—Señor, dame de esa agua, para que no vuelva yo a tener sed ni tenga que venir aquí a sacar agua. 16Iësoús le dijo:
—Ve a llamar a tu marido y vuelve acá. 17La mujer le contestó:
—No tengo marido. Iësoús le dijo:
—Bien dices que no tienes marido; 18cinco por marido tienes, y el que ahora mantienes no es tu varón. Es cierto lo que has dicho.

19Al oír esto, la mujer le dijo:
—Señor, ya veo que eres un profeta. 20Nuestros antepasados, los samaritanos, adoraron a Dios aquí, en este monte; pero ustedes los judíos dicen que Jerusalén es el lugar donde debemos adorarlo. 21Iësoús le contestó:
—Créeme, mujer, que llega la hora en que ustedes adorarán al Padre sin tener que venir a este monte ni ir a Jerusalén.

22Ustedes adoran lo que no conocen; pero nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación entre los judíos está; 23pues llega la hora, y es desde ahora mismo, que los verdaderos adoradores adoren al Padre en espíritu y verdad, porque de esta manera los que busquen al Padre deben adorarlo.

24Espíritu es Dios, por esto sus adoradores en espíritu y verdad deben adorarle. ( ) 25La mujer le dijo:

—Yo sé que va a venir el Mesías (es decir, el Xristôu); y cuando él venga, saldremos a buscar las nuevas noticias que nos trae. 26Iësoús le dijo:
—Yo Soy, el mismo que habla contigo. 27En esto llegaron sus discípulos, y se quedaron extrañados de que Iësoús estuviera hablando con una mujer. Pero ninguno se atrevió a preguntarle qué quería, o de qué estaba conversando con ella.

28La mujer dejó su cántaro y se fue al pueblo, donde dijo a los hombres:
29—Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será este el Xristôu?
30Entonces salieron del pueblo y fueron a donde estaba Iësoús. 31Mientras tanto, los discípulos le rogaban:
—Rabbí, come algo. 32Pero él les dijo:
—Yo tengo una comida, que ustedes no conocen.

33Los discípulos comenzaron a preguntarse unos a otros:
—¿Será que le habrán traído algo de comer? 34Pero Iësoús les dijo:
—Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra. 35Ustedes dicen: ‘Todavía faltan cuatro meses para la cosecha’; pero yo les digo que se fijen en los sembrados, pues ya están maduros para la cosecha.

36El que trabaja en la cosecha recibe su paga, y la cosecha que recoge es para vida eterna, para que tanto el que siembra como el que cosecha se alegren juntamente.

37En esto la Palabra es verdadera, pues ‘Uno siembra y otro recoge la cosecha.’ 38Yo los mando a recoger la cosecha de la semilla que ustedes no siembran, otros sembraron la semilla y ustedes trabajan para tener parte con ellos.

39Muchos de los habitantes de aquel pueblo de Samaria creyeron en Iësoús por lo que les había asegurado la mujer: “Me ha dicho todo lo que he hecho.”

40Así que, cuando los samaritanos llegaron, rogaron a Iësoús que se quedara con ellos. Él se quedó allí dos días, 41y muchos más creyeron al oír su Palabra. 42Y dijeron a la mujer:
—Ahora creemos, no solamente por lo que tú nos dijiste, sino también porque nosotros mismos le hemos oído y sabemos que de veras es el Salvador del mundo.

43Pasados esos dos días, Iësoús salió de Samaria y siguió su viaje a Galilea. 44Porque, como él mismo dijo: un profeta entre sus propios parientes honor no recibe. 45Cuando llegó a Galilea, los de aquella región lo recibieron bien, porque también habían ido a la fiesta de la Pascua a Jerusalén y habían visto todo lo que él hizo entonces.

46Iësoús regresó a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había un alto oficial del rey, que tenía un hijo enfermo en Cafarnaúm.

47Cuando el oficial supo que Iësoús había llegado de Judea a Galilea, fue a verlo y le rogó que fuera a su casa y sanara a su niño, que estaba a punto de morir. 48Iësoús le contestó:
—Ustedes no creen, si no ven señales y prodigios. 49Pero el oficial le dijo:
—Señor, ven pronto, antes que mi hijo se muera. 50Iësoús le dijo entonces:
—Vuelve a casa; tu hijo vive. El hombre creyó lo que Iësoús le dijo, y se fue.

51Mientras regresaba a su casa, sus criados salieron a su encuentro y le dijeron:
—¡Tu hijo vive! 52Él les preguntó a qué hora había comenzado a sentirse mejor su hijo, y le contestaron:
—Ayer a la una de la tarde se le quitó la fiebre. 53El padre cayó entonces en la cuenta de que era la misma hora en que Iësoús le dijo: “Tu hijo vive”; y él y toda su casa creyeron en Iësoús.

54Esta fue la segunda señal que hizo Iësoús, cuando volvió de Judea a Galilea.

5 1Algún tiempo después, los judíos celebraban una fiesta, y Iësoús volvió a Jerusalén. 2En Jerusalén, cerca de la puerta llamada de las ovejas, hay un estanque que en hebreo se llama Betzatá. Tiene cinco pórticos, 3en los cuales se encontraban muchos enfermos, ciegos, cojos y tullidos echados en el suelo. 5Había entre ellos un hombre que estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años.

6Cuando Iësoús lo vio allí acostado y se enteró del mucho tiempo que llevaba así, le preguntó:
—¿Deseas nacer sano? 7El enfermo le contestó:
—Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando se remueve el agua. Cada vez que quiero meterme, otro lo hace primero. 8Iësoús le dijo:
—Levántate, alza tu camilla y anda. 9Al instante nació sano el hombre, alzó su camilla y comenzó a andar.

Pero como era sábado, 10los judíos dijeron al que había sido sanado:
—Hoy es sábado; no te está permitido llevar tu camilla. 11Aquel hombre les contestó:
—El que me devolvió la salud, me dijo: ‘Alza tu camilla y anda.’ 12Ellos le preguntaron:
—¿Quién es el que te dijo: ‘Alza tu camilla y anda’? 13Pero el hombre no sabía quién lo había sanado, porque Iësoús había desaparecido entre la mucha gente que había allí.

14Después Iësoús lo encontró en el templo, y le dijo:
—Mira, ahora que ya naciste sano, no vuelvas a pecar, para que no te pase algo peor, porque tú naciste de nuevo.

15El hombre se fue y comunicó a los judíos que Iësoús era quien le había devuelto la salud. 16Por eso los judíos perseguían a Iësoús, pues hacía estas obras en sábado. 17Pero Iësoús les dijo:
—Mi Padre siempre ha trabajado, y yo también trabajo. 18Por esto, los judíos tenían aún más deseos de matarlo, porque no solamente no observaba el mandato sobre el sábado, sino que además se hacía igual a Dios al decir que Dios era su propio Padre. 19Iësoús les dijo:
—“En verdad, en verdad les digo: que el Hijo no puede hacer nada por su propia cuenta; solamente hace lo que ve hacer al Padre. Todo lo que hace el Padre, también lo hace el Hijo.

20Pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace; y le mostrará cosas todavía más grandes, que los dejarán a ustedes asombrados.

21Porque así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, también el Hijo da vida a quienes quiere dársela. 22Y el Padre no juzga a nadie, sino que le ha dado a su Hijo todo el poder de juzgar, 23para que todos den al Hijo la misma honra que dan al Padre. El que no honra al Hijo, tampoco honra al Padre, que lo ha enviado.

24“En verdad, en verdad les digo: el que oye mi Palabra y cree en ella para definitivamente seguirme, tiene vida eterna; y no será juzgado, porque ya pasó de la muerte a la vida.

25Verdad, verdad yo les hablo: que llega la hora, y es ahora mismo, cuando los muertos están escuchando la voz del Hijo de Dios; y los que la oyen, viven.

26Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha hecho que el Hijo tenga vida en sí mismo, 27y le ha dado autoridad para juzgar, por cuanto es el Hijo del hombre.

28No se asombren de esto, porque llega la hora que en todas partes desde los sepulcros oyen la voz, 29y los que han muerto y fueron bondadosos y obraron el bien, resucitarán vivos; pero los que obraron el mal, resucitarán condenados.

30“Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta. Juzgo según el Padre me ordena, y mi juicio es justo, pues no trato de hacer mi voluntad sino la voluntad del Padre, que me ha enviado. 31Si yo diera testimonio en favor mío, mi testimonio no valdría como prueba. 32Pero hay otro que da testimonio en favor mío, y me consta que su testimonio es verdadero.

33Ustedes enviaron a preguntarle a Ioann, y él dio testimonio de la verdad. 34Pero yo no recibo testimonio de hombre. Solo digo esto para que ustedes alcancen la salvación. 35Él era como una antorcha que ardía y alumbraba, y ustedes quisieron gozar de su luz por un corto tiempo.

36Pero tengo a mi favor un testimonio más valioso que el de Ioann, porque las obras que el Padre me encargó que hiciera, dan testimonio en mí, de que el Padre me ha enviado.

37Y también el Padre, que me ha enviado, da testimonio a mi favor, a pesar de que ustedes nunca han oído su voz ni lo han visto, 38ni dejan que su Palabra permanezca en ustedes, porque no creen en aquel que el Padre envió.

39Ustedes escudriñan las Escrituras, porque esperan encontrar en ellas la vida eterna; sin embargo, aunque las Escrituras dan testimonio de mí, 40ustedes no quieren venir a mí para tener vida.

41“Yo no acepto gloria que venga de los hombres. 42Además, los conozco a ustedes y sé que no tienen el amor de Dios. 43Yo vengo en Nombre del Padre mío, ( ) y ustedes no me aceptan; en cambio, si viniera otro en nombre propio, a ese lo aceptarían.

44¿Cómo pueden creer ustedes, si reciben gloria los unos de los otros y no buscan la gloria que viene del Dios único? 45No crean que yo los voy a acusar delante de mi Padre; el que los acusa es Moisés mismo, en quien ustedes han puesto su confianza. 46Porque si ustedes le creyeran a Moisés, también me creerían a mí, porque Moisés escribió acerca de mí. 47Pero si no creen lo que él escribió, ¿cómo creerán mi Palabra?”

6 1Después de esto, Iësoús se fue al otro lado del Lago de Galilea, que es el mismo Lago de Tiberias.

2Mucha gente lo seguía, porque habían visto las señales que hacía sanando a los enfermos. 3Entonces Iësoús subió a un cerro, y se sentó con sus discípulos. 4Ya estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos.

5Cuando Iësoús miró y vio la mucha gente que lo seguía, le dijo a Filippôs:
—¿Dónde vamos a comprar pan para toda esta gente? 6Pero lo dijo por ver qué contestaría Filippôs, porque Iësoús mismo sabía bien lo que había de hacer. 7Filippôs le respondió:
—Ni siquiera el salario de doscientos días bastaría para comprar el pan suficiente para que cada uno recibiera un poco.

8Entonces Andréas, que era otro de sus discípulos y hermano de Simón Pêtrôu, le dijo:
9—Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados; pero, ¿qué es esto para tanta gente? 10Iësoús respondió:
—Díganles a todos que se sienten. Había mucha hierba en aquel lugar, y se sentaron. Eran unos cinco mil hombres.

11Iësoús tomó en sus manos los panes y, después de dar gracias a Dios, los repartió entre los que estaban sentados. Hizo lo mismo con los pescados, dándoles todo lo que querían. 12Cuando ya estuvieron satisfechos, Iësoús dijo a sus discípulos:
—Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdicie nada. 13Ellos los recogieron, y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada. 14La gente, al ver esta señal hecha por Iësoús, decía:
—De veras este es el profeta que había de venir al mundo.

15Pero como Iësoús se dio cuenta de que querían llevárselo a la fuerza para hacerlo reinar, se retiró otra vez a lo alto del cerro, para estar solo.

16Al llegar la noche, los discípulos de Iësoús bajaron al lago, 17subieron a una barca y comenzaron a cruzar el lago para llegar a Cafarnaúm. Ya estaba completamente oscuro, y Iësoús no había regresado todavía. 18En esto, el lago se alborotó a causa de un fuerte viento que se había levantado.

19Cuando ya habían avanzado unos cinco o seis kilómetros, vieron a Iësoús, que se acercaba a la barca caminando sobre el agua, y tuvieron miedo. 20Él les dijo:
—¡Yo Soy, no teman! 21Con gusto lo recibieron en la barca, y en un momento llegaron a la tierra adonde iban.

22Al día siguiente, la gente que estaba al otro lado del lago se dio cuenta de que los discípulos se habían ido en la única barca que allí había, y que Iësoús no iba con ellos.

23Mientras tanto, otras barcas llegaron de la ciudad de Tiberias a un lugar cerca de donde habían comido el pan después que el Señor dio gracias. 24Así que, al ver que ni Iësoús ni sus discípulos estaban allí, la gente subió también a las barcas y se dirigió a Cafarnaúm, a buscarlo.

25Al llegar ellos al otro lado del lago, encontraron a Iësoús y le preguntaron:
—Rabbí, ¿en qué momento apareciste en este lugar? 26Iësoús les dijo:

—En verdad, en verdad les digo: que ustedes me buscan porque comieron hasta llenarse, y no porque hayan entendido las señales.

27No obren por el alimento que perece ( ) ( ), sino por el alimento que permanece y que da vida eterna. Esta es la comida que les dará el Hijo del hombre, porque Dios, el Padre, ha puesto su sello en él.

28Le preguntaron:

— ¿Cuál es la obra que Dios quiere que hagamos? 29Iësoús les contestó, diciendo:

—Esta es toda la obra de Dios: “que crean en aquel que él ha enviado.” ( )

30Le preguntaron entonces:
—¿Qué señal puedes darnos, para que al verla te creamos? ¿Cuáles son tus obras?

31Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: ‘Les dio a comer pan del cielo.’ 32Iësoús les contestó:
—En verdad, en verdad les digo: que no fue Moisés quien les dio a ustedes el pan del cielo, sino que mi Padre es quien les da el verdadero pan del cielo. 33Porque el pan que Dios da es el que ha bajado del cielo y da vida al mundo. 34Ellos le pidieron:
—Señor, danos siempre ese pan. 35Y Iësoús les dijo:

—Yo Soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca tendrá hambre; y el que cree en mí, nunca tendrá sed. 36Pero como ya les dije, ustedes no creen aunque me han visto. 37Todos los que el Padre me da, vienen a mí; y a los que vienen a mí, no los echaré fuera.

38Porque yo no he bajado del cielo para hacer mi propia voluntad, sino para hacer la voluntad de mi Padre, que me ha enviado. 39Y la voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda a ninguno de los que me ha dado, sino que los resucite en el día último.

40Porque la voluntad de mi Padre es que todos los que se fijan ( ) en el Hijo de Dios y crean en él, tengan vida eterna; porque yo los resucitaré en el día último. 41Por esto los judíos comenzaron a murmurar de Iësoús, porque afirmó:

“Yo Soy el pan que ha bajado del cielo.” 42Y dijeron:
—¿No es este Iësoús, el hijo de Iösëph? Nosotros conocemos a su padre y a su madre. ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo? 43Iësoús les dijo entonces:

—Dejen de murmurar. 44Nadie puede venir ante mí, si no me lo trae el mismo Padre para que yo lo resucite en el día último.

45Está escrito en los profetas: ‘y a todos los suyos enseñará Dios’. ‘Así que todos los que escuchan al Padre y aprenden de él, vienen a mí. 46No es que alguien se haya fijado en el Padre; el único que lo ha contemplado es el que procede de Dios’.

47En verdad, en verdad les digo: el creyente, tendrá la vida eterna.

48Yo Soy el pan que da vida. 49Los antepasados de ustedes comieron el maná en el desierto, y a pesar de esto murieron; 50pero yo hablo del pan que baja del cielo; quien se alimenta de él, no muere.

51Yo Soy ese pan vivo que ha bajado del cielo; el que come y se alimenta de este pan, vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi propia carne. Lo daré por la vida del mundo.” 52Los judíos se pusieron a discutir unos con otros:

—¿Cómo puede darnos éste de su propia carne? 53Iësoús les dijo:

—En verdad, en verdad les digo: que si ustedes no comen la carne del Hijo del hombre y beben su sangre, no tendrán vida. 54El que se alimenta de mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo lo resucitaré en el día último. 55Porque mi carne es verdadero alimento, y mi sangre es verdadera bebida.

56El que se alimenta de mi carne y bebe de mi sangre, vive unido a mí, y yo vivo unido a él.

57El Padre, que me ha enviado, tiene vida, y yo vivo por él; de la misma manera, el que se alimenta de mí, vivirá por mí. 58Hablo del pan que ha bajado del cielo. Este pan no es como el maná que comieron los antepasados de ustedes, que a pesar de haberlo comido murieron; el que come de este pan para alimentarse, vivirá para siempre.

59Iësoús enseñó estas cosas en la sinagoga de Cafarnaúm. 60Así que muchos de sus discípulos por causa de lo que oyeron, dijeron:

—Esta Palabra suya es muy dura; ¿quién puede hacerle caso? 61Iësoús, dándose cuenta de lo que estaban murmurando, les preguntó:

—¿Esto les ofende? 62¿Qué pasaría entonces, si vieran al Hijo del hombre subir a donde antes estaba? 63El espíritu es vida activa; la carne no es provechosa en nada.

Por eso, la Palabra que yo le he hablado espíritu es y vida es. ( ) ( )
64Pero todavía algunos de ustedes no creen en ella. Es que Iësoús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién era el que lo iba a traicionar. 65Y añadió:

—Ya les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.

66Desde entonces, muchos de los que habían seguido a Iësoús lo dejaron, y ya no andaban con él. 67Iësoús les preguntó a los doce discípulos:
—¿También ustedes quieren irse? 68Simón Pêtrôu le contestó:
—Señor, ¿a quién podemos ir? Si tú tiene la Palabra de Vida eterna. 69Y nosotros ya hemos creído, y conocemos que tú eres el Consagrado de Dios. 70Iësoús les contestó:
—¿No los he escogido yo a ustedes doce? Sin embargo, entre ustedes uno es diablo. 71Al decir esto, Iësoús hablaba de Iudas, el de Simón Iscariote, porque Iudas iba a traicionarlo, aunque estaba entre los doce discípulos.

7 1Después de esto, Iësoús andaba por la región de Galilea. No quería estar en Judea, porque allí los judíos lo buscaban para matarlo. 2Pero como se acercaba la fiesta de las Enramadas, una de las fiestas de los judíos, 3sus hermanos le dijeron:
—No te quedes aquí; vete a Judea, para que los seguidores que tienes allá también vean tus obras. 4Pues cuando uno quiere ser conocido, no hace las cosas en secreto. Ya que haces cosas como estas, hazlas delante de todo el mundo. 5Y es que ni siquiera sus hermanos creían en él. 6Iësoús les dijo:
—Todavía no ha llegado mi hora, pero para ustedes cualquier hora es buena. 7Los que son del mundo no pueden odiarlos a ustedes; pero a mí me odian, porque yo hago ver claramente que lo que hacen es malo.

8Vayan ustedes a la fiesta; yo no voy, porque todavía no se ha cumplido mi hora. 9Les dijo esto, y se quedó en Galilea. 10Pero después que se fueron sus hermanos, también Iësoús fue a la fiesta, aunque no dio luz públicamente, sino como en secreto. 11Los judíos lo buscaban en la fiesta, y decían:
—¿Dónde estará ese hombre? 12Entre la gente se hablaba mucho de él. Unos decían: “Es un hombre de bien”; pero otros decían: “No es bueno; engaña a la gente.” 13Sin embargo, nadie hablaba abiertamente de él, por miedo a los judíos.

14Hacia la mitad de la fiesta, Iësoús entró en el templo y comenzó a enseñar. 15Los judíos decían admirados:
—¿Cómo sabe este de letras, sin haber estudiado? 16Iësoús les contestó:
—Mi enseñanza no es mía, sino de aquel que me envió.

17Si alguien está dispuesto a hacer la voluntad de Dios, podrá reconocer si mi enseñanza viene de Dios o si hablo por mi propia cuenta. 18El que habla por su cuenta, busca su propia gloria; pero quien busca la gloria del que lo envió, ese dice la verdad y en él no hay nada reprochable.

19“¿No es verdad que Moisés les dio a ustedes la ley? Sin embargo, ninguno de ustedes la obedece. ¿Por qué quieren matarme?” 20La gente le contestó:
—¡Estás endemoniado! ¿Quién quiere matarte? 21Iësoús les dijo:
—Todos ustedes se asombran por una sola obra que hice. 22Sin embargo, Moisés les mandó practicar el rito de la circuncisión (aunque no procede de Moisés, sino de los patriarcas), y ustedes circuncidan a un hombre aunque sea en sábado.

23Ahora bien, si por no faltar a la ley de Moisés ustedes circuncidan al niño aunque sea en sábado, ¿por qué se enojan conmigo por haber sanado en sábado al hombre entero?

24No juzguen ustedes por las apariencias; sino juzguen con un justo juicio.

25Algunos de los que vivían en Jerusalén comenzaron entonces a preguntar:

—¿No es a este al que andan buscando para matarlo? 26Pues ahí está, hablando en público, y nadie le dice nada. ¿Será que las autoridades creen de veras que este hombre es el Xristôu? 27Pero nosotros sabemos de dónde viene éste; en cambio, cuando venga el Xristôu, nadie sabrá de dónde viene.

28Al oír esto, Iësoús, que estaba enseñando en el templo, dijo con voz fuerte:
—¡Así que ustedes me conocen y saben de dónde vengo! Pero no he venido por mi propia cuenta, sino que vengo enviado por uno que es digno de confianza y a quien ustedes no conocen. 29Yo lo conozco porque procedo de él, y él me ha enviado.

30Entonces quisieron arrestarlo, pero ninguno le echó mano porque todavía no había llegado su hora. 31Muchos creyeron en él, y decían:
—Cuando venga el Xristôu, ¿acaso hará más señales que las que este hace? 32Los fariseos oyeron lo que la gente decía de Iësoús; y ellos y los principales de los sacerdotes mandaron a unos guardianes del templo a que lo arrestaran.

33Entonces Iësoús dijo:
—Voy a estar con ustedes solamente un poco de tiempo, y después regresaré al que me ha enviado. 34Ustedes me buscarán, pero no me encontrarán, porque no podrán ir a donde yo voy a estar.

35Los judíos comenzaron entonces a preguntarse unos a otros:
—¿A dónde se va a ir este, que no podremos encontrarlo? ¿Acaso va a ir a los judíos que viven dispersos en el extranjero, y a enseñar a los paganos? 36¿Qué quiere decir eso de que ‘Me buscarán, pero no me encontrarán, porque no podrán ir a donde yo voy a estar’?

37El último día de la fiesta era el más solemne. Aquél día Iësoús, puesto de pie, dijo con voz fuerte:

—Si algún sediento viene en pos de mí y bebe; 38está creyendo en mí, y de acuerdo a lo que dice la escritura: desde su propio interior fluirá agua viva.

39Esto lo dijo por el Espíritu que acogerían los creyentes sobre ellos; y es que el espíritu todavía no estaba, porque Iësoús aún no había sido glorificado.

40Había algunos entre la gente que cuando oyeron estas palabras dijeron:
—Seguro que este es el profeta. 41Otros decían:
—Este es Xristôu. Pero otros decían:
—No, porque el Xristôu no puede proceder de Galilea. 42La Escritura dice que el Xristôu tiene que ser descendiente del rey David, y que nacerá en Belén, el mismo pueblo de donde era David. 43Así que la gente se dividió por causa de Iësoús.

44Algunos querían llevárselo preso, pero nadie lo hizo. 45Los guardianes del templo volvieron a donde estaban los fariseos y los jefes de los sacerdotes, que les preguntaron:
—¿Por qué no lo trajeron? 46Los guardianes contestaron:
—¡Jamás ningún hombre ha hablado así!

47Entonces los fariseos les dijeron:
—¿También ustedes se han dejado engañar? 48¿Acaso ha creído en él alguno de nuestros jefes, o de los fariseos? 49Pero esta gente, que no se originan de la ley, es maldita.

50Nikódëmôs, el fariseo que en una ocasión había ido a ver a Iësoús, les dijo:
51—Según nuestra ley, no podemos condenar a un hombre sin antes haberlo oído para saber qué es lo que ha hecho. 52Ellos le contestaron:
—¿También tú eres de Galilea? Revisa las Escrituras y verás que de Galilea jamás sale un profeta. 53 Cada uno se fue a su casa.

8 1Pero Iësoús se dirigió al Monte de los Olivos, 2y al día siguiente, al amanecer, volvió al templo. La gente se le acercó, y él se sentó y comenzó a enseñarles.

3Los maestros de la ley y los fariseos llevaron entonces a una mujer, a la que habían sorprendido en adulterio. La pusieron en medio de todos los presentes, 4y dijeron a Iësoús:

—Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. 5En la ley, Moisés nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. ¿Tú qué dices? 6Ellos preguntaron esto para tentarlo, y tener así de qué acusarlo.

Pero Iësoús se inclinó y comenzó a escribir en la tierra con el dedo. 7Luego, como seguían preguntándole, se enderezó y les dijo:
—Aquel de ustedes que no tenga culpa, que le tire la primera piedra. 8Y volvió a inclinarse y siguió escribiendo en la tierra.

9Al oír esto, uno tras otro comenzaron a irse, y los primeros en hacerlo fueron los más viejos. Cuando Iësoús se encontró solo con la mujer, que se había quedado allí, 10se enderezó y le preguntó:
—Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado? 11Ella le contestó:
—Ninguno, Señor. Iësoús le dijo:
—Tampoco yo te condeno; ahora, vete y no vuelvas a pecar. 12 Iësoús se dirigió otra vez a la gente, diciendo:

—Yo Soy la luz del mundo; el que se une a mí, alcanzará la luz de la vida, y nunca andará en la oscuridad.

13Los fariseos le dijeron:
—Tú estás dando testimonio a favor tuyo: ese testimonio no tiene valor. 14Iësoús les contestó:
—Mi testimonio sí tiene valor, aunque lo dé yo mismo a mi favor. Pues yo sé de dónde vine y a dónde voy; en cambio, ustedes no lo saben.

15Ustedes juzgan según los criterios de la carne. Yo no juzgo a nadie; 16pero si juzgo, mi juicio está de acuerdo con la verdad, porque no juzgo yo solo, sino que el Padre que me envió juzga conmigo.

17En la ley de ustedes está escrito que cuando dos testigos dicen lo mismo, su testimonio tiene valor. 18Pues bien, yo mismo soy un testigo a mi favor, y el Padre que me envió es el otro testigo. 19Le preguntaron:
—¿Dónde está tu padre? Iësoús les contestó:
—Ustedes no me conocen a mí, ni tampoco a mi Padre; si me conocieran a mí, también conocerían a mi Padre.

20 Todas estas palabras las dijo mientras enseñaba en el templo, en el lugar donde estaban los cofres de las ofrendas. Pero nadie lo arrestó, porque todavía no había llegado su hora. 21 Iësoús les volvió a decir:
—Yo me voy, y ustedes me van a buscar, pero morirán en su pecado. A donde yo voy, ustedes no pueden ir. 22Los judíos dijeron:
—¿Acaso estará pensando en matarse, y por eso dice que no podemos ir a donde él va? 23Iësoús les dijo:
—Ustedes son de aquí abajo, pero Yo Soy de arriba; ustedes son de este mundo, pero yo no soy de este mundo. 24Por eso les dije que morirán en sus pecados; porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados.

25Entonces le preguntaron:
—¿Quién eres tú? Iësoús les respondió:
—En primer lugar, ¿por qué he de hablar con ustedes? 26Tengo mucho que decir y que juzgar de ustedes, pero el que me ha enviado dice la verdad, y lo que yo le digo al mundo es lo mismo que le he oído decir a él. 27Pero ellos no entendieron que les hablaba del Padre. 28Por eso les dijo:
—Cuando ustedes levanten en alto al Hijo del hombre, reconocerán que Yo Soy, y que no hago nada por mi propia cuenta; solamente digo lo que el Padre me ha enseñado. 29Porque el que me ha enviado está conmigo; mi Padre no me ha dejado solo, porque yo siempre hago lo que a él le agrada.

30Cuando Iësoús dijo esto, muchos creyeron en él. 31Iësoús les dijo a los judíos que habían creído en él:

—Si ustedes viven por mi Palabra, serán verdaderos discípulos míos; 32conocerán la verdad, y la verdad los liberará. 33Ellos le contestaron:

—Nosotros somos descendientes de Abraham, y nunca hemos sido esclavos de nadie; ¿cómo dices tú que seremos libres? 34Iësoús les dijo:

—En verdad, en verdad les digo: que todos los que pecan esclavos del pecado son. 35Un esclavo no permanece para siempre en la casa; pero un hijo sí permanece para siempre. 36Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes serán verdaderamente libres.

37Ya sé que ustedes son descendientes de Abraham; pero quieren matarme porque mi Palabra no prende en ustedes. 38Yo hablo de lo que el Padre me ha mostrado; así también ustedes, hagan lo que del Padre han escuchado. 39Ellos le dijeron:
—¡Nuestro padre es Abraham! Pero Iësoús les contestó:
—Si ustedes fueran de veras hijos de Abraham, harían lo que él hizo. 40Sin embargo, aunque les he dicho la verdad que Dios me ha enseñado, ustedes quieren matarme. ¡Abraham nunca hizo nada así! 41Ustedes hacen lo mismo que hace su padre. Ellos le dijeron:
—¡Nosotros no nacimos hijos de la prostitución; tenemos un solo Padre, que es Dios! 42Iësoús les contestó:
—Si de veras Dios fuera su padre, ustedes me amarían, porque yo vengo de Dios y aquí estoy. No he venido por mi propia cuenta, sino que Dios me ha enviado, 43quien no nace por medio de lo que hablo, es porque no puede oír mi Palabra.

44Es que ustedes tienen por padre al diablo; al cual pertenecen, por eso hacen lo que él quiere. Pues el diablo es un asesino desde el principio, porque nunca se mantuvo en la verdad, ni dice verdad. Cuando dice falsedades, habla como lo que es; porque es falso y padre de la falsedad.

45Pero como yo digo la verdad, ustedes no me creen. 46¿Quién de ustedes puede demostrar que yo tengo algún pecado? Y si digo la verdad, ¿por qué no me creen?

47El que es de Dios, escucha las palabras de Dios; pero como ustedes no son de Dios, no pueden escuchar mis Palabras. 48Los judíos le dijeron entonces:
—Tenemos razón cuando decimos que eres un samaritano y que tienes un demonio. 49Iësoús les contestó:
—No tengo ningún demonio. Lo que hago es honrar a mi Padre; en cambio, ustedes me deshonran. 50Yo no busco mi gloria; hay alguien que la busca, y él es el que juzga.

51En verdad, en verdad les digo: quienes guardan mi Palabra ( ); nunca verán la muerte.

52Los judíos le contestaron:
—Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abraham y todos los profetas murieron, y tú dices: ‘El que guarda mi palabra, no probará la muerte jamás.’ 53¿Acaso eres tú más que nuestro padre Abraham? Él murió, y los profetas también murieron. ¿Quién te has creído que eres? 54Iësoús les contestó:
—Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria no vale nada. Pero el que me glorifica es mi Padre, el mismo que ustedes dicen que es su Dios. 55Pero ustedes no lo conocen. Yo sí lo conozco; y si dijera que no lo conozco, sería yo tan mentiroso como ustedes. Pero ciertamente lo conozco, por eso obedezco su Palabra.

56Abraham, el antepasado de ustedes, se gozó de ver mi día; y lo vio, y se llenó de gozo. 57Los judíos dijeron a Iësoús:
—Todavía no tienes cincuenta años, ¿y dices que has visto a Abraham? 58Iësoús les contestó:
—En verdad, en verdad les digo: que antes que Abraham naciera, Yo Soy.

59Entonces ellos tomaron piedras para arrojárselas; pero Iësoús se escondió y salió del templo.

9 1Al salir, Iësoús vio a su paso a un hombre que había nacido ciego. 2Sus discípulos le preguntaron:
—Rabbí, ¿por qué nació ciego este hombre? ¿Por el pecado de sus padres, o por su propio pecado? 3Iësoús les contestó:
—Ni por su propio pecado ni por el de sus padres; fue más bien para que en él alumbre la gloria de Dios.

4Mientras es de día, tenemos que hacer el trabajo del que me envió; pues viene la noche, cuando nadie puede trabajar. 5Mientras estoy en este mundo, Soy Luz del mundo.

6Después de haber dicho esto, Iësoús escupió en el suelo, hizo con la saliva un poco de lodo y se lo untó al ciego en los ojos. 7Luego le dijo:
—Ve a lavarte al estanque de Silöám (que significa: “Enviado”). El ciego fue y se lavó, y cuando regresó ya podía ver. 8Los vecinos y los que antes lo habían visto pedir limosna se preguntaban:
—¿No es este el que se sentaba a pedir limosna? 9Unos decían:
—Sí, es él. Otros decían:
—No, no es él, aunque se le parece. Pero él mismo decía:
—Sí, yo soy. 10Entonces le preguntaron:
—¿Y cómo es que ahora puedes ver? 11Él les contestó:
—Ese hombre que se llama Iësoús hizo lodo, me lo untó en los ojos, y me dijo: ‘Ve al estanque de Siloé, y lávate.’ Yo fui, y en cuanto me lavé, pude ver. 12Entonces le preguntaron:
—¿Dónde está ese hombre? Y él les dijo:
—No lo sé.

13–14El día en que Iësoús hizo el lodo y devolvió la vista al ciego era sábado. Por eso llevaron ante los fariseos al que había sido ciego, 15y ellos le preguntaron cómo era que ya podía ver. Y él les contestó:
—Me puso lodo en los ojos, me lavé, y ahora veo. 16Algunos fariseos dijeron:
—El que hizo esto no puede ser de Dios, porque no respeta el sábado. Pero otros decían:
—¿Cómo puede hacer estas señales, si es pecador? De manera que hubo división entre ellos, 17y volvieron a preguntarle al que antes era ciego:
—Puesto que te ha dado la vista, ¿qué dices de él? Él contestó:
—Yo digo que es un profeta. 18Pero los judíos no quisieron creer que había sido ciego y que ahora podía ver, hasta que llamaron a sus padres 19y les preguntaron:
—¿Es este su hijo? ¿Declaran ustedes que nació ciego? ¿Cómo es que ahora puede ver? 20Sus padres contestaron:
—Sabemos que este es nuestro hijo, y que nació ciego; 21pero no sabemos cómo es que ahora puede ver, ni tampoco sabemos quién le dio la vista. Pregúntenselo a él; ya es mayor de edad, y él mismo puede darles razón.

22Sus padres dijeron esto por miedo, pues los judíos se habían puesto de acuerdo para expulsar de la congregación a cualquiera que reconociera que Iësoús era el Xristôu. 23Por eso dijeron sus padres: “Pregúntenselo a él, que ya es mayor de edad.”

24Los judíos volvieron a llamar al que había sido ciego, y le dijeron:
—Dinos la verdad delante de Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es pecador. 25Él les contestó:
—Si es pecador, no lo sé. Lo que sí sé es que yo era ciego y ahora veo. 26Volvieron a preguntarle:
—¿Qué te hizo? ¿Qué hizo para darte la vista? 27Les contestó:
—Ya se lo he dicho, pero no me hacen caso. ¿Por qué quieren que se lo repita? ¿Es que también ustedes quieren seguirlo? 28Entonces lo insultaron, y le dijeron:
—Tú naciste discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés. 29Y sabemos que Dios le habló a Moisés, pero de éste no sabemos ni siquiera de dónde ha salido. 30El hombre les contestó:
—¡Qué cosa tan rara! Ustedes no saben de dónde ha salido, y en cambio a mí me ha dado la vista. 31Bien sabemos que Dios no escucha a los pecadores; solamente escucha a los que lo adoran y obran según su voluntad. 32Nunca se ha oído decir de nadie que diera la vista a una persona que nació ciega.

33Si este hombre no viniera de Dios, no podría hacer nada. 34Le dijeron entonces:
—Tú, que naciste lleno de pecado, ¿quieres darnos lecciones a nosotros? Y lo expulsaron de la congregación.

35Iësoús oyó decir que habían expulsado al ciego; y cuando se encontró con él, le preguntó:
—¿Crees tú en el Hijo del hombre? 36Él le dijo:
—Señor, dime quién es, para que yo crea en él. 37Iësoús le contestó:
—Ya lo has visto: Yo Soy, con quien hablas. 38Entonces el hombre se puso de rodillas delante de Iësoús, y le dijo:
—Creo, Señor. 39Luego dijo Iësoús:

—Yo he venido a este mundo para hacer juicio, para que los ciegos vean y para que los que ven se vuelvan ciegos.

40Algunos fariseos que estaban con él, al oír esto, le preguntaron:
—¿Acaso nosotros también somos ciegos? 41Iësoús les contestó:

—Si ciegos son, no tienen culpa de sus pecados; pero ahora que alegan ver, sus pecados permanecen.

10 1 “En verdad, en verdad les digo: que el que no entra por la puerta de la casa de las ovejas, ladrón y bandido es; 2 y para entrar por la puerta hay que hacerlo a través del pastor que cuida las ovejas; 3éste es el portero que abre la puerta, y las ovejas oyen su voz, porque a las ovejas de su propiedad escuchan conforme a su nombre; y las ovejas reconocen su voz, y saca fuera las de su propiedad; 4y cuando las ovejas de su propiedad han salido fuera todas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque reconocen su voz.

5En cambio, a un desconocido no lo siguen, sino que huyen de él, porque desconocen su voz.”

6Iësoús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron lo que les quería decir.

7Iësoús les dijo otra vez: “En verdad, en verdad les digo:

―Yo Soy la puerta por donde han de entrar las ovejas. 8 Sin dudas, todos cuantos vinieron ante de mi, ladrones son y bandidos; pero no fueron de las ovejas.

9Yo Soy la puerta: a menos que entren a través de mí, que soy la salvación, podrán ser atraídas para entrar y hallar un lugar donde encuentren pastos.

10“El ladrón no vino si no a robar, a matar y a destruir; pero yo he venido para que vida tengan, y tengan mucho más.”

11Yo Soy el buen pastor. El buen pastor da su propio ser por las ovejas; 12pero el que trabaja solamente por la paga, cuando ve venir al lobo deja las ovejas y huye, porque no es el pastor y porque las ovejas no son suyas.

Y el lobo ataca a las ovejas y las dispersa en todas direcciones. 13El asalariado huye porque lo único que le importa es la paga, y no las ovejas.

14Yo Soy el buen Pastor, y ellas nacen en mí; porque nacieron para mí mismo, así como yo mismo nací en mi Padre; 15porque el Padre me engendró en él, por esto mi ser en sí ( ) pongo por encima de mis ovejas. ( )

16Por eso las primeras ovejas no necesitan estar en la gran casa; pero aquellas que necesitan conducción y oyen mi voz, nacen en mi pastoreo, y la pastoreo yo solo; 17y por esto mi Padre las ama, porque yo pongo mi ser en sí afín de que otra vez lo tome yo mismo.

18Ninguno coge las cosas que son mías, por el contrario yo entrego todo lo que es mío, de mí mismo; la autoridad necesaria tengo para entregar lo mío, y para luego volverlo a tomar. Este es el mandamiento que el Padre me ha dado.”

19Cuando los judíos oyeron estas Palabras, volvieron a dividirse. 20Muchos de ellos decían:

—¿Por qué le hacen caso, si tiene un demonio y está loco? 21Pero otros decían:

—Nadie que tenga un demonio puede hablar así. ¿Acaso un demonio puede dar la vista a los ciegos?

22Era invierno, y en Jerusalén estaban celebrando la fiesta en que se conmemoraba la dedicación del templo. 23Iësoús estaba en el templo, y andaba por el Pórtico de Salomón.

24Entonces los judíos lo rodearon y le preguntaron:
—¿Hasta cuándo nos vas a tener el ser dividido? Si tú eres el Xristôu, dínoslo de una vez. 25Iësoús les contestó:

—Ya se lo dije a ustedes, y no me creyeron. Las obras que yo hago en el Nombre del Padre, estás testifican sobre mí; 26pero ustedes no me creen, porque no son de mis ovejas. 27Mis ovejas reconocen mi voz, por eso yo mismo las hago renacer, para que me sigan a mí. 28Yo les doy vida eterna, y jamás perecerán ni nadie me las quitará.

29Lo que el Padre me ha dado es más grande que todo, y nadie se lo puede quitar.

30El Padre y yo somos uno solo. 31Los judíos volvieron a tomar piedras para tirárselas, 32pero Iësoús les dijo:
—Por el poder de mi Padre he hecho muchas obras delante de ustedes; ¿por cuál de ellas me van a apedrear? 33Los judíos le contestaron:
—No te vamos a apedrear por ninguna cosa buena que hayas hecho, sino porque blasfemas.

Tú no eres más que un hombre, y te haces Dios a ti mismo. 34Iësoús les dijo:

—En la ley de ustedes está escrito: ‘Yo dije que ustedes son dioses.’

35Sabemos que lo que la Escritura dice, no se puede negar:

“― Si Dios llamó dioses a quienes nacieron de la Palabra de Dios, 36y si me consagró a mí para enviarme al mundo, ¿cómo pueden ustedes decir que los he ofendido porque dije: Yo Soy Hijo de Dios? “

37Si yo no hago las obras que hace mi Padre, no me crean; 38pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean por las obras que hago, para que sepan de una vez por todas que he nacido del Padre, y que él está en mí y yo mismo estoy en el Padre.

39Otra vez quisieron arrestarlo, pero Iësoús se les escapó.
40Regresó Iësoús al otro lado del Jordán, y se quedó allí, en el lugar donde Ioann había estado antes bautizando. 41Mucha gente fue a verlo, y decían:
—De veras, aunque Ioann no hizo ninguna señal, todo lo que dijo de este hombre era verdad. 42Y muchos en aquel lugar creyeron en Iësoús.

11 1Había un hombre enfermo que se llamaba Lázaro, natural de Betania, el pueblo de María y de su hermana Martha.

2Esta María, que era hermana de Lázaro, fue la que enjugó con ungüento perfumado los pies del Señor con sus cabellos.

3Así pues, las dos hermanas mandaron a decir a Iësoús:
—Señor, quien tú quiere está enfermo. 4Iësoús, al oírlo, dijo:
—Esta enfermedad no va a terminar en muerte, sino que aumentará la gloria de Dios, y también la gloria del Hijo de Dios.

5Aunque Iësoús amaba mucho a Martha, a su hermana y a Lázaro, 6cuando le dijeron que Lázaro estaba enfermo se quedó dos días más en el lugar donde se encontraba. 7Después dijo a sus discípulos:
—Vamos otra vez a Judea. 8Los discípulos le dijeron:
—¡Rabbí!, hace poco los judíos de esa región trataron de apedrearte, ¿y otra vez quieres ir allá? 9Iësoús les dijo:
—¿No es cierto que el día tiene doce horas? Pues si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz que hay en este mundo; 10pero si uno anda de noche, tropieza, porque le falta la luz. 11Después añadió:

—Nuestro amado Lázaro se ha dormido, pero voy a despertarlo. 12Los discípulos le dijeron:
—Señor, si se ha dormido, es señal de que va a sanar. 13Pero lo que Iësoús les decía es que Lázaro había muerto, mientras que los discípulos pensaban que se había referido al sueño natural. 14Entonces Iësoús les dijo claramente:
—Lázaro ha muerto. 15Y me alegro de no haber estado allí, porque así es mejor para ustedes, para que crean. Pero vamos a verlo. 16Entonces Thömás, al que llamaban el Gemelo, dijo a los otros discípulos:
—Vamos también nosotros, para morir con él.

17Al llegar, Iësoús se encontró con que ya hacía cuatro días que Lázaro había sido sepultado. 18Betania se hallaba cerca de Jerusalén, a unos tres kilómetros; 19y muchos de los judíos habían ido a visitar a Martha y a María, para consolarlas por la muerte de su hermano.

20Cuando Martha supo que Iësoús estaba llegando, salió a recibirlo; pero María se quedó en la casa. 21Martha le dijo a Iësoús:
—Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.

22Pero yo sé que aun ahora Dios te dará todo lo que le pidas. 23Iësoús le contestó:
—Tu hermano volverá a vivir. 24Martha le dijo:
—Sí, ya sé que volverá a vivir cuando los muertos resuciten, en el día último.

25Iësoús le dijo entonces:

—Yo Soy la Resurrección y la Vida; el que cree en mí, aunque esté entre los muerto, revivirá; 26y si está vivo y se mantiene creyendo en mí; ¡no, nunca estará entre los muertos¡ Crean esto; 27ella le dijo:

—Sí, Señor, yo creo que tú eres el Xristôu, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.

28Después de decir esto, Martha fue a llamar a su hermana María, y le dijo en secreto:
—El Maestro está aquí y te llama. 29Tan pronto como lo oyó, María se levantó y fue a ver a Iësoús. 30Iësoús no había entrado todavía en el pueblo; estaba en el lugar donde Martha se había encontrado con él.

31Al ver que María se levantaba y salía rápidamente, los judíos que estaban con ella en la casa, consolándola, la siguieron pensando que iba al sepulcro a llorar.

32Cuando María llegó a donde estaba Iësoús, se puso de rodillas a sus pies, diciendo:
—Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. 33Iësoús, al ver llorar a María y a los judíos que habían llegado con ella, conmovido profundamente en espíritu y turbado en sí mismo; 34así les preguntó:
—¿Dónde lo sepultaron? Le dijeron:
—Ven a verlo, Señor. 35Y Iësoús lloró. 36Los judíos dijeron entonces:
—¡Miren cuánto lo quería! 37Pero algunos de ellos decían:
—Este, que dio la vista al ciego, ¿no podría haber hecho algo para que Lázaro no muriera?

38Iësoús, otra vez muy conmovido, se acercó a la tumba. Era una cueva, cuya entrada estaba tapada con una piedra. 39Iësoús dijo:
—Quiten la piedra. Martha, la hermana del muerto, le dijo:
—Señor, ya huele mal, porque hace cuatro días que murió. 40El propio Iësoús dijo:

—¿No les digo a ustedes: que aunque ustedes crean, harán tardía la gloria de Dios?

41Quitaron la piedra, y Iësoús, fijando la vista al cielo, dijo:

—“Padre, te doy gracias porque me has escuchado. 42Yo sé que siempre me escuchas, pero lo digo por el bien de esta gente que está aquí, para que crean que tú me has enviado”.

43Después con gran voz, gritó diciendo:
—¡Lázaro, sal de ahí! 44Y el que había estado muerto salió, con las manos y los pies atados con vendas y la cara envuelta en un lienzo. Iësoús les dijo:
—Desátenlo y déjenlo ir. 45Por esto creyeron en Iësoús muchos de los judíos que habían ido a acompañar a María y que vieron lo que él había hecho. 46Pero algunos fueron a ver a los fariseos, y les contaron lo que había hecho Iësoús.

47Entonces los fariseos y los jefes de los sacerdotes reunieron a la Junta Suprema, y dijeron:
—¿Qué haremos? Este hombre está haciendo muchas señales milagrosas. 48Si lo dejamos, todos van a creer en él, y las autoridades romanas vendrán y destruirán nuestro templo y nuestra nación. 49Pero uno de ellos, llamado Caifás, que era el Principal Sacerdote aquel año, les dijo:
—Ustedes no saben nada, 50ni se dan cuenta de que es mejor para ustedes que muera un solo hombre por el pueblo, y no que toda la nación sea destruida.

51Pero Caifás no dijo esto por su propia cuenta, sino que, como era Principal Sacerdote aquel año, dijo proféticamente que Iësoús iba a morir por la nación judía; 52y no solamente por esta nación, sino también para reunir en uno solo a todos los niños pequeños de Dios que estaban dispersos.

53Así que desde aquel día las autoridades judías tomaron la decisión de matar a Iësoús. 54Por eso Iësoús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que salió de la región de Judea y se fue a un lugar cerca del desierto, a un pueblo llamado Efraín. Allí se quedó con sus discípulos.

55Faltaba poco para la fiesta de la Pascua de los judíos, y mucha gente de los pueblos se dirigía a Jerusalén a celebrar los ritos de purificación antes de la Pascua. 56Andaban buscando a Iësoús, y se preguntaban unos a otros en el templo:
—¿Qué les parece? ¿Vendrá a la fiesta o no? 57Los fariseos y los jefes de los sacerdotes habían dado orden de que, si alguien sabía dónde estaba Iësoús, lo dijera, para poder arrestarlo.

12 1Seis días antes de la Pascua, Iësoús fue a Betania, donde vivía Lázaro, a quien él había resucitado. 2Allí hicieron un banquete en honor de Iësoús; Martha servía, y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa comiendo con él.

3María trajo una libra de ungüento perfumado de nardo genuino, muy caro, y enjugó los pies de Iësoús con sus cabellos. Y toda la casa se llenó del aroma del perfume.

4Entonces Iudas Iscariote, que era aquel de los discípulos que iba a traicionar a Iësoús, dijo:

5—¿Por qué no se ha vendido este perfume por el equivalente al salario de trescientos días, para ayudar a los pobres? 6Pero Iudas no dijo esto porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía a su cargo la bolsa del dinero, robaba de lo que echaban en ella. 7Iësoús le dijo:
—Déjala, pues lo estaba guardando para el día de mi sepultura. 8A los pobres siempre los tendrán entre ustedes, pero a mí no siempre me tendrán.

9Muchos de los judíos se enteraron de que Iësoús estaba en Betania, y fueron allá, no solo para ver a Iësoús sino también a Lázaro, a quien Iësoús había resucitado.

10Entonces los jefes de los sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, 11porque por causa suya muchos judíos se estaban separando de ellos para creer en Iësoús.

12Mucha gente había ido a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Al día siguiente, supieron que Iësoús iba a llegar a la ciudad. 13Entonces cortaron hojas de palmera y salieron a recibirlo, gritando:

—¡Hosana! ¡Bendito el que viene en Nombre del Señor, el Rey de Israel!

14Iësoús encontró un burro y montó en él, como se dice en la Escritura: 15“No tengas miedo, ciudad de Sión; mira, tu Rey viene montado en un burrito.”

16Al principio, sus discípulos no entendieron estas cosas; pero después, cuando Iësoús fue glorificado, se acordaron de que todo esto que le habían hecho estaba en la Escritura y se refería a él. 17La gente que estaba con Iësoús cuando él llamó a Lázaro de la tumba y lo resucitó, contaba lo que había visto.

18Por eso, la gente salió al encuentro de Iësoús, porque supieron de la señal que había hecho. 19Pero los fariseos se decían unos a otros:

—Ya ven ustedes que así no vamos a conseguir nada. Miren, ¡todo el mundo se va con él! 20Entre la gente que había ido a Jerusalén a adorar durante la fiesta, había algunos griegos.

21Estos se acercaron a Filippôs, que era de Betsaida, un pueblo de Galilea, y le rogaron:
—Señor, queremos ver a Iësoús. 22Filippôs fue y se lo dijo a Andréas, y los dos fueron a contárselo a Iësoús. 23Iësoús les dijo entonces:

—Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado.

24En verdad, en verdad les digo: si el grano de trigo no cae sobre algo que lo haga nacer, muere; él mismo permanece si aún cuando muere ciertamente ha dado abundante fruto.

25El que quiera su ser lo destruirá, pero el que desprecia su ser en este mundo por amarme a mí, lo guardará en sí mismo para vida eterna.

26Si alguno quiere servirme, que me siga; y donde yo esté, allí estará también el que me sirva. Si alguno me sirve, mi Padre lo honrará.

27“¡Ahora mi ser en sí está turbado! ¿Y qué voy a decir? ¿Diré: ‘Padre, líbrame de esta hora’? ¡Pero precisamente para esto he llegado a esta hora!

28Padre, glorifica tú el “Nombre.” Entonces se oyó una voz del cielo, que decía: “Ya lo he glorificado, y lo voy a glorificar otra vez.”

29La gente que estaba allí escuchando, decía que había sido un trueno; pero algunos afirmaban:
—Un ángel le ha hablado. 30Iësoús les dijo:
—No fue por mí por quien se oyó esta voz, sino por ustedes.

31Ahora juicio es en todo el mundo, y ahora el principal del mundo este será expulsado y echado fuera.

32Pero cuando yo sea levantado en alto de la tierra, atraeré a todos a mí mismo. 33Con esto daba a entender de qué forma había de morir. 34La gente le contestó:

—Por la ley sabemos que el Xristôu vivirá para siempre. ¿Cómo, pues, dices tú que el Hijo del hombre tiene que ser levantado en alto? ¿Quién es ese Hijo del hombre? 35Iësoús les dijo:

—Por un poco de tiempo está la Luz entre ustedes. Caminen en la luz que yo les ofrezco mientras la tengan, y crean en esta Luz para que no les sorprenda la oscuridad; porque el que camina en la oscuridad, no sabe por dónde va. 36Crean en la Luz con el fin de nacer como hijos de la Luz.

Después de decir estas cosas, Iësoús se fue y se escondió de ellos.

37A pesar de que Iësoús había hecho tan grandes señales delante de ellos, no creían en él; 38pues tenía que cumplirse lo que escribió el profeta Ësaías: “Señor, ¿quién ha creído nuestro mensaje? ¿A quién ha revelado el Señor su poder?” 39Así que no podían creer, pues también escribió Esaías: ( )

40“Le cegó él mismo los ojos por la obstinación de su corazón, a fin de que no puedan fijarse con los ojos y la intención de su corazón sea volver; para que yo mismo los sane.”
41Ësaías dijo esto porque había visto la gloria de Iësoús, y hablaba de él.

42Sin embargo, muchos de los judíos creyeron en Iësoús, incluso algunos de los más importantes. Pero no lo decían en público por miedo a los fariseos, para que no los expulsaran desde las Sinagogas.

43Preferían la gloria de los hombres a la gloria que da Dios. 44Iësoús dijo con voz fuerte:

El que cree en mí, no cree solamente en mí, sino también en el Padre que me ha enviado. 45Y el que me percibe a mí, percibe también al que me ha enviado.

46Yo Luz traigo sobre el mundo para que los que creen en mí no permanezcan en la oscuridad.

47Y a aquel que oye mi Palabra y no se mantiene vigilante, no lo juzgo; porque yo no vine para juzgar al mundo, sino para salvarlo.

48El que me desprecia y no obedece mi Palabra, ya tiene quien lo juzgue: la Palabra que yo he dicho lo juzgará en el día último.

49Porque yo no hablo por mi cuenta; el Padre, que me ha enviado, me ha ordenado lo que debo hablar y enseñar. 50Y sé que el mandato de mi Padre es para vida eterna. Así pues, lo que yo les hablo, lo digo como el Padre me ha dicho.”

13 1Era antes de la fiesta de la Pascua, y Iësoús sabía que había llegado la hora de que él dejara este mundo para ir a reunirse con el Padre. Él siempre amó a los suyos que estaban en el mundo, y así los amará hasta el fin.

2 Y originado un banquete, el diablo ya había llenado el corazón de Iudas, el de Simón Iscariote, a fin de que traicionara a Iësoús.

3Conociendo todas las cosas que el mismo Padre le había concedido y que le había señalado con su mano; y que había salido de Dios para volver a Dios; mientras estaban en el banquete, se levantó de la mesa, se quitó la capa y se ató una toalla.

5Luego echó agua sobre un recipiente de lavar y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba atada. 6Cuando iba a lavarle los pies a Simón Pêtrôu, este le dijo:

—Señor, ¿tú me vas a lavar los pies a mí? 7Iësoús le contestó:

—Ahora no comprendes lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás. 8Pêtrôu le dijo:
—¡Jamás permitiré que me laves los pies! Respondió Iësoús:

—Si no te los lavo, no tendrás parte conmigo. 9Simón Pêtrôu le dijo:

—¡Entonces, Señor, no me laves solamente los pies, sino también las manos y la cabeza! 10Pero Iësoús le contestó:

—El que está recién purificado no necesita lavarse nada más que los pies, ( ) porque está del todo purificado.
Ya ustedes son puros, aunque no todos.

11Dijo: “no todos son puros”, porque sabía quién lo iba a traicionar. 12Mientras les lavaba los pies, tomó su capa e irreprensible, una vez más les dijo:

—Nacerán los que me escuchan y obedecen 13Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque lo soy; 14pues si yo, el Maestro y Señor, les he lavado a ustedes los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros.

15Yo les he dado ejemplo, para que ustedes hagan lo mismo que yo les he hecho.

16En verdad, en verdad les digo: que ningún servidor es más que su señor, y que ningún enviado es más que el que lo envía. 17Si comprenden esto, dichosos serán si obran de la misma manera.

18“No estoy hablando de todos ustedes; yo sé quiénes son los que he escogido. Pero tiene que cumplirse lo que dice la Escritura: ‘El que come conmigo, se ha vuelto contra mí.’

19Desde ahora les aseguro anticipadamente que ustedes nacerán, de modo que nazcan creyendo que Yo Soy.

20En verdad, en verdad les digo: al recibir a quienes envío, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me ha enviado.

21Después de decir esto, Iësoús se sintió profundamente conmovido, y añadió con toda claridad:
—En verdad, en verdad les digo: que uno de ustedes me va a traicionar.

22Los discípulos comenzaron entonces a mirarse unos a otros, sin saber de quién estaba hablando. 23Uno de ellos, a quién Iësoús amaba mucho, estaba junto a él, mientras cenaban, 24y Simón Pêtrôu le dijo por señas que le preguntara de quién estaba hablando. 25Él, acercándose más a Iësoús, le preguntó:
—Señor, ¿quién es? 26Iësoús le contestó:
—Voy a mojar un pedazo de pan, y a quien se lo dé, ese es. En seguida mojó un pedazo de pan y se lo dio a Iudas, hijo de Simón Iscariote. 27Y después del bocado, satanás vino entonces hacia él. Iësoús le dijo:
—Lo que vas a hacer, hazlo pronto. 28Pero ninguno de los que estaban cenando a la mesa entendió por qué le decía eso.

29Como Iudas era el encargado de la bolsa del dinero, algunos pensaron que Iësoús le quería decir que comprara algo para la fiesta, o que diera algo a los pobres. 30Una vez que Iudas hubo recibido el pan, salió.

Ya era de noche. 31Después que Iudas hubo salido, Iësoús dijo:
—Ahora se glorificará el Hijo del hombre, y Dios glorificado en él. 32Y si el Hijo del hombre glorifica a Dios, también Dios se glorificará en él; y lo hará pronto.

33Niños pequeños, ya no estaré con ustedes mucho tiempo. Ustedes me buscarán, pero lo mismo que les dije a los judíos les digo ahora a ustedes: No podrán ir a donde yo voy.

34Yo les doy este mandamiento nuevo: Que se amen los unos a los otros. Así como yo los amo a ustedes, así deben amarse ustedes los unos a los otros. 35Si se aman los unos a los otros, comprenderán que son discípulos míos.

36Simón Pêtrôu le preguntó a Iësoús:
—Señor, ¿a dónde vas?
—A donde yo voy —le contestó Iësoús—, no puedes seguirme ahora; pero me seguirás después. 37Pêtrôu le dijo:
—Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? ¡Estoy dispuesto a dar mi existencia por ti! 38Iësoús le respondió:
—¿De veras estás dispuesto a dar tu ser por mí? Pues en verdad, en verdad te digo que antes que cante el gallo, me negarás tres veces.

14 1“No se angustie su corazón. Crean en Dios y crean también en mí. 2En la casa de mi Padre hay muchas moradas donde vivir; si no fuera así, yo no les hubiera dicho que voy a prepararles un lugar. 3Y después de irme y de prepararles un lugar, vendré otra vez para llevarlos conmigo, para que ustedes estén en el mismo lugar en donde yo voy a estar.

4Ustedes saben el camino que lleva a donde yo voy.” 5Tomás le dijo a Iësoús:
—Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo vamos a saber el camino? 6Iësoús le contestó:

—Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida, nadie puede venir al Padre, sino es a través de mí. 7Si me conocen, por el Padre me conocen; y desde ahora nacerán ustedes en sí mismos; puesto que lo perciben en sí mismos.

8Filippôs le dijo entonces:

—Señor, déjanos contemplar al Padre, y con eso nos basta. 9Iësoús le contestó:
—Filippôs, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me percibes? El que me contempla a mí, contempla al Padre; ¿por qué me pides que les deje contemplar al Padre?

10¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las cosas que les digo, no las digo por mi propia cuenta. El Padre, que vive en mí, es el que hace sus propias obras. 11Créanme que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí; si no, crean al menos por las propias obras.

12En verdad, en verdad les digo: quien en mí cree, obrará también como yo he obrado; y hará obras aún mayores, porque yo voy al Padre.

13Y si alguien pide en el Nombre mío eso haré, a fin de glorificar al Padre en el Hijo. 14Si alguien pide en el Nombre mío yo lo haré.

15“Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos; 16Y yo le pediré al Padre que les conceda otro Defensor para que esté siempre con ustedes, 17el Espíritu de la verdad, que en el mundo no podrá instalarse, ( ) de manera que al no verlo en sí mismos ellos no pueden nacer de él, ustedes nacerán de él mismo porque está entre ustedes.

18Ustedes no son huérfanos; sino que están ligados a su venida. 19Todavía un poco para que el mundo ya no me vea más; pero ustedes me verán, porque yo vivo y ustedes vivirán.

20Ese día, ustedes conocerán que yo estoy en el Padre, y ustedes en mí, y yo en ustedes.

21El que tenga mi mandamiento y lo cumple en sí mismo, es quien me ama, por eso mi Padre los ama porque ustedes me aman, y yo también los amó porque alumbrarán ustedes en mí mismo.” 22Iudas (no el Iscariote) le preguntó:

—Señor, ¿por qué vas a mostrarte a nosotros y no a la gente del mundo? 23Iësoús le contestó:
—El que me ama, y obedece mi Palabra; mi Padre lo amará, y mi Padre y yo vendremos a vivir con él.

24El que no me ama, no obedece mi Palabra. La Palabra que ustedes están escuchando no es mía, sino del Padre, que me ha enviado. 25“Les estoy hablando todo esto mientras estoy con ustedes;

26pero el Defensor, el Espíritu del Sagrado que el Padre manda en el Nombre mío, les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho.

27“Les dejo la paz. Les doy mi paz, pero no se la doy como la dan los que son del mundo. No se turbe su corazón ni se acobarden. ( ) 28Ya me oyeron decir que me voy y que vendré para estar otra vez con ustedes. Si de veras me amaran, se habrían alegrado al saber que voy al Padre, porque él es más que yo.

29Y ahora se lo digo antes que nazcan, a fin de que cuando nazcan se mantengan firmes en sus creencias ( ).

30“Ya no hablaré mucho más, porque ciertamente llega el principal del mundo este. Aunque para mí no tiene ningún valor; 31sino por el contrario, porque conozco el mundo y porque yo amo al Padre, hago lo que el Padre me ha ordenado. Levántense, vámonos de aquí

15 1“Yo Soy la vid verdadera, y mi Padre es el cultivador. ( ) 2Si una de mis ramas no da fruto, la corta; pero si da fruto, la limpia y la purifica, ( ) para que dé mucho más.

3Y ya ahora ustedes son puros por la Palabra que yo les he hablado a ustedes. ( )

4Vivan unidos a mí, como yo a ustedes. Una rama no puede dar fruto de sí misma, si no está unida a la vid; de igual manera, ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a mí.

5“Yo Soy la vid, y ustedes son las ramas, el que vive unido a mí, y yo a él, da mucho fruto; pues sin mí no pueden ustedes hacer nada. 6El que no permanece unido a mí, será echado fuera y se secará como las ramas que se recogen, se conglomeran y se queman en el fuego.

7“Si permanecen en mí, y la Palabra mía permanece en ustedes, cuando lo deseen y lo pidan; renacerán en mí. 8En esto se muestra la gloria de mi Padre, en que den mucho fruto y nazcan como discípulos míos. 9Yo los amo a ustedes como el Padre me ama a mí; vivan, pues, en mi amor.

10Si obedecen mi mandamiento, vivirán en mi amor, así como yo obedezco el mandamiento de mi Padre y vivo en su amor. 11“Les hablo así para que se alegren conmigo y su alegría se complete. 12Mi mandamiento es este:

— “Que se amen unos a otros como yo los amo a ustedes”.

13Mayor amor que éste nadie tiene; pero ¿quién el ser mismo ( ) da por encima de su amor propio? 14Ustedes serán amados míos, ( ) si obran como yo les mando.

15Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo. Los llamo “amados míos” ( ), porque les he dado a conocer todo lo que mi Padre me ha dicho.
16Ustedes no me escogieron a mí, sino que yo los he escogido a ustedes y les he encargado que vayan y den mucho fruto, y que ese fruto permanezca. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi Nombre.

17Esto, pues, es lo que les mando: “Que se amen unos a otros”.

18“Si el mundo los desprecia, nacieron de mí, porque a mí me despreciaron primero. 19Si ustedes fueran del mundo, la gente del mundo los amaría, como ama a los suyos. Pero yo los escogí a ustedes entre los que son del mundo, y por eso el mundo los desprecia, porque ya no son del mundo”.

20Acuérdense de la Palabra que le he dicho: ‘ningún servidor es más que su señor.’ Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán; y si ustedes han hecho caso de mi Palabra, también harán caso a la palabra de ustedes.

21Todo esto van a hacerles por mi causa, porque no obedecen al que me envió.

22“Ellos no tendrían ninguna culpa, si yo no les hubiera hablado. Pero ahora no tienen disculpa por su pecado; 23pues los que me desprecian a mí, desprecian también a mi Padre.

24No tendrían ninguna culpa, si yo no hubiera hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho; pero ya han visto estas obras y, a pesar de ello, me desprecian a mí y desprecian también a mi Padre. 25Pero esto sucede porque tienen que cumplirse las palabras que están escritas en la ley de ellos: ‘Me despreciaron sin motivo.’

26“Pero cuando venga el Defensor que yo voy a mandar de parte del Padre, el Espíritu de la verdad que procede del Padre, él será mi testigo. 27Y ustedes también serán mis testigos, porque han estado conmigo desde el principio.

16 1Esto les digo a ustedes para que no se escandalicen. 2Por medios congregacionales actúan juntamente ustedes; mas llega la hora en que cada cual responderá a su gloria en el servicio que se ofrece a Dios. 3así obrarán juntos por cuanto no conocen al Padre ni tampoco a mí. 4Y esto se lo digo a ustedes para cuando venga la hora ellos se acuerden que yo se lo dije a ustedes.

“No les dije esto desde un principio porque yo estaba con ustedes. 5Pero ahora me voy para estar con el que me ha enviado, y ninguno de ustedes me pregunta a dónde voy; 6al contrario, se les ha entristecido el corazón porque les he dicho todas estas cosas.

7Pero yo la verdad les hablo a ustedes; ya que es un beneficio que yo me vaya. Porque si no me marcho, el Defensor no vendrá a propósito de ustedes; pero si yo me marcho, él vendrá a propósito de ustedes.

8Porque llega aquel que representa el pecado del mundo, a la unidad de acción ( ) y la condenación.

9Acerca del pecado: por un lado, porque no creen en mí; 10acerca de la unidad de actuación, porque se apartan del Padre y no ponen la vista en mí: 11en torno al juicio: porque el principal del mundo está condenado.

12“Aún muchas veces tendré que hablarles a ustedes, porque no puedo llevármelos ahora, 13hasta que más bien venga aquel, el Espíritu de la verdad, y los conduzca a toda verdad; no para hablarles a sí mismos, sino como oyéndolo hablar para llevarles el mensaje a ustedes, 14 aquel me glorifica, porque de lo mío recibe y se lo anuncia a ustedes. 15Todo lo que es del Padre, mío es; por esto digo que tomará de lo mío y se lo anunciará a ustedes.

16“Dentro de poco, ustedes ya no me verán, pero un poco más tarde me volverán a ver.”

17Entonces algunos de sus discípulos se preguntaron unos a otros:
—¿Qué quiere decir con esto? Nos dice que dentro de poco ya no lo veremos, y que un poco más tarde lo volveremos a ver, y que es porque se va a donde está el Padre. 18¿Qué quiere decir con eso de ‘dentro de poco’? No entendemos de qué está hablando.

19Iësoús se dio cuenta de que querían hacerle preguntas, y les dijo:
—Yo les he dicho que dentro de poco ya no me verán, y que un poco más tarde me volverán a ver. ¿Es esto lo que se están preguntando ustedes?

20En verdad, en verdad les digo: que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras que la gente del mundo se alegrará. Sin embargo, aunque ustedes estén tristes, de su tristeza nacerá el gozo.

21El nacimiento da a luz sufrimientos, porque está en su hora; pero cuando nace un niño, al mes se olvidan las angustias a causa de la alegría de que haya nacido un hombre con relación al mundo. 22Así también, ustedes sufren ahora; pero yo volveré a verlos, y entonces su corazón se llenará de gozo, de una alegría que nadie les podrá quitar. 23“En aquel día ya no me preguntarán nada”.

En verdad, en verdad les digo: que el Padre les dará todo lo que le pidan en mi Nombre. 24Hasta ahora, ustedes no han pedido nada en mi Nombre; pidan y recibirán, para que su gozo se complete.

25“Les he dicho estas cosas poniéndoles comparaciones; pero viene la hora en que ya no les pondré más comparaciones, sino que les hablaré claramente acerca del Padre.

26Aquel día, ustedes le pedirán en mi Nombre; y no digo que yo voy a preguntar por ustedes al Padre, 27porque el Padre mismo los ama. Los ama porque ustedes me aman a mí, y porque han creído que yo he venido de Dios.

28Salí de la presencia del Padre para venir a este mundo, y ahora dejo el mundo para volver al Padre.” 29Entonces dijeron sus discípulos:

—Ahora sí estás hablando claramente, sin usar comparaciones. 30Ahora vemos que sabes todas las cosas y que no hay necesidad de que nadie te haga preguntas. Por esto creemos que has venido de Dios. 31Iësoús les contestó:

—¿Así que ahora creen? 32Pues ya llega la hora, y es ahora mismo, cuando ustedes se dispersarán cada uno por su lado, y me dejarán solo. Pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo.

33Les digo todo esto para que encuentren paz en su unión conmigo. “En el mundo tendrán sufrimientos; mas confíen en mí; que yo he vencido al mundo.”

17 1Después de decir estas cosas, Iësoús miró al cielo y dijo:

“Padre, la hora ha llegado: ¡Glorifica tú al Hijo, para que él Hijo te glorifique a ti! 2Pues tú le diste a Él autoridad sobre toda carne, para que Él dé vida eterna a los mismos que les diste; 3 y ellos están en la eterna vida, porque nacieron del único y verdadero Dios, Iësoús Xristôu, el que tú enviaste.

4Yo te glorifico sobre la tierra con el resultado perfecto de lo que me mandaste hacer, 5ahora pues, Padre, dame en tu presencia la misma gloria que yo tengo contigo desde antes que existiera el mundo.

6“Ilumina tú el nombre de los hombres que me diste como propiedad mía de entre los que son del mundo, Eran tuyos, y tú me los diste, y han aguardado tu Palabra.

7Y ahora saben que todo lo que me diste nace de ti; 8pues les he dado la Palabra que me diste, y ellos la han aceptado y han reconocido que en verdad he venido de ti, y han creído que tú me enviaste.

9“Yo te ruego por ellos; no ruego por los que son del mundo, sino por los que me diste, porque son tuyos. 10Todo lo que es mío es tuyo, y lo que es tuyo es mío; y mi gloria se hace visible en ellos.

11“Yo no voy a seguir en el mundo, pero ellos sí van a seguir en el mundo, mientras que yo me voy para estar contigo.

Padre sagrado, guárdalos con el poder del Nombre tuyo, el que me diste, para que sean uno como nosotros.

12Mientras yo estaba junto a ellos; los guardaba con el poder del Nombre tuyo, el que me diste tú. Y ni siquiera se perdió uno de ellos, sino aquel que es hijo de perdición, para que se cumpliera la Escritura.

13“Ahora voy a donde tú estás; pero digo estas cosas mientras estoy en el mundo, para que ellos se llenen de la misma perfecta alegría que yo tengo.

14Yo les he dado tu Palabra, pero el mundo los desprecia porque ellos no son del mundo, como tampoco Yo Soy del mundo.

15No te pido que los saques del mundo, sino que los guardes del malvado. 16Así como yo no soy del mundo, ellos tampoco son del mundo. 17Conságralos en la verdad; pues en tu Palabra está la verdad.

18Como me enviaste a mí entre los que son del mundo, también yo los envío a ellos entre los que son del mundo. 19Y por causa de ellos me consagro a mí mismo, para que también ellos sean consagrados por medio de la verdad.

20“No te ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por medio de la Palabra de ellos. 21Te pido que todos ellos estén unidos; que como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.

22Les he dado la misma gloria que tú me diste, para que sean uno solo, así como tú y yo somos uno: 23yo en ellos y tú en mí, para que lleguen a ser perfectamente uno, de modo que nazcan del mundo porque tú me enviaste a amarlos como me amas a mí.

24“Padre, tú me los diste, y quiero que estén conmigo donde yo voy a estar, para que vean mi gloria, la gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.

25Oh Padre justo, los que son del mundo no te conocen; pero yo te conozco, y éstos también saben que tú me enviaste.

26Les he dado a conocer el Nombre tuyo y lo conocieron, y aún lo seguiré haciendo, para que el amor que me tienes esté en ellos, y para que yo mismo esté en ellos.”

18 1Después de decir esto, Iësoús salió con sus discípulos para ir al otro lado del arroyo de Cedrón.

Allí había un huerto, donde Iësoús entró con sus discípulos. 2También Iudas, el que lo estaba traicionando, conocía el lugar, porque muchas veces Iësoús se había reunido allí con sus discípulos.

3Así que Iudas llegó con una tropa de soldados y con algunos guardianes del templo enviados por el Principal de los sacerdotes y por los fariseos. Estaban armados, y llevaban lámparas y antorchas.

4Pero como Iësoús ya sabía todo lo que le iba a pasar, salió y les preguntó:
—¿A quién buscan? 5Ellos le contestaron:
—A Iësoús de Nazaret. Iësoús dijo:
—Yo Soy.
Iudas, el que lo estaba traicionando, se encontraba allí con ellos.

6Cuando Iësoús les dijo: “Yo Soy”, se echaron hacia atrás y cayeron al suelo. 7Iësoús volvió a preguntarles:
—¿A quién buscan? Y ellos repitieron:
—A Iësoús de Nazaret. 8Iësoús les dijo otra vez:
—Ya les he dicho que Yo Soy. Si me buscan a mí, dejen que estos otros se vayan.
9Esto sucedió para que se cumpliera lo que Iësoús mismo había dicho: “Padre, de los que me diste, no se perdió ninguno.”

10Entonces Simón Pêtrôu, que tenía una espada, la sacó y le cortó la oreja derecha a uno llamado Malcö, que era criado del Principal Sacerdote. 11Iësoús le dijo a Pêtrôu:
—Vuelve a poner la espada en su lugar. Si el Padre me da a beber este trago amargo, ¿acaso no habré de beberlo?

12Los soldados de la tropa, con su comandante y los guardianes judíos del templo, arrestaron a Iësoús y lo ataron. 13Lo llevaron primero a la casa de Anás, porque era suegro de Caifás, Principal Sacerdote aquel año.

14Este Caifás era el mismo que había dicho a los judíos que era mejor para ellos que un solo hombre muriera por el pueblo.

15Simón Pêtrôu y otro discípulo seguían a Iësoús. El otro discípulo era conocido del Principal Sacerdote, de modo que entró con Iësoús en la casa; 16pero Pêtrôu se quedó fuera, a la puerta.

Por esto, el discípulo conocido del Principal Sacerdote salió y habló con la portera, e hizo entrar a Pêtrôu. 17La portera le preguntó a Pêtrôu:
—¿No eres tú uno de los discípulos de ese hombre? Pêtrôu contestó:
—No, no lo soy. 18Como hacía frío, los criados y los guardianes del templo habían hecho fuego, y estaban allí calentándose. Pêtrôu también estaba con ellos, calentándose junto al fuego.

19El Principal Sacerdote comenzó a preguntarle a Iësoús acerca de sus discípulos y de lo que él enseñaba. 20Iësoús en su defensa, dijo:

—Yo he hablado públicamente delante de todo el mundo; siempre he enseñado en las congregaciones y en el templo, donde se reúnen todos los judíos; así que no he dicho nada en secreto. 21¿Por qué me preguntas a mí? Pregúntales a los que me han escuchado, y que ellos digan de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho.
22Cuando Iësoús dijo esto, uno de los guardianes del templo le dio una bofetada, diciéndole:
—¿Así contestas al Principal Sacerdote? 23Iësoús se defendió diciéndole:
—Si he dicho algo malo, dime en qué ha consistido; y si lo que he dicho está bien, ¿por qué me pegas? 24Entonces Anás lo envió, atado, a Caifás, el Principal Sacerdote.

25Entre tanto, Pêtrôu seguía allí, calentándose junto al fuego. Le preguntaron:
—¿No eres tú uno de los discípulos de ese hombre? Pêtrôu lo negó, diciendo:
—No, no lo soy. 26Luego le preguntó uno de los criados del Principal Sacerdote, pariente del hombre a quien Pêtrôu le había cortado la oreja:
—¿No te vi con él en el huerto? 27Pêtrôu lo negó otra vez, y en ese mismo instante cantó el gallo.

28Llevaron a Iësoús de la casa de Caifás al palacio del gobernador romano.

Como ya comenzaba a amanecer, los judíos no entraron en el palacio, pues de lo contrario faltarían a las leyes sobre la pureza ritual y entonces no podrían comer la cena de Pascua.

29Por eso Pilatos salió a hablarles. Les dijo:
—¿De qué acusan a este hombre?
30—Si no fuera un criminal —le contestaron—, no te lo habríamos entregado. 31Pilatos les dijo:
—Llévenselo ustedes, y júzguenlo conforme a su propia ley. Pero las autoridades judías contestaron:
—Los judíos no tenemos el derecho de dar muerte a nadie.

32Así se cumplió lo que Iësoús había dicho sobre la manera en que tendría que morir. 33Pilatos volvió a entrar en el palacio, llamó a Iësoús y le preguntó:
—¿Eres tú el Rey de los judíos? 34Iësoús le dijo:
—¿Eso lo preguntas tú por tu cuenta, o porque otros te lo han dicho de mí? 35Le contestó Pilatos:
—¿Acaso yo soy judío? Los de tu nación y los principales de los sacerdotes son los que te han entregado a mí. ¿Qué has hecho? 36Iësoús le contestó:

—El reino mío no está en este mundo, si de este mundo fuera mi reino, los que me sirven me defendieran a fin de que no fuera traicionado por los judíos; pero ahora mi reino no está precisamente aquí.

37Le preguntó entonces Pilatos:
—¿Así que tú eres rey? Iësoús le contestó:
—Tú dices que Soy Rey. Yo para esto renací y para esto vine al mundo como testimonio de la verdad; todo el que es de la verdad escucha mi voz. 38Pilatos le dijo:
—¿Y qué verdad?

Después de hacer esta pregunta, Pilatos salió otra vez a hablar con los judíos, y les dijo:
—Yo no encuentro ningún delito en este hombre. 39Pero ustedes tienen la costumbre de que yo les suelte un preso durante la fiesta de la Pascua: ¿quieren que les deje libre al Rey de los judíos? 40Todos volvieron a gritar:
—¡A ese no! ¡Suelta a Barrabás! Y Barrabás era un bandido.

19 1Pilatos tomó entonces a Iësoús y mandó azotarlo. 2Los soldados trenzaron una corona de espinas, la pusieron en la cabeza de Iësoús y lo vistieron con una capa de color rojo oscuro.

3Luego se acercaron a él, diciendo:
—¡Viva el Rey de los judíos! Y le pegaban en la cara. 4Pilatos volvió a salir, y les dijo:
—Miren, aquí lo traigo, para que se den cuenta de que no encuentro en él ningún delito. 5Salió, pues, Iësoús, con la corona de espinas en la cabeza y vestido con aquella capa de color rojo oscuro. Pilatos dijo:
—¡Ahí tienen a este hombre! 6Cuando lo vieron los principales de los sacerdotes y los guardianes del templo, comenzaron a gritar:
—¡Clávenlo en una estaca! ( ) ¡Clávenlo en una estaca! Pilatos les dijo:
—Pues llévenselo y clávenlo en una estaca ustedes, porque yo no encuentro ningún delito en él. 7Las autoridades judías le contestaron:
—Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se ha hecho pasar por Hijo de Dios.

8Al oír esto, Pilatos tuvo más miedo todavía. 9Entró de nuevo en el palacio y le preguntó a Iësoús:
—¿De dónde eres tú? Pero Iësoús no le contestó nada. 10Pilatos le dijo:
—¿Es que no me vas a contestar? ¿No sabes que tengo autoridad para clavarte en una estaca, lo mismo que para ponerte en libertad? 11Entonces Iësoús le contestó:

—No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no se te hubiera dado de lo alto; por tanto el que me traicionó tiene mayor pecado que tú.

12Desde aquel momento, Pilatos buscaba la manera de dejar libre a Iësoús; pero los judíos le gritaron:
—¡Si lo dejas libre, no eres amante del Cesar! ¡Cualquiera que se hace rey, contradice al Cesar! 13Pilatos, al oír estas palabras, sacó a Iësoús, y luego se sentó en el tribunal, en el lugar que en hebreo se llama Gabatá, que quiere decir el Empedrado.

14Era el día antes de la Pascua, como al mediodía. Pilatos dijo a los judíos:
—¡Ahí tienen a su rey! 15Pero ellos gritaron:
—¡Fuera! ¡Fuera! ¡Clávenlo en una estaca! Pilatos les preguntó:
—¿Acaso voy a clavar en una estaca a su rey? Y los jefes de los sacerdotes le contestaron:
—¡Nosotros no reconocemos más rey que al Cesar! 16Entonces Pilatos le entregó a Iësoús para que lo clavaran en una estaca, y ellos se lo llevaron.

17Iësoús salió llevando su estaca, para ir al nombrado lugar del “Cráneo” (que en hebreo se llama Gólgotha).

18Allí lo colgaron en la estaca, y con él a otros dos, uno a cada lado, quedando Iësoús en el medio. 19Pilatos escribió un letrero que decía: “Iësoús de Nazaret, Rey de los judíos”, y lo mandó a poner sobre la “estaca”.

20Muchos judíos leyeron aquel letrero, porque el lugar donde clavaron en una estaca a Iësoús estaba cerca de la ciudad, y el letrero estaba escrito en hebreo, latín y griego. 21Por eso, los principales de los sacerdotes judíos dijeron a Pilatos:
—No escribas: ‘Rey de los judíos’, sino escribe: ‘El que dice ser Rey de los judíos’.

22Pero Pilatos les contestó:
—Lo que he escrito, escrito lo dejo.

23Después que los soldados clavaron en una estaca a Iësoús, recogieron su ropa y la repartieron en cuatro partes, una para cada soldado.

Tomaron también la túnica, pero como era sin costura, tejida de arriba abajo de una sola pieza, 24los soldados se dijeron unos a otros:
—No la rompamos, sino echémosla a suertes, a ver a quién le toca.

Así se cumplió la Escritura que dice: “Se repartieron entre sí mi ropa, y echaron a suertes mi túnica.” Esto fue lo que hicieron los soldados.

25Junto a la estaca donde estaba colgado Iësoús estaban su madre, y la hermana de su madre, María, esposa de Cleofás, y María Magdalena. 26Cuando Iësoús vio a su madre, y junto a ella al discípulo a quien él quería mucho, dijo a su madre:

—Mujer, ahí está un hijo tuyo. 27Luego le dijo al discípulo:
—Ahí está una madre tuya. Desde entonces, ese discípulo la recibió en su casa.

28Después de esto, como Iësoús sabía que ya todo se había cumplido, y para que se cumpliera la Escritura, dijo:

—Tengo sed. 29Había allí un jarro lleno de vino agrio. Empaparon una esponja en el vino, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. 30Iësoús bebió el vino agrio, y dijo:

—Cumplido está, e inclinó la cabeza y entregó el espíritu.

31Era el día de la preparación, y los judíos no querían que los cuerpos quedaran colgados en las estacas durante el sábado, pues precisamente aquel sábado era muy solemne. Por eso le pidieron a Pilatos que ordenara quebrar las piernas a los que estaban colgados en las estacas y que quitaran de allí los cuerpos.

32Los soldados fueron entonces y le quebraron las piernas al primero, y también al otro que estaba colgado junto a Iësoús.

33Pero al acercarse a Iësoús, vieron que ya estaba muerto. Por eso no le quebraron las piernas.

34Sin embargo, uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza, y al momento salió sangre y agua.

35El que da testimonio de esto es uno que lo vio, y su testimonio es válido; y él sabe que dice la verdad, para que ustedes también crean.

36El origen de todo esto, es la Escritura cumplida, que dice: “No le quebrarán ningún hueso.” 37Y en otra parte, la Escritura dice: “Mirarán al que traspasaron.”

38Después de esto, Iösëph, el de Arimatea, pidió permiso a Pilatos para llevarse el cuerpo de Iësoús. Iösëph era discípulo de Iësoús, aunque en secreto por miedo a las autoridades judías. Pilatos le dio permiso, y Iösëph fue y se llevó el cuerpo.

39También Nikódëmôs, el que una noche fue a hablar con Iësoús, llegó con unos treinta kilos de un perfume, mezcla de mirra y áloe. 40Así pues, Iösëph y Nikódëmôs tomaron el cuerpo de Iësoús y lo envolvieron con vendas empapadas en aquel perfume, según la costumbre que siguen los judíos para enterrar a los muertos.

41En el lugar donde colgaron en la estaca a Iësoús había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo donde todavía no habían puesto a nadie. 42Allí pusieron el cuerpo de Iësoús, porque el sepulcro estaba cerca y porque ya iba a empezar el sábado de los judíos.

20 1Pasado el día de descanso, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro; y vio quitada la piedra que tapaba la entrada.

2Entonces se fue corriendo a donde estaban Simón Pêtrôu y el otro discípulo, aquel a quien Iësoús quería mucho, y les dijo:
—¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto! 3Pêtrôu y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. 4Los dos iban corriendo juntos; pero el otro corrió más que Pêtrôu y llegó primero al sepulcro. 5Se agachó a mirar, y vio allí las vendas, pero no entró.

6Detrás de él llegó Simón Pêtrôu, y entró en el sepulcro. Él también vio allí las vendas; 7y además vio que la tela que había servido para envolver la cabeza de Iësoús no estaba junto a las vendas, sino enrollada y puesta aparte.

8Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio lo que había pasado, y creyó. 9Pues todavía no habían entendido lo que dice la Escritura, que él tenía que resucitar. 10Luego, aquellos discípulos regresaron a su casa.

11María se quedó afuera, junto al sepulcro, llorando. Y llorando como estaba, se agachó para mirar dentro, 12y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Iësoús; uno a la cabecera y otro a los pies. 13Los ángeles le preguntaron:

—Mujer, ¿por qué lloras? Ella les dijo:
—Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto. 14Apenas dijo esto, volvió la cara y vio allí a Iësoús, pero no sabía que era él. 15Iësoús le preguntó:

—Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el que cuidaba el huerto, le dijo:
—Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, para que yo vaya a buscarlo. 16Iësoús entonces le dijo:

—¡María! Ella se volvió y le dijo en hebreo:
—¡Rabuni! (que quiere decir: “Maestro”). 17Iësoús le dijo:

—No me obstaculices, porque todavía no he ascendido a mi Padre. Pero ve y di a mis hermanos que voy a reunirme con el que es mi Padre y Padre de ustedes, mi Dios y Dios de ustedes.

18Entonces María Magdalena fue y contó a los discípulos que había visto al Señor, y también les contó lo que él le había dicho.

19Al llegar la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, los discípulos se habían reunido con las puertas cerradas por miedo a las autoridades judías. Iësoús entró y, poniéndose en medio de los discípulos, los saludó diciendo:

—¡Paz a ustedes! 20Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y ellos se alegraron de ver al Señor. 21Luego Iësoús les dijo otra vez:

—¡Paz a ustedes! Como el Padre me envió a mí, así yo los mando a ustedes, 22y dijo esto “llénense”; ( ) y les dijo a ellos:

“Cojan Espíritu Sagrado; ( ) 23a quienes libren de pecados, serán libres; a quienes fortalecan, se fortalecerán.”

24Thömás, uno de los doce discípulos, al que llamaban el Gemelo (Dídimôs), no estaba con ellos cuando llegó Iësoús. 25Después los otros discípulos le dijeron:

—Hemos visto al Señor. Pero Thömás les contestó:

—Si no veo en sus manos las heridas de los clavos, y si no meto mi dedo en ellas y mi mano en su costado, no podré creerlo.

26Ocho días después, los discípulos se habían reunido de nuevo en una casa, y esta vez Thömás estaba también. Tenían las puertas cerradas, pero Iësoús entró, se puso en medio de ellos y los saludó, diciendo:

—¡Paz a ustedes! 27Luego dijo a Thömás:

—Mete aquí tu dedo, y mira mis manos; y trae tu mano y métela en mi costado. No nazcas incrédulo; sino creyendo! 28Tomás entonces exclamó:

—¡Mi Señor y mi Dios! 29Iësoús le dijo:

—¿Crees porque me has visto? ¡Dichosos los que creen sin haber visto!

30Así pues, muchas grandes señales hizo Iësôus en presencia de los discípulos que no están escritas en el Libro este; 31éstas más bien se han escrito para que crean que Iësoús es el Xristôu, el Hijo de Dios, y para que creyendo vida tengan en el Nombre de Él. (xxx - )

21 1Después de esto, Iësoús iluminó otra vez a sus discípulos, a orillas del Lago de Tiberias. Así los iluminó Él mismo:

2Estaban juntos Simón Pêtrôu, Thomás, al que llamaban el Gemelo, Nathanaël, que era de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos de Iësoús.

3Simón Pêtrôu les dijo:
—Voy a pescar. Ellos contestaron:
—Nosotros también vamos contigo. Fueron, pues, y subieron a una barca; pero aquella noche no pescaron nada.
4Cuando comenzaba a amanecer, Iësoús se apareció en la orilla, pero los discípulos no sabían que era él. 5Iësoús les preguntó:
—Muchachos, ¿no tienen pescado? Ellos le contestaron:
—No. 6Iësoús les dijo:
—Echen la red a la derecha de la barca, y pescarán. Así lo hicieron, y después no podían sacar la red por los muchos pescados que tenía.

7Entonces el discípulo a quien Iësoús quería mucho, le dijo a Pêtrôu:
—¡Es el Señor! Apenas oyó Simón Pêtrôu que era el Señor, se vistió, porque estaba sin ropa, y se tiró al agua.

8Los otros discípulos llegaron a la playa con la barca, arrastrando la red llena de pescados, pues estaban a cien metros escasos de la orilla. 9Al bajar a tierra, encontraron un fuego encendido, con un pescado encima, y pan.

10Iësoús les dijo:
—Traigan algunos pescados de los que acaban de sacar. 11Simón Pêtrôu subió a la barca y arrastró hasta la playa la red llena de grandes pescados, ciento cincuenta y tres; y aunque eran tantos, la red no se rompió. 12Iësoús les dijo:
—Vengan a desayunarse.

Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían que era el Señor.

13Luego Iësoús se acercó, tomó en sus manos el pan y se lo dio a ellos; y lo mismo hizo con el pescado. 14Esta fue la tercera vez que Iësoús iluminó a sus discípulos después de haber resucitado de entre los muertos.

15Terminado el desayuno, Iësoús le preguntó a Simón Pêtrôu:
—Simón, hijo de Ioann, ¿me amas más que estos? Pêtrôu le contestó:
—Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Iësoús le dijo:
—Cuida de mis corderos. 16Volvió a preguntarle:
—Simón, hijo de Ioann, ¿me amas? Pêtrôu le contestó:
—Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Iësoús le dijo:
—Cuida de mis ovejas. 17Por tercera vez le preguntó:
—Simón, hijo de Ioann, ¿me quieres?

Pêtrôu, triste porque le había preguntado por tercera vez si lo quería, le contestó:

—Señor, tú lo sabes todo: tú naciste para ser amado. Iësoús le dijo: —Cuida de mis ovejas.

18En verdad, en verdad les digo que cuando eras más joven, te vestías para ir a donde querías; pero cuando ya seas viejo, extenderás los brazos y otro te vestirá, y te llevará a donde no quieras ir.

19Al decir esto, Iësoús estaba dando a entender de qué manera Pêtrôu iba a morir y a glorificar con su muerte a Dios. Después le dijo:

—¡Sígueme! 20Al volverse, Pêtrôu vio que detrás venía el discípulo a quien Iësoús quería mucho, el mismo que en el banquete había estado a su lado y le había preguntado: “Señor, ¿quién es el que te va a traicionar?”

21Cuando Pêtrôu lo vio, preguntó a Iësoús:
—Señor, y a este, ¿qué le va a pasar? 22Iësoús le contestó:

—Si quiero que él se quede hasta que yo vuelva, ¿qué te importa a ti? Tú me acompañarás.

23Por esto corrió entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no moriría. Pero Iësoús no dijo que no moriría. Lo que dijo fue: “Si quiero que él permanezca hasta que yo vuelva, ¿qué te importa a ti?”

24Este es el mismo discípulo que da testimonio de estas cosas, y que las ha escrito. Y entendemos que su testimonio es verdadero.

25Hay además otras muchas cosas que hizo Iësoús; que si se escribieran una por una, pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros que se escribieran.

“Amar” Es obedecer a Dios

TESTIMONIO DE IÖANNÔU
CARTA / 

1 1Lo que ya era desde el principio, lo que hemos oído y lo que observamos con nuestros propios ojos, lo que se nos mostró y pudimos tocar con la mano definitivamente; sobre la Palabra de Vida. 2Pues la Vida nos alumbró y la vimos para testificarles e informarles de esta Vida que ya tenía el propósito eterno del Padre para alumbrarnos a nosotros.
3Lo que hemos visto y oído se lo anunciamos, con el fin de que también ustedes tengan una común unidad junto a nosotros, ya que nosotros tenemos una común unidad junto al Padre, por la común unidad que tenemos junto a su Hijo Iësoús Xristôu. ( ) 4Les escribimos estas cosas para que nuestro gozo se complete.

5Y este es el mismo mensaje que oímos de él y se lo anunciamos a ustedes: “Que la Luz es Dios; y la oscuridad no está en él de ninguna forma “

6Pero si por el contrario, decimos que tenemos una común unidad junto a él, y caminamos en la oscuridad, mentimos y no actuamos en la verdad; 7pero si caminamos en la luz, así como él mismo está en la luz, entonces tenemos una común unión entre nosotros, y la sangre de Iësoús, su propio Hijo nos purifica cada uno de nuestros pecados. 8Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros; 9si nos igualamos hablándoles ( ) los pecados nuestros; fiel y justo es para perdonar el pecado y purificarnos de toda injusticia. 10Si decimos que no hemos pecado, le hacemos falso a él y su Palabra no vive en nosotros.

2 1Mis niños pequeños, les escribo estas cosas para que no pequen, pero si alguno peca tenemos a uno que aboga en defensa nuestra delante el Padre, ( ) a Iësoús Xristôu justificado.

2Y él es el propio mediador por nuestros pecados, y esto no se refiere a los nuestros solamente, sino también a los del resto de todo el mundo.

3Y en esto nacemos; porque lo reconocemos a él mismo con solo obedecer su mandamiento; 4pero si alguien dice: “Yo lo reconozco”, y no obedece su mandamiento, es un mentiroso y la verdad no está en él.

5En cambio, si alguno guarda su Palabra, verdaderamente en él, el amor de Dios se ha completado, por tanto nace de él mismo. 6El que dice que está unido a él, tiene como deuda: caminar como él caminó.

7Amados, no les escribo un mandamiento recién establecido, sino el mandamiento antiguo que se mantiene desde el principio; este mandamiento antiguo es la Palabra que está vigente.

8 Les escribo el mandamiento antiguo como una novedad para ustedes; ella es verdadera en él y en ustedes, porque la oscuridad pasa y la Luz verdadera ahora los alumbra a ustedes.

9Por eso les digo a plena luz; los que desprecian a sus propios hermanos en la oscuridad están ahora; 10pero el que ama a su hermano permanece en la luz, y el tropiezo en él no está.
11Por el contrario el que desprecia a su propio hermano está en la oscuridad, y camina en la oscuridad porque no sabe dónde ir, pues la oscuridad le ha cegado los ojos.

12Escribo a ustedes, niños pequeños, que dejaron los pecados por causa de su Nombre. ( )

13Escribo a ustedes, padres que conocieron al que existe desde el principio. Escribo a ustedes, jóvenes que vencieron al malvado.

14Escribo a ustedes, niños, que conocen al Padre. Escribo a ustedes, padres, que conocen al que ya existe desde el principio. Escribo también a ustedes, jóvenes, que fuertes son porque la Palabra de Dios mora en ustedes para vencer al malvado.

15No amen al mundo ni lo que es del mundo; si alguien ama lo del mundo, el amor del Padre no está en él; 16porque todo lo que es del mundo: la codicia de la carne, ( ) la codicia de los ojos y el orgullo de la vida natural, no es según el Padre sino es según el mundo.

17 El mundo pasa y la codicia misma; pero el que actúa según la voluntad de Dios permanece hasta la eternidad.

18Niños pequeños, estamos en la hora última y como oyeron el Antixristô llegó; y ahora con frecuencia renacen antixristôs, así que nacen porque estamos en la última hora.

19Ellos salen de nosotros; pero en realidad no son de los nuestros, porque si lo fueran se habrían quedado con nosotros; así para que alumbremos no están todos entre nosotros. 20pero ustedes “unción” ( ) tienen por causa del que es sagrado y lo conocen todo.

21No les escribo porque no conocen al verdadero, sino porque lo conocen a él, y porque todo lo que es falso no está en el verdadero. 22¿Quién es el falso? si no el que rechaza que en Iësoús no está el Xristô. ( ) Este mismo es el Antixristô, el que rechaza tanto al Padre como al Hijo. 23Todo el que rechaza al Hijo, nunca tuvo al Padre; pero el que habla igual al Hijo, ( ) tiene también al Padre.

24Lo que ustedes oyeron desde el principio permanezca en ustedes: Si lo que oyeron desde el principio permanece en ustedes, también ustedes permanecen en el Hijo y en el Padre; 25y esta es la promesa que les hizo a ustedes y que él mismo nos hizo a nosotros: la vida en la eternidad.

26Esto se lo escribo acerca del que los engaña a ustedes, ( ) 27pero la “unción” que ustedes reciben de él mismo permanece en ustedes, por eso ustedes no necesitan recibir enseñanzas por medio de nadie; al contrario, como la unción de él mismo les enseña sobre todas las cosas, así verdaderos son y no son falsos; y según él los enseña a ustedes, manténganse en él.

28Así que ahora, niños pequeños, vivan en él, de manera que tengan iluminación, pues si los alumbra; no serán avergonzados a su regreso. 29Dense cuenta que si ya están justificados, entonces nacieron, porque todo el que actúa con justicia por causa de él, desde él mismo renace.

3 1¡Miren que clase de amor nos tiene el Padre!, que ahora “niños pequeños de Dios” nos llaman, y lo somos, por esta razón en el mundo ellos no puede nacer de él, porque no lo reconocen.

2Amados, ahora somos niños pequeños de Dios, porque antes nadie nos alumbró ¿quién nos sometió antes?

Entendemos que cuando nos alumbra, nos somete a su propia semejanza, pues unidos a él experimentamos lo que él mismo es.

3Así que todo el que tiene esta esperanza en él, está sin culpas en él mismo, de la misma manera que él es puro y sin culpas.

4Pero todo el que peca, obra con desobediencia; porque el pecado es también desobediencia.

5Pero recuerden que aquel nos alumbra con el fin de apartarnos del pecado, porque en él no hay pecado alguno.

6Así que, todo el que permanece unido a él, no continúa pecando; porque todo el que peca, no lo ha encontrado ni tampoco lo ha reconocido.

7Niños pequeños, nadie los engañe: el que obra con justicia es justo, como él es justo; 8pero el que comete pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio.

Precisamente para esto nos alumbra el Hijo de Dios; para separarnos de la obra del diablo.

9Nadie que haya renacido de Dios obra pecando, porque tiene sembrado en sí mismo el germen ( ) de la vida; y no puede pecar porque ha vuelto a nacer de Dios.

10Por esto, iluminación es el niño pequeño de Dios para el niño pequeño del diablo; para todo aquel que no obra el bien y no está entre los que son de Dios, y para los que no aman a su propio hermano.

11Este es el mensaje que han oído ustedes desde el principio: que nos amemos unos a otros; 12no sean como Caín, que era del malvado y mató a su hermano. ¿Y por qué lo mató? Pues porque las obras de Caín eran malvadas, y las de su hermano, buenas.

13Hermanos míos, no se extrañen si los que son del mundo los desprecian; 14 así comprenderán que se han transformado pasando de la muerte a la vida porque aman a sus hermanos; el no amar, significa que aún están muertos; 15porque el que desprecia a su hermano es un hombre asesino, y ustedes saben que ningún asesino tiene vida permanente en sí mismo.

16En esto conocemos lo que es el amor, en que él dio su ser por nosotros; así también, nosotros debemos dar el ser por nuestros hermanos; 17mas si algún otro al tener de la vida natural de este mundo y ve que su hermano tiene escasez, pero cierra lo más íntimo de su ser hacia él, ¿cómo puede morar el amor de Dios en él mismo?
18Niños pequeños, no amen solamente con palabras de la boca, sino actuando verdaderamente.

19Al obrar así, comprendemos que somos de la verdad, y nuestro corazón nos persuade de esto delante de él; 20pues a través de nuestro corazón nacemos, porque Dios que es más grande está en el corazón de ustedes, por eso nacemos todos.

21Amados, si de nuestro corazón no nace ninguna acusación, tenemos confianza delante de Dios; 22porque si le pedimos, recibiremos de él mismo; porque al obedecer su mandamiento obramos delante de él agradándole.

23Y este es su mandamiento:

“Que creamos en el Nombre de su Hijo Iësoús Xristôu, y que nos amemos unos a otros como él nos mandó”. ( ) 24Y el que guarda su mandato en Él vive, y Él vive en él; y es por esto que nacemos, porque vivimos en Él, en el espíritu es donde se nos concede.

4 1Amados, no en todo espíritu podemos creer, por eso comprueben si el espíritu desde de Dios es; porque muchos falsos profetas ya salieron hacia el mundo.

2En esto los espíritus nacen de Dios: “todo aquel espíritu que habla igual que ( ) el Iësôu Xristôu que vino en la carne, de Dios es.”

3Y todo aquel espíritu que no habla igual que Iësoús, de Dios no es; porque este es del Antixristô ( ), el cual oyeron que venía, y ahora en el mundo ya está. 4Ustedes de Dios son niños pequeños y los vencen a ellos, porque Superior es el que está en ustedes, que el que ya está en el mundo.

5Ellos en el mundo están; éstos a través del mundo dicen cosas, y el mundo lo escucha a ellos. 6Ustedes en Dios están, el que nace de Dios lo escucha a ustedes; pero el que no está en Dios; no los escucha a ustedes. Por causa de esto, nacemos del espíritu de la verdad o del espíritu engañador. ( )

7Amados, amémonos unos a otros, porque el amor está en los que están en Dios. Todo el que ama ha nacido de Dios porque el amor nace de Dios. 8El que no ama nunca conoce a Dios, porque Dios es el amor.

9Por esto nos relumbra el amor de Dios, porque mandó a su Hijo monogénito al mundo para que tengamos vida por medio de él.

10El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y mandó a su Hijo, para que, ofreciéndose en sacrificio, quedaran perdonados nuestros pecados.

11Amados, si Dios nos ama así, nosotros también debemos amarnos unos a otros.

12A Dios nunca lo ha visto nadie; pero si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor se ha completado en nosotros.

13Por esto nacemos, puesto que en él mismo vivimos y él en nosotros; ya que por medio del mismo Espíritu nos lo concede. 14Y nosotros mismos vimos y testificamos que el Padre envió a su Hijo a salvar el mundo.

15Así que, cualquiera que dice igualmente que Iësoús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él permanece en Dios.

16También conocemos y nos persuadimos a creer en el amor que Dios tiene por nosotros. Dios es amor, y el que vive en el amor, vive en Dios y Dios vive en él.

17De esta manera el amor llega a completarse en nosotros, para que en el día del juicio tengamos confianza; porque nosotros somos en este mundo tal como él es.

18Donde hay amor no hay miedo. ( ) Al contrario, el amor perfecto echa fuera el miedo, pues el miedo supone el castigo. Por eso, si alguien tiene miedo, es que en él no se ha completado el amor. 19Nosotros amamos porque él nos amó primero. 20Si alguno dice: “yo amo a Dios”, y al mismo tiempo desprecia a su hermano, es un mentiroso.

Pues si uno no ama a su hermano, a quien ve, cómo puede amar a Dios, a quien no ve. 21Y él nos ha dado este mandamiento: que el que ame a Dios, ame también a su hermano.

5 1Todo el que cree en Iësoús Xristôu, ha nacido de Dios; pues todo el que ama nace de Dios, y nosotros hemos renacidos por él mismo; 2nacemos de modo que nos amemos como niños pequeños de Dios, por eso Dios nos ama y nos guía a actuar según su voluntad.

3Y permanecemos en el amor de Dios cuando obedecemos su mandamiento; porque estar en el amor de Dios, es someterse a su mandamiento; y su mandamiento no es una carga. 4Mas todo el que nace de nuevo en Dios vence al mundo; porque lo que vence al mundo es nuestra creencia. 5Y ¿quién es el que vence al mundo sino el que cree que Iësoús es el Hijo de Dios? ( )

6Este es el que fue traído por medio del agua y de la sangre: Iësoús Xristôu; no solo en agua, sino en el agua y en la sangre: y el Espíritu es el que lo testifica, porque el Espíritu es la verdad.

7Así tres son los testigos: 8el Espíritu, el agua y la sangre; y los tres son para eso. 9Si aceptamos los testimonios humanos, el testimonio de Dios es mucho mayor, porque este es el testimonio con el cual Dios testifica sobre su propio Hijo.
10El que es creyente del Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo.

Al no creer en lo que es de Dios, lo hacemos mentiroso a Él mismo, porque no hemos creído por medio del testimonio por el cual Dios nos testifica sobre su propio Hijo.

11Y éste es el testimonio:

“Que Dios nos concede la vida eterna, y esta vida está en su Hijo. “ 12El que tiene al Hijo, tiene esta vida; pero el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.

13Les escribo esto a ustedes, para que entiendan que tienen la vida eterna al creer en el Nombre del Hijo de Dios. 14Así mismo esto les aclara que ya tienen ese mismo propósito, ya que si alguien le pide según su propia voluntad, él lo oye; 15y sí él los oye, sabrán que tienen lo que le han pedido porque están ligados a él.

16Si alguno ve a su hermano cometiendo pecados que no llevan a la muerte, pidiendo, se le concederá la vida, si se trata de un pecado que no lleva a la muerte. Hay pecados que llevan a la muerte, y por esos pecados no digo que se deba pedir.

17Toda clase de maldad es desobediencia; pero hay desobediencias que no llevan a la muerte.

18Pero comprendemos que los renacidos en Dios, no pecan, porque a los nacidos; Dios les guarda en sí mismo y el malvado no los toca. 19Y por eso sabemos que nacidos de Dios somos, y que el mundo entero en el malvado se apoya.

20Entendemos también que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que naciéramos del que es Verdadero.

Y estamos en el Verdadero, en su propio Hijo Iësoús Xristôu. Él en sí mismo es el verdadero Dios y la Vida eterna.

21Niños pequeños, manténganse apartados ustedes mismos de entre los idólatras.






Vivir Conforme al amor

Carta 

1El anciano elegida señora, para tus niños pequeños, a quienes amo en verdad, y no solo yo, sino por todos cuantos conocen la verdad; 2por causa de la verdad que permanece en ustedes; para que estén ustedes unidos hasta la eternidad.

3Están unidos ustedes en la gracia, en la compasión y en la paz ante Dios Padre y ante el Hijo del Padre, Iësoús Xristôu, en verdad y amor.

4Me alegré mucho al encontrar entre tus niños pequeños a quienes viven según la verdad, según el mandamiento que recibimos del Padre.

5Ahora, te ruego señora, no como un mandamiento común te escribo, “sino por el mandamiento que se recibió desde el principio; con el fin de que nos amemos los unos a los otros.”

6Porque ustedes mismos están en el amor; de modo que viven por su mandamiento; y su mandamiento desde el principio, como ya oyeron ustedes, es que vivamos en el amor; ( ) 7ya que muchos engañadores fueron traídos sobre el mundo que no hablan igual ( ) que Iësoús Xristôu manifestado en la carne.

Estos mismos son del Engañador y del Antixristô.

8¡Cuídense ustedes mismos!, para que no destruyan la cosecha del trabajo que hemos invertido juntos, sino que recojan abundante fruto de la cosecha: 9”todo aquel que se excede y no permanece en lo que Xristôu enseñó, no tiene a Dios; pero el que permanece en la enseñanza, tiene al Padre y también al Hijo.

10Si alguno va a visitarlos a ustedes y no porta esta enseñanza no lo reciban en casa ni lo saluden.

11Porque el que le dice: ¡regocíjate con nosotros¡ ( ) estará en comunión con las obras del malvado.

12Muchas veces tengo la necesidad de escribirles a ustedes, pero no planeo hacerlo por medio de papel y tinta, sino que espero que nazcan primero ustedes para hablar boca a boca, de modo que nuestro gozo se complete.

13Me despido de la niña pequeña de la hermana tuya, de la elegida.

Vivir Conforme a la Verdad

Carta 

1El anciano saluda al querido Gayo, a quien amo según la verdad.

2 Amado, sobre todo deseo que prosperes y goces de buena salud, en la medida en que te deleitas en tu propio ser. ( )

3Grande fue mi alegría al llegar los hermanos que vinieron y dieron testimonio de tu verdad, puesto que vives según la verdad. ( )

4No hay para mí mayor alegría que oír que el niño pequeño mío vive según la verdad.

5Amado, obras por fe aún cuando actúas para los hermanos, especialmente con los extraños que llegan de otros lugares.

6Ellos delante de la ekklësia han dado testimonio de tu amor. Haces bien al proveerles lo que necesiten para hacerlos llegar dignamente a Dios.

7Pues por el Nombre ellos vinieron, sin aceptar ninguna ayuda de gente pagana, 8 ellos tienen como deuda bajar de nivel a fin de que obrando así a la par de ustedes nazcan de la verdad.

9Le escribí a las ekklësias, ( ) pero el mismo que quiere ser el “principal” entre ustedes, Diotréfës; no se digna en recibirlos.

10Por eso, cuando vaya le recordaré las cosas que está haciendo, denigrándolos con palabras malintencionadas.

Y, no contento con esto, no recibe a los hermanos que llegan, y a quienes quieren recibirlos les prohíbe hacerlo y los expulsa de las ekklësias.

11Amado, no imites lo malo, por el contrario lo amable. El que actúa con amabilidad es de Dios, pero el que actúa con maldad no ha puesto la vista en Dios.

12Todos, incluso la Verdad misma, dan testimonio de Demetrio. También nosotros damos testimonio en favor suyo, y sabes que nuestro testimonio es verdadero.

13Yo tengo mucho que escribirte, pero no quiero hacerlo por medio de papel y tinta escrita, 14porque espero verte pronto y hablar contigo boca a boca.

15 Los amados te despiden. Saluda respetuosamente a los amados por medio del Nombre.






Iësoús Xristôu
El Principio y el Final

El libro de la

REVELACIÓN A IÖANNÔU

EL DISCÍPULO AMADO
1 1Revelación de Iësoús Xristôu, concedida por Dios mismo, conveniente para los siervos suyos, lo que se generará en breve, y que por señal de advertencia envía su propio ángel a su siervo Iöánnë, 2 quien da testimonio de la Palabra de Dios porque testifica todo lo que vio de Iësoús Xristôu.

3Dichoso el que ha nacido otra vez y los que escuchan las palabras de estas profecías y guardan lo que de ellas se escribió, porque el tiempo se aproxima.

4Iöánnôu, a las siete ekklësias de Asia, a ustedes gracia y paz de Aquel que Es, Era y es el Regreso cumplido, y de parte de los siete Espíritus que están delante de su trono, 5y también de parte de Iësoús Xristôu, el Testigo, ( ) la Creencia fiel, ( ) el Primero en resucitar de los muertos y el Principal de los que reinan en la tierra.

Del que nos ama, y nos aparta de entre nuestras obras pecaminosas por su propia sangre, 6para hacer de nosotros un reino de sacerdotes al servicio de su Dios y Padre. ¡A él la gloria y el poder por los siglos! Amén; 7miren que viene acompañado de nubes; todo ojo le verá, hasta los que lo traspasaron, y por él harán duelo todos los pueblos de la tierra. Sí, Amén.

8“Yo Soy el Alfa y el Omega,” dice el Señor Dios, el que Es y Era, el Regreso cumplido, ( ) el Todopoderoso.

9Yo Iöánnôu, el hermano de ustedes y copartícipe en los sufrimientos por el reino, por la perseverancia en Iësoús. Para que se originara y permaneciera el bien en la isla de Patmos, por medio de la Palabra de Dios y del testimonio de Iësoús.

10 Nacido por el señorío diario del espíritu, así después escuché una armónica y gran voz como de trompeta, 11que me decía:

“Escribe en un Libro lo que veas, y envíalo a las siete ekklësias de Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea.”

12Me volví para ver de quién era la voz que me hablaba; y al hacerlo vi siete luminarias de oro, 13y en medio de las siete luminarias vi a alguien que parecía un Hijo de hombre, vestido con una túnica telar, que le llegaba hasta los pies, ceñido con un cinturón de oro a la altura del pecho.

14Sus cabellos eran blancos como la lana, o como la nieve, y sus ojos parecían llamas de fuego. 15Sus pies brillaban como bronce pulido, fundido en un horno; y su voz era tan fuerte como el ruido de una cascada.,

6En su mano derecha tenía siete estrellas, y de su boca salía una aguda espada de dos filos. Su cara era como el sol cuando ilumina en todo su esplendor. 17Al verlo, caí a sus pies como muerto. Pero él, poniendo su mano derecha sobre mí, me dijo:

“No tengas miedo; Yo Soy el Primero y el Último, 18y el que vive, estuve muerto, y he aquí que vivo por los siglos de los siglos. Yo tengo las llaves de la Muerte y del Hades.”

19Escribe lo que ahora figura: lo que ahora es y lo que se generará después de esto. 20 ”Este es el secreto de las siete estrellas que has visto en mi mano derecha, y de las siete luminarias de oro: las siete estrellas representan a los ángeles de las siete ekklësias, ( ) y las siete luminarias representan a las siete ekklësias.”
2 1“Al mensajero ( ) de la ekklësia en Éfeso, escribe: ‘Esto dice el que tiene el poder de las siete estrellas en su mano derecha y anda en medio de las siete luminarias de oro’: 2Conozco tus obras, tu duro trabajo y tu perseverancia, y sé que no puedes soportar a los malvados. También sé que has tratado con los que dicen ser Apóstoles y has descubierto su falsedad.

3Has sido constante, y has sufrido mucho por mi Nombre, sin desfallecer. 4Pero tengo una cosa contra ti: que has abandonado tu primer amor ( ). 5Por eso, recuerda de dónde has caído, vuélvete a Dios y haz tus primeras obras. Si no, iré sobre ti y no sabrás cuándo lo haré, para quitar tu luminaria de su lugar; a menos que cambies tu modo de vida.

6Sin embargo esto tienes; que desprecias las obras de los Nicolaítas, ( ) los cuales yo también desprecio. 7Al tener oídos, oirán cuando el Espíritu dice de las ekklësias: ‘los vencedores podrán comer del árbol de la vida, que está en el Paraíso de Dios.’

8 Y al mensajero de la ekklësia en Esmirna; escribe: ‘Esto dice el Primero y el Último, el nacido de entre los muertos que vive: 9Yo conozco tus sufrimientos y tu pobreza, aunque en realidad eres rico. Y sé lo mal que hablan de ti los que se dicen ser judíos, pero no son otra cosa que una Sinagoga de satanás. ’

10No tengas miedo de lo que vas a sufrir, pues el diablo meterá en la cárcel a algunos de ustedes, para que sean tentados; y tendrán que sufrir durante diez días.
Nace creyendo hasta morir, y tu recibirás la vida como recompensa. 11Al tener oídos, oirán cuando el Espíritu dice de las ekklësias: no saldrá victorioso ningún malvado de la muerte segunda.’

12“ Y al mensajero de la ekklësia en Pérgamo, escribe: ‘Esto dice el que tiene la aguda espada de dos filos: 13Yo sé que vives donde satanás tiene su trono; sin embargo eres poderoso en mi Nombre. No renegaste de tu creencia en mí, ni siquiera en los días en que Antipas, testigo mío, creyente en mí, lo mataron en esa ciudad donde vive satanás.

14Pero tengo unas cuantas cosas contra ti: que ahí tienes algunos que no quieren apartarse de la enseñanza de Balaam, el cual aconsejó a Balac que hiciera pecar a los israelitas incitándolos a glotonerías idólatras prostituidas. 15También tienes ahí algunos que no quieren apartarse de la enseñanza de los nicolaítas.

16Por eso, vuélvete a Dios; de lo contrario, iré pronto a ti, y con la espada que sale de mi boca pelearé contra ellos. 17Al tener oídos, oirán cuando el Espíritu dice de las ekklësias: ‘los vencedores comerán del maná escondido; y les daré también una piedra blanca, en la que está escrito un nombre nuevo que nadie conoce sino quien lo recibe.’

18“También al mensajero de la ekklësia en Tiatira, escribe: ‘Esto dice el Hijo de Dios, el que tiene los ojos como llamas de fuego y los pies como metal precioso: 19Yo conozco tus obras; conozco tu amor, tu fe, tu servicio y tu constancia, y sé que ahora tus obras son mayores que al principio.

20Pero tengo una cosa contra ti: que toleras a esa mujer, ( ) Jezabel, que se llama a sí misma profetisa pero engaña con su enseñanza a mis siervos, incitándolos a glotonerías idólatras prostituidas.

21Yo le he dado tiempo para que se vuelva a Dios; pero ella no ha querido hacerlo ni ha abandonado su prostitución. 22–23Por eso, voy a hacerla caer en cama, y mataré a sus pequeños; y a los que cometen adulterio con ella, si no dejan de portarse como ella lo hace, les enviaré grandes sufrimientos.

Así todas las ekklësias se darán cuenta de que yo conozco hasta el fondo los riñones ( ) y el corazón; y a cada uno de ustedes le daré según la obra que haya hecho. 24En cuanto a ustedes, los que están en Tiatira pero no siguen esa enseñanza ni han llegado a conocer lo que ellos llaman las profundidades de satanás, les digo que no les impongo otra carga.

25Pero conserven lo que tienen, hasta que yo venga. 26A los que salgan vencedores y sigan hasta el fin haciendo lo que yo quiero que se haga, les daré autoridad sobre las naciones, 27–28así como mi Padre me ha dado autoridad a mí; y gobernarán a las naciones con cetro de hierro, y las harán pedazos como a ollas de barro. Y les daré también la Estrella de la mañana. 29Al tener oídos, oirán cuanto el Espíritu dice de las ekklësias.’

3 1“Escribe también al mensajero de la ekklësia en Sardes: ‘Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: Conozco tus obras, y que tienes nombre como de quien vive, pero estás muerto.

2Nace y mantente despierto de aquí en lo adelante para que afirmes lo que está a punto de morir, ya que no he hallado tus obras perfectas delante de mi Dios.

3Recuerda, pues, lo que recibiste y oíste; guárdalo y mantente despierto.


Si no te mantienes en vela, iré sobre ti como ladrón, cuando menos lo esperes. 4Sin embargo, ahí en Sardes tienes unas cuantas personas que no han manchado sus vestidos; ellas andarán conmigo vestidas de blanco, porque se lo merecen.

5Los que salgan vencedores serán así vestidos de blanco, y no borraré sus nombres del libro de la vida, sino que los reconoceré delante de mi Padre y delante de sus ángeles. 6 Al tener oídos, oirán cuanto el Espíritu dice de las ekklësias’

7“Y al mensajero de la ekklësia en Filadelfia, escribe: ‘Esto dice el Sagrado y Verdadero, el que tiene la llave de David, el que cuando abre nadie puede cerrar y cuando cierra nadie puede abrir: 8Sé de tus obras; eh aquí, delante de ti pongo una puerta abierta que nadie puede cerrar, porque aunque tienes poco poder, has hecho caso de mi Palabra y no has negado mi Nombre.

9Yo haré que los de la Sinagoga de satanás, de los que dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; vayan a arrodillarse a tus pies, para que sepan que yo te he amado.

10Como guardas y perseveras en mi Palabra, también yo te guardo de la hora de la tentación que se dispuso para que venga sobre aquellos que ponen su morada al servicio de los que tientan a los que moran en la tierra.

11Vengo pronto. Guarda lo que tienes, para que nadie te arrebate tu premio. 12A los que salgan vencedores les daré que sean columnas en el templo de mi Dios, y nunca más saldrán de allí; y en ellos escribiré el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén que viene del cielo; y también escribiré en ellos mi Nombre nuevo. 13 Al tener oídos, oirán cuanto el Espíritu dice de las ekklësias’

14“También al mensajero de la ekklësia en Laodicea, escribe: ‘Esto dice la Verdad, el Testimonio, la Creencia fiel y el Verdadero, el Principio de todo lo que Dios creó: 15Conozco tus obras. Sé que no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! 16Pero como eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. 17Pues tú dices que eres rico, que te ha ido muy bien y que no te hace falta nada; y no te das cuenta de que eres un desdichado, digno de compasión, pobre, ciego y desnudo.

18Por eso te aconsejo que de mí compres oro refinado en el fuego, para que seas realmente rico; y que de mí compres vestiduras blancas para vestirte y cubrir tu vergonzosa desnudez, y un colirio para que te la pongas en los ojos y veas.

19 A cuantos yo amo, sí que los corrijo como a niños; por tanto, sé celoso y cambia tu manera de vivir. 20Eh aquí, pongo la puerta sobre la cual tocas; cualquiera que oye la voz mía y abre la puerta, va y entra por ella misma; así comeré junto a él y él junto a mí.

21Al que venza le concederé sentarse junto al trono mío, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en el trono suyo. 22 “Al tener oídos, oirán cuanto el Espíritu dice de las ekklësias!’ ”

4 1Junto a esto que vi, también había una puerta que abrimos en el cielo; y la voz que yo había escuchado primero, como de un toque de trompeta, me dijo: “Sube hasta aquí, porque necesito que ustedes nazcan necesariamente al lado de esto.”

2Al instante nací en el espíritu, y eh aquí, un trono en aquel lugar del cielo, y alguien estaba sentado sobre el trono.

3El que estaba sentado sobre el trono tenía el aspecto de un diamante o de un rubí, y alrededor del trono había un arco iris que brillaba como una esmeralda;

4También alrededor del trono vi otros veinticuatro tronos, en los cuales estaban sentados veinticuatro ancianos: iban vestidos de blanco y llevaban una corona de oro en la cabeza.

5Del trono salían relámpagos, voces y truenos; y delante del trono ardían siete antorchas de fuego, que son los siete Espíritus de Dios. 6Delante del trono había también algo que parecía un mar, transparente como el cristal.
En el centro, donde estaba el trono, y a su alrededor, había cuatro vivientes llenos de ojos por delante y por detrás. 7El primero de aquellos vivientes parecía un león, el segundo parecía un toro, el tercero tenía aspecto humano, y el cuarto parecía un águila volando.

8Cada uno de los cuatro vivientes tenía seis alas, y estaba cubierto de ojos por fuera y por dentro. Y ni de día ni de noche dejaban de decir:

“¡Sagrado, sagrado, sagrado es el Señor, Dios todopoderoso, el que era y es y el que ha de venir!”

9–10Cada vez que esos vivientes daban gloria, honor y gracias al que está sentado en el trono, al que vive por todos los siglos; los veinticuatro ancianos se arrodillan ante él y lo adoran y, arrojando sus coronas delante del trono, dicen:

11“Tú eres digno, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado la totalidad de todo; por tu voluntad existen y han sido creadas.”

5 1En la mano derecha del que estaba sentado en el trono vi un rollo escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos. 2Y vi un ángel poderoso que proclamaba con fuerte voz:

“¿Quién es digno de abrir el rollo y soltar sus sellos?”

3Pero ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra había nadie que pudiera abrir el rollo, ni mirarlo. 4Y yo lloraba mucho, porque no se había encontrado a nadie digno de abrir el rollo, ni de mirarlo. 5Pero uno de los ancianos me dijo:

“No llores más, pues el León de entre la tribu de Judá, el Retoño de David, ha vencido y puede abrir el rollo y romper sus siete sellos.”

6Entonces, en medio del trono y de los cuatro vivientes, y en medio de los ancianos, vi un Cordero.

Estaba de pie, pero se veía que había sido sacrificado. Tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios enviados por toda la tierra.
7Aquel Cordero fue y tomó el rollo de la mano derecha del que estaba sentado en el trono; 8y en cuanto tomó el rollo, los cuatro vivientes y los veinticuatro ancianos se pusieron de rodillas delante del Cordero.

Todos ellos tenían arpas, y llevaban copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los sagrados. 9Y cantaban este canto nuevo:

“Tú eres digno de tomar el rollo y de romper sus sellos, porque fuiste sacrificado; y derramando tu sangre redimiste para Dios gentes de toda raza, lengua, pueblo y nación.

10De ellos hiciste un reino, hiciste sacerdotes para nuestro Dios, y reinarán sobre la tierra.”

11Luego miré, y oí la voz de muchos ángeles que estaban alrededor del trono, de los vivientes y de los ancianos. Había millones y millones de ellos, 12y decían con fuerte voz:

— “¡Digno es el Cordero que fue sacrificado de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría y el poder, el honor, la gloria y la alabanza!”

13Y oí también que todas las cosas creadas por Dios en el cielo, en la tierra, debajo de la tierra y en el mar, decían:

“¡Al que está sentado en el trono y al Cordero, sean dados la alabanza, el honor, la gloria y el poder por todos los siglos!”

14Los cuatro vivientes respondían: “¡Amén!” Y los veinticuatro ancianos se postraron de rodillas y adoraron.

6 1Luego vi cuando el Cordero rompía el primero de los siete sellos, y oí que uno de aquellos cuatro vivientes decía con voz que parecía un trueno: “¡Ven!”

2Miré, y vi un caballo blanco, y el que lo montaba llevaba un arco en la mano. Se le dio una corona, y salió triunfante y para triunfar.

3Cuando el Cordero rompió el segundo sello, oí que el segundo de los vivientes decía: “¡Ven!”

4Y salió otro caballo. Era de color fuego ( ), y el que lo montaba recibió poder para quitar la paz del mundo y para hacer que los hombres se mataran unos a otros; y se le dio una gran espada.

5Cuando el Cordero rompió el tercer sello, oí que el tercero de los vivientes decía: “¡Ven!”

Miré, y vi un caballo negro, y el que lo montaba tenía una balanza en la mano. 6Y en medio de los cuatro vivientes oí una voz que decía: “Solamente un kilo de trigo por el salario de un día, y tres kilos de cebada por el salario de un día; pero no eches a perder el aceite ni el vino.”

7Cuando el Cordero rompió el cuarto sello, oí que el cuarto de los vivientes decía: “¡Ven!”

8Miré, y vi un caballo verde-amarillento,( ) y el que lo montaba se llamaba “Muerte” y el Hades le seguía. Y se les dio poder sobre la cuarta parte del mundo, para matar con guerras, con hambres, con enfermedades y con los animales de la tierra.

9Cuando el Cordero rompió el quinto sello, vi debajo del altar el ser en sí de los que habían sido degollados por la Palabra de Dios y por el testimonio que ya tenían.

10Decían con fuerte voz: “Dueño, Sagrado y Verdadero, ¿cuándo juzgarás a los habitantes de la tierra y vengarás nuestra muerte?”,

11Entonces se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansen aún por un poco de tiempo, mientras tanto se completan sus consiervos, sus hermanos, los que están destinados a morir así como ellos.

12Cuando el Cordero rompió el sexto sello, miré, y hubo un gran terremoto. El sol se volvió negro, como vestido de luto; toda la luna se volvió roja, como la sangre, 13y las estrellas cayeron del cielo a la tierra, como caen los higos verdes de la higuera cuando es sacudida por un fuerte viento.
14El cielo desapareció como un papel que se enrolla, y todas las montañas y las islas fueron removidas de su lugar. 15Y los reyes del mundo se escondieron en las cuevas y entre las rocas de las montañas, junto con los grandes, los jefes militares, los ricos, los poderosos y todos los esclavos y los hombres libres; 16y decían a las montañas y a las rocas:

“¡Caigan sobre nosotros y escóndannos de la presencia del que está sentado en el trono, y de la ira del Cordero! 17Porque ha llegado ya el gran día del castigo, ¿y quién podrá resistir?”

7 1Después de esto, vi cuatro ángeles que estaban en pie sobre los cuatro puntos cardinales, deteniendo los cuatro vientos para que no soplaran sobre la tierra ni sobre el mar ni sobre ningún árbol.

2También vi otro ángel que venía del oriente, y que tenía el sello del Dios viviente. Este ángel gritó con fuerte voz a los otros cuatro que habían recibido poder para hacer daño a la tierra y al mar:

3“¡No hagan daño a la tierra ni al mar ni a los árboles, mientras no hayamos puesto un sello en la frente a los siervos de nuestro Dios!”

4Y oí el número de los que así fueron señalados: ciento cuarenta y cuatro mil de entre todas las tribus israelitas.

5Fueron señalados doce mil de la tribu de Judá, doce mil de la tribu de Rubén, doce mil de la tribu de Gad, 6doce mil de la tribu de Aser, doce mil de la tribu de Neftalí, doce mil de la tribu de Manasés, 7doce mil de la tribu de Simeón, doce mil de la tribu de Leví, doce mil de la tribu de Isacar, 8doce mil de la tribu de Zabulón, doce mil de la tribu de Iösëph y doce mil de la tribu de Benjamín.

9Después de esto, miré y vi una gran multitud de todas las naciones, razas, lenguas y pueblos. Estaban en pie delante del trono y delante del Cordero, y eran tantos que nadie podía contarlos. Iban vestidos de blanco y llevaban palmas en las manos. 10Todos gritaban con fuerte voz:
—“¡La salvación se debe a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero!”

11Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes; y se inclinaron delante del trono hasta tocar el suelo con la frente, y adoraron a Dios 12diciendo: “¡Amén!

La alabanza, la gloria, la sabiduría, la gratitud, el honor, el poder y la fuerza sean dados a nuestro Dios por todos los siglos. ¡Amén!”

13Entonces uno de los ancianos me preguntó:

“¿Quiénes son estos que están vestidos de blanco, y de dónde han venido?”

14“Tú lo sabes, señor”, le contesté. Y él me dijo: “Estos son los que han pasado por el gran sufrimiento, los que han lavado sus vestidos y los han blanqueado en la sangre del Cordero.”

15“Por eso están delante del trono de Dios, y día y noche le sirven en su santuario. El que está sentado en el trono los protegerá con su presencia.

16Ya no sufrirán hambre ni sed, ni los quemará el sol, ni el calor los molestará; 17porque el Cordero, que está en medio del trono, será su pastor y los guiará a manantiales de aguas de vida, y Dios secará toda lágrima de sus ojos.”

8 1Cuando el Cordero rompió el séptimo sello del rollo, hubo silencio en el cielo durante una media hora. 2Luego vi a los siete ángeles que estaban de pie delante de Dios, a los cuales se les dieron siete trompetas. 3Después vino otro ángel, con un incensario de oro, y se puso de pie ante el altar; y se le dio mucho incienso, para ofrecerlo sobre el altar de oro que estaba delante del trono, junto con las oraciones de los sagrados.

4El humo del incienso subió de la mano del ángel a la presencia de Dios, junto con las oraciones de los sagrados.

5Entonces el ángel tomó el incensario, lo llenó con brasas de fuego del altar, y lo lanzó sobre la tierra; y hubo truenos, voces, relámpagos y un terremoto.

6Los siete ángeles que tenían las siete trompetas se prepararon para tocarlas.

7El primer ángel tocó su trompeta, y fueron lanzados sobre la tierra granizo y fuego mezclados con sangre. Se quemó la tercera parte de la tierra, junto con la tercera parte de los árboles y toda la hierba verde.

8El segundo ángel tocó su trompeta, y fue lanzado al mar algo que parecía un gran monte ardiendo en llamas; y la tercera parte del mar se volvió sangre. 9La tercera parte de todo lo que era un ser viviente en el mar murió, y la tercera parte de los barcos fueron destruidos.

10El tercer ángel tocó su trompeta, y una gran estrella, ardiendo como una antorcha, cayó del cielo sobre la tercera parte de los ríos y sobre los manantiales.

11La estrella se llamaba “Ajenjo” (Amargura); y la tercera parte de las aguas se volvió amarga, y a causa de aquellas aguas amargas murió mucha gente.

12El cuarto ángel tocó su trompeta, y fue dañada la tercera parte del sol, la tercera parte de la luna y la tercera parte de las estrellas. De modo que una tercera parte de ellos quedó oscura, y no alumbrarón durante la tercera parte del día ni de la noche.

13Seguí mirando, y oí un águila que volaba en medio del cielo y decía con fuerte voz: “¡Ay, ay, ay de los habitantes de la tierra, cuando suenen las trompetas que van a tocar los otros tres ángeles!”

9 1El quinto ángel tocó su trompeta, y vi una estrella que había caído del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo. 2Abrió el pozo del abismo, y de él subió humo como de un gran horno; y el humo del pozo hizo oscurecer el sol y el aire.

3Del humo salieron langostas que se extendieron por la tierra; y se les dio poder como el que tienen los alacranes. 4Se les mandó que no hicieran daño a la hierba de la tierra ni a ninguna cosa verde ni a ningún árbol, sino solamente a quienes no llevaran el sello de Dios en la frente.

5Pero no se les permitió matar a la gente, sino tan solo causarle dolor durante cinco meses; y el dolor que causaban era como el de una picadura de alacrán.

6En aquellos días la gente buscará la muerte, y no la encontrará; desearán morirse, y la muerte se alejará de ellos. 7Las langostas parecían caballos preparados para la guerra; en la cabeza llevaban algo semejante a una corona de oro, y su cara tenía apariencia de hombre. 8Tenían cabello como de mujer, y sus dientes parecían de león.

9Sus cuerpos estaban protegidos con una especie de armadura de hierro, y el ruido de sus alas era como el de muchos carros tirados por caballos cuando entran en combate. 10Sus colas, armadas de aguijones, parecían de alacrán, y en ellas tenían poder para hacer daño a la gente durante cinco meses.

11El jefe de las langostas, que es el ángel del abismo, se llama en hebreo Abadón y en griego Apolión (el ángel Destructor). ( )

12Sea el primer desastre; pero todavía faltan dos.

13El sexto ángel tocó su trompeta, y oí una voz que salía de entre los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios. 14Y la voz le dijo al sexto ángel, que tenía la trompeta: “Suelta los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Éufrates.”

15Entonces fueron soltados los cuatro ángeles, para que mataran a la tercera parte de la gente, pues habían sido preparados precisamente para esa hora, día, mes y año. 16Y alcancé a oír el número de los soldados de a caballo: eran doscientos millones.

17Así es como vi los caballos en la visión, y quienes los montaban se cubrían el pecho con una armadura roja como el fuego, azul como el jacinto y amarilla como el azufre. Y los caballos tenían cabeza como de león, y de su boca salía fuego, humo y azufre.

18La tercera parte de la gente fue muerta por estas tres plagas que salían de la boca de los caballos: fuego, humo y azufre. 19Porque el poder de los caballos estaba en su boca y en su cola; pues sus colas parecían serpientes, y dañaban con sus cabezas.

20Pero el resto de la gente, los que no murieron por estas plagas, tampoco ahora dejaron de hacer el mal que hacían, ni dejaron de adorar a los demonios y a los ídolos de oro, plata, bronce, piedra y madera, los cuales no pueden ver ni oír ni caminar. 21Y tampoco dejaron de matar, ni de hacer hechicerías, ni la prostitución, ni de robar.

10 1Vi otro ángel poderoso, que bajaba del cielo envuelto en una nube; tenía un arco iris sobre la cabeza, su cara brillaba como el sol y sus piernas parecían columnas de fuego. 2Llevaba en la mano un rollito abierto, y puso el pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra.

3Y gritó con fuerte voz, como un león que ruge; y cuando gritó, siete truenos dejaron oír sus propias voces. 4Después que los siete truenos hablaron, iba yo a escribir; pero oí una voz del cielo, que me decía:

“Guarda en secreto lo que dijeron los siete truenos, y no lo escribas.”

5Entonces el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó al cielo su mano derecha 6y juró por el que vive para siempre, el que hizo el cielo, la tierra, el mar y todas las cosas que hay en ellos. Dijo:

“Ya no habrá más tiempo, 7sino que cuando llegue el momento en que el séptimo ángel comience a tocar su trompeta, quedará cumplido el designio secreto de Dios, como él anunció a sus propios siervos los profetas.”

8La voz que yo había oído, y que salía del cielo, volvió a hablarme, y me dijo: “Anda y toma el rollito abierto que tiene en la mano el ángel que está de pie sobre el mar y sobre la tierra.” 9Fui al ángel y le pedí que me diera el rollito, y me contestó: “Toma y cómetelo. En tu boca será dulce como la miel, pero en tu estómago se volverá amargo.”

10Tomé el rollito de la mano del ángel, y me lo comí; y en mi boca era dulce como la miel, pero una vez que me lo comí, se me volvió amargo en el estómago. 11Entonces me dijeron: “Tienes que profetizar muchas cosas acerca de pueblos, naciones, lenguas y reyes.”

11 1Me dieron una vara de medir, parecida a una caña, y me dijeron: “Levántate y toma las medidas del templo de Dios y del altar, y cuenta los que adoran allí. 2Pero no midas el atrio exterior del templo, porque ha sido entregado a los paganos, los cuales van a pisotear la ciudad santa durante cuarenta y dos meses.

3Pero concederé a los dos testigos míos, así profetizarán mil doscientos sesenta días seguidos, vestidos de sacos de telas ásperas.”

4Ellos son los testigos, son los olivos y las luminarias que están colocadas delante del Señor de la tierra; ( ) 5pero si algunos desean maltratarlos, ellos echarán un fuego por la boca, que quemará por completo a sus enemigos; así morirá cualquiera que quiera maltratarlos.

6Estos tienen la autoridad de las llaves que cierran el cielo a fin de que no llueva durante el tiempo de sus profecías, y también tienen autoridad sobre el agua para cambiarla en sangre y golpear sobre la tierra con toda clase de plagas, siempre y cuando ellos deseen.

7Pero cuando completen su testimonio, el Animal ( ) crecerá desde el mismo Abismo haciendo junto a él una guerra venciéndolos, apartándolos a ellos ; 8 y sus cuerpos inertes quedarán tendidos en las calles anchas de la gran ciudad donde fue colgado en una estaca su Señor, que es denominada espiritualmente Sodoma y Egipto.

9Y por tres días y medio, gente de distintos pueblos, razas, lenguas y naciones verá sus cadáveres y no dejará que los entierren.

10Los que viven en la tierra se alegrarán de su muerte. Estarán tan contentos que se harán regalos unos a otros, porque los dos profetas eran un tormento para ellos.

11Pero al cabo de los tres días y medio, Dios los revivió y se levantaron otra vez, y todos los que los vieron se llenaron de miedo.

12Entonces los dos testigos oyeron una fuerte voz del cielo, que les decía: “¡Suban acá!” Y subieron al cielo en una nube, y sus enemigos los vieron. 13En aquel mismo momento surgió un gran terremoto, y a causa del terremoto se derrumbó la décima parte de la ciudad, y siete mil personas murieron.

Y de los restantes, llenos de miedo surgieron alabanzas a Dios, que está en el cielo. 14Pasó el segundo desastre, pero pronto viene el tercero.

15El séptimo ángel tocó su trompeta, y se oyeron fuertes voces en el cielo, que decían: “El reino del mundo nació ya de nuestro Señor y de su Xristôu, y reinarán por todos los siglos.”

16Los veinticuatro ancianos que estaban sentados en sus tronos delante de Dios, se inclinaron hasta el suelo y adoraron a Dios, 17diciendo:

—“Te damos gracias, Señor, Dios todopoderoso, tú que eres y que eras, porque has tomado tu gran poder y has comenzado a reinar. 18Las naciones se han enfurecido; pero ha llegado el día de tu ira, el momento en que has de juzgar a los muertos; y darás la recompensa a tus siervos los profetas, a tus consagrados y a los que honran tu Nombre, sean grandes o pequeños; y destruirás a los que destruyen la tierra.”

19Entonces se abrió el templo de Dios que está en el cielo, y en el templo se veía el arca de su alianza. Y surgieron relámpagos, voces, truenos, un terremoto y una gran granizada.

12 1Apareció en el cielo una gran señal: una mujer envuelta en el sol como en un vestido, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en la cabeza. 2La mujer estaba encinta, y gritaba por los dolores del parto, por el sufrimiento de dar a luz.

3Luego apareció en el cielo otra señal: un gran Dragón rojo que tenía siete cabezas, diez cuernos y una corona en cada cabeza. 4Con la cola arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo, y las lanzó sobre la tierra.

El Dragón se detuvo delante de la mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo tan pronto como naciera. 5Y la mujer dio a luz un hijo varón, el cual ha de gobernar a todas las naciones con cetro de hierro.

Pero su hijo le fue quitado y llevado ante Dios y ante su trono; 6y la mujer huyó al desierto, donde Dios le había preparado un lugar para que allí le dieran de comer durante mil doscientos sesenta días.

7Después surgió una batalla en el cielo: Mixaêl y sus ángeles lucharon contra el Dragón. El Dragón y sus ángeles pelearon, 8pero no pudieron vencer, y ya no hubo lugar para ellos en el cielo.

9Así que fue expulsado el gran Dragón, aquella serpiente antigua que se llama el diablo y satanás, y que engaña a todo el mundo. Él y sus ángeles fueron lanzados a la tierra.

10Entonces oí una fuerte voz en el cielo, que decía:

“Ya nació la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Xristôu; porque ha sido expulsado el acusador de nuestros hermanos, el que día y noche los acusaba delante de nuestro Dios.

11Nuestros hermanos lo han vencido gracias a la sangre del Cordero y a la Palabra del testimonio que dieron; no tuvieron miedo de perder la vida, sino que estuvieron dispuestos a morir.

12¡Alégrense, pues, cielos, y ustedes que viven en ellos! ¡Pero ay de los que viven en la tierra y en el mar, porque el diablo, sabiendo que le queda poco tiempo, ha bajado contra ustedes lleno de furor!”

13Cuando el Dragón se vio lanzado a la tierra, persiguió a la mujer que había tenido el hijo. 14Pero a la mujer se le dieron dos grandes alas de águila, para que pudiera volar a su lugar en el desierto, lejos del Dragón, donde tenían que darle de comer durante tres años y medio.

15El Dragón arrojó agua por la boca, para formar un río que arrastrara a la mujer; 16pero la tierra ayudó a la mujer, pues abrió la boca y se tragó el río que el Dragón había arrojado por su boca.

17Con esto, el Dragón se puso furioso contra la mujer, y fue a pelear contra el resto de los descendientes de ella, los que obedecen el mandamiento de Dios y tienen el testimonio de Iësoús. 18Y el Dragón se plantó sobre la arena del mar.

13 1Vi subir del mar un Animal que tenía siete cabezas y diez cuernos. En cada cuerno tenía una corona, y en las cabezas tenía nombres ofensivos contra Dios. 2El Animal que yo vi, parecía un leopardo; y tenía patas como de oso, y boca como de león.

El Dragón le dio su poder y su trono, y mucha autoridad. 3Una de las cabezas del Animal parecía tener una herida mortal; pero la herida fue curada, y el mundo entero se llenó de asombro y siguió al Animal.

4Y se postraron ante el Dragón porque había dado autoridad al Animal, y adoraron también al Animal, diciendo: “¿Quién hay como el Animal, y quién podrá luchar contra él?”
5También se le permitió decir cosas arrogantes y ofensivas contra Dios, y tener autoridad durante cuarenta y dos meses. 6Y así lo hizo; habló contra Dios, y dijo cosas ofensivas contra él y su santuario y contra los que están en el cielo.

7También se le permitió hacer guerra contra a los sagradas, hasta vencerlos; y se le dio autoridad sobre toda raza, pueblo, lengua y nación.

8Y la adorarán todos los habitantes de la tierra cuyos nombres no están escritos, desde la creación del mundo, en el libro de la vida del Cordero que fue sacrificado.

9Si alguno tiene oídos, oiga: 10“A los que deban ir presos, se los llevarán presos; y a los que deban morir a filo de espada, a filo de espada los matarán.” Aquí se verá la fortaleza y la fe de los consagrados.

11Después vi otro Animal, que surgía de la tierra. Tenía dos cuernos que parecían de cordero, pero hablaba como una serpiente. 12Y tenía toda la autoridad del primer Animal en su presencia, y hacía que la tierra y sus habitantes adoraran al primer Animal, el que había sido curado de su herida mortal.

13También hacía grandes señales. Hasta hacía caer fuego del cielo a la tierra, a la vista de la gente.

14Y por medio de esas señales que se le permitía hacer en presencia del primer Animal, engañó a los habitantes de la tierra y les mandó que hicieran una imagen de aquel Animal que seguía vivo a pesar de haber sido herido a filo de espada.

15Y el segundo Animal se le dio el poder de dar vida a la imagen del primer Animal, para que aquella imagen hablara e hiciera matar a todos los que no la adorasen.

16Además, hizo que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, les pusieran una marca en la mano derecha o en la frente. 17Y nadie podía comprar ni vender, si no tenía la marca o el nombre del Animal, o el número de su nombre. 18Aquí se verá la sabiduría; el que entienda, calcule el número del Animal, que es un número de hombre. Ese número es  ) (seiscientos sesenta y seis)

14 1Vi al Cordero, que estaba de pie sobre el monte Sión; con él habían ciento cuarenta y cuatro mil que tenían escrito en la frente el Nombre del Cordero y el Nombre de su Padre. ( )

2Luego oí un sonido que venía del cielo; era como el sonido de una cascada, como el retumbar de un fuerte trueno; era un sonido como el de muchos arpistas tocando sus arpas. 3Y cantaban un canto nuevo delante del trono y delante de los cuatro vivientes y de los ancianos.

Ninguno podía aprender aquel canto, sino solamente los ciento cuarenta y cuatro mil que fueron salvados de entre los de la tierra.

4Éstos son los que al lado de mujeres no se mancharon, porque son vírgenes; y siguen al Cordero por dondequiera que va. Fueron salvados de entre los hombres como primicias de Dios y del Cordero; 5y no se halló falsedad en sus bocas, porque son intachables.

6Vi otro ángel, que volaba en medio del cielo y que llevaba un mensaje eterno para anunciarlo a los que viven en la tierra, a todas las naciones, razas, lenguas y pueblos. 7Decía con fuerte voz:

—“Teman a Dios y denle alabanza, pues ya llegó la hora en que él ha de juzgar. Adoren al que hizo el cielo y la tierra, el mar y los manantiales.” 8Lo siguió un segundo ángel, que decía: “¡Sea derribada, sea derribada la gran Babilonia, la que emborracha a todas las naciones con el vino de su prostitución!”

9Luego los siguió otro ángel, el tercero, que decía con fuerte voz:

“Si alguno adora al Animal y a su imagen, y se deja poner su marca en la frente o en la mano, 10tendrá que beber el vino de la ira de Dios, que se ha preparado puro en la copa de su enojo; y será atormentado con fuego y azufre delante de los consagrados ángeles y del Cordero.

11La humareda de su tormento sube por todos los siglos, y no hay descanso de día ni de noche para los que adoran al Animal y a su imagen y reciben la marca de su nombre.”

12¡Aquí se verá la perseverancia de los santos, de aquellos que cumplen el mandamiento de Dios y de los fieles creyentes de Iësoús!

13Entonces oí una voz del cielo, que me decía: “Escribe esto: ‘Dichosos de aquí en adelante los que por el Señor están en peligro de muerte.’ ”

“Sí—dice el Espíritu—, ellos descansarán de sus trabajos, pues sus obras los acompañan.”

14Miré, y vi una nube blanca, y sobre la nube estaba sentado alguien que parecía ser un hijo de hombre. Llevaba una corona de oro en la cabeza y una hoz afilada en la mano.

15Y salió del templo otro ángel, gritando con fuerte voz al que estaba sentado en la nube: “¡Mete tu hoz y recoge la cosecha; porque ya llegó la hora, y la cosecha de la tierra está madura!”

16El que estaba sentado en la nube pasó entonces su hoz sobre la tierra, y recogió la cosecha de la tierra.

17Luego otro ángel salió del templo que está en el cielo, llevando él también una hoz afilada. 18Y del altar salió otro ángel, que tenía autoridad sobre el fuego y que llamó con fuerte voz al que llevaba la hoz afilada, diciendo:

“¡Mete tu hoz afilada, y corta con ella los racimos de los viñedos que hay en la tierra, porque ya sus uvas están maduras!”

19El ángel pasó su hoz sobre la tierra y cortó las uvas de los viñedos de la tierra, y luego las arrojó en el “Lagar” (recipiente que se usa para exprimirlas) que es el gran enojo de Dios.

20Las uvas fueron exprimidas fuera de la ciudad, y del “lagar” salió sangre, que llegó a la altura de los frenos de los caballos en una extensión de trescientos kilómetros.

15 1Vi en el cielo otra señal grande y asombrosa: siete ángeles con las siete últimas plagas, con las cuales llegaba a su fin la ira de Dios.

2Vi también lo que parecía ser un mar de cristal mezclado con fuego; junto a ese mar de cristal estaban de pie, con arpas que Dios les había dado, los que habían alcanzado la victoria sobre el Animal y su imagen, y sobre el número de su nombre.

3Y cantaban el canto de Moisés, siervo de Dios, y el canto del Cordero. Decían:

“Grande y maravillosas son tus obras, Señor, Dios todopoderoso; rectos y verdaderos son tus caminos, oh Rey de las naciones. 4¿Quién no te temerá, oh Señor? ¿Quién no glorificará tu Nombre? Pues solamente tú eres santo; todas las naciones vendrán y te adorarán, porque han quedado manifestados tus designios.”

5Después de esto, miré y vi abrirse en el cielo el santuario, la tienda del testimonio. 6Del santuario salieron aquellos siete ángeles que llevaban las siete plagas. Iban vestidos de lino puro resplandeciente, y llevaban cinturones de oro a la altura del pecho.

7Uno de los cuatro vivientes dio a cada uno de los siete ángeles una copa de oro llena de la ira de Dios, el cual vive por todos los siglos.

8Y el santuario se llenó del humo procedente de la grandeza y del poder de Dios, y nadie podía entrar en él hasta que hubieran terminado las siete plagas que llevaban los siete ángeles.

16 1Oí una fuerte voz, que salía del santuario y que decía a los siete ángeles: “Vayan y vacíen sobre la tierra esas siete copas de la ira de Dios.”

2El primero fue y vació su copa sobre la tierra; y a toda la gente que tenía la marca del Animal y adoraba su imagen, le nació una llaga maligna y dolorosa.

3El segundo vació su copa sobre el mar, y el agua del mar se volvió sangre, como la de un hombre asesinado, y murió todo ser viviente ( ) que estaba en el mar.

4El tercero vació su copa sobre los ríos y manantiales, y se volvieron sangre. 5Luego oí que el ángel de las aguas decía:

“Tú eres justo por haber juzgado así, oh Dios santo, que eres y que eras, 6porque ellos derramaron la sangre de tu pueblo santo y de los profetas, y ahora tú les has dado a beber sangre. ¡Se lo han merecido!”

7Oí también que el del altar decía: “Sí, oh Señor, Dios todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos.” 8El cuarto vació su copa sobre el sol, y se le dio al sol poder para quemar con fuego a la gente.

9Y todos quedaron terriblemente quemados; pero no se volvieron a Dios ni lo alabaron, sino que dijeron cosas ofensivas contra él, que tiene poder sobre estas plagas. 10El quinto vació su copa sobre el trono del Animal, y su reino quedó en oscuridad.

La gente se mordía la lengua de dolor; 11pero ni aun así dejaron de hacer el mal, sino que a causa de sus dolores y sus llagas dijeron cosas ofensivas contra el Dios del cielo.

12El sexto vació su copa sobre el gran río Éufrates, y el agua del río se secó para dar paso a los reyes que venían de oriente.

13Vi que de la boca del Dragón, de la boca del Animal y de la boca del falso profeta, salían tres espíritus impuros en forma de ranas.

14Eran espíritus de demonios, que hacían señales y salían a reunir a todos los reyes del mundo para la batalla del gran día del Dios todopoderoso.

15“Miren, yo vengo como el ladrón. Dichoso el que se mantiene vigilante y guarda su propia vestidura, para que no ande desnudo y se vea la vergüenza de su desnudez.” 16Y reunieron a los reyes en el lugar que en hebreo se llama Harmagêdón.

17El séptimo vació su copa en el aire, y desde el santuario salió una fuerte voz que venía del trono y decía: “¡Ya está hecho!”

18Entonces surgieron relámpagos, voces y truenos, y la tierra tembló a causa del terremoto más violento de todos los terremotos que han habido desde que hay gente en el mundo.

19La gran ciudad se partió en tres, y las ciudades del mundo se derrumbaron; y Dios se acordó de la gran ciudad de Babilonia, para hacerla beber el vino de su ira terrible.

20Todas las islas y los montes desaparecieron, 21y del cielo cayeron sobre la gente enormes granizos, que pesaban más de cuarenta kilos, y los hombres dijeron cosas ofensivas contra Dios por la plaga del granizo, porque fue un castigo muy grande.

17 1Uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, vino y me dijo:

“Ven, te voy a mostrar el castigo de la grande prostituta que está sentada sobre las aguas. 2Los reyes del mundo se han entregado a la prostitución con ella, y los habitantes de la tierra se han emborrachado con el vino de su prostitución.”

3Luego, en la visión que me hizo ver el Espíritu, el ángel me llevó al desierto.

Allí vi una mujer sentada sobre un Animal de color rojo escarlata, el cual estaba cubierto de nombres blasfemos contra Dios y tenía siete cabezas y diez cuernos.

4Aquella mujer iba vestida con vestido de colores púrpura y rojo, y estaba adornada con oro, piedras preciosas y perlas. Tenía en la mano una copa de oro llena de cosas odiosas y de la impureza de su prostitución; 5y llevaba escrito en la frente un nombre misterioso:

“La grande Babilonia, madre de las prostitutas y de todo lo que hay de odioso en el mundo.”

6Luego me di cuenta de que la mujer estaba borracha de la sangre de los santos y de los que habían muertos por ser testigos de Iësoús. Al verla, me quedé muy asombrado. 7Entonces el ángel me dijo: “¿por qué te asombras?” Te voy a decir el significado secreto de esa mujer y del Animal que la lleva, el que tiene las siete cabezas y los diez cuernos.

8El Animal que viste que ya era y no es; sin embargo, va a subir del abismo antes de ir a su destrucción total.

Los habitantes de la tierra cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida desde la creación del mundo, se asombrarán cuando vean al Animal que ya era y ya no es, pero que volverá a venir.

9“Aquí se verá quién tiene sabiduría y entendimiento: Las siete cabezas representan siete montes sobre los que esa mujer está sentada; las cabezas, a su vez, representan siete reyes.

10Cinco de estos reyes ya cayeron, uno de ellos gobierna ahora y el otro no ha venido todavía. Pero cuando venga, no durará mucho tiempo.

11El Animal que ya era y que ya no es, es el octavo rey; aunque es también uno de los otros siete, y se encamina a su destrucción total.

12“Los diez cuernos que has visto son diez reyes que todavía no han comenzado a gobernar; pero por una hora recibirán, junto con el Animal, autoridad como de reyes.

13Estos diez reyes están de acuerdo, y darán su poder y autoridad al Animal.

14”Éstos pelearán contra el Cordero; pero como el Cordero es Señor de señores y Rey de reyes los vencerá en unión con los suyos, los llamados y escogidos y sus fieles creyentes.”

15“Me dijo además: << las aguas que has visto, donde está sentada la Prostituta, son pueblos, multitudes, naciones y lenguas >>.

16Y los diez cuernos que has visto y el Animal, van a aborrecer a la Prostituta; la dejarán sola y desnuda; comerán sus carnes y la consumirán por el fuego; 17porque Dios les ha inspirado la resolución de ejecutar su propio plan, y el de ponerse de acuerdo para entregar la soberanía que tienen al Animal hasta que se cumplan las Palabras de Dios,

18Pues la mujer que has visto es la Gran Ciudad, la que tiene la soberanía sobre los reyes de la tierra.

18 1Después de esto, vi otro ángel que bajaba del cielo; tenía mucha autoridad, y la tierra quedó iluminada con su resplandor.

2Con fuerte voz gritaba: “¡Ya cayó, ya cayó la gran Babilonia! ¡Se ha vuelto morada de demonios, guarida de toda clase de espíritus impuros, nido de toda clase de aves impuras y de animales impuros y odiosos!

3Pues todas las naciones se emborracharon con el vino de su prostitución; los reyes del mundo se prostituyeron con ella, y los comerciantes del mundo se hicieron ricos con su exagerado derroche.” 4Oí otra voz del cielo, que decía:

“Salgan de ella, ustedes que son mi pueblo, para que no se hagan cómplices de sus pecados ni los alcancen sus plagas; 5pues sus pecados se han amontonado hasta el cielo, y Dios ha tenido presentes sus maldades.

6Denle lo mismo que ella ha dado a otros; páguenle el doble de lo que ha hecho; mézclenle una bebida dos veces más fuerte que la que ella mezcló para otros; 7denle tormento y sufrimiento en la medida en que se entregó al orgullo y al derroche. Pues dice en su corazón:

‘Aquí estoy sentada como una reina. No soy viuda, ni he de conocer el llanto.’

8Por eso, en un solo día le vendrán las plagas: muerte, sufrimiento y hambre, y será quemada en el fuego; porque poderoso es Dios, el Señor, que la ha condenado.”

9Los reyes del mundo que se prostituyeron con ella y se entregaron al derroche, llorarán y harán lamentación por ella cuando vean el humo de su incendio. 10Se quedarán lejos por miedo a su castigo, y dirán:

“¡Ay, ay de ti, la gran ciudad, Babilonia, la ciudad poderosa! Porque en un instante llegó tu castigo.”

11Los comerciantes del mundo también llorarán y harán lamentación por esa ciudad, porque ya no habrá quien les compre sus cargamentos: 12cargamentos de oro, plata, piedras preciosas, perlas, telas de lino fino y de seda, de color púrpura y rojo; toda clase de maderas aromáticas; objetos de marfil, de maderas preciosas, de bronce, de hierro y de mármol; 13cargamentos de canela y especias aromáticas; incienso, perfumes y resinas; vino, aceite, harina fina y trigo; animales de carga, ovejas, caballos y carretas; y con el cuerpo de seres humanos.

14Y dirán a la ciudad: “¡Ya no tienes las ricas frutas que tanto te gustaban; para siempre has perdido todos tus lujos y riquezas!”

15Los que negociaban con esas cosas y se hicieron ricos a costa de la ciudad, se quedarán lejos por miedo a su castigo, llorando y lamentándose, 16y dirán:

“¡Ay, ay de la gran ciudad! Vestida de lino fino, con vestidos de color púrpura y rojo, adornada con oro, perlas y piedras preciosas. 17¡Y en un instante se ha acabado tanta riqueza!”

Todos los capitanes de barco y los que navegan por la costa, los marineros y todos los que se ganan la vida en el mar, se quedaron lejos 18y, al ver el humo del incendio de la ciudad, gritaron:

“¿Qué otra ciudad podía compararse a esta gran ciudad?”

19Y se echaron polvo en la cabeza, llorando y lamentándose, y gritaron: “¡Ay, ay de la gran ciudad! Con su riqueza se hicieron ricos todos los que tenían barcos en el mar. ¡Y en un instante ha quedado destruida!”

20Tú, oh cielo, alégrate por causa de esa ciudad; y alégrense ustedes, los de los santos, y los apóstoles y los profetas, porque Dios, al condenarla, les ha hecho justicia a ustedes.

21Entonces un ángel poderoso levantó una piedra, que era como una gran piedra de molino, y lanzándola al mar dijo:

“Así serás tú echada abajo, Babilonia, la gran ciudad, y nunca más te volverán a ver. 22Nunca más se oirá en tus calles música de arpas, flautas y trompetas, ni habrá en ti trabajadores de ningún oficio, ni se oirá en ti el ruido de la piedra del molino.

23Nunca más brillará en ti la luz de una lámpara, ni se oirá en ti el bullicio de las fiestas de nupcias.

Porque tus comerciantes eran los poderosos del mundo y se extraviaron todas las naciones con tus hechicerías.”

24Pues en esa ciudad se ha encontrado la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido asesinados sobre la tierra.

19 1Después de esto, oí las fuertes voces de una gran multitud que decía en el cielo: “¡Aleluya!

La salvación, la gloria y el poder son de nuestro Dios, 2porque él juzga rectamente y con verdad; pues ha juzgado a la grande prostituta que con su prostitución corrompió la tierra; ha vengado en ella la muerte de los siervos de Dios.” 3Luego volvieron a decir: “¡Aleluya!

El humo de ella nunca dejará de subir.” 4Y los veinticuatro ancianos y los cuatro vivientes se postraron hasta el suelo y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono. Y decían: “¡Amén! ¡Aleluya!” 5Desde el trono se oyó entonces una voz, que decía:

“¡Alaben a nuestro Dios todos ustedes, pequeños y grandes, todos ustedes que lo sirven y le tienen reverencia!”
6Oí también algo como las voces de mucha gente, como el sonido de una cascada y de fuertes truenos. Decían: “¡Aleluya!

Porque ha comenzado a gobernar el Señor, nuestro Dios todopoderoso.

7Alegrémonos, llenémonos de gozo y démosle gloria, porque ha llegado el momento de las nupcias del Cordero. Su esposa se ha preparado: 8se le ha permitido vestirse de lino fino, deslumbrante de blancura, porque ese lino son las buenas obras de los santos.”

9El ángel me dijo:

“Escribe: ‘Dichosos los que han sido invitados al banquete de nupcias del Cordero.’ ”

Y añadió:

“Estas son Palabras verdaderas de Dios.”

10Me arrodillé a los pies del ángel, para adorarlo, pero él me dijo:

 “No hagas eso, pues yo soy siervo de Dios, lo mismo que tú y tus hermanos que siguen fieles al testimonio de Iësoús. Adora a Dios.”

 “Pues, el testimonio de Iësoús es el espíritu de las profecías”.

11Vi el cielo abierto; y apareció un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, porque con rectitud gobernaba y hacía la guerra.

12Sus ojos brillaban como llamas de fuego, llevaba en la cabeza muchas coronas y tenía un nombre escrito que solamente él conocía. 13Iba vestido con un vestido teñido de sangre, y su Nombre es: la Palabra de Dios.

14Lo seguían los ejércitos del cielo, vestidos de lino fino, blanco y limpio, y montados en caballos blancos. 15Le salía de la boca una espada afilada, para herir con ella a las naciones. Las gobernará con cetro de hierro.

Y él mismo pisará las uvas para sacar el vino de la ira terrible del Dios todopoderoso. 16En su manto y sobre el muslo llevaba escrito este título: “Rey de reyes y Señor de señores.”
17Y vi un ángel que, puesto de pie en el sol, gritaba con fuerza a todas las aves de rapiña que vuelan en medio del cielo:

“¡Vengan y reúnanse para la gran cena de Dios, 18para que coman carne de reyes, de jefes militares y de hombres valientes, carne de caballos y de sus jinetes, carne de todos: de libres y de esclavos, de pequeños y de grandes!”

19Vi al Animal y a los reyes del mundo con sus ejércitos, que se habían reunido para pelear contra el que montaba aquel caballo y contra su ejército.

20El Animal fue apresado, junto con el falso profeta que había hecho señales al servicio del Animal.

Por medio de esas señales, el Falso profeta engañaba a los que se dejaron poner la marca del Animal y adoraron su imagen. Entonces el Animal y el Falso profeta fueron arrojados vivos al lago de fuego donde arde el azufre.

21Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves de rapiña se hartaron de la carne de ellos.

20 1Vi un ángel que bajaba del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en la mano. 2Este ángel sujetó al Dragón, aquella serpiente antigua que es el diablo y satanás, y lo encadenó por mil años.

3Lo arrojó al abismo, donde lo encerró, y puso un sello sobre la puerta para que no engañara a las naciones hasta que pasaran los mil años, al cabo de los cuales habrá de ser soltado por un poco de tiempo.

4Y vi tronos, y en ellos estaban sentados los que habían recibido autoridad para juzgar.

Vi también los seres decapitados por haber sido fieles al testimonio de Iësoús a través de la Palabra de Dios.

Ellos no habían adorado al Animal ni a su imagen, ni se habían dejado poner su marca en la frente o en la mano. Y vi que volvieron a vivir y que reinaron con Xristôu mil años. 5Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta después de los mil años. Esta es la primera resurrección.

6¡Dichosos los que tienen parte en la primera resurrección, pues pertenecen al pueblo santo! La segunda muerte no tiene ningún poder sobre ellos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Xristôu, y reinarán con él los mil años.

7Cuando hayan pasado los mil años, satanás será soltado de su prisión, 8y saldrá a engañar a las naciones de los cuatro extremos de la tierra, a Gog y a Magog, cuyos ejércitos, numerosos como la arena del mar reunirá para la batalla. 9Y subieron por lo ancho de la tierra, y rodearon el campamento de los santos, y la ciudad que él ama. Pero cayó fuego del cielo y los quemó por completo.

10Y el diablo, que los había engañado, fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde también habían sido arrojados el Animal y el Falso profeta. Allí serán atormentados día y noche por todos los siglos.

11Vi un gran trono blanco, y al que estaba sentado en él. Delante de su presencia desaparecieron completamente la tierra y el cielo, y no se los volvieron a ver por ninguna parte.

12Y vi los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono; y fueron abiertos los libros, y también otro libro, que es el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados de acuerdo con sus obras y con lo que estaba escrito en aquellos libros.

13El mar entregó sus muertos, la Muerte y el Hades devolvieron los muertos que guardaban; y todos fueron juzgados, cada uno conforme a sus obras.

14Luego la Muerte y el Hades fueron arrojadas al lago de fuego. Este lago de fuego es la muerte segunda, 15y allí fueron arrojados los que no tenían su nombre escrito en el libro de la vida.

21 1Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, y el mar no existe ya.

2Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de la presencia de Dios. Estaba arreglada como una novia vestida para su prometido.

3Y oí una fuerte voz que venía del trono, y que decía:

― “Aquí está el lugar donde Dios vive con los hombres. Vivirá con ellos, y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. 4Secará todas las lágrimas de ellos, y ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor; porque todo lo que antes existía ha dejado de existir.”

5El que estaba sentado en el trono dijo:

“Yo hago nuevas todas las cosas.” Y también dijo:

“Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas.” 6 y ciertamente yo lo he creado.

Yo Soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Final. Al que tenga sed le daré a beber del manantial del agua de la vida, sin que le cueste nada. 7El que salga vencedor recibirá todo esto como herencia; y yo seré su Dios y él será mi hijo.

8Pero en cuanto a los cobardes, los incrédulos, los odiosos, los asesinos, los que se prostituyen, los hechiceros, los que adoran ídolos, y todos los mentirosos, a ellos les tocará ir al lago de azufre ardiente, que es la segunda muerte.”

9Vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete últimas plagas, y me dijo: “Ven, que te voy a enseñar a la novia, la esposa del Cordero.”

10Y el Espíritu me obligó a subir un monte grande y alto, para ver a la gran ciudad santa de Jerusalén, que bajaba del cielo, de la presencia de Dios.

11La ciudad brillaba con el resplandor de Dios; su brillo era como el de una piedra preciosa, como un diamante, transparente como el cristal.

12Alrededor de la ciudad había una muralla grande y alta, que tenía doce puertas, y en cada puerta había un ángel; en las puertas estaban escritos los nombres de las doce tribus de Israel.

13Tres puertas daban al este, tres al norte, tres al sur y tres al oeste. 14La muralla de la ciudad tenía doce piedras por base, en las que estaban escritos los nombres de los doce apóstoles del Cordero.

15El ángel que hablaba conmigo llevaba una caña de oro para medir la ciudad, sus puertas y su muralla. 16La ciudad era cuadrada; su largo era igual a su ancho.

El ángel midió con su caña la ciudad: medía doce mil estadios; su largo, su alto y su ancho eran iguales.

17Luego midió la muralla: medía ciento cuarenta y cuatro codos, según las medidas humanas que el ángel estaba usando. 18La muralla estaba hecha de diamante, y la ciudad era de oro puro, como vidrio pulido.

19Las piedras de la base de la muralla estaban adornadas con toda clase de piedras preciosas: la primera, con diamante; la segunda, con zafiro; la tercera, con ágata; la cuarta, con esmeralda; 20la quinta, con ónice; la sexta, con rubí; la séptima, con crisólito; la octava, con berilo; la novena, con topacio; la décima, con crisoprasa; la undécima, con jacinto; y la duodécima, con amatista.

21Las doce puertas eran doce perlas; cada puerta estaba hecha de una sola perla. Y la calle principal de la ciudad era de oro puro, como vidrio transparente. 22No vi ningún santuario en la ciudad, porque el Señor, el Dios todopoderoso, es su propio santuario, y también el Cordero.

23La ciudad no necesita ni sol ni luna que la alumbren, porque la alumbra el resplandor de Dios, y su lámpara es el Cordero.

24Las naciones caminarán a la luz de la ciudad, y los reyes del mundo le entregarán sus riquezas. 25Sus puertas no se cerrarán de día, y en ella no habrá noche.

26Le entregarán las riquezas y el esplendor de las naciones; 27pero nunca entrará nada impuro, ni nadie que haga cosas odiosas o engañosas. Solamente entrarán los que tienen su nombre escrito en el libro de la vida del Cordero.

22 1El ángel me mostró un río limpio, de agua viva. Era claro como el cristal, y salía del trono de Dios y del Cordero.

2En medio de la calle principal de la ciudad y a cada lado del río, crecía el árbol de la vida, que da fruto cada mes, es decir, doce veces al año; y las hojas del árbol sirven para sanar a las naciones.

3Ya allí nada será maldecido; porque el trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad, y sus siervos lo adorarán allí mismo.

4Sus apariencias los favorecerá, porque llevarán su Nombre en la frente.

5Allí no habrá noche, y los que allí vivan no necesitarán luz de lámpara ni luz del sol, porque Dios el Señor iluminará sobre ellos, y reinarán hasta la eternidad de la eternidad.

6El me dijo:
 “Estas palabras son fieles y verdaderas. El Señor, el Dios del espíritu de los profetas, ha enviado su propio ángel para mostrar a sus siervos lo que pronto se originará.”

7“¡Vengo pronto! ¡Dichoso el que guarda las palabras proféticas que están escritas en este Libro!”

8Yo, Iöánnôu, oí y vi estas cosas. Y después de oírlas y verlas, me arrodillé a los pies del ángel que me las había mostrado, para adorarlo; 9pero él me dijo:

 “No hagas eso, pues yo soy siervo de Dios, al igual que tú y que tus hermanos los profetas; y de todos los que obedecen las Palabras escritas en este libro. Adora a Dios.”

10También me dijo:

“No guardes en secreto las palabras proféticas que están escritas en este libro, porque ya se acerca el tiempo de su cumplimiento. 11Deja que el injusto siga en su injusticia, y que el sucio siga en su suciedad; pero que el justo siga en su justeza, y que el santo siga santificándose.”

12“Sí, vengo pronto, y traigo el premio que voy a dar a cada uno conforme a las obras que haya hecho.

13Yo Soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Final.”

14Dichosos los que lavan sus propios vestidos para tener derecho al árbol de la vida y poder entrar por las puertas de la ciudad.

15Pero fuera se quedarán los pervertidos, los que practican la hechicería, los que se prostituyen, los asesinos, los idólatras y aquellos que aman y actúan falsamente.

16“Yo, Iësoús, he enviado mi ángel para declarar todo esto a las êkklësias. Yo Soy el Retoño y la descendencia de David; la Estrella brillante del amanecer.”

17El Espíritu y la Novia dicen: “¡Ven!” Y el que escuche, diga:  “¡Ven!” Y el que tenga sed, y quiera, venga y beba del agua viva gratuitamente.

18Yo le testifico a todos los que escuchan las palabras proféticas escritas en este libro:

―“Si alguno añade algo a estas cosas, Dios le añadirá a él las plagas que en este libro se han descrito”. 19Y si alguno quita alguna Palabra del Libro de estas profecías, Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa que en este Libro se describen.

20El que dio este testimonio, dice:

 “Sí, vengo pronto.” Amén. ¡Ven, Señor Iësoús!

21La gracia del Señor Iësoús los alcance de todos modos.

BIBLIOGRAFÍAS UTILIZADAS

CLÁSICA:
1. “Biblia de Jerusalén”, nueva versión totalmente revisada y aumentada. Bilbao,1978. J. A. Ubieta y colaboradores.
2. “Biblia de Jerusalén latinoamericana”, EDITORIAL Descleé de Brouwer; S. A. 2001, Bilbao España.
3. “Nuevo Testamento”. Versión directa del texto Original Griego, B.A.C., Madrid, 1962, F. Puso y J. M: Bover.
4. “Nuevo Testamento Griego - Español”, Versión bilingüe. José O´ Callaghan. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid. MCMXCVII
5. Kart Alan, Mattehw Blas; Carlos M. Martini, Bruce M. Metzger y Allen Wiirgren. “THE GREEK NEW TESTAMENT”. Tercera Edición. Sociedades Bíblicas Unidas. Münter /Westphalia. Nuava Cork. Estados Unidos de América, 1965
6. Compubiblia, Sociedades Bíblicas Unidas 1989 NW 88th Court — Miami, FL 33172
7. Nestie Aland, 26 th Edición: “The Greek New Testament”, (Deutsche Bibelgesellschaft Stuttgart) 1983.
10. Dios Habla Hoy - La Biblia de Estudio, (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
11. “Nuevo Testamento”, Versión del Texto original Griego, E. Nácar Fuster y A. Colunga Cueto; B. A. C. Madrid. 1989
12. “Dios Habla HOY” Biblia de estudio. Sociedades Bíblicas Unidas.1991
13. “Dios Habla HOY”, versión popular. Sociedades Bíblicas Unidas.1991
14. “Biblia Latinoamericana”. Ediciones Paulinas. Verbo Divino. LXXXIV edición. Edición Pastoral. Traducción íntegra del texto griego.
15. Nuevo Testamento, “Dios llega al Hombre”. con los Salmos y proverbios. 1976. Sociedades Bíblicas Unidas. Buenos Aires, Argentina. Versión Popular.
16. “La Biblia del Siglo XXI, Nueva Versión revisada de Reina – Valera, 1909. Edición del año 2000.
17. “La Santa Biblia”, Nueva Versión, Sociedades Bíblicas Unidas. 1998
18.. La Biblia de las Américas. Sociedades Bíblicas Unidas. 1999.
19. La Biblia El Pueblo de Dios, de la fundación Palabra de Vida. Edición San Pablo. Sociedad Bíblica Católica.
20. “Antigüedades Judías”, de Flavio Josefo y Filón.
21. “Padres Apostólicos” Edición bilingüe completa. Daniel Ruiz Bueno, sexta edición, Editorial: Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid. MCMXCII. 1993
22. “The Greek New Testament” Actualizada por Vover en una versión al castellano
23. “The Greek New Testament” con Introducción en castellano. Kurt Aland, Mattew Black, Carlo M. Martín; Tercera Edición. 1975, Institute for New Testament Textual Research, Münster/Welphalia. Sociedades Bíblicas
24. “Historia Eclesiástica de Eusebio de Cesarea”Editorial Nova de Buenos Airea. 1950.
25. “Nuevo Testamento Trilingue”. J. M. Bover y J. O´Callaghan. B. A. C. 400. Madrid. 1994.
26. “La Santa Biblia” Versión Moderna 1960, editorial, Sociedades biblicas en América Latina.
27. “La biblia del pueblo de Dios”. Fundación Palabra de vida, Editorial San Pablo. Prutesio Gómez 15. 28027 Madrid, Sociedad Biblica Catolica Internacional (SUBICAIN), Noviebre 2002.
28. “Manual Biblico de Unger” Merriell F. Unger. Ed. Portavoz. Kregel Publications P.O. Box 2607 – 1985 Grand Rapids, Michigan 49501, USA. 720 páginas.
29. “Compendio Manual de la Biblia” Henrry H. Halley. . Ed. Portavoz. Kregel Publications P.O. Box 2607 – 1985 Grand Rapids, Michigan 49501, USA.
30. “La Santa Biblia”. Nueva Versión Internacional. Sociedades Bíblicas Unidas . 1998.
31. Soporte Magnético. Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

COMPLEMENTARIA:
32. “Santa Biblia”. Antiguo y Nuevo Testamento. Versión Reina – Valera, actualizada, basada en la Reina – Valera de 1909 y cotejada con diversas traducciones y con los mejores textos en los idiomas originales Hebreo, Arameo y Griego. Editorial Hispano. El Paso. Texas. 1990.
33. “Nuevo Testamento “A viva voz” versión en un lenguaje sencillo, 2004. Sociedades Bíblicas Unidas.
34. “Catolicismo y Protestantismo”. Ernesto Bravo. Edición San Pablo. 1995. Colombia.
35. La Biblia “Políglota Interlineal”. Versión del Códice vaticano. 1952. EE. UU.

AUXILIAR:
36. “Santa Biblia”, Versiones Reina-Valera, de 1909 y 1960.
37. C. L. Neal. “Los Bautistas a Través de los Siglos” Challenge press, Inc. 4702 Colebrook Avenue Meaux, PA 18049 Cpyright 1978. Little Rock, Arkansas 72215. P. O. Box 5567. Segunda Edición 1987.
38. El Nuevo Testamento. Traducción en Lenguaje actual, Sociedades Bíblicas, Impreso en Colombia 2000..
39. S. O. S. del Inconforme que busca la verdad revelada en Cristo Jesús. Obra inédita en tres Tomos, sobre la historia del seudo cristianismo eclesiástico católico-protestante-evangélico. 2006
35. Evangelio de la plenitud, contenido en el Libro de Mormón. Edición de la traducción de las Planchas de Nefi por José Smith, Hijo. Publicado por la Iglesia de los llamados Santos de Jesucristo de los últimos Días. SALT Lake City, UTAH; E. U. A. 1991.
40. Teoría y Práctica de la técnica de traducción de idioma para el ejercicio de cambio de categoría científica y docente (Auxiliar). Postgrado y Ejercicio. Centro Universitario, Guantánamo, Cuba. Departamento de idioma. 2006.
41. Los inconformes: Nacidos de la Palabra de Dios. Estudios Bíblicos de las diferentes doctrinas del Nuevo Testamento Griego. Inéditos. Sin patrias terrenales ni compromisos humanos, 2002-2004
42.- ------------, ----------: Nacidos de la Palabra de Dios. Estudios Bíblicos de las diferentes doctrinas del Nuevo Testamento Griego. Inéditos. Sin patrias terrenales ni compromisos humanos, 2004-2006
43.- ------------, ----------: Nacidos de la Palabra de Dios. Estudios Bíblicos de las diferentes doctrinas del Nuevo Testamento Griego. Inéditos. Sin patrias terrenales ni compromisos humanos, 2006-2008
44.- ------------, ----------: Nacidos de la Palabra de Dios. Estudios Bíblicos de las diferentes doctrinas del Nuevo Testamento Griego. Inéditos. Sin patrias terrenales ni compromisos humanos, 2008-2009

Si quieres emitir una opinión o mantener una relación de unidad en el amor, ésta es la dirección y el correo por donde puedes hacerlo:

Confraternidad de los Amados de Xristo. Máximo Gómez 511 –A- e/ 2 y 3 nortes; ciudad de Guantánamo, Cuba, Zona Postal 95 100; E-Mail:
yeosua@infosol.gtm.sld.cu. Hermano Armando Emilio.

Revisión del 16:24 14 sep 2009

CONFRATERNIDAD DE LOS “AMADOS DE XRISTO” GUANTÁNAMO, CUBA CIUDAD DE GUANTÁNAMO

ARTÍCULO PARA PUBLICAR EN REVISTA ELECTRÓNICA

Título: “El Testimonio del discípulo amado del Señor Jesús, traducido desde el griego original”

Autor; Hermano Armando Emilio. Congregación de los “Nacidos de la Palabra de Dios”

RESUMEN Este artículo trata de la corrección de los testimonios dados por Juan, el discípulo amado del Señor a partir de una traducción completamente directa desde el griego antiguo contenido en el volumen de la Crítica Textual y Comparativa “The Greek New Testament” Tercera Edición; y tiene la intención de hacer llegar a todas las ovejas del Señor Jesús dispersas por el mundo de habla hispana; para que sepan que existe una gran diferencia entre las traducciones que mantienen relación con los manuscritos latinos, los cuales están llenos de errores y adicciones que cambian por completo el mensaje de Juan. También para que las ovejas del Señor que aún están dispersas por el mundo de hoy, entiendan que creyendo solamente en el testimonio de este discípulo que se recostaba en el pecho del Señor tienen la vida eterna, y no necesitan oír ni creer otros testimonios, los cuales son el motivo de las discrepancia denominacional y religiosa de hoy. Para esto he dedicado diez años de mi vida, para esto vivo y para esto he llegado hasta aquí; para que todos sepan que hay tres cosas fundamentales en las que debemos creer, y estas cosas son la espina dorsal del mensaje de Juan: 1.- La única obra que Dios quiere que hagamos, es que creamos en el que él envió, 2.- el único mandamiento que es verdadero y es desde el principio y que por causa de nosotros es nuevo ahora es este: “que creamos en el Nombre de su Hijo Jesús el Xristo y que nos amemos unos a otros como él mismo nos mando”; y que vivir conforma a la verdad es “vivir conforme a este mandamiento”. El que tenga esto, tiene la vida eterna, quien se excede y no persevera en esta enseñanza, no tienen ni al Padre ni al Hijo. Y todos los demás testimonios que se recopiló en la Biblia católico-protestante, no coinciden con el testimonio de Juan, por tanto, no son de la verdad sino del error y del antixcristo.

SUMMARY This article is about the correction of the testimonies given by Juan, the dear pupil of the Mr. starting from a totally direct translation from the Greek old content in the Textual and Comparative Critic's volume The New Greek Testament Third Edition; and he/she has the intention of making arrive to Mr. Jesus' sheep you disperse for the world of Hispanic speech; so that they know that a great difference exists among the translations that maintain relationship with the Latin manuscripts, which are full with errors and adictions that change Juan's message completely. Also so that the sheep of the Mr. that are still dispersed for today's world, understand that only believing in this pupil's testimony that leaned back in the chest of the Mr. they have the eternal life, and they don't need to hear neither to believe other testimonies, which are the reason of the discrepancy denominacional and today nun. For this I have dedicated ten years of my life, for this I live and it stops this I have arrived until here; so that all know that there are three fundamental things in those that should believe, and these things are the dorsal thorn of Juan's message: 1. - the only work that God wants that we make, it is that we believe in the one that he sent, 2. - the only commandment that is true and it is from the beginning and that by reason of us it is new now it is this: "that believe in their Son's Name Jesus the Xristo and that we love each other each other as him same I send us"; and that to live conforms to the truth it is to live according to this commandment". The one that has this, has the eternal life who is exceeded and he/she doesn't persevere in this teaching, they don't have neither to the Father neither the Son. And all the other testimonies that it was gathered in the Catholic-Protestant Bible, don't coincide with Juan's testimony, therefore, they are not of the truth but of the error and of the antixcristo.



INTRODUCCIÓN

LO QUE DEBEMOS CUMPLIR PARA RECONCILIARNOS CON DIOS Y OBTENER LA VIDA ETERNA

LOS TRES ASPECTOS ESENCIALES DEL VERDADERO CRISTIANISMO

PREGÚNTATE TÚ MISMO SI CONOCES 1- ¿Cuál es la única obra que Dios quiere que hagamos? 2- ¿Cuál es el único mandamiento de Dios que debemos obedecer? 3- ¿Cómo vivir conforme a la verdad el resto de nuestras vidas?

RESPUESTAS 1- Esta es la única obra que Dios quiere que hagamos: ¡Que creamos en el que él envió! 2- El mandamiento del Padre: “Que creamos en el Nombre de su Hijo Iësôu Xristo y que nos amemos unos a otros como él mismo nos mandó” 3- Vivir conforme a la verdad, es vivir según el mandamiento que ya es desde el principio, y éste es el mandamiento que es desde el principio: que vivamos en el amor.

REPERCUSIÓN DE ESTOS TRES ASPECTOS EN TU VIDA ESPIRITUAL 1- Si obras según Dios, renacerás de la Palabra de Dios y serás llamado “Niño pequeño de Dios”, si haces esto comprenderás también que ya vives en la eternidad por creer en el Nombre del Hijo de Dios, que ya fueron perdonados tus pecados y has vencido al malvado que gobierna al mundo depravado de hoy, al cual has vencido también porque ya no perteneces a él. 2- El primer aspecto hace que cumplas las otras dos exigencias, pues al creer en el Hijo tienes al Padre; y si es así naciste de Dios, la fuente del amor, por tanto vivirás conforme al amor de Dios, porque Dios es el amor. 3- Y si ya tienes esto, no te hace falta nada más; ya se te concedió desde lo alto la vida en la eternidad. Esta es la única enseñanza de Iësous, no te excedas para que permanezcas en ella, y no necesitarás que nadie te enseñe, lo que te falte la propia unción que recibes de él te lo enseñará todo. El testimonio de Iësôus, es el espíritu de las profecías.

Estos tres aspectos resumen lo que es renacer de la Palabra de Dios, del Espíritu, de lo alto. Todas las otras enseñanzas que aparecen en la Biblia no son de Iësôu Xristo, sino del que lucha contra él, del antixristo, el mismo que ya ustedes oyeron que está en el mundo desde mediados del siglo 1 de C. Por esto solo confíen en el testimonio de Juan, el discípulo amado del Señor, no existen otros testimonios confiables, pues todos los demás discrepan con este, lo que nos indica que los demás no son de la verdad sino del error y del antixristo. Por tanto, entiendan la razón por la cual hay que probar a todos los espíritus para verificar si provienen de Dios o no: “todo aquel espíritu que hable igualmente al Iësôus venido en la carne como el Xristo, ( ) este proviene de Dios, pero aquel espíritu que no hable igual que Iësôus, no es de Dios, este es el Antixristo y el espíritu engañador”

EXHORTACIÓN Y ALERTA PARA QUE NO SEAS ENGAÑADO POR EL ERROR Estos tres aspectos espirituales son la médula del testimonio y el mensaje que nuestro hermano amado Juan nos transmite; todo su testimonio se basa en estos tres puntos neurálgicos, y enfatiza en ellos para que comprendamos que creyendo en el Nombre del Hijo de Dios tenemos la vida eterna; y que su único mandamiento es que vivamos amándonos unos a otros, pues esto es lo que es vivir conforme a la verdad, y que no hay otra enseñanza del Mesías; por eso en su segunda misiva, nos advierte que no recibamos a nadie que no traiga consigo esta enseñanza, y que ni lo saludemos, porque si le decimos “regocíjate con nosotros” estaremos en una común unidad con el malvado. Por ende exhortamos a no creer en ningún otro testimonio, ya que el testimonio de Juan tiene todos los ingredientes para alcanzar la vida eterna y vivir conforme a la verdad.

No te dejes engañar por nada ni por nadie, esta es la única obra que Dios quiere que hagamos: “que creamos en el Nombre de su Hijo y que nos amemos como él nos mandó”; todo lo demás pertenece al error y al antixristo.

“Iësôu Xristô”  Es la Palabra de Dios

EL LIBRO DE IÖANNËN

EL TETIMONIO DEL DISCÍPULO AMADO

1 1Una Palabra era ya en el principio; ( ) ( ) porque esa Palabra ya era un propósito de Dios; ( ) así pues Dios era una Palabra. 2Ella misma ya tenía este propósito con Dios desde un principio:

3Que todo naciera por medio de ella misma; por eso, separado de ella en sí, nada nació antes. Lo nacido 4en ella misma sea la vida, y esta vida sea la Luz del hombre, 5porque la luz alumbra en la oscuridad, y la oscuridad en sí misma no la sorprende.

6Surgió un hombre enviado por Dios, su nombre era Ioann, 7él vino como testigo, y dio testimonio a cerca de la Luz; para que todos creyeran por lo que él decía. 8Ioann no era la Luz, sino uno que testificó sobre la Luz.

9Es la luz verdadera que alumbra a todo hombre la que se manifestó al mundo. 10En el mundo estaba; y aunque el mundo surgió de ella misma, el mundo no la reconoció en sí. 11Estubo en su propiedad, pero su propia casa no la recibió.

12Por el contrario, todos cuantos la reciben por considerar conveniente sujetarse a la autoridad de ella misma; niños pequeños nacen en Dios ( ). Solo los que creen por medio de su Nombre, 13y no por voluntad de sangre ni de carne ni por la voluntad de otros hombres. Antes bien, renacen tesoros de Dios. ( )

14Así la Palabra nació carne y vivió entre nosotros. ( ) Y nosotros hemos contemplado su gloria, la gloria que recibe del Padre, porque es único genéticamente con él, abundante en gracia y verdad.

15Ioann testificó de él, diciendo:

“Este es aquel a quien yo me refería cuando dije que el que viene delante de mí, frente a mí renace porque primero que yo es.”

16De su plenitud todos recibimos gracia contra gracia; 17porque la ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad mediante Iësoús Xristôu nacieron ( ). 18Dios de nadie se dejó ver alguna vez; nacido únicamente de Dios, aquél se levantó como lo íntimo del Padre.

19Y este es el testimonio que dio Ioann cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle quién era él. 20Y él confesó, y no negó: —Yo no soy el Xristôu. 21Le volvieron a preguntar: —¿Quién eres, pues? ¿Eres tú Elías? Ioann dijo: —No lo soy. Ellos insistieron: —Entonces, ¿eres el profeta que ha de venir? Contestó: —No. 22Le dijeron: —¿Quién eres, pues? Tenemos que llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué nos puedes decir de ti mismo? 23Ioann les contestó: —Yo soy una voz que clama en el desierto: ‘Abran un camino recto para el Señor’, tal como dijo el profeta Ësaías. 24Los que fueron enviados por los fariseos a hablar con Ioann, 25le preguntaron: —¿Cómo pues sumerges en agua si no eres el Xristôu ni Elías ni el Profeta? 26Ioann les contestó: —Yo sumerjo en agua; porque en medio de ustedes hay uno que no conocen 27y que viene después de mí. Yo ni siquiera merezco desatarle la correa de sus sandalias. 28Todo esto sucedió en el lugar llamado Betania, al otro lado del río Jordán, donde Ioann estaba bautizando.

29Al día siguiente, Ioann vio a Iësoús, que se acercaba a él, y dijo:

―“¡Miren, ese es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo! 30A él me refería yo cuando dije: ‘Después de mí viene uno que es más importante que yo, porque existe antes que yo.’ 31Yo mismo no sabía de él; pero he venido sumergiendo en agua precisamente para que él alumbre a Israel.”

32Ioann también declaró: “He visto al Espíritu bajar como paloma desde el cielo, y permanecer en él. 33Yo todavía no sabía quién era; pero el que me envió a sumergir con agua, me dijo:

―‘Aquel sobre quien veas que el Espíritu baja y permanece en él, es quien sumerge en Espíritu Sagrado.’ ( ) 34Yo ya lo he visto, y doy testimonio de que es el Hijo de Dios.”

35Al día siguiente, Ioann estaba allí otra vez con dos de sus seguidores. 36Cuando vio pasar a Iësoús, Ioann dijo: —¡Miren, ese es el Cordero de Dios! 37Los dos seguidores de Ioann lo oyeron decir esto, y siguieron a Iësoús. 38Iësoús se volvió, y al ver que lo seguían les preguntó: —¿Qué están buscando? Ellos dijeron: —Maestro, ¿dónde vives? 39Iësoús les contestó: —Vengan a verlo. Fueron, pues, y vieron dónde vivía, y pasaron con él el resto del día, porque ya eran como las cuatro de la tarde. 40Uno de los dos que oyeron a Ioann y siguieron a Iësoús, era Andréas, hermano de Simón Pêtrôu. 41Al primero que Andréas se encontró fue a su hermano Simón, y le dijo: —Hemos encontrado al Mesías (que significa: Xristôu – Ungido -). 42Luego Andréas llevó a Simón a donde estaba Iësoús; cuando Iësoús lo vio, le dijo: —Tú eres Simón, hijo de Ioann, pero tu nombre será Cefas (que significa: Piedra). 43Al día siguiente, Iësoús decidió ir a la región de Galilea. Encontró a Filippôs, y le dijo: —Sígueme. 44Este Filippôs era del pueblo de Betsaida, de donde eran también Andréas y Pêtrôu. 45Filippôs fue a buscar a Natanael, y le dijo: —Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en los libros de la ley, y de quien también escribieron los profetas. Es Iësoús, el hijo de Iösëph, el de Nazaret. 46Dijo el mismo Nathanaël: —¿Acaso de Nazaret puede salir algo bueno? Filippôs le contestó: —Acércate porque aquí está. 47Cuando Iësoús vio acercarse a Nathanaël, comentó: —Aquí tienen verdaderamente a un israelita, en quien no hay engaño. 48Dijo de él, Nathanaël: —¿Como nosotros naciste? Contestó Iësoús, diciéndole: —Antes que Filippôs te llamara, te vi debajo de la higuera. 49Nathanaël le dijo: —¡Rabbí!, ¡tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel! 50Iësoús le contestó: —¿Me crees solamente porque te he dicho que te vi debajo de la higuera? Pues vas a ver cosas más grandes que estas. 51También dijo Iësoús: —En verdad, en verdad les digo: que ustedes verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.

2 1Y celebraban los tres días del nacimiento de una unión conyugal ( ) en Caná, un pueblo de Galilea. La madre de Iësoús estaba allí, 2y Iësoús y sus discípulos fueron también invitados. 3Se acabó el vino, y la madre de Iësoús le dijo: —Ya no tienen vino. 4Iësoús le contestó: —Mujer, ¿por qué me dices esto? Mi hora no ha llegado todavía. 5Ella dijo a los que estaban sirviendo: —Hagan todo lo que él les diga. 6Había allí seis tinajas de piedra, para el agua que usan los judíos en sus ceremonias de purificación. En cada tinaja cabían de cincuenta a setenta litros de agua. 7Iësoús dijo a los sirvientes: —Llenen de agua estas tinajas. Las llenaron hasta arriba, 8y Iësoús les dijo: —Ahora saquen un poco y llévenselo al encargado de la fiesta. Así lo hicieron.

9El encargado de la fiesta probó el agua convertida en vino, sin saber de dónde había salido; solo los sirvientes lo sabían, pues ellos habían sacado el agua. Así que el encargado llamó al novio 10y le dijo: —Todo el mundo sirve primero el mejor vino, y cuando los invitados ya han bebido bastante, entonces se sirve el vino corriente. Pero tú has guardado el mejor vino hasta ahora.

11Esto que hizo Iësoús en Caná de Galilea fue la primera señal milagrosa con la cual alumbró con su propia gloria; y sus discípulos creyeron en él.

12Después de esto se fue a Cafarnaúm, acompañado de su madre, sus hermanos y sus discípulos; y allí estuvieron unos cuantos días. 13Como ya se acercaba la fiesta de la Pascua de los judíos, Iësoús fue a Jerusalén.

14Y encontró en el templo a los vendedores de novillos, ovejas y palomas, y a los que estaban sentados en los puestos donde se le cambiaba el dinero a la gente. 15Al verlo, Iësoús tomó unas cuerdas, se hizo un látigo y los echó a todos del templo, junto con sus ovejas y sus novillos. A los que cambiaban dinero les arrojó las monedas al suelo y les volcó las mesas.

16A los vendedores de palomas les dijo: —¡Saquen esto de aquí! ¡No hagan un mercado de la casa de mi Padre! 17Entonces sus discípulos se acordaron de la Escritura que dice: “Me consumirá el celo por tu casa.” 18Los judíos le preguntaron: —¿Qué prueba nos das de tu autoridad para hacer esto? 19Iësoús les contestó: —Destruyan este templo, y en tres días volveré a levantarlo. 20Los judíos le dijeron: —Cuarenta y seis años se ha trabajado en la construcción de este templo, ¿y tú en tres días lo vas a levantar? 21Pero el templo al que Iësoús se refería era su propio cuerpo.

22Por eso, cuando resucitó, sus discípulos se acordaron de esto que había dicho, y creyeron en la Escritura y en las Palabras que había dicho Iësoús.

23Por otro lado, como estaba entre los sacerdotes que acudían a Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su Nombre al contemplar las señales que veían. 24Pero el mismo Iësoús no creía en ellos, porque de él mismo nacieron todos; 25y porque no tenía que testificar acerca de los hombres, de manera que él mismo renació como cualquier hombre.

3 1Había un fariseo llamado Nikódëmôs, que era un hombre importante entre los judíos. 2Este fue de noche a visitar a Iësoús, y le dijo: —Rabbí, sabemos que Dios te ha enviado a enseñarnos, porque nadie podría hacer las señales que tú haces, si Dios no estuviera con él. 3 Contestó Iësoús diciéndole a él:

—En verdad, en verdad te digo que el que no nace de arriba, de lo Alto; no puede ver el reino de Dios. 4Nikódëmôs le preguntó: —¿Y cómo puede uno nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso podrá entrar otra vez dentro de su madre, para renacer? 5Iësoús le contestó:

—En verdad, en verdad te digo que si no nacen [*] ( ) del espíritu, no podrán venir hacia el reino de Dios. 6Lo que es regenerado por medio de la carne, carnal es; lo que es regenerado por medio del espíritu, espiritual es; 7no te extrañes de que te diga: ‘Todos tienen que nacer de lo alto ( ).’ 8El viento sopla por donde quiere, y aunque oyes su ruido, no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así mismo es todo aquel regenerado desde el espíritu. 9Nikódëmôs volvió a preguntarle:

—¿Cómo pueden nacer de este modo? 10y Iësoús continuó diciéndole:

—Si tú, el que enseñas a Israel, aún no puedes nacer de ese modo; ( ) 11en verdad, en verdad te digo pues: que sabes hablar y fijarte en nuestro testimonio, pero el testimonio nuestro no aprovechas. 12Si de lo terrenal hablo y no crees, ¿cómo vas a creer las cosas celestiales que yo hablo?

13“Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo; es decir, el Hijo del hombre. 14Y así como Moisés puso en alto la serpiente en el desierto, así también el Hijo del hombre tiene que ser puesto en lo alto ( ), 15para que todo el que crea en él tenga vida eterna.

16“De esta manera ama Dios al mundo, de modo que concedió a su Hijo monogénito, para que todo aquel que crea en él no muera, sino que tenga vida eternamente.” 17Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.

18“El que cree en el Hijo de Dios, no es juzgado; pero el que no cree, ya ha sido juzgado por no creer en el Nombre del Hijo único originado de Dios.

19Los incrédulos, ya han sido juzgados, pues, como hacían cosas malas, cuando la luz vino al mundo prefirieron la oscuridad a la luz. 20Todos los que hacen lo malo desprecian la luz, y no se acercan a ella para que no se descubra lo que están haciendo.

21De lo contrario, los que son de la verdad van a la luz, para alumbrar con las obras que hacen en Dios.” 22Después de esto, Iësoús fue con sus discípulos a la región de Judea, donde pasó algún tiempo con ellos ( ). 23También Ioann estaba bautizando en Enón, cerca de Salim, porque allí había mucha agua; y la gente iba y era sumergida en el agua.

24Esto sucedió antes que metieran a Ioann a la cárcel. 25Pero algunos de los seguidores de Ioann comenzaron a discutir con un judío sobre el asunto de la purificación, 26y fueron a decirle a Ioann: —¡Rabbí!, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien diste testimonio, ahora /**/ ( ) todos van tras de él. 27Contestó Ioann, diciendo:

—No puede el hombre tomar ( ) nada, a no ser que le sea dado a sí mismo desde el cielo.

28Ustedes mismos me oyeron testificar que yo no soy el Xristôu, sino uno que ha sido enviado delante de él.

29El que posee novia, novio es; así pues el cariño del novio se establece en ella, al oír alegremente se regocija por medio de la voz del novio, por tanto, él mismo la alegra en él, dándola a conocer plenamente delante de todos; 30aquel ha de ir creciendo, y yo disminuyendo.

31“El que viene de arriba está sobre todos. El que es de la tierra es terrenal, y habla de las cosas de la tierra. Pero el que viene del cielo está sobre todos, 32y da testimonio de lo que ha visto y oído; y nadie acepta su testimonio.

33Pero si alguien lo acepta, confirma con ello que Dios dice verdad; 34pues el que ha sido enviado por Dios, habla la Palabra de Dios, no por la medida concedida por el espíritu; 35el Padre ama al Hijo, y le ha dado poder sobre todas las cosas.

36El que cree en el Hijo, tiene vida eterna; pero el que no cree en el Hijo, no tiene esa vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él.”

4 1Los fariseos se enteraron de que Iësoús hacía más discípulos***/( ) que Ioann. 3Sin darle mucha importancia, Iësoús partió de Judea para volver a Galilea. 4En su viaje, tenía que pasar por la región de Samaria. 5De modo que llegó a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del terreno que Jacob había dado en herencia a su hijo Iösëph.

6Allí estaba el pozo de Jacob. Iësoús, cansado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía. 7–8Los discípulos habían ido al pueblo a comprar algo de comer. En eso, una mujer de Samaria llegó al pozo a sacar agua, y Iësoús le dijo: —Dame un poco de agua. 9Pero como los judíos no tienen trato con los samaritanos, la mujer le respondió: —¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides agua a mí, que soy samaritana? 10Iësoús le contestó:

—Si supieras lo que Dios da y quién es el que te está pidiendo agua, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva.

11La mujer le dijo: —Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua, y el pozo es muy profundo: ¿de dónde vas a darme agua viva? 12Nuestro antepasado Jacob nos dejó este pozo, del que él mismo bebía y del que bebían también sus hijos y sus animales. ¿Acaso eres tú más que él? 13Iësoús le contestó:

—Todos los que beben de esta agua, volverán a tener sed; 14pero el que beba el agua que yo doy, nunca volverá a tener sed. Porque el agua que yo le doy hará nacer en él mismo un manantial de agua que salta hacia vida eterna.

15La mujer le dijo: —Señor, dame de esa agua, para que no vuelva yo a tener sed ni tenga que venir aquí a sacar agua. 16Iësoús le dijo: —Ve a llamar a tu marido y vuelve acá. 17La mujer le contestó: —No tengo marido. Iësoús le dijo: —Bien dices que no tienes marido; 18cinco por marido tienes, y el que ahora mantienes no es tu varón. Es cierto lo que has dicho.

19Al oír esto, la mujer le dijo: —Señor, ya veo que eres un profeta. 20Nuestros antepasados, los samaritanos, adoraron a Dios aquí, en este monte; pero ustedes los judíos dicen que Jerusalén es el lugar donde debemos adorarlo. 21Iësoús le contestó: —Créeme, mujer, que llega la hora en que ustedes adorarán al Padre sin tener que venir a este monte ni ir a Jerusalén.

22Ustedes adoran lo que no conocen; pero nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación entre los judíos está; 23pues llega la hora, y es desde ahora mismo, que los verdaderos adoradores adoren al Padre en espíritu y verdad, porque de esta manera los que busquen al Padre deben adorarlo.

24Espíritu es Dios, por esto sus adoradores en espíritu y verdad deben adorarle. ( ) 25La mujer le dijo:

—Yo sé que va a venir el Mesías (es decir, el Xristôu); y cuando él venga, saldremos a buscar las nuevas noticias que nos trae. 26Iësoús le dijo: —Yo Soy, el mismo que habla contigo. 27En esto llegaron sus discípulos, y se quedaron extrañados de que Iësoús estuviera hablando con una mujer. Pero ninguno se atrevió a preguntarle qué quería, o de qué estaba conversando con ella.

28La mujer dejó su cántaro y se fue al pueblo, donde dijo a los hombres: 29—Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será este el Xristôu? 30Entonces salieron del pueblo y fueron a donde estaba Iësoús. 31Mientras tanto, los discípulos le rogaban: —Rabbí, come algo. 32Pero él les dijo: —Yo tengo una comida, que ustedes no conocen.

33Los discípulos comenzaron a preguntarse unos a otros: —¿Será que le habrán traído algo de comer? 34Pero Iësoús les dijo: —Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra. 35Ustedes dicen: ‘Todavía faltan cuatro meses para la cosecha’; pero yo les digo que se fijen en los sembrados, pues ya están maduros para la cosecha.

36El que trabaja en la cosecha recibe su paga, y la cosecha que recoge es para vida eterna, para que tanto el que siembra como el que cosecha se alegren juntamente.

37En esto la Palabra es verdadera, pues ‘Uno siembra y otro recoge la cosecha.’ 38Yo los mando a recoger la cosecha de la semilla que ustedes no siembran, otros sembraron la semilla y ustedes trabajan para tener parte con ellos.

39Muchos de los habitantes de aquel pueblo de Samaria creyeron en Iësoús por lo que les había asegurado la mujer: “Me ha dicho todo lo que he hecho.”

40Así que, cuando los samaritanos llegaron, rogaron a Iësoús que se quedara con ellos. Él se quedó allí dos días, 41y muchos más creyeron al oír su Palabra. 42Y dijeron a la mujer: —Ahora creemos, no solamente por lo que tú nos dijiste, sino también porque nosotros mismos le hemos oído y sabemos que de veras es el Salvador del mundo.

43Pasados esos dos días, Iësoús salió de Samaria y siguió su viaje a Galilea. 44Porque, como él mismo dijo: un profeta entre sus propios parientes honor no recibe. 45Cuando llegó a Galilea, los de aquella región lo recibieron bien, porque también habían ido a la fiesta de la Pascua a Jerusalén y habían visto todo lo que él hizo entonces.

46Iësoús regresó a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había un alto oficial del rey, que tenía un hijo enfermo en Cafarnaúm.

47Cuando el oficial supo que Iësoús había llegado de Judea a Galilea, fue a verlo y le rogó que fuera a su casa y sanara a su niño, que estaba a punto de morir. 48Iësoús le contestó: —Ustedes no creen, si no ven señales y prodigios. 49Pero el oficial le dijo: —Señor, ven pronto, antes que mi hijo se muera. 50Iësoús le dijo entonces: —Vuelve a casa; tu hijo vive. El hombre creyó lo que Iësoús le dijo, y se fue.

51Mientras regresaba a su casa, sus criados salieron a su encuentro y le dijeron: —¡Tu hijo vive! 52Él les preguntó a qué hora había comenzado a sentirse mejor su hijo, y le contestaron: —Ayer a la una de la tarde se le quitó la fiebre. 53El padre cayó entonces en la cuenta de que era la misma hora en que Iësoús le dijo: “Tu hijo vive”; y él y toda su casa creyeron en Iësoús.

54Esta fue la segunda señal que hizo Iësoús, cuando volvió de Judea a Galilea.

5 1Algún tiempo después, los judíos celebraban una fiesta, y Iësoús volvió a Jerusalén. 2En Jerusalén, cerca de la puerta llamada de las ovejas, hay un estanque que en hebreo se llama Betzatá. Tiene cinco pórticos, 3en los cuales se encontraban muchos enfermos, ciegos, cojos y tullidos echados en el suelo. 5Había entre ellos un hombre que estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años.

6Cuando Iësoús lo vio allí acostado y se enteró del mucho tiempo que llevaba así, le preguntó: —¿Deseas nacer sano? 7El enfermo le contestó: —Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando se remueve el agua. Cada vez que quiero meterme, otro lo hace primero. 8Iësoús le dijo: —Levántate, alza tu camilla y anda. 9Al instante nació sano el hombre, alzó su camilla y comenzó a andar.

Pero como era sábado, 10los judíos dijeron al que había sido sanado: —Hoy es sábado; no te está permitido llevar tu camilla. 11Aquel hombre les contestó: —El que me devolvió la salud, me dijo: ‘Alza tu camilla y anda.’ 12Ellos le preguntaron: —¿Quién es el que te dijo: ‘Alza tu camilla y anda’? 13Pero el hombre no sabía quién lo había sanado, porque Iësoús había desaparecido entre la mucha gente que había allí.

14Después Iësoús lo encontró en el templo, y le dijo:

—Mira, ahora que ya naciste sano, no vuelvas a pecar, para que no te pase algo peor, porque tú naciste de nuevo.

15El hombre se fue y comunicó a los judíos que Iësoús era quien le había devuelto la salud. 16Por eso los judíos perseguían a Iësoús, pues hacía estas obras en sábado. 17Pero Iësoús les dijo: —Mi Padre siempre ha trabajado, y yo también trabajo. 18Por esto, los judíos tenían aún más deseos de matarlo, porque no solamente no observaba el mandato sobre el sábado, sino que además se hacía igual a Dios al decir que Dios era su propio Padre. 19Iësoús les dijo: —“En verdad, en verdad les digo: que el Hijo no puede hacer nada por su propia cuenta; solamente hace lo que ve hacer al Padre. Todo lo que hace el Padre, también lo hace el Hijo.

20Pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace; y le mostrará cosas todavía más grandes, que los dejarán a ustedes asombrados.

21Porque así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, también el Hijo da vida a quienes quiere dársela. 22Y el Padre no juzga a nadie, sino que le ha dado a su Hijo todo el poder de juzgar, 23para que todos den al Hijo la misma honra que dan al Padre. El que no honra al Hijo, tampoco honra al Padre, que lo ha enviado.

24“En verdad, en verdad les digo: el que oye mi Palabra y cree en ella para definitivamente seguirme, tiene vida eterna; y no será juzgado, porque ya pasó de la muerte a la vida.

25Verdad, verdad yo les hablo: que llega la hora, y es ahora mismo, cuando los muertos están escuchando la voz del Hijo de Dios; y los que la oyen, viven.

26Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha hecho que el Hijo tenga vida en sí mismo, 27y le ha dado autoridad para juzgar, por cuanto es el Hijo del hombre.

28No se asombren de esto, porque llega la hora que en todas partes desde los sepulcros oyen la voz, 29y los que han muerto y fueron bondadosos y obraron el bien, resucitarán vivos; pero los que obraron el mal, resucitarán condenados.

30“Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta. Juzgo según el Padre me ordena, y mi juicio es justo, pues no trato de hacer mi voluntad sino la voluntad del Padre, que me ha enviado. 31Si yo diera testimonio en favor mío, mi testimonio no valdría como prueba. 32Pero hay otro que da testimonio en favor mío, y me consta que su testimonio es verdadero.

33Ustedes enviaron a preguntarle a Ioann, y él dio testimonio de la verdad. 34Pero yo no recibo testimonio de hombre. Solo digo esto para que ustedes alcancen la salvación. 35Él era como una antorcha que ardía y alumbraba, y ustedes quisieron gozar de su luz por un corto tiempo.

36Pero tengo a mi favor un testimonio más valioso que el de Ioann, porque las obras que el Padre me encargó que hiciera, dan testimonio en mí, de que el Padre me ha enviado.

37Y también el Padre, que me ha enviado, da testimonio a mi favor, a pesar de que ustedes nunca han oído su voz ni lo han visto, 38ni dejan que su Palabra permanezca en ustedes, porque no creen en aquel que el Padre envió.

39Ustedes escudriñan las Escrituras, porque esperan encontrar en ellas la vida eterna; sin embargo, aunque las Escrituras dan testimonio de mí, 40ustedes no quieren venir a mí para tener vida.

41“Yo no acepto gloria que venga de los hombres. 42Además, los conozco a ustedes y sé que no tienen el amor de Dios. 43Yo vengo en Nombre del Padre mío, ( ) y ustedes no me aceptan; en cambio, si viniera otro en nombre propio, a ese lo aceptarían.

44¿Cómo pueden creer ustedes, si reciben gloria los unos de los otros y no buscan la gloria que viene del Dios único? 45No crean que yo los voy a acusar delante de mi Padre; el que los acusa es Moisés mismo, en quien ustedes han puesto su confianza. 46Porque si ustedes le creyeran a Moisés, también me creerían a mí, porque Moisés escribió acerca de mí. 47Pero si no creen lo que él escribió, ¿cómo creerán mi Palabra?”

6 1Después de esto, Iësoús se fue al otro lado del Lago de Galilea, que es el mismo Lago de Tiberias.

2Mucha gente lo seguía, porque habían visto las señales que hacía sanando a los enfermos. 3Entonces Iësoús subió a un cerro, y se sentó con sus discípulos. 4Ya estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos.

5Cuando Iësoús miró y vio la mucha gente que lo seguía, le dijo a Filippôs: —¿Dónde vamos a comprar pan para toda esta gente? 6Pero lo dijo por ver qué contestaría Filippôs, porque Iësoús mismo sabía bien lo que había de hacer. 7Filippôs le respondió: —Ni siquiera el salario de doscientos días bastaría para comprar el pan suficiente para que cada uno recibiera un poco.

8Entonces Andréas, que era otro de sus discípulos y hermano de Simón Pêtrôu, le dijo: 9—Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados; pero, ¿qué es esto para tanta gente? 10Iësoús respondió: —Díganles a todos que se sienten. Había mucha hierba en aquel lugar, y se sentaron. Eran unos cinco mil hombres.

11Iësoús tomó en sus manos los panes y, después de dar gracias a Dios, los repartió entre los que estaban sentados. Hizo lo mismo con los pescados, dándoles todo lo que querían. 12Cuando ya estuvieron satisfechos, Iësoús dijo a sus discípulos: —Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdicie nada. 13Ellos los recogieron, y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada. 14La gente, al ver esta señal hecha por Iësoús, decía: —De veras este es el profeta que había de venir al mundo.

15Pero como Iësoús se dio cuenta de que querían llevárselo a la fuerza para hacerlo reinar, se retiró otra vez a lo alto del cerro, para estar solo.

16Al llegar la noche, los discípulos de Iësoús bajaron al lago, 17subieron a una barca y comenzaron a cruzar el lago para llegar a Cafarnaúm. Ya estaba completamente oscuro, y Iësoús no había regresado todavía. 18En esto, el lago se alborotó a causa de un fuerte viento que se había levantado.

19Cuando ya habían avanzado unos cinco o seis kilómetros, vieron a Iësoús, que se acercaba a la barca caminando sobre el agua, y tuvieron miedo. 20Él les dijo: —¡Yo Soy, no teman! 21Con gusto lo recibieron en la barca, y en un momento llegaron a la tierra adonde iban.

22Al día siguiente, la gente que estaba al otro lado del lago se dio cuenta de que los discípulos se habían ido en la única barca que allí había, y que Iësoús no iba con ellos.

23Mientras tanto, otras barcas llegaron de la ciudad de Tiberias a un lugar cerca de donde habían comido el pan después que el Señor dio gracias. 24Así que, al ver que ni Iësoús ni sus discípulos estaban allí, la gente subió también a las barcas y se dirigió a Cafarnaúm, a buscarlo.

25Al llegar ellos al otro lado del lago, encontraron a Iësoús y le preguntaron: —Rabbí, ¿en qué momento apareciste en este lugar? 26Iësoús les dijo:

—En verdad, en verdad les digo: que ustedes me buscan porque comieron hasta llenarse, y no porque hayan entendido las señales.

27No obren por el alimento que perece ( ) ( ), sino por el alimento que permanece y que da vida eterna. Esta es la comida que les dará el Hijo del hombre, porque Dios, el Padre, ha puesto su sello en él.

28Le preguntaron:

— ¿Cuál es la obra que Dios quiere que hagamos? 29Iësoús les contestó, diciendo:

—Esta es toda la obra de Dios: “que crean en aquel que él ha enviado.” ( )

30Le preguntaron entonces: —¿Qué señal puedes darnos, para que al verla te creamos? ¿Cuáles son tus obras?

31Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: ‘Les dio a comer pan del cielo.’ 32Iësoús les contestó: —En verdad, en verdad les digo: que no fue Moisés quien les dio a ustedes el pan del cielo, sino que mi Padre es quien les da el verdadero pan del cielo. 33Porque el pan que Dios da es el que ha bajado del cielo y da vida al mundo. 34Ellos le pidieron: —Señor, danos siempre ese pan. 35Y Iësoús les dijo:

—Yo Soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca tendrá hambre; y el que cree en mí, nunca tendrá sed. 36Pero como ya les dije, ustedes no creen aunque me han visto. 37Todos los que el Padre me da, vienen a mí; y a los que vienen a mí, no los echaré fuera.

38Porque yo no he bajado del cielo para hacer mi propia voluntad, sino para hacer la voluntad de mi Padre, que me ha enviado. 39Y la voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda a ninguno de los que me ha dado, sino que los resucite en el día último.

40Porque la voluntad de mi Padre es que todos los que se fijan ( ) en el Hijo de Dios y crean en él, tengan vida eterna; porque yo los resucitaré en el día último. 41Por esto los judíos comenzaron a murmurar de Iësoús, porque afirmó:

“Yo Soy el pan que ha bajado del cielo.” 42Y dijeron: —¿No es este Iësoús, el hijo de Iösëph? Nosotros conocemos a su padre y a su madre. ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo? 43Iësoús les dijo entonces:

—Dejen de murmurar. 44Nadie puede venir ante mí, si no me lo trae el mismo Padre para que yo lo resucite en el día último.

45Está escrito en los profetas: ‘y a todos los suyos enseñará Dios’. ‘Así que todos los que escuchan al Padre y aprenden de él, vienen a mí. 46No es que alguien se haya fijado en el Padre; el único que lo ha contemplado es el que procede de Dios’.

47En verdad, en verdad les digo: el creyente, tendrá la vida eterna.

48Yo Soy el pan que da vida. 49Los antepasados de ustedes comieron el maná en el desierto, y a pesar de esto murieron; 50pero yo hablo del pan que baja del cielo; quien se alimenta de él, no muere.

51Yo Soy ese pan vivo que ha bajado del cielo; el que come y se alimenta de este pan, vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi propia carne. Lo daré por la vida del mundo.” 52Los judíos se pusieron a discutir unos con otros:

—¿Cómo puede darnos éste de su propia carne? 53Iësoús les dijo:

—En verdad, en verdad les digo: que si ustedes no comen la carne del Hijo del hombre y beben su sangre, no tendrán vida. 54El que se alimenta de mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo lo resucitaré en el día último. 55Porque mi carne es verdadero alimento, y mi sangre es verdadera bebida.

56El que se alimenta de mi carne y bebe de mi sangre, vive unido a mí, y yo vivo unido a él.

57El Padre, que me ha enviado, tiene vida, y yo vivo por él; de la misma manera, el que se alimenta de mí, vivirá por mí. 58Hablo del pan que ha bajado del cielo. Este pan no es como el maná que comieron los antepasados de ustedes, que a pesar de haberlo comido murieron; el que come de este pan para alimentarse, vivirá para siempre.

59Iësoús enseñó estas cosas en la sinagoga de Cafarnaúm. 60Así que muchos de sus discípulos por causa de lo que oyeron, dijeron:

—Esta Palabra suya es muy dura; ¿quién puede hacerle caso? 61Iësoús, dándose cuenta de lo que estaban murmurando, les preguntó:

—¿Esto les ofende? 62¿Qué pasaría entonces, si vieran al Hijo del hombre subir a donde antes estaba? 63El espíritu es vida activa; la carne no es provechosa en nada.

Por eso, la Palabra que yo le he hablado espíritu es y vida es. ( ) ( ) 64Pero todavía algunos de ustedes no creen en ella. Es que Iësoús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién era el que lo iba a traicionar. 65Y añadió:

—Ya les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.

66Desde entonces, muchos de los que habían seguido a Iësoús lo dejaron, y ya no andaban con él. 67Iësoús les preguntó a los doce discípulos: —¿También ustedes quieren irse? 68Simón Pêtrôu le contestó: —Señor, ¿a quién podemos ir? Si tú tiene la Palabra de Vida eterna. 69Y nosotros ya hemos creído, y conocemos que tú eres el Consagrado de Dios. 70Iësoús les contestó: —¿No los he escogido yo a ustedes doce? Sin embargo, entre ustedes uno es diablo. 71Al decir esto, Iësoús hablaba de Iudas, el de Simón Iscariote, porque Iudas iba a traicionarlo, aunque estaba entre los doce discípulos.

7 1Después de esto, Iësoús andaba por la región de Galilea. No quería estar en Judea, porque allí los judíos lo buscaban para matarlo. 2Pero como se acercaba la fiesta de las Enramadas, una de las fiestas de los judíos, 3sus hermanos le dijeron: —No te quedes aquí; vete a Judea, para que los seguidores que tienes allá también vean tus obras. 4Pues cuando uno quiere ser conocido, no hace las cosas en secreto. Ya que haces cosas como estas, hazlas delante de todo el mundo. 5Y es que ni siquiera sus hermanos creían en él. 6Iësoús les dijo: —Todavía no ha llegado mi hora, pero para ustedes cualquier hora es buena. 7Los que son del mundo no pueden odiarlos a ustedes; pero a mí me odian, porque yo hago ver claramente que lo que hacen es malo.

8Vayan ustedes a la fiesta; yo no voy, porque todavía no se ha cumplido mi hora. 9Les dijo esto, y se quedó en Galilea. 10Pero después que se fueron sus hermanos, también Iësoús fue a la fiesta, aunque no dio luz públicamente, sino como en secreto. 11Los judíos lo buscaban en la fiesta, y decían: —¿Dónde estará ese hombre? 12Entre la gente se hablaba mucho de él. Unos decían: “Es un hombre de bien”; pero otros decían: “No es bueno; engaña a la gente.” 13Sin embargo, nadie hablaba abiertamente de él, por miedo a los judíos.

14Hacia la mitad de la fiesta, Iësoús entró en el templo y comenzó a enseñar. 15Los judíos decían admirados: —¿Cómo sabe este de letras, sin haber estudiado? 16Iësoús les contestó: —Mi enseñanza no es mía, sino de aquel que me envió.

17Si alguien está dispuesto a hacer la voluntad de Dios, podrá reconocer si mi enseñanza viene de Dios o si hablo por mi propia cuenta. 18El que habla por su cuenta, busca su propia gloria; pero quien busca la gloria del que lo envió, ese dice la verdad y en él no hay nada reprochable.

19“¿No es verdad que Moisés les dio a ustedes la ley? Sin embargo, ninguno de ustedes la obedece. ¿Por qué quieren matarme?” 20La gente le contestó: —¡Estás endemoniado! ¿Quién quiere matarte? 21Iësoús les dijo: —Todos ustedes se asombran por una sola obra que hice. 22Sin embargo, Moisés les mandó practicar el rito de la circuncisión (aunque no procede de Moisés, sino de los patriarcas), y ustedes circuncidan a un hombre aunque sea en sábado.

23Ahora bien, si por no faltar a la ley de Moisés ustedes circuncidan al niño aunque sea en sábado, ¿por qué se enojan conmigo por haber sanado en sábado al hombre entero?

24No juzguen ustedes por las apariencias; sino juzguen con un justo juicio.

25Algunos de los que vivían en Jerusalén comenzaron entonces a preguntar:

—¿No es a este al que andan buscando para matarlo? 26Pues ahí está, hablando en público, y nadie le dice nada. ¿Será que las autoridades creen de veras que este hombre es el Xristôu? 27Pero nosotros sabemos de dónde viene éste; en cambio, cuando venga el Xristôu, nadie sabrá de dónde viene.

28Al oír esto, Iësoús, que estaba enseñando en el templo, dijo con voz fuerte: —¡Así que ustedes me conocen y saben de dónde vengo! Pero no he venido por mi propia cuenta, sino que vengo enviado por uno que es digno de confianza y a quien ustedes no conocen. 29Yo lo conozco porque procedo de él, y él me ha enviado.

30Entonces quisieron arrestarlo, pero ninguno le echó mano porque todavía no había llegado su hora. 31Muchos creyeron en él, y decían: —Cuando venga el Xristôu, ¿acaso hará más señales que las que este hace? 32Los fariseos oyeron lo que la gente decía de Iësoús; y ellos y los principales de los sacerdotes mandaron a unos guardianes del templo a que lo arrestaran.

33Entonces Iësoús dijo: —Voy a estar con ustedes solamente un poco de tiempo, y después regresaré al que me ha enviado. 34Ustedes me buscarán, pero no me encontrarán, porque no podrán ir a donde yo voy a estar.

35Los judíos comenzaron entonces a preguntarse unos a otros: —¿A dónde se va a ir este, que no podremos encontrarlo? ¿Acaso va a ir a los judíos que viven dispersos en el extranjero, y a enseñar a los paganos? 36¿Qué quiere decir eso de que ‘Me buscarán, pero no me encontrarán, porque no podrán ir a donde yo voy a estar’?

37El último día de la fiesta era el más solemne. Aquél día Iësoús, puesto de pie, dijo con voz fuerte:

—Si algún sediento viene en pos de mí y bebe; 38está creyendo en mí, y de acuerdo a lo que dice la escritura: desde su propio interior fluirá agua viva.

39Esto lo dijo por el Espíritu que acogerían los creyentes sobre ellos; y es que el espíritu todavía no estaba, porque Iësoús aún no había sido glorificado.

40Había algunos entre la gente que cuando oyeron estas palabras dijeron: —Seguro que este es el profeta. 41Otros decían: —Este es Xristôu. Pero otros decían: —No, porque el Xristôu no puede proceder de Galilea. 42La Escritura dice que el Xristôu tiene que ser descendiente del rey David, y que nacerá en Belén, el mismo pueblo de donde era David. 43Así que la gente se dividió por causa de Iësoús.

44Algunos querían llevárselo preso, pero nadie lo hizo. 45Los guardianes del templo volvieron a donde estaban los fariseos y los jefes de los sacerdotes, que les preguntaron: —¿Por qué no lo trajeron? 46Los guardianes contestaron: —¡Jamás ningún hombre ha hablado así!

47Entonces los fariseos les dijeron: —¿También ustedes se han dejado engañar? 48¿Acaso ha creído en él alguno de nuestros jefes, o de los fariseos? 49Pero esta gente, que no se originan de la ley, es maldita.

50Nikódëmôs, el fariseo que en una ocasión había ido a ver a Iësoús, les dijo: 51—Según nuestra ley, no podemos condenar a un hombre sin antes haberlo oído para saber qué es lo que ha hecho. 52Ellos le contestaron: —¿También tú eres de Galilea? Revisa las Escrituras y verás que de Galilea jamás sale un profeta. 53 Cada uno se fue a su casa.

8 1Pero Iësoús se dirigió al Monte de los Olivos, 2y al día siguiente, al amanecer, volvió al templo. La gente se le acercó, y él se sentó y comenzó a enseñarles.

3Los maestros de la ley y los fariseos llevaron entonces a una mujer, a la que habían sorprendido en adulterio. La pusieron en medio de todos los presentes, 4y dijeron a Iësoús:

—Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. 5En la ley, Moisés nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. ¿Tú qué dices? 6Ellos preguntaron esto para tentarlo, y tener así de qué acusarlo.

Pero Iësoús se inclinó y comenzó a escribir en la tierra con el dedo. 7Luego, como seguían preguntándole, se enderezó y les dijo: —Aquel de ustedes que no tenga culpa, que le tire la primera piedra. 8Y volvió a inclinarse y siguió escribiendo en la tierra.

9Al oír esto, uno tras otro comenzaron a irse, y los primeros en hacerlo fueron los más viejos. Cuando Iësoús se encontró solo con la mujer, que se había quedado allí, 10se enderezó y le preguntó: —Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado? 11Ella le contestó: —Ninguno, Señor. Iësoús le dijo: —Tampoco yo te condeno; ahora, vete y no vuelvas a pecar. 12 Iësoús se dirigió otra vez a la gente, diciendo:

—Yo Soy la luz del mundo; el que se une a mí, alcanzará la luz de la vida, y nunca andará en la oscuridad.

13Los fariseos le dijeron: —Tú estás dando testimonio a favor tuyo: ese testimonio no tiene valor. 14Iësoús les contestó: —Mi testimonio sí tiene valor, aunque lo dé yo mismo a mi favor. Pues yo sé de dónde vine y a dónde voy; en cambio, ustedes no lo saben.

15Ustedes juzgan según los criterios de la carne. Yo no juzgo a nadie; 16pero si juzgo, mi juicio está de acuerdo con la verdad, porque no juzgo yo solo, sino que el Padre que me envió juzga conmigo.

17En la ley de ustedes está escrito que cuando dos testigos dicen lo mismo, su testimonio tiene valor. 18Pues bien, yo mismo soy un testigo a mi favor, y el Padre que me envió es el otro testigo. 19Le preguntaron: —¿Dónde está tu padre? Iësoús les contestó: —Ustedes no me conocen a mí, ni tampoco a mi Padre; si me conocieran a mí, también conocerían a mi Padre.

20 Todas estas palabras las dijo mientras enseñaba en el templo, en el lugar donde estaban los cofres de las ofrendas. Pero nadie lo arrestó, porque todavía no había llegado su hora. 21 Iësoús les volvió a decir: —Yo me voy, y ustedes me van a buscar, pero morirán en su pecado. A donde yo voy, ustedes no pueden ir. 22Los judíos dijeron: —¿Acaso estará pensando en matarse, y por eso dice que no podemos ir a donde él va? 23Iësoús les dijo: —Ustedes son de aquí abajo, pero Yo Soy de arriba; ustedes son de este mundo, pero yo no soy de este mundo. 24Por eso les dije que morirán en sus pecados; porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados.

25Entonces le preguntaron: —¿Quién eres tú? Iësoús les respondió: —En primer lugar, ¿por qué he de hablar con ustedes? 26Tengo mucho que decir y que juzgar de ustedes, pero el que me ha enviado dice la verdad, y lo que yo le digo al mundo es lo mismo que le he oído decir a él. 27Pero ellos no entendieron que les hablaba del Padre. 28Por eso les dijo: —Cuando ustedes levanten en alto al Hijo del hombre, reconocerán que Yo Soy, y que no hago nada por mi propia cuenta; solamente digo lo que el Padre me ha enseñado. 29Porque el que me ha enviado está conmigo; mi Padre no me ha dejado solo, porque yo siempre hago lo que a él le agrada.

30Cuando Iësoús dijo esto, muchos creyeron en él. 31Iësoús les dijo a los judíos que habían creído en él:

—Si ustedes viven por mi Palabra, serán verdaderos discípulos míos; 32conocerán la verdad, y la verdad los liberará. 33Ellos le contestaron:

—Nosotros somos descendientes de Abraham, y nunca hemos sido esclavos de nadie; ¿cómo dices tú que seremos libres? 34Iësoús les dijo:

—En verdad, en verdad les digo: que todos los que pecan esclavos del pecado son. 35Un esclavo no permanece para siempre en la casa; pero un hijo sí permanece para siempre. 36Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes serán verdaderamente libres.

37Ya sé que ustedes son descendientes de Abraham; pero quieren matarme porque mi Palabra no prende en ustedes. 38Yo hablo de lo que el Padre me ha mostrado; así también ustedes, hagan lo que del Padre han escuchado. 39Ellos le dijeron: —¡Nuestro padre es Abraham! Pero Iësoús les contestó: —Si ustedes fueran de veras hijos de Abraham, harían lo que él hizo. 40Sin embargo, aunque les he dicho la verdad que Dios me ha enseñado, ustedes quieren matarme. ¡Abraham nunca hizo nada así! 41Ustedes hacen lo mismo que hace su padre. Ellos le dijeron: —¡Nosotros no nacimos hijos de la prostitución; tenemos un solo Padre, que es Dios! 42Iësoús les contestó: —Si de veras Dios fuera su padre, ustedes me amarían, porque yo vengo de Dios y aquí estoy. No he venido por mi propia cuenta, sino que Dios me ha enviado, 43quien no nace por medio de lo que hablo, es porque no puede oír mi Palabra.

44Es que ustedes tienen por padre al diablo; al cual pertenecen, por eso hacen lo que él quiere. Pues el diablo es un asesino desde el principio, porque nunca se mantuvo en la verdad, ni dice verdad. Cuando dice falsedades, habla como lo que es; porque es falso y padre de la falsedad.

45Pero como yo digo la verdad, ustedes no me creen. 46¿Quién de ustedes puede demostrar que yo tengo algún pecado? Y si digo la verdad, ¿por qué no me creen?

47El que es de Dios, escucha las palabras de Dios; pero como ustedes no son de Dios, no pueden escuchar mis Palabras. 48Los judíos le dijeron entonces: —Tenemos razón cuando decimos que eres un samaritano y que tienes un demonio. 49Iësoús les contestó: —No tengo ningún demonio. Lo que hago es honrar a mi Padre; en cambio, ustedes me deshonran. 50Yo no busco mi gloria; hay alguien que la busca, y él es el que juzga.

51En verdad, en verdad les digo: quienes guardan mi Palabra ( ); nunca verán la muerte.

52Los judíos le contestaron: —Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abraham y todos los profetas murieron, y tú dices: ‘El que guarda mi palabra, no probará la muerte jamás.’ 53¿Acaso eres tú más que nuestro padre Abraham? Él murió, y los profetas también murieron. ¿Quién te has creído que eres? 54Iësoús les contestó: —Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria no vale nada. Pero el que me glorifica es mi Padre, el mismo que ustedes dicen que es su Dios. 55Pero ustedes no lo conocen. Yo sí lo conozco; y si dijera que no lo conozco, sería yo tan mentiroso como ustedes. Pero ciertamente lo conozco, por eso obedezco su Palabra.

56Abraham, el antepasado de ustedes, se gozó de ver mi día; y lo vio, y se llenó de gozo. 57Los judíos dijeron a Iësoús: —Todavía no tienes cincuenta años, ¿y dices que has visto a Abraham? 58Iësoús les contestó: —En verdad, en verdad les digo: que antes que Abraham naciera, Yo Soy.

59Entonces ellos tomaron piedras para arrojárselas; pero Iësoús se escondió y salió del templo.

9 1Al salir, Iësoús vio a su paso a un hombre que había nacido ciego. 2Sus discípulos le preguntaron: —Rabbí, ¿por qué nació ciego este hombre? ¿Por el pecado de sus padres, o por su propio pecado? 3Iësoús les contestó: —Ni por su propio pecado ni por el de sus padres; fue más bien para que en él alumbre la gloria de Dios.

4Mientras es de día, tenemos que hacer el trabajo del que me envió; pues viene la noche, cuando nadie puede trabajar. 5Mientras estoy en este mundo, Soy Luz del mundo.

6Después de haber dicho esto, Iësoús escupió en el suelo, hizo con la saliva un poco de lodo y se lo untó al ciego en los ojos. 7Luego le dijo: —Ve a lavarte al estanque de Silöám (que significa: “Enviado”). El ciego fue y se lavó, y cuando regresó ya podía ver. 8Los vecinos y los que antes lo habían visto pedir limosna se preguntaban: —¿No es este el que se sentaba a pedir limosna? 9Unos decían: —Sí, es él. Otros decían: —No, no es él, aunque se le parece. Pero él mismo decía: —Sí, yo soy. 10Entonces le preguntaron: —¿Y cómo es que ahora puedes ver? 11Él les contestó: —Ese hombre que se llama Iësoús hizo lodo, me lo untó en los ojos, y me dijo: ‘Ve al estanque de Siloé, y lávate.’ Yo fui, y en cuanto me lavé, pude ver. 12Entonces le preguntaron: —¿Dónde está ese hombre? Y él les dijo: —No lo sé.

13–14El día en que Iësoús hizo el lodo y devolvió la vista al ciego era sábado. Por eso llevaron ante los fariseos al que había sido ciego, 15y ellos le preguntaron cómo era que ya podía ver. Y él les contestó: —Me puso lodo en los ojos, me lavé, y ahora veo. 16Algunos fariseos dijeron: —El que hizo esto no puede ser de Dios, porque no respeta el sábado. Pero otros decían: —¿Cómo puede hacer estas señales, si es pecador? De manera que hubo división entre ellos, 17y volvieron a preguntarle al que antes era ciego: —Puesto que te ha dado la vista, ¿qué dices de él? Él contestó: —Yo digo que es un profeta. 18Pero los judíos no quisieron creer que había sido ciego y que ahora podía ver, hasta que llamaron a sus padres 19y les preguntaron: —¿Es este su hijo? ¿Declaran ustedes que nació ciego? ¿Cómo es que ahora puede ver? 20Sus padres contestaron: —Sabemos que este es nuestro hijo, y que nació ciego; 21pero no sabemos cómo es que ahora puede ver, ni tampoco sabemos quién le dio la vista. Pregúntenselo a él; ya es mayor de edad, y él mismo puede darles razón.

22Sus padres dijeron esto por miedo, pues los judíos se habían puesto de acuerdo para expulsar de la congregación a cualquiera que reconociera que Iësoús era el Xristôu. 23Por eso dijeron sus padres: “Pregúntenselo a él, que ya es mayor de edad.”

24Los judíos volvieron a llamar al que había sido ciego, y le dijeron: —Dinos la verdad delante de Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es pecador. 25Él les contestó: —Si es pecador, no lo sé. Lo que sí sé es que yo era ciego y ahora veo. 26Volvieron a preguntarle: —¿Qué te hizo? ¿Qué hizo para darte la vista? 27Les contestó: —Ya se lo he dicho, pero no me hacen caso. ¿Por qué quieren que se lo repita? ¿Es que también ustedes quieren seguirlo? 28Entonces lo insultaron, y le dijeron: —Tú naciste discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés. 29Y sabemos que Dios le habló a Moisés, pero de éste no sabemos ni siquiera de dónde ha salido. 30El hombre les contestó: —¡Qué cosa tan rara! Ustedes no saben de dónde ha salido, y en cambio a mí me ha dado la vista. 31Bien sabemos que Dios no escucha a los pecadores; solamente escucha a los que lo adoran y obran según su voluntad. 32Nunca se ha oído decir de nadie que diera la vista a una persona que nació ciega.

33Si este hombre no viniera de Dios, no podría hacer nada. 34Le dijeron entonces: —Tú, que naciste lleno de pecado, ¿quieres darnos lecciones a nosotros? Y lo expulsaron de la congregación.

35Iësoús oyó decir que habían expulsado al ciego; y cuando se encontró con él, le preguntó: —¿Crees tú en el Hijo del hombre? 36Él le dijo: —Señor, dime quién es, para que yo crea en él. 37Iësoús le contestó: —Ya lo has visto: Yo Soy, con quien hablas. 38Entonces el hombre se puso de rodillas delante de Iësoús, y le dijo: —Creo, Señor. 39Luego dijo Iësoús:

—Yo he venido a este mundo para hacer juicio, para que los ciegos vean y para que los que ven se vuelvan ciegos.

40Algunos fariseos que estaban con él, al oír esto, le preguntaron: —¿Acaso nosotros también somos ciegos? 41Iësoús les contestó:

—Si ciegos son, no tienen culpa de sus pecados; pero ahora que alegan ver, sus pecados permanecen.

10 1 “En verdad, en verdad les digo: que el que no entra por la puerta de la casa de las ovejas, ladrón y bandido es; 2 y para entrar por la puerta hay que hacerlo a través del pastor que cuida las ovejas; 3éste es el portero que abre la puerta, y las ovejas oyen su voz, porque a las ovejas de su propiedad escuchan conforme a su nombre; y las ovejas reconocen su voz, y saca fuera las de su propiedad; 4y cuando las ovejas de su propiedad han salido fuera todas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque reconocen su voz.

5En cambio, a un desconocido no lo siguen, sino que huyen de él, porque desconocen su voz.” 

6Iësoús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron lo que les quería decir.

7Iësoús les dijo otra vez: “En verdad, en verdad les digo:

―Yo Soy la puerta por donde han de entrar las ovejas. 8 Sin dudas, todos cuantos vinieron ante de mi, ladrones son y bandidos; pero no fueron de las ovejas.

9Yo Soy la puerta: a menos que entren a través de mí, que soy la salvación, podrán ser atraídas para entrar y hallar un lugar donde encuentren pastos.

10“El ladrón no vino si no a robar, a matar y a destruir; pero yo he venido para que vida tengan, y tengan mucho más.”

11Yo Soy el buen pastor. El buen pastor da su propio ser por las ovejas; 12pero el que trabaja solamente por la paga, cuando ve venir al lobo deja las ovejas y huye, porque no es el pastor y porque las ovejas no son suyas.

Y el lobo ataca a las ovejas y las dispersa en todas direcciones. 13El asalariado huye porque lo único que le importa es la paga, y no las ovejas.

14Yo Soy el buen Pastor, y ellas nacen en mí; porque nacieron para mí mismo, así como yo mismo nací en mi Padre; 15porque el Padre me engendró en él, por esto mi ser en sí ( ) pongo por encima de mis ovejas. ( )

16Por eso las primeras ovejas no necesitan estar en la gran casa; pero aquellas que necesitan conducción y oyen mi voz, nacen en mi pastoreo, y la pastoreo yo solo; 17y por esto mi Padre las ama, porque yo pongo mi ser en sí afín de que otra vez lo tome yo mismo.

18Ninguno coge las cosas que son mías, por el contrario yo entrego todo lo que es mío, de mí mismo; la autoridad necesaria tengo para entregar lo mío, y para luego volverlo a tomar. Este es el mandamiento que el Padre me ha dado.”

19Cuando los judíos oyeron estas Palabras, volvieron a dividirse. 20Muchos de ellos decían:

—¿Por qué le hacen caso, si tiene un demonio y está loco? 21Pero otros decían:

—Nadie que tenga un demonio puede hablar así. ¿Acaso un demonio puede dar la vista a los ciegos?

22Era invierno, y en Jerusalén estaban celebrando la fiesta en que se conmemoraba la dedicación del templo. 23Iësoús estaba en el templo, y andaba por el Pórtico de Salomón.

24Entonces los judíos lo rodearon y le preguntaron: —¿Hasta cuándo nos vas a tener el ser dividido? Si tú eres el Xristôu, dínoslo de una vez. 25Iësoús les contestó:

—Ya se lo dije a ustedes, y no me creyeron. Las obras que yo hago en el Nombre del Padre, estás testifican sobre mí; 26pero ustedes no me creen, porque no son de mis ovejas. 27Mis ovejas reconocen mi voz, por eso yo mismo las hago renacer, para que me sigan a mí. 28Yo les doy vida eterna, y jamás perecerán ni nadie me las quitará.

29Lo que el Padre me ha dado es más grande que todo, y nadie se lo puede quitar.

30El Padre y yo somos uno solo. 31Los judíos volvieron a tomar piedras para tirárselas, 32pero Iësoús les dijo: —Por el poder de mi Padre he hecho muchas obras delante de ustedes; ¿por cuál de ellas me van a apedrear? 33Los judíos le contestaron: —No te vamos a apedrear por ninguna cosa buena que hayas hecho, sino porque blasfemas.

Tú no eres más que un hombre, y te haces Dios a ti mismo. 34Iësoús les dijo:

—En la ley de ustedes está escrito: ‘Yo dije que ustedes son dioses.’

35Sabemos que lo que la Escritura dice, no se puede negar:

“― Si Dios llamó dioses a quienes nacieron de la Palabra de Dios, 36y si me consagró a mí para enviarme al mundo, ¿cómo pueden ustedes decir que los he ofendido porque dije: Yo Soy Hijo de Dios? “

37Si yo no hago las obras que hace mi Padre, no me crean; 38pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean por las obras que hago, para que sepan de una vez por todas que he nacido del Padre, y que él está en mí y yo mismo estoy en el Padre.

39Otra vez quisieron arrestarlo, pero Iësoús se les escapó. 40Regresó Iësoús al otro lado del Jordán, y se quedó allí, en el lugar donde Ioann había estado antes bautizando. 41Mucha gente fue a verlo, y decían: —De veras, aunque Ioann no hizo ninguna señal, todo lo que dijo de este hombre era verdad. 42Y muchos en aquel lugar creyeron en Iësoús.

11 1Había un hombre enfermo que se llamaba Lázaro, natural de Betania, el pueblo de María y de su hermana Martha.

2Esta María, que era hermana de Lázaro, fue la que enjugó con ungüento perfumado los pies del Señor con sus cabellos.

3Así pues, las dos hermanas mandaron a decir a Iësoús: —Señor, quien tú quiere está enfermo. 4Iësoús, al oírlo, dijo: —Esta enfermedad no va a terminar en muerte, sino que aumentará la gloria de Dios, y también la gloria del Hijo de Dios.

5Aunque Iësoús amaba mucho a Martha, a su hermana y a Lázaro, 6cuando le dijeron que Lázaro estaba enfermo se quedó dos días más en el lugar donde se encontraba. 7Después dijo a sus discípulos: —Vamos otra vez a Judea. 8Los discípulos le dijeron: —¡Rabbí!, hace poco los judíos de esa región trataron de apedrearte, ¿y otra vez quieres ir allá? 9Iësoús les dijo: —¿No es cierto que el día tiene doce horas? Pues si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz que hay en este mundo; 10pero si uno anda de noche, tropieza, porque le falta la luz. 11Después añadió:

—Nuestro amado Lázaro se ha dormido, pero voy a despertarlo. 12Los discípulos le dijeron: —Señor, si se ha dormido, es señal de que va a sanar. 13Pero lo que Iësoús les decía es que Lázaro había muerto, mientras que los discípulos pensaban que se había referido al sueño natural. 14Entonces Iësoús les dijo claramente: —Lázaro ha muerto. 15Y me alegro de no haber estado allí, porque así es mejor para ustedes, para que crean. Pero vamos a verlo. 16Entonces Thömás, al que llamaban el Gemelo, dijo a los otros discípulos: —Vamos también nosotros, para morir con él.

17Al llegar, Iësoús se encontró con que ya hacía cuatro días que Lázaro había sido sepultado. 18Betania se hallaba cerca de Jerusalén, a unos tres kilómetros; 19y muchos de los judíos habían ido a visitar a Martha y a María, para consolarlas por la muerte de su hermano.

20Cuando Martha supo que Iësoús estaba llegando, salió a recibirlo; pero María se quedó en la casa. 21Martha le dijo a Iësoús: —Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.

22Pero yo sé que aun ahora Dios te dará todo lo que le pidas. 23Iësoús le contestó: —Tu hermano volverá a vivir. 24Martha le dijo: —Sí, ya sé que volverá a vivir cuando los muertos resuciten, en el día último.

25Iësoús le dijo entonces:

—Yo Soy la Resurrección y la Vida; el que cree en mí, aunque esté entre los muerto, revivirá; 26y si está vivo y se mantiene creyendo en mí; ¡no, nunca estará entre los muertos¡ Crean esto; 27ella le dijo:

—Sí, Señor, yo creo que tú eres el Xristôu, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.

28Después de decir esto, Martha fue a llamar a su hermana María, y le dijo en secreto: —El Maestro está aquí y te llama. 29Tan pronto como lo oyó, María se levantó y fue a ver a Iësoús. 30Iësoús no había entrado todavía en el pueblo; estaba en el lugar donde Martha se había encontrado con él.

31Al ver que María se levantaba y salía rápidamente, los judíos que estaban con ella en la casa, consolándola, la siguieron pensando que iba al sepulcro a llorar.

32Cuando María llegó a donde estaba Iësoús, se puso de rodillas a sus pies, diciendo: —Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. 33Iësoús, al ver llorar a María y a los judíos que habían llegado con ella, conmovido profundamente en espíritu y turbado en sí mismo; 34así les preguntó: —¿Dónde lo sepultaron? Le dijeron: —Ven a verlo, Señor. 35Y Iësoús lloró. 36Los judíos dijeron entonces: —¡Miren cuánto lo quería! 37Pero algunos de ellos decían: —Este, que dio la vista al ciego, ¿no podría haber hecho algo para que Lázaro no muriera?

38Iësoús, otra vez muy conmovido, se acercó a la tumba. Era una cueva, cuya entrada estaba tapada con una piedra. 39Iësoús dijo: —Quiten la piedra. Martha, la hermana del muerto, le dijo: —Señor, ya huele mal, porque hace cuatro días que murió. 40El propio Iësoús dijo:

—¿No les digo a ustedes: que aunque ustedes crean, harán tardía la gloria de Dios?

41Quitaron la piedra, y Iësoús, fijando la vista al cielo, dijo:

—“Padre, te doy gracias porque me has escuchado. 42Yo sé que siempre me escuchas, pero lo digo por el bien de esta gente que está aquí, para que crean que tú me has enviado”.

43Después con gran voz, gritó diciendo: —¡Lázaro, sal de ahí! 44Y el que había estado muerto salió, con las manos y los pies atados con vendas y la cara envuelta en un lienzo. Iësoús les dijo: —Desátenlo y déjenlo ir. 45Por esto creyeron en Iësoús muchos de los judíos que habían ido a acompañar a María y que vieron lo que él había hecho. 46Pero algunos fueron a ver a los fariseos, y les contaron lo que había hecho Iësoús.

47Entonces los fariseos y los jefes de los sacerdotes reunieron a la Junta Suprema, y dijeron: —¿Qué haremos? Este hombre está haciendo muchas señales milagrosas. 48Si lo dejamos, todos van a creer en él, y las autoridades romanas vendrán y destruirán nuestro templo y nuestra nación. 49Pero uno de ellos, llamado Caifás, que era el Principal Sacerdote aquel año, les dijo: —Ustedes no saben nada, 50ni se dan cuenta de que es mejor para ustedes que muera un solo hombre por el pueblo, y no que toda la nación sea destruida.

51Pero Caifás no dijo esto por su propia cuenta, sino que, como era Principal Sacerdote aquel año, dijo proféticamente que Iësoús iba a morir por la nación judía; 52y no solamente por esta nación, sino también para reunir en uno solo a todos los niños pequeños de Dios que estaban dispersos.

53Así que desde aquel día las autoridades judías tomaron la decisión de matar a Iësoús. 54Por eso Iësoús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que salió de la región de Judea y se fue a un lugar cerca del desierto, a un pueblo llamado Efraín. Allí se quedó con sus discípulos.

55Faltaba poco para la fiesta de la Pascua de los judíos, y mucha gente de los pueblos se dirigía a Jerusalén a celebrar los ritos de purificación antes de la Pascua. 56Andaban buscando a Iësoús, y se preguntaban unos a otros en el templo: —¿Qué les parece? ¿Vendrá a la fiesta o no? 57Los fariseos y los jefes de los sacerdotes habían dado orden de que, si alguien sabía dónde estaba Iësoús, lo dijera, para poder arrestarlo.

12 1Seis días antes de la Pascua, Iësoús fue a Betania, donde vivía Lázaro, a quien él había resucitado. 2Allí hicieron un banquete en honor de Iësoús; Martha servía, y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa comiendo con él.

3María trajo una libra de ungüento perfumado de nardo genuino, muy caro, y enjugó los pies de Iësoús con sus cabellos. Y toda la casa se llenó del aroma del perfume.

4Entonces Iudas Iscariote, que era aquel de los discípulos que iba a traicionar a Iësoús, dijo:

5—¿Por qué no se ha vendido este perfume por el equivalente al salario de trescientos días, para ayudar a los pobres? 6Pero Iudas no dijo esto porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía a su cargo la bolsa del dinero, robaba de lo que echaban en ella. 7Iësoús le dijo: —Déjala, pues lo estaba guardando para el día de mi sepultura. 8A los pobres siempre los tendrán entre ustedes, pero a mí no siempre me tendrán.

9Muchos de los judíos se enteraron de que Iësoús estaba en Betania, y fueron allá, no solo para ver a Iësoús sino también a Lázaro, a quien Iësoús había resucitado.

10Entonces los jefes de los sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, 11porque por causa suya muchos judíos se estaban separando de ellos para creer en Iësoús.

12Mucha gente había ido a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Al día siguiente, supieron que Iësoús iba a llegar a la ciudad. 13Entonces cortaron hojas de palmera y salieron a recibirlo, gritando:

—¡Hosana! ¡Bendito el que viene en Nombre del Señor, el Rey de Israel!

14Iësoús encontró un burro y montó en él, como se dice en la Escritura: 15“No tengas miedo, ciudad de Sión; mira, tu Rey viene montado en un burrito.”

16Al principio, sus discípulos no entendieron estas cosas; pero después, cuando Iësoús fue glorificado, se acordaron de que todo esto que le habían hecho estaba en la Escritura y se refería a él. 17La gente que estaba con Iësoús cuando él llamó a Lázaro de la tumba y lo resucitó, contaba lo que había visto. 

18Por eso, la gente salió al encuentro de Iësoús, porque supieron de la señal que había hecho. 19Pero los fariseos se decían unos a otros:

—Ya ven ustedes que así no vamos a conseguir nada. Miren, ¡todo el mundo se va con él! 20Entre la gente que había ido a Jerusalén a adorar durante la fiesta, había algunos griegos.

21Estos se acercaron a Filippôs, que era de Betsaida, un pueblo de Galilea, y le rogaron: —Señor, queremos ver a Iësoús. 22Filippôs fue y se lo dijo a Andréas, y los dos fueron a contárselo a Iësoús. 23Iësoús les dijo entonces:

—Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado.

24En verdad, en verdad les digo: si el grano de trigo no cae sobre algo que lo haga nacer, muere; él mismo permanece si aún cuando muere ciertamente ha dado abundante fruto.

25El que quiera su ser lo destruirá, pero el que desprecia su ser en este mundo por amarme a mí, lo guardará en sí mismo para vida eterna.

26Si alguno quiere servirme, que me siga; y donde yo esté, allí estará también el que me sirva. Si alguno me sirve, mi Padre lo honrará.

27“¡Ahora mi ser en sí está turbado! ¿Y qué voy a decir? ¿Diré: ‘Padre, líbrame de esta hora’? ¡Pero precisamente para esto he llegado a esta hora!

28Padre, glorifica tú el “Nombre.” Entonces se oyó una voz del cielo, que decía: “Ya lo he glorificado, y lo voy a glorificar otra vez.”

29La gente que estaba allí escuchando, decía que había sido un trueno; pero algunos afirmaban: —Un ángel le ha hablado. 30Iësoús les dijo: —No fue por mí por quien se oyó esta voz, sino por ustedes.

31Ahora juicio es en todo el mundo, y ahora el principal del mundo este será expulsado y echado fuera.

32Pero cuando yo sea levantado en alto de la tierra, atraeré a todos a mí mismo. 33Con esto daba a entender de qué forma había de morir. 34La gente le contestó:

—Por la ley sabemos que el Xristôu vivirá para siempre. ¿Cómo, pues, dices tú que el Hijo del hombre tiene que ser levantado en alto? ¿Quién es ese Hijo del hombre? 35Iësoús les dijo:

—Por un poco de tiempo está la Luz entre ustedes. Caminen en la luz que yo les ofrezco mientras la tengan, y crean en esta Luz para que no les sorprenda la oscuridad; porque el que camina en la oscuridad, no sabe por dónde va. 36Crean en la Luz con el fin de nacer como hijos de la Luz.

Después de decir estas cosas, Iësoús se fue y se escondió de ellos.

37A pesar de que Iësoús había hecho tan grandes señales delante de ellos, no creían en él; 38pues tenía que cumplirse lo que escribió el profeta Ësaías: “Señor, ¿quién ha creído nuestro mensaje? ¿A quién ha revelado el Señor su poder?” 39Así que no podían creer, pues también escribió Esaías: ( )

40“Le cegó él mismo los ojos por la obstinación de su corazón, a fin de que no puedan fijarse con los ojos y la intención de su corazón sea volver; para que yo mismo los sane.”

41Ësaías dijo esto porque había visto la gloria de Iësoús, y hablaba de él.

42Sin embargo, muchos de los judíos creyeron en Iësoús, incluso algunos de los más importantes. Pero no lo decían en público por miedo a los fariseos, para que no los expulsaran desde las Sinagogas.

43Preferían la gloria de los hombres a la gloria que da Dios. 44Iësoús dijo con voz fuerte:

El que cree en mí, no cree solamente en mí, sino también en el Padre que me ha enviado. 45Y el que me percibe a mí, percibe también al que me ha enviado.

46Yo Luz traigo sobre el mundo para que los que creen en mí no permanezcan en la oscuridad. 

47Y a aquel que oye mi Palabra y no se mantiene vigilante, no lo juzgo; porque yo no vine para juzgar al mundo, sino para salvarlo.

48El que me desprecia y no obedece mi Palabra, ya tiene quien lo juzgue: la Palabra que yo he dicho lo juzgará en el día último.

49Porque yo no hablo por mi cuenta; el Padre, que me ha enviado, me ha ordenado lo que debo hablar y enseñar. 50Y sé que el mandato de mi Padre es para vida eterna. Así pues, lo que yo les hablo, lo digo como el Padre me ha dicho.”

13 1Era antes de la fiesta de la Pascua, y Iësoús sabía que había llegado la hora de que él dejara este mundo para ir a reunirse con el Padre. Él siempre amó a los suyos que estaban en el mundo, y así los amará hasta el fin.

2 Y originado un banquete, el diablo ya había llenado el corazón de Iudas, el de Simón Iscariote, a fin de que traicionara a Iësoús.

3Conociendo todas las cosas que el mismo Padre le había concedido y que le había señalado con su mano; y que había salido de Dios para volver a Dios; mientras estaban en el banquete, se levantó de la mesa, se quitó la capa y se ató una toalla.

5Luego echó agua sobre un recipiente de lavar y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba atada. 6Cuando iba a lavarle los pies a Simón Pêtrôu, este le dijo:

—Señor, ¿tú me vas a lavar los pies a mí? 7Iësoús le contestó:

—Ahora no comprendes lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás. 8Pêtrôu le dijo: —¡Jamás permitiré que me laves los pies! Respondió Iësoús:

—Si no te los lavo, no tendrás parte conmigo. 9Simón Pêtrôu le dijo:

—¡Entonces, Señor, no me laves solamente los pies, sino también las manos y la cabeza! 10Pero Iësoús le contestó:

—El que está recién purificado no necesita lavarse nada más que los pies, ( ) porque está del todo purificado. Ya ustedes son puros, aunque no todos.

11Dijo: “no todos son puros”, porque sabía quién lo iba a traicionar. 12Mientras les lavaba los pies, tomó su capa e irreprensible, una vez más les dijo:

—Nacerán los que me escuchan y obedecen 13Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque lo soy; 14pues si yo, el Maestro y Señor, les he lavado a ustedes los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros.

15Yo les he dado ejemplo, para que ustedes hagan lo mismo que yo les he hecho.

16En verdad, en verdad les digo: que ningún servidor es más que su señor, y que ningún enviado es más que el que lo envía. 17Si comprenden esto, dichosos serán si obran de la misma manera.

18“No estoy hablando de todos ustedes; yo sé quiénes son los que he escogido. Pero tiene que cumplirse lo que dice la Escritura: ‘El que come conmigo, se ha vuelto contra mí.’

19Desde ahora les aseguro anticipadamente que ustedes nacerán, de modo que nazcan creyendo que Yo Soy.

20En verdad, en verdad les digo: al recibir a quienes envío, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me ha enviado.

21Después de decir esto, Iësoús se sintió profundamente conmovido, y añadió con toda claridad: —En verdad, en verdad les digo: que uno de ustedes me va a traicionar.

22Los discípulos comenzaron entonces a mirarse unos a otros, sin saber de quién estaba hablando. 23Uno de ellos, a quién Iësoús amaba mucho, estaba junto a él, mientras cenaban, 24y Simón Pêtrôu le dijo por señas que le preguntara de quién estaba hablando. 25Él, acercándose más a Iësoús, le preguntó: —Señor, ¿quién es? 26Iësoús le contestó: —Voy a mojar un pedazo de pan, y a quien se lo dé, ese es. En seguida mojó un pedazo de pan y se lo dio a Iudas, hijo de Simón Iscariote. 27Y después del bocado, satanás vino entonces hacia él. Iësoús le dijo: —Lo que vas a hacer, hazlo pronto. 28Pero ninguno de los que estaban cenando a la mesa entendió por qué le decía eso.

29Como Iudas era el encargado de la bolsa del dinero, algunos pensaron que Iësoús le quería decir que comprara algo para la fiesta, o que diera algo a los pobres. 30Una vez que Iudas hubo recibido el pan, salió.

Ya era de noche. 31Después que Iudas hubo salido, Iësoús dijo: —Ahora se glorificará el Hijo del hombre, y Dios glorificado en él. 32Y si el Hijo del hombre glorifica a Dios, también Dios se glorificará en él; y lo hará pronto.

33Niños pequeños, ya no estaré con ustedes mucho tiempo. Ustedes me buscarán, pero lo mismo que les dije a los judíos les digo ahora a ustedes: No podrán ir a donde yo voy.

34Yo les doy este mandamiento nuevo: Que se amen los unos a los otros. Así como yo los amo a ustedes, así deben amarse ustedes los unos a los otros. 35Si se aman los unos a los otros, comprenderán que son discípulos míos.

36Simón Pêtrôu le preguntó a Iësoús: —Señor, ¿a dónde vas? —A donde yo voy —le contestó Iësoús—, no puedes seguirme ahora; pero me seguirás después. 37Pêtrôu le dijo: —Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? ¡Estoy dispuesto a dar mi existencia por ti! 38Iësoús le respondió: —¿De veras estás dispuesto a dar tu ser por mí? Pues en verdad, en verdad te digo que antes que cante el gallo, me negarás tres veces.

14 1“No se angustie su corazón. Crean en Dios y crean también en mí. 2En la casa de mi Padre hay muchas moradas donde vivir; si no fuera así, yo no les hubiera dicho que voy a prepararles un lugar. 3Y después de irme y de prepararles un lugar, vendré otra vez para llevarlos conmigo, para que ustedes estén en el mismo lugar en donde yo voy a estar.

4Ustedes saben el camino que lleva a donde yo voy.” 5Tomás le dijo a Iësoús: —Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo vamos a saber el camino? 6Iësoús le contestó:

—Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida, nadie puede venir al Padre, sino es a través de mí. 7Si me conocen, por el Padre me conocen; y desde ahora nacerán ustedes en sí mismos; puesto que lo perciben en sí mismos.

8Filippôs le dijo entonces:

—Señor, déjanos contemplar al Padre, y con eso nos basta. 9Iësoús le contestó: —Filippôs, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me percibes? El que me contempla a mí, contempla al Padre; ¿por qué me pides que les deje contemplar al Padre?

10¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las cosas que les digo, no las digo por mi propia cuenta. El Padre, que vive en mí, es el que hace sus propias obras. 11Créanme que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí; si no, crean al menos por las propias obras.

12En verdad, en verdad les digo: quien en mí cree, obrará también como yo he obrado; y hará obras aún mayores, porque yo voy al Padre.

13Y si alguien pide en el Nombre mío eso haré, a fin de glorificar al Padre en el Hijo. 14Si alguien pide en el Nombre mío yo lo haré.

15“Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos; 16Y yo le pediré al Padre que les conceda otro Defensor para que esté siempre con ustedes, 17el Espíritu de la verdad, que en el mundo no podrá instalarse, ( ) de manera que al no verlo en sí mismos ellos no pueden nacer de él, ustedes nacerán de él mismo porque está entre ustedes.

18Ustedes no son huérfanos; sino que están ligados a su venida. 19Todavía un poco para que el mundo ya no me vea más; pero ustedes me verán, porque yo vivo y ustedes vivirán.

20Ese día, ustedes conocerán que yo estoy en el Padre, y ustedes en mí, y yo en ustedes.

21El que tenga mi mandamiento y lo cumple en sí mismo, es quien me ama, por eso mi Padre los ama porque ustedes me aman, y yo también los amó porque alumbrarán ustedes en mí mismo.” 22Iudas (no el Iscariote) le preguntó:

—Señor, ¿por qué vas a mostrarte a nosotros y no a la gente del mundo? 23Iësoús le contestó: —El que me ama, y obedece mi Palabra; mi Padre lo amará, y mi Padre y yo vendremos a vivir con él.

24El que no me ama, no obedece mi Palabra. La Palabra que ustedes están escuchando no es mía, sino del Padre, que me ha enviado. 25“Les estoy hablando todo esto mientras estoy con ustedes;

26pero el Defensor, el Espíritu del Sagrado que el Padre manda en el Nombre mío, les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho.

27“Les dejo la paz. Les doy mi paz, pero no se la doy como la dan los que son del mundo. No se turbe su corazón ni se acobarden. ( ) 28Ya me oyeron decir que me voy y que vendré para estar otra vez con ustedes. Si de veras me amaran, se habrían alegrado al saber que voy al Padre, porque él es más que yo.

29Y ahora se lo digo antes que nazcan, a fin de que cuando nazcan se mantengan firmes en sus creencias ( ).

30“Ya no hablaré mucho más, porque ciertamente llega el principal del mundo este. Aunque para mí no tiene ningún valor; 31sino por el contrario, porque conozco el mundo y porque yo amo al Padre, hago lo que el Padre me ha ordenado. Levántense, vámonos de aquí

15 1“Yo Soy la vid verdadera, y mi Padre es el cultivador. ( ) 2Si una de mis ramas no da fruto, la corta; pero si da fruto, la limpia y la purifica, ( ) para que dé mucho más.

3Y ya ahora ustedes son puros por la Palabra que yo les he hablado a ustedes. ( )

4Vivan unidos a mí, como yo a ustedes. Una rama no puede dar fruto de sí misma, si no está unida a la vid; de igual manera, ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a mí.

5“Yo Soy la vid, y ustedes son las ramas, el que vive unido a mí, y yo a él, da mucho fruto; pues sin mí no pueden ustedes hacer nada. 6El que no permanece unido a mí, será echado fuera y se secará como las ramas que se recogen, se conglomeran y se queman en el fuego.

7“Si permanecen en mí, y la Palabra mía permanece en ustedes, cuando lo deseen y lo pidan; renacerán en mí. 8En esto se muestra la gloria de mi Padre, en que den mucho fruto y nazcan como discípulos míos. 9Yo los amo a ustedes como el Padre me ama a mí; vivan, pues, en mi amor.

10Si obedecen mi mandamiento, vivirán en mi amor, así como yo obedezco el mandamiento de mi Padre y vivo en su amor. 11“Les hablo así para que se alegren conmigo y su alegría se complete. 12Mi mandamiento es este:

— “Que se amen unos a otros como yo los amo a ustedes”.

13Mayor amor que éste nadie tiene; pero ¿quién el ser mismo ( ) da por encima de su amor propio? 14Ustedes serán amados míos, ( ) si obran como yo les mando.

15Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo. Los llamo “amados míos” ( ), porque les he dado a conocer todo lo que mi Padre me ha dicho. 16Ustedes no me escogieron a mí, sino que yo los he escogido a ustedes y les he encargado que vayan y den mucho fruto, y que ese fruto permanezca. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi Nombre.

17Esto, pues, es lo que les mando: “Que se amen unos a otros”.

18“Si el mundo los desprecia, nacieron de mí, porque a mí me despreciaron primero. 19Si ustedes fueran del mundo, la gente del mundo los amaría, como ama a los suyos. Pero yo los escogí a ustedes entre los que son del mundo, y por eso el mundo los desprecia, porque ya no son del mundo”.

20Acuérdense de la Palabra que le he dicho: ‘ningún servidor es más que su señor.’ Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán; y si ustedes han hecho caso de mi Palabra, también harán caso a la palabra de ustedes.

21Todo esto van a hacerles por mi causa, porque no obedecen al que me envió.

22“Ellos no tendrían ninguna culpa, si yo no les hubiera hablado. Pero ahora no tienen disculpa por su pecado; 23pues los que me desprecian a mí, desprecian también a mi Padre.

24No tendrían ninguna culpa, si yo no hubiera hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho; pero ya han visto estas obras y, a pesar de ello, me desprecian a mí y desprecian también a mi Padre. 25Pero esto sucede porque tienen que cumplirse las palabras que están escritas en la ley de ellos: ‘Me despreciaron sin motivo.’

26“Pero cuando venga el Defensor que yo voy a mandar de parte del Padre, el Espíritu de la verdad que procede del Padre, él será mi testigo. 27Y ustedes también serán mis testigos, porque han estado conmigo desde el principio.

16 1Esto les digo a ustedes para que no se escandalicen. 2Por medios congregacionales actúan juntamente ustedes; mas llega la hora en que cada cual responderá a su gloria en el servicio que se ofrece a Dios. 3así obrarán juntos por cuanto no conocen al Padre ni tampoco a mí. 4Y esto se lo digo a ustedes para cuando venga la hora ellos se acuerden que yo se lo dije a ustedes.

“No les dije esto desde un principio porque yo estaba con ustedes. 5Pero ahora me voy para estar con el que me ha enviado, y ninguno de ustedes me pregunta a dónde voy; 6al contrario, se les ha entristecido el corazón porque les he dicho todas estas cosas.

7Pero yo la verdad les hablo a ustedes; ya que es un beneficio que yo me vaya. Porque si no me marcho, el Defensor no vendrá a propósito de ustedes; pero si yo me marcho, él vendrá a propósito de ustedes.

8Porque llega aquel que representa el pecado del mundo, a la unidad de acción ( ) y la condenación.

9Acerca del pecado: por un lado, porque no creen en mí; 10acerca de la unidad de actuación, porque se apartan del Padre y no ponen la vista en mí: 11en torno al juicio: porque el principal del mundo está condenado.

12“Aún muchas veces tendré que hablarles a ustedes, porque no puedo llevármelos ahora, 13hasta que más bien venga aquel, el Espíritu de la verdad, y los conduzca a toda verdad; no para hablarles a sí mismos, sino como oyéndolo hablar para llevarles el mensaje a ustedes, 14 aquel me glorifica, porque de lo mío recibe y se lo anuncia a ustedes. 15Todo lo que es del Padre, mío es; por esto digo que tomará de lo mío y se lo anunciará a ustedes.

16“Dentro de poco, ustedes ya no me verán, pero un poco más tarde me volverán a ver.”

17Entonces algunos de sus discípulos se preguntaron unos a otros: —¿Qué quiere decir con esto? Nos dice que dentro de poco ya no lo veremos, y que un poco más tarde lo volveremos a ver, y que es porque se va a donde está el Padre. 18¿Qué quiere decir con eso de ‘dentro de poco’? No entendemos de qué está hablando.

19Iësoús se dio cuenta de que querían hacerle preguntas, y les dijo: —Yo les he dicho que dentro de poco ya no me verán, y que un poco más tarde me volverán a ver. ¿Es esto lo que se están preguntando ustedes?

20En verdad, en verdad les digo: que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras que la gente del mundo se alegrará. Sin embargo, aunque ustedes estén tristes, de su tristeza nacerá el gozo.

21El nacimiento da a luz sufrimientos, porque está en su hora; pero cuando nace un niño, al mes se olvidan las angustias a causa de la alegría de que haya nacido un hombre con relación al mundo. 22Así también, ustedes sufren ahora; pero yo volveré a verlos, y entonces su corazón se llenará de gozo, de una alegría que nadie les podrá quitar. 23“En aquel día ya no me preguntarán nada”.

En verdad, en verdad les digo: que el Padre les dará todo lo que le pidan en mi Nombre. 24Hasta ahora, ustedes no han pedido nada en mi Nombre; pidan y recibirán, para que su gozo se complete.

25“Les he dicho estas cosas poniéndoles comparaciones; pero viene la hora en que ya no les pondré más comparaciones, sino que les hablaré claramente acerca del Padre.

26Aquel día, ustedes le pedirán en mi Nombre; y no digo que yo voy a preguntar por ustedes al Padre, 27porque el Padre mismo los ama. Los ama porque ustedes me aman a mí, y porque han creído que yo he venido de Dios.

28Salí de la presencia del Padre para venir a este mundo, y ahora dejo el mundo para volver al Padre.” 29Entonces dijeron sus discípulos:

—Ahora sí estás hablando claramente, sin usar comparaciones. 30Ahora vemos que sabes todas las cosas y que no hay necesidad de que nadie te haga preguntas. Por esto creemos que has venido de Dios. 31Iësoús les contestó:

—¿Así que ahora creen? 32Pues ya llega la hora, y es ahora mismo, cuando ustedes se dispersarán cada uno por su lado, y me dejarán solo. Pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo.

33Les digo todo esto para que encuentren paz en su unión conmigo. “En el mundo tendrán sufrimientos; mas confíen en mí; que yo he vencido al mundo.”

17 1Después de decir estas cosas, Iësoús miró al cielo y dijo:

“Padre, la hora ha llegado: ¡Glorifica tú al Hijo, para que él Hijo te glorifique a ti! 2Pues tú le diste a Él autoridad sobre toda carne, para que Él dé vida eterna a los mismos que les diste; 3 y ellos están en la eterna vida, porque nacieron del único y verdadero Dios, Iësoús Xristôu, el que tú enviaste.

4Yo te glorifico sobre la tierra con el resultado perfecto de lo que me mandaste hacer, 5ahora pues, Padre, dame en tu presencia la misma gloria que yo tengo contigo desde antes que existiera el mundo.

6“Ilumina tú el nombre de los hombres que me diste como propiedad mía de entre los que son del mundo, Eran tuyos, y tú me los diste, y han aguardado tu Palabra.

7Y ahora saben que todo lo que me diste nace de ti; 8pues les he dado la Palabra que me diste, y ellos la han aceptado y han reconocido que en verdad he venido de ti, y han creído que tú me enviaste.

9“Yo te ruego por ellos; no ruego por los que son del mundo, sino por los que me diste, porque son tuyos. 10Todo lo que es mío es tuyo, y lo que es tuyo es mío; y mi gloria se hace visible en ellos.

11“Yo no voy a seguir en el mundo, pero ellos sí van a seguir en el mundo, mientras que yo me voy para estar contigo.

Padre sagrado, guárdalos con el poder del Nombre tuyo, el que me diste, para que sean uno como nosotros.

12Mientras yo estaba junto a ellos; los guardaba con el poder del Nombre tuyo, el que me diste tú. Y ni siquiera se perdió uno de ellos, sino aquel que es hijo de perdición, para que se cumpliera la Escritura.

13“Ahora voy a donde tú estás; pero digo estas cosas mientras estoy en el mundo, para que ellos se llenen de la misma perfecta alegría que yo tengo.

14Yo les he dado tu Palabra, pero el mundo los desprecia porque ellos no son del mundo, como tampoco Yo Soy del mundo.

15No te pido que los saques del mundo, sino que los guardes del malvado. 16Así como yo no soy del mundo, ellos tampoco son del mundo. 17Conságralos en la verdad; pues en tu Palabra está la verdad.

18Como me enviaste a mí entre los que son del mundo, también yo los envío a ellos entre los que son del mundo. 19Y por causa de ellos me consagro a mí mismo, para que también ellos sean consagrados por medio de la verdad.

20“No te ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por medio de la Palabra de ellos. 21Te pido que todos ellos estén unidos; que como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.

22Les he dado la misma gloria que tú me diste, para que sean uno solo, así como tú y yo somos uno: 23yo en ellos y tú en mí, para que lleguen a ser perfectamente uno, de modo que nazcan del mundo porque tú me enviaste a amarlos como me amas a mí.

24“Padre, tú me los diste, y quiero que estén conmigo donde yo voy a estar, para que vean mi gloria, la gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.

25Oh Padre justo, los que son del mundo no te conocen; pero yo te conozco, y éstos también saben que tú me enviaste.

26Les he dado a conocer el Nombre tuyo y lo conocieron, y aún lo seguiré haciendo, para que el amor que me tienes esté en ellos, y para que yo mismo esté en ellos.”

18 1Después de decir esto, Iësoús salió con sus discípulos para ir al otro lado del arroyo de Cedrón.

Allí había un huerto, donde Iësoús entró con sus discípulos. 2También Iudas, el que lo estaba traicionando, conocía el lugar, porque muchas veces Iësoús se había reunido allí con sus discípulos.

3Así que Iudas llegó con una tropa de soldados y con algunos guardianes del templo enviados por el Principal de los sacerdotes y por los fariseos. Estaban armados, y llevaban lámparas y antorchas.

4Pero como Iësoús ya sabía todo lo que le iba a pasar, salió y les preguntó: —¿A quién buscan? 5Ellos le contestaron: —A Iësoús de Nazaret. Iësoús dijo: —Yo Soy. Iudas, el que lo estaba traicionando, se encontraba allí con ellos.

6Cuando Iësoús les dijo: “Yo Soy”, se echaron hacia atrás y cayeron al suelo. 7Iësoús volvió a preguntarles: —¿A quién buscan? Y ellos repitieron: —A Iësoús de Nazaret. 8Iësoús les dijo otra vez: —Ya les he dicho que Yo Soy. Si me buscan a mí, dejen que estos otros se vayan. 9Esto sucedió para que se cumpliera lo que Iësoús mismo había dicho: “Padre, de los que me diste, no se perdió ninguno.”

10Entonces Simón Pêtrôu, que tenía una espada, la sacó y le cortó la oreja derecha a uno llamado Malcö, que era criado del Principal Sacerdote. 11Iësoús le dijo a Pêtrôu: —Vuelve a poner la espada en su lugar. Si el Padre me da a beber este trago amargo, ¿acaso no habré de beberlo?

12Los soldados de la tropa, con su comandante y los guardianes judíos del templo, arrestaron a Iësoús y lo ataron. 13Lo llevaron primero a la casa de Anás, porque era suegro de Caifás, Principal Sacerdote aquel año.

14Este Caifás era el mismo que había dicho a los judíos que era mejor para ellos que un solo hombre muriera por el pueblo.

15Simón Pêtrôu y otro discípulo seguían a Iësoús. El otro discípulo era conocido del Principal Sacerdote, de modo que entró con Iësoús en la casa; 16pero Pêtrôu se quedó fuera, a la puerta.

Por esto, el discípulo conocido del Principal Sacerdote salió y habló con la portera, e hizo entrar a Pêtrôu. 17La portera le preguntó a Pêtrôu: —¿No eres tú uno de los discípulos de ese hombre? Pêtrôu contestó: —No, no lo soy. 18Como hacía frío, los criados y los guardianes del templo habían hecho fuego, y estaban allí calentándose. Pêtrôu también estaba con ellos, calentándose junto al fuego.

19El Principal Sacerdote comenzó a preguntarle a Iësoús acerca de sus discípulos y de lo que él enseñaba. 20Iësoús en su defensa, dijo:

—Yo he hablado públicamente delante de todo el mundo; siempre he enseñado en las congregaciones y en el templo, donde se reúnen todos los judíos; así que no he dicho nada en secreto. 21¿Por qué me preguntas a mí? Pregúntales a los que me han escuchado, y que ellos digan de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho. 22Cuando Iësoús dijo esto, uno de los guardianes del templo le dio una bofetada, diciéndole: —¿Así contestas al Principal Sacerdote? 23Iësoús se defendió diciéndole: —Si he dicho algo malo, dime en qué ha consistido; y si lo que he dicho está bien, ¿por qué me pegas? 24Entonces Anás lo envió, atado, a Caifás, el Principal Sacerdote.

25Entre tanto, Pêtrôu seguía allí, calentándose junto al fuego. Le preguntaron: —¿No eres tú uno de los discípulos de ese hombre? Pêtrôu lo negó, diciendo: —No, no lo soy. 26Luego le preguntó uno de los criados del Principal Sacerdote, pariente del hombre a quien Pêtrôu le había cortado la oreja: —¿No te vi con él en el huerto? 27Pêtrôu lo negó otra vez, y en ese mismo instante cantó el gallo.

28Llevaron a Iësoús de la casa de Caifás al palacio del gobernador romano.

Como ya comenzaba a amanecer, los judíos no entraron en el palacio, pues de lo contrario faltarían a las leyes sobre la pureza ritual y entonces no podrían comer la cena de Pascua.

29Por eso Pilatos salió a hablarles. Les dijo: —¿De qué acusan a este hombre? 30—Si no fuera un criminal —le contestaron—, no te lo habríamos entregado. 31Pilatos les dijo: —Llévenselo ustedes, y júzguenlo conforme a su propia ley. Pero las autoridades judías contestaron: —Los judíos no tenemos el derecho de dar muerte a nadie.

32Así se cumplió lo que Iësoús había dicho sobre la manera en que tendría que morir. 33Pilatos volvió a entrar en el palacio, llamó a Iësoús y le preguntó: —¿Eres tú el Rey de los judíos? 34Iësoús le dijo: —¿Eso lo preguntas tú por tu cuenta, o porque otros te lo han dicho de mí? 35Le contestó Pilatos: —¿Acaso yo soy judío? Los de tu nación y los principales de los sacerdotes son los que te han entregado a mí. ¿Qué has hecho? 36Iësoús le contestó:

—El reino mío no está en este mundo, si de este mundo fuera mi reino, los que me sirven me defendieran a fin de que no fuera traicionado por los judíos; pero ahora mi reino no está precisamente aquí.

37Le preguntó entonces Pilatos: —¿Así que tú eres rey? Iësoús le contestó: —Tú dices que Soy Rey. Yo para esto renací y para esto vine al mundo como testimonio de la verdad; todo el que es de la verdad escucha mi voz. 38Pilatos le dijo: —¿Y qué verdad?

Después de hacer esta pregunta, Pilatos salió otra vez a hablar con los judíos, y les dijo: —Yo no encuentro ningún delito en este hombre. 39Pero ustedes tienen la costumbre de que yo les suelte un preso durante la fiesta de la Pascua: ¿quieren que les deje libre al Rey de los judíos? 40Todos volvieron a gritar: —¡A ese no! ¡Suelta a Barrabás! Y Barrabás era un bandido.

19 1Pilatos tomó entonces a Iësoús y mandó azotarlo. 2Los soldados trenzaron una corona de espinas, la pusieron en la cabeza de Iësoús y lo vistieron con una capa de color rojo oscuro.

3Luego se acercaron a él, diciendo: —¡Viva el Rey de los judíos! Y le pegaban en la cara. 4Pilatos volvió a salir, y les dijo: —Miren, aquí lo traigo, para que se den cuenta de que no encuentro en él ningún delito. 5Salió, pues, Iësoús, con la corona de espinas en la cabeza y vestido con aquella capa de color rojo oscuro. Pilatos dijo: —¡Ahí tienen a este hombre! 6Cuando lo vieron los principales de los sacerdotes y los guardianes del templo, comenzaron a gritar: —¡Clávenlo en una estaca! ( ) ¡Clávenlo en una estaca! Pilatos les dijo: —Pues llévenselo y clávenlo en una estaca ustedes, porque yo no encuentro ningún delito en él. 7Las autoridades judías le contestaron: —Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se ha hecho pasar por Hijo de Dios.

8Al oír esto, Pilatos tuvo más miedo todavía. 9Entró de nuevo en el palacio y le preguntó a Iësoús: —¿De dónde eres tú? Pero Iësoús no le contestó nada. 10Pilatos le dijo: —¿Es que no me vas a contestar? ¿No sabes que tengo autoridad para clavarte en una estaca, lo mismo que para ponerte en libertad? 11Entonces Iësoús le contestó:

—No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no se te hubiera dado de lo alto; por tanto el que me traicionó tiene mayor pecado que tú.

12Desde aquel momento, Pilatos buscaba la manera de dejar libre a Iësoús; pero los judíos le gritaron: —¡Si lo dejas libre, no eres amante del Cesar! ¡Cualquiera que se hace rey, contradice al Cesar! 13Pilatos, al oír estas palabras, sacó a Iësoús, y luego se sentó en el tribunal, en el lugar que en hebreo se llama Gabatá, que quiere decir el Empedrado.

14Era el día antes de la Pascua, como al mediodía. Pilatos dijo a los judíos: —¡Ahí tienen a su rey! 15Pero ellos gritaron: —¡Fuera! ¡Fuera! ¡Clávenlo en una estaca! Pilatos les preguntó: —¿Acaso voy a clavar en una estaca a su rey? Y los jefes de los sacerdotes le contestaron: —¡Nosotros no reconocemos más rey que al Cesar! 16Entonces Pilatos le entregó a Iësoús para que lo clavaran en una estaca, y ellos se lo llevaron.

17Iësoús salió llevando su estaca, para ir al nombrado lugar del “Cráneo” (que en hebreo se llama Gólgotha).

18Allí lo colgaron en la estaca, y con él a otros dos, uno a cada lado, quedando Iësoús en el medio. 19Pilatos escribió un letrero que decía: “Iësoús de Nazaret, Rey de los judíos”, y lo mandó a poner sobre la “estaca”.

20Muchos judíos leyeron aquel letrero, porque el lugar donde clavaron en una estaca a Iësoús estaba cerca de la ciudad, y el letrero estaba escrito en hebreo, latín y griego. 21Por eso, los principales de los sacerdotes judíos dijeron a Pilatos: —No escribas: ‘Rey de los judíos’, sino escribe: ‘El que dice ser Rey de los judíos’.

22Pero Pilatos les contestó: —Lo que he escrito, escrito lo dejo.

23Después que los soldados clavaron en una estaca a Iësoús, recogieron su ropa y la repartieron en cuatro partes, una para cada soldado.

Tomaron también la túnica, pero como era sin costura, tejida de arriba abajo de una sola pieza, 24los soldados se dijeron unos a otros: —No la rompamos, sino echémosla a suertes, a ver a quién le toca.

Así se cumplió la Escritura que dice: “Se repartieron entre sí mi ropa, y echaron a suertes mi túnica.” Esto fue lo que hicieron los soldados.

25Junto a la estaca donde estaba colgado Iësoús estaban su madre, y la hermana de su madre, María, esposa de Cleofás, y María Magdalena. 26Cuando Iësoús vio a su madre, y junto a ella al discípulo a quien él quería mucho, dijo a su madre:

—Mujer, ahí está un hijo tuyo. 27Luego le dijo al discípulo: —Ahí está una madre tuya. Desde entonces, ese discípulo la recibió en su casa.

28Después de esto, como Iësoús sabía que ya todo se había cumplido, y para que se cumpliera la Escritura, dijo:

—Tengo sed. 29Había allí un jarro lleno de vino agrio. Empaparon una esponja en el vino, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. 30Iësoús bebió el vino agrio, y dijo:

—Cumplido está, e inclinó la cabeza y entregó el espíritu.

31Era el día de la preparación, y los judíos no querían que los cuerpos quedaran colgados en las estacas durante el sábado, pues precisamente aquel sábado era muy solemne. Por eso le pidieron a Pilatos que ordenara quebrar las piernas a los que estaban colgados en las estacas y que quitaran de allí los cuerpos.

32Los soldados fueron entonces y le quebraron las piernas al primero, y también al otro que estaba colgado junto a Iësoús.

33Pero al acercarse a Iësoús, vieron que ya estaba muerto. Por eso no le quebraron las piernas.

34Sin embargo, uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza, y al momento salió sangre y agua.

35El que da testimonio de esto es uno que lo vio, y su testimonio es válido; y él sabe que dice la verdad, para que ustedes también crean.

36El origen de todo esto, es la Escritura cumplida, que dice: “No le quebrarán ningún hueso.” 37Y en otra parte, la Escritura dice: “Mirarán al que traspasaron.”

38Después de esto, Iösëph, el de Arimatea, pidió permiso a Pilatos para llevarse el cuerpo de Iësoús. Iösëph era discípulo de Iësoús, aunque en secreto por miedo a las autoridades judías. Pilatos le dio permiso, y Iösëph fue y se llevó el cuerpo.

39También Nikódëmôs, el que una noche fue a hablar con Iësoús, llegó con unos treinta kilos de un perfume, mezcla de mirra y áloe. 40Así pues, Iösëph y Nikódëmôs tomaron el cuerpo de Iësoús y lo envolvieron con vendas empapadas en aquel perfume, según la costumbre que siguen los judíos para enterrar a los muertos.

41En el lugar donde colgaron en la estaca a Iësoús había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo donde todavía no habían puesto a nadie. 42Allí pusieron el cuerpo de Iësoús, porque el sepulcro estaba cerca y porque ya iba a empezar el sábado de los judíos.

20 1Pasado el día de descanso, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro; y vio quitada la piedra que tapaba la entrada.

2Entonces se fue corriendo a donde estaban Simón Pêtrôu y el otro discípulo, aquel a quien Iësoús quería mucho, y les dijo: —¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto! 3Pêtrôu y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. 4Los dos iban corriendo juntos; pero el otro corrió más que Pêtrôu y llegó primero al sepulcro. 5Se agachó a mirar, y vio allí las vendas, pero no entró.

6Detrás de él llegó Simón Pêtrôu, y entró en el sepulcro. Él también vio allí las vendas; 7y además vio que la tela que había servido para envolver la cabeza de Iësoús no estaba junto a las vendas, sino enrollada y puesta aparte.

8Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio lo que había pasado, y creyó. 9Pues todavía no habían entendido lo que dice la Escritura, que él tenía que resucitar. 10Luego, aquellos discípulos regresaron a su casa.

11María se quedó afuera, junto al sepulcro, llorando. Y llorando como estaba, se agachó para mirar dentro, 12y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Iësoús; uno a la cabecera y otro a los pies. 13Los ángeles le preguntaron:

—Mujer, ¿por qué lloras? Ella les dijo: —Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto. 14Apenas dijo esto, volvió la cara y vio allí a Iësoús, pero no sabía que era él. 15Iësoús le preguntó:

—Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el que cuidaba el huerto, le dijo: —Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, para que yo vaya a buscarlo. 16Iësoús entonces le dijo:

—¡María! Ella se volvió y le dijo en hebreo: —¡Rabuni! (que quiere decir: “Maestro”). 17Iësoús le dijo:

—No me obstaculices, porque todavía no he ascendido a mi Padre. Pero ve y di a mis hermanos que voy a reunirme con el que es mi Padre y Padre de ustedes, mi Dios y Dios de ustedes.

18Entonces María Magdalena fue y contó a los discípulos que había visto al Señor, y también les contó lo que él le había dicho.

19Al llegar la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, los discípulos se habían reunido con las puertas cerradas por miedo a las autoridades judías. Iësoús entró y, poniéndose en medio de los discípulos, los saludó diciendo:

—¡Paz a ustedes! 20Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y ellos se alegraron de ver al Señor. 21Luego Iësoús les dijo otra vez:

—¡Paz a ustedes! Como el Padre me envió a mí, así yo los mando a ustedes, 22y dijo esto “llénense”; ( ) y les dijo a ellos:

“Cojan Espíritu Sagrado; ( ) 23a quienes libren de pecados, serán libres; a quienes fortalecan, se fortalecerán.”

24Thömás, uno de los doce discípulos, al que llamaban el Gemelo (Dídimôs), no estaba con ellos cuando llegó Iësoús. 25Después los otros discípulos le dijeron:

—Hemos visto al Señor. Pero Thömás les contestó:

—Si no veo en sus manos las heridas de los clavos, y si no meto mi dedo en ellas y mi mano en su costado, no podré creerlo.

26Ocho días después, los discípulos se habían reunido de nuevo en una casa, y esta vez Thömás estaba también. Tenían las puertas cerradas, pero Iësoús entró, se puso en medio de ellos y los saludó, diciendo:

—¡Paz a ustedes! 27Luego dijo a Thömás:

—Mete aquí tu dedo, y mira mis manos; y trae tu mano y métela en mi costado. No nazcas incrédulo; sino creyendo! 28Tomás entonces exclamó:

—¡Mi Señor y mi Dios! 29Iësoús le dijo:

—¿Crees porque me has visto? ¡Dichosos los que creen sin haber visto!

30Así pues, muchas grandes señales hizo Iësôus en presencia de los discípulos que no están escritas en el Libro este; 31éstas más bien se han escrito para que crean que Iësoús es el Xristôu, el Hijo de Dios, y para que creyendo vida tengan en el Nombre de Él. (xxx - )

21 1Después de esto, Iësoús iluminó otra vez a sus discípulos, a orillas del Lago de Tiberias. Así los iluminó Él mismo:

2Estaban juntos Simón Pêtrôu, Thomás, al que llamaban el Gemelo, Nathanaël, que era de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos de Iësoús.

3Simón Pêtrôu les dijo: —Voy a pescar. Ellos contestaron: —Nosotros también vamos contigo. Fueron, pues, y subieron a una barca; pero aquella noche no pescaron nada. 4Cuando comenzaba a amanecer, Iësoús se apareció en la orilla, pero los discípulos no sabían que era él. 5Iësoús les preguntó: —Muchachos, ¿no tienen pescado? Ellos le contestaron: —No. 6Iësoús les dijo: —Echen la red a la derecha de la barca, y pescarán. Así lo hicieron, y después no podían sacar la red por los muchos pescados que tenía.

7Entonces el discípulo a quien Iësoús quería mucho, le dijo a Pêtrôu: —¡Es el Señor! Apenas oyó Simón Pêtrôu que era el Señor, se vistió, porque estaba sin ropa, y se tiró al agua.

8Los otros discípulos llegaron a la playa con la barca, arrastrando la red llena de pescados, pues estaban a cien metros escasos de la orilla. 9Al bajar a tierra, encontraron un fuego encendido, con un pescado encima, y pan.

10Iësoús les dijo: —Traigan algunos pescados de los que acaban de sacar. 11Simón Pêtrôu subió a la barca y arrastró hasta la playa la red llena de grandes pescados, ciento cincuenta y tres; y aunque eran tantos, la red no se rompió. 12Iësoús les dijo: —Vengan a desayunarse.

Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían que era el Señor.

13Luego Iësoús se acercó, tomó en sus manos el pan y se lo dio a ellos; y lo mismo hizo con el pescado. 14Esta fue la tercera vez que Iësoús iluminó a sus discípulos después de haber resucitado de entre los muertos.

15Terminado el desayuno, Iësoús le preguntó a Simón Pêtrôu: —Simón, hijo de Ioann, ¿me amas más que estos? Pêtrôu le contestó: —Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Iësoús le dijo: —Cuida de mis corderos. 16Volvió a preguntarle: —Simón, hijo de Ioann, ¿me amas? Pêtrôu le contestó: —Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Iësoús le dijo:

—Cuida de mis ovejas. 17Por tercera vez le preguntó: 

—Simón, hijo de Ioann, ¿me quieres?

Pêtrôu, triste porque le había preguntado por tercera vez si lo quería, le contestó:

—Señor, tú lo sabes todo: tú naciste para ser amado. Iësoús le dijo: —Cuida de mis ovejas.

18En verdad, en verdad les digo que cuando eras más joven, te vestías para ir a donde querías; pero cuando ya seas viejo, extenderás los brazos y otro te vestirá, y te llevará a donde no quieras ir.

19Al decir esto, Iësoús estaba dando a entender de qué manera Pêtrôu iba a morir y a glorificar con su muerte a Dios. Después le dijo:

—¡Sígueme! 20Al volverse, Pêtrôu vio que detrás venía el discípulo a quien Iësoús quería mucho, el mismo que en el banquete había estado a su lado y le había preguntado: “Señor, ¿quién es el que te va a traicionar?”

21Cuando Pêtrôu lo vio, preguntó a Iësoús: —Señor, y a este, ¿qué le va a pasar? 22Iësoús le contestó:

—Si quiero que él se quede hasta que yo vuelva, ¿qué te importa a ti? Tú me acompañarás.

23Por esto corrió entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no moriría. Pero Iësoús no dijo que no moriría. Lo que dijo fue: “Si quiero que él permanezca hasta que yo vuelva, ¿qué te importa a ti?”

24Este es el mismo discípulo que da testimonio de estas cosas, y que las ha escrito. Y entendemos que su testimonio es verdadero.

25Hay además otras muchas cosas que hizo Iësoús; que si se escribieran una por una, pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros que se escribieran.

“Amar” Es obedecer a Dios

TESTIMONIO DE IÖANNÔU CARTA / 

1 1Lo que ya era desde el principio, lo que hemos oído y lo que observamos con nuestros propios ojos, lo que se nos mostró y pudimos tocar con la mano definitivamente; sobre la Palabra de Vida. 2Pues la Vida nos alumbró y la vimos para testificarles e informarles de esta Vida que ya tenía el propósito eterno del Padre para alumbrarnos a nosotros.

3Lo que hemos visto y oído se lo anunciamos, con el fin de que también ustedes tengan una común unidad junto a nosotros, ya que nosotros tenemos una común unidad junto al Padre, por la común unidad que tenemos junto a su Hijo Iësoús Xristôu. ( ) 4Les escribimos estas cosas para que nuestro gozo se complete.

5Y este es el mismo mensaje que oímos de él y se lo anunciamos a ustedes: “Que la Luz es Dios; y la oscuridad no está en él de ninguna forma “

6Pero si por el contrario, decimos que tenemos una común unidad junto a él, y caminamos en la oscuridad, mentimos y no actuamos en la verdad; 7pero si caminamos en la luz, así como él mismo está en la luz, entonces tenemos una común unión entre nosotros, y la sangre de Iësoús, su propio Hijo nos purifica cada uno de nuestros pecados. 8Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros; 9si nos igualamos hablándoles ( ) los pecados nuestros; fiel y justo es para perdonar el pecado y purificarnos de toda injusticia. 10Si decimos que no hemos pecado, le hacemos falso a él y su Palabra no vive en nosotros.

2 1Mis niños pequeños, les escribo estas cosas para que no pequen, pero si alguno peca tenemos a uno que aboga en defensa nuestra delante el Padre, ( ) a Iësoús Xristôu justificado.

2Y él es el propio mediador por nuestros pecados, y esto no se refiere a los nuestros solamente, sino también a los del resto de todo el mundo.

3Y en esto nacemos; porque lo reconocemos a él mismo con solo obedecer su mandamiento; 4pero si alguien dice: “Yo lo reconozco”, y no obedece su mandamiento, es un mentiroso y la verdad no está en él.

5En cambio, si alguno guarda su Palabra, verdaderamente en él, el amor de Dios se ha completado, por tanto nace de él mismo. 6El que dice que está unido a él, tiene como deuda: caminar como él caminó.

7Amados, no les escribo un mandamiento recién establecido, sino el mandamiento antiguo que se mantiene desde el principio; este mandamiento antiguo es la Palabra que está vigente.

8 Les escribo el mandamiento antiguo como una novedad para ustedes; ella es verdadera en él y en ustedes, porque la oscuridad pasa y la Luz verdadera ahora los alumbra a ustedes.

9Por eso les digo a plena luz; los que desprecian a sus propios hermanos en la oscuridad están ahora; 10pero el que ama a su hermano permanece en la luz, y el tropiezo en él no está. 11Por el contrario el que desprecia a su propio hermano está en la oscuridad, y camina en la oscuridad porque no sabe dónde ir, pues la oscuridad le ha cegado los ojos.

12Escribo a ustedes, niños pequeños, que dejaron los pecados por causa de su Nombre. ( )

13Escribo a ustedes, padres que conocieron al que existe desde el principio. Escribo a ustedes, jóvenes que vencieron al malvado.

14Escribo a ustedes, niños, que conocen al Padre. Escribo a ustedes, padres, que conocen al que ya existe desde el principio. Escribo también a ustedes, jóvenes, que fuertes son porque la Palabra de Dios mora en ustedes para vencer al malvado.

15No amen al mundo ni lo que es del mundo; si alguien ama lo del mundo, el amor del Padre no está en él; 16porque todo lo que es del mundo: la codicia de la carne, ( ) la codicia de los ojos y el orgullo de la vida natural, no es según el Padre sino es según el mundo.

17 El mundo pasa y la codicia misma; pero el que actúa según la voluntad de Dios permanece hasta la eternidad.

18Niños pequeños, estamos en la hora última y como oyeron el Antixristô llegó; y ahora con frecuencia renacen antixristôs, así que nacen porque estamos en la última hora.

19Ellos salen de nosotros; pero en realidad no son de los nuestros, porque si lo fueran se habrían quedado con nosotros; así para que alumbremos no están todos entre nosotros. 20pero ustedes “unción” ( ) tienen por causa del que es sagrado y lo conocen todo.

21No les escribo porque no conocen al verdadero, sino porque lo conocen a él, y porque todo lo que es falso no está en el verdadero. 22¿Quién es el falso? si no el que rechaza que en Iësoús no está el Xristô. ( ) Este mismo es el Antixristô, el que rechaza tanto al Padre como al Hijo. 23Todo el que rechaza al Hijo, nunca tuvo al Padre; pero el que habla igual al Hijo, ( ) tiene también al Padre.

24Lo que ustedes oyeron desde el principio permanezca en ustedes: Si lo que oyeron desde el principio permanece en ustedes, también ustedes permanecen en el Hijo y en el Padre; 25y esta es la promesa que les hizo a ustedes y que él mismo nos hizo a nosotros: la vida en la eternidad.

26Esto se lo escribo acerca del que los engaña a ustedes, ( ) 27pero la “unción” que ustedes reciben de él mismo permanece en ustedes, por eso ustedes no necesitan recibir enseñanzas por medio de nadie; al contrario, como la unción de él mismo les enseña sobre todas las cosas, así verdaderos son y no son falsos; y según él los enseña a ustedes, manténganse en él.

28Así que ahora, niños pequeños, vivan en él, de manera que tengan iluminación, pues si los alumbra; no serán avergonzados a su regreso. 29Dense cuenta que si ya están justificados, entonces nacieron, porque todo el que actúa con justicia por causa de él, desde él mismo renace.

3 1¡Miren que clase de amor nos tiene el Padre!, que ahora “niños pequeños de Dios” nos llaman, y lo somos, por esta razón en el mundo ellos no puede nacer de él, porque no lo reconocen.

2Amados, ahora somos niños pequeños de Dios, porque antes nadie nos alumbró ¿quién nos sometió antes?

Entendemos que cuando nos alumbra, nos somete a su propia semejanza, pues unidos a él experimentamos lo que él mismo es.

3Así que todo el que tiene esta esperanza en él, está sin culpas en él mismo, de la misma manera que él es puro y sin culpas.

4Pero todo el que peca, obra con desobediencia; porque el pecado es también desobediencia.

5Pero recuerden que aquel nos alumbra con el fin de apartarnos del pecado, porque en él no hay pecado alguno.

6Así que, todo el que permanece unido a él, no continúa pecando; porque todo el que peca, no lo ha encontrado ni tampoco lo ha reconocido.

7Niños pequeños, nadie los engañe: el que obra con justicia es justo, como él es justo; 8pero el que comete pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio.

Precisamente para esto nos alumbra el Hijo de Dios; para separarnos de la obra del diablo.

9Nadie que haya renacido de Dios obra pecando, porque tiene sembrado en sí mismo el germen ( ) de la vida; y no puede pecar porque ha vuelto a nacer de Dios.

10Por esto, iluminación es el niño pequeño de Dios para el niño pequeño del diablo; para todo aquel que no obra el bien y no está entre los que son de Dios, y para los que no aman a su propio hermano.

11Este es el mensaje que han oído ustedes desde el principio: que nos amemos unos a otros; 12no sean como Caín, que era del malvado y mató a su hermano. ¿Y por qué lo mató? Pues porque las obras de Caín eran malvadas, y las de su hermano, buenas.

13Hermanos míos, no se extrañen si los que son del mundo los desprecian; 14 así comprenderán que se han transformado pasando de la muerte a la vida porque aman a sus hermanos; el no amar, significa que aún están muertos; 15porque el que desprecia a su hermano es un hombre asesino, y ustedes saben que ningún asesino tiene vida permanente en sí mismo.

16En esto conocemos lo que es el amor, en que él dio su ser por nosotros; así también, nosotros debemos dar el ser por nuestros hermanos; 17mas si algún otro al tener de la vida natural de este mundo y ve que su hermano tiene escasez, pero cierra lo más íntimo de su ser hacia él, ¿cómo puede morar el amor de Dios en él mismo? 18Niños pequeños, no amen solamente con palabras de la boca, sino actuando verdaderamente.

19Al obrar así, comprendemos que somos de la verdad, y nuestro corazón nos persuade de esto delante de él; 20pues a través de nuestro corazón nacemos, porque Dios que es más grande está en el corazón de ustedes, por eso nacemos todos.

21Amados, si de nuestro corazón no nace ninguna acusación, tenemos confianza delante de Dios; 22porque si le pedimos, recibiremos de él mismo; porque al obedecer su mandamiento obramos delante de él agradándole.

23Y este es su mandamiento:

“Que creamos en el Nombre de su Hijo Iësoús Xristôu, y que nos amemos unos a otros como él nos mandó”. ( ) 24Y el que guarda su mandato en Él vive, y Él vive en él; y es por esto que nacemos, porque vivimos en Él, en el espíritu es donde se nos concede.

4 1Amados, no en todo espíritu podemos creer, por eso comprueben si el espíritu desde de Dios es; porque muchos falsos profetas ya salieron hacia el mundo.

2En esto los espíritus nacen de Dios: “todo aquel espíritu que habla igual que ( ) el Iësôu Xristôu que vino en la carne, de Dios es.”

3Y todo aquel espíritu que no habla igual que Iësoús, de Dios no es; porque este es del Antixristô ( ), el cual oyeron que venía, y ahora en el mundo ya está. 4Ustedes de Dios son niños pequeños y los vencen a ellos, porque Superior es el que está en ustedes, que el que ya está en el mundo.

5Ellos en el mundo están; éstos a través del mundo dicen cosas, y el mundo lo escucha a ellos. 6Ustedes en Dios están, el que nace de Dios lo escucha a ustedes; pero el que no está en Dios; no los escucha a ustedes. Por causa de esto, nacemos del espíritu de la verdad o del espíritu engañador. ( )

7Amados, amémonos unos a otros, porque el amor está en los que están en Dios. Todo el que ama ha nacido de Dios porque el amor nace de Dios. 8El que no ama nunca conoce a Dios, porque Dios es el amor.

9Por esto nos relumbra el amor de Dios, porque mandó a su Hijo monogénito al mundo para que tengamos vida por medio de él.

10El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y mandó a su Hijo, para que, ofreciéndose en sacrificio, quedaran perdonados nuestros pecados.

11Amados, si Dios nos ama así, nosotros también debemos amarnos unos a otros.

12A Dios nunca lo ha visto nadie; pero si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor se ha completado en nosotros.

13Por esto nacemos, puesto que en él mismo vivimos y él en nosotros; ya que por medio del mismo Espíritu nos lo concede. 14Y nosotros mismos vimos y testificamos que el Padre envió a su Hijo a salvar el mundo.

15Así que, cualquiera que dice igualmente que Iësoús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él permanece en Dios.

16También conocemos y nos persuadimos a creer en el amor que Dios tiene por nosotros. Dios es amor, y el que vive en el amor, vive en Dios y Dios vive en él.

17De esta manera el amor llega a completarse en nosotros, para que en el día del juicio tengamos confianza; porque nosotros somos en este mundo tal como él es.

18Donde hay amor no hay miedo. ( ) Al contrario, el amor perfecto echa fuera el miedo, pues el miedo supone el castigo. Por eso, si alguien tiene miedo, es que en él no se ha completado el amor. 19Nosotros amamos porque él nos amó primero. 20Si alguno dice: “yo amo a Dios”, y al mismo tiempo desprecia a su hermano, es un mentiroso.

Pues si uno no ama a su hermano, a quien ve, cómo puede amar a Dios, a quien no ve. 21Y él nos ha dado este mandamiento: que el que ame a Dios, ame también a su hermano.

5 1Todo el que cree en Iësoús Xristôu, ha nacido de Dios; pues todo el que ama nace de Dios, y nosotros hemos renacidos por él mismo; 2nacemos de modo que nos amemos como niños pequeños de Dios, por eso Dios nos ama y nos guía a actuar según su voluntad.

3Y permanecemos en el amor de Dios cuando obedecemos su mandamiento; porque estar en el amor de Dios, es someterse a su mandamiento; y su mandamiento no es una carga. 4Mas todo el que nace de nuevo en Dios vence al mundo; porque lo que vence al mundo es nuestra creencia. 5Y ¿quién es el que vence al mundo sino el que cree que Iësoús es el Hijo de Dios? ( )

6Este es el que fue traído por medio del agua y de la sangre: Iësoús Xristôu; no solo en agua, sino en el agua y en la sangre: y el Espíritu es el que lo testifica, porque el Espíritu es la verdad.

7Así tres son los testigos: 8el Espíritu, el agua y la sangre; y los tres son para eso. 9Si aceptamos los testimonios humanos, el testimonio de Dios es mucho mayor, porque este es el testimonio con el cual Dios testifica sobre su propio Hijo. 10El que es creyente del Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo.

Al no creer en lo que es de Dios, lo hacemos mentiroso a Él mismo, porque no hemos creído por medio del testimonio por el cual Dios nos testifica sobre su propio Hijo.

11Y éste es el testimonio:

“Que Dios nos concede la vida eterna, y esta vida está en su Hijo. “ 12El que tiene al Hijo, tiene esta vida; pero el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.

13Les escribo esto a ustedes, para que entiendan que tienen la vida eterna al creer en el Nombre del Hijo de Dios. 14Así mismo esto les aclara que ya tienen ese mismo propósito, ya que si alguien le pide según su propia voluntad, él lo oye; 15y sí él los oye, sabrán que tienen lo que le han pedido porque están ligados a él.

16Si alguno ve a su hermano cometiendo pecados que no llevan a la muerte, pidiendo, se le concederá la vida, si se trata de un pecado que no lleva a la muerte. Hay pecados que llevan a la muerte, y por esos pecados no digo que se deba pedir.

17Toda clase de maldad es desobediencia; pero hay desobediencias que no llevan a la muerte.

18Pero comprendemos que los renacidos en Dios, no pecan, porque a los nacidos; Dios les guarda en sí mismo y el malvado no los toca. 19Y por eso sabemos que nacidos de Dios somos, y que el mundo entero en el malvado se apoya.

20Entendemos también que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que naciéramos del que es Verdadero.

Y estamos en el Verdadero, en su propio Hijo Iësoús Xristôu. Él en sí mismo es el verdadero Dios y la Vida eterna.

21Niños pequeños, manténganse apartados ustedes mismos de entre los idólatras.




Vivir Conforme al amor

 Carta 

1El anciano elegida señora, para tus niños pequeños, a quienes amo en verdad, y no solo yo, sino por todos cuantos conocen la verdad; 2por causa de la verdad que permanece en ustedes; para que estén ustedes unidos hasta la eternidad.

3Están unidos ustedes en la gracia, en la compasión y en la paz ante Dios Padre y ante el Hijo del Padre, Iësoús Xristôu, en verdad y amor.

4Me alegré mucho al encontrar entre tus niños pequeños a quienes viven según la verdad, según el mandamiento que recibimos del Padre.

5Ahora, te ruego señora, no como un mandamiento común te escribo, “sino por el mandamiento que se recibió desde el principio; con el fin de que nos amemos los unos a los otros.”

6Porque ustedes mismos están en el amor; de modo que viven por su mandamiento; y su mandamiento desde el principio, como ya oyeron ustedes, es que vivamos en el amor; ( ) 7ya que muchos engañadores fueron traídos sobre el mundo que no hablan igual ( ) que Iësoús Xristôu manifestado en la carne.

Estos mismos son del Engañador y del Antixristô.

8¡Cuídense ustedes mismos!, para que no destruyan la cosecha del trabajo que hemos invertido juntos, sino que recojan abundante fruto de la cosecha: 9”todo aquel que se excede y no permanece en lo que Xristôu enseñó, no tiene a Dios; pero el que permanece en la enseñanza, tiene al Padre y también al Hijo.

10Si alguno va a visitarlos a ustedes y no porta esta enseñanza no lo reciban en casa ni lo saluden.

11Porque el que le dice: ¡regocíjate con nosotros¡ ( ) estará en comunión con las obras del malvado. 

12Muchas veces tengo la necesidad de escribirles a ustedes, pero no planeo hacerlo por medio de papel y tinta, sino que espero que nazcan primero ustedes para hablar boca a boca, de modo que nuestro gozo se complete.

13Me despido de la niña pequeña de la hermana tuya, de la elegida.

Vivir Conforme a la Verdad

Carta 

1El anciano saluda al querido Gayo, a quien amo según la verdad.

2 Amado, sobre todo deseo que prosperes y goces de buena salud, en la medida en que te deleitas en tu propio ser. ( )

3Grande fue mi alegría al llegar los hermanos que vinieron y dieron testimonio de tu verdad, puesto que vives según la verdad. ( )

4No hay para mí mayor alegría que oír que el niño pequeño mío vive según la verdad.

5Amado, obras por fe aún cuando actúas para los hermanos, especialmente con los extraños que llegan de otros lugares.

6Ellos delante de la ekklësia han dado testimonio de tu amor. Haces bien al proveerles lo que necesiten para hacerlos llegar dignamente a Dios.

7Pues por el Nombre ellos vinieron, sin aceptar ninguna ayuda de gente pagana, 8 ellos tienen como deuda bajar de nivel a fin de que obrando así a la par de ustedes nazcan de la verdad.

9Le escribí a las ekklësias, ( ) pero el mismo que quiere ser el “principal” entre ustedes, Diotréfës; no se digna en recibirlos.

10Por eso, cuando vaya le recordaré las cosas que está haciendo, denigrándolos con palabras malintencionadas.

Y, no contento con esto, no recibe a los hermanos que llegan, y a quienes quieren recibirlos les prohíbe hacerlo y los expulsa de las ekklësias.

11Amado, no imites lo malo, por el contrario lo amable. El que actúa con amabilidad es de Dios, pero el que actúa con maldad no ha puesto la vista en Dios.

12Todos, incluso la Verdad misma, dan testimonio de Demetrio. También nosotros damos testimonio en favor suyo, y sabes que nuestro testimonio es verdadero.

13Yo tengo mucho que escribirte, pero no quiero hacerlo por medio de papel y tinta escrita, 14porque espero verte pronto y hablar contigo boca a boca.

15 Los amados te despiden. Saluda respetuosamente a los amados por medio del Nombre.




Iësoús Xristôu El Principio y el Final

El libro de la

REVELACIÓN A IÖANNÔU

EL DISCÍPULO AMADO 1 1Revelación de Iësoús Xristôu, concedida por Dios mismo, conveniente para los siervos suyos, lo que se generará en breve, y que por señal de advertencia envía su propio ángel a su siervo Iöánnë, 2 quien da testimonio de la Palabra de Dios porque testifica todo lo que vio de Iësoús Xristôu.

3Dichoso el que ha nacido otra vez y los que escuchan las palabras de estas profecías y guardan lo que de ellas se escribió, porque el tiempo se aproxima.

4Iöánnôu, a las siete ekklësias de Asia, a ustedes gracia y paz de Aquel que Es, Era y es el Regreso cumplido, y de parte de los siete Espíritus que están delante de su trono, 5y también de parte de Iësoús Xristôu, el Testigo, ( ) la Creencia fiel, ( ) el Primero en resucitar de los muertos y el Principal de los que reinan en la tierra.

Del que nos ama, y nos aparta de entre nuestras obras pecaminosas por su propia sangre, 6para hacer de nosotros un reino de sacerdotes al servicio de su Dios y Padre. ¡A él la gloria y el poder por los siglos! Amén; 7miren que viene acompañado de nubes; todo ojo le verá, hasta los que lo traspasaron, y por él harán duelo todos los pueblos de la tierra. Sí, Amén.

8“Yo Soy el Alfa y el Omega,” dice el Señor Dios, el que Es y Era, el Regreso cumplido, ( ) el Todopoderoso.

9Yo Iöánnôu, el hermano de ustedes y copartícipe en los sufrimientos por el reino, por la perseverancia en Iësoús. Para que se originara y permaneciera el bien en la isla de Patmos, por medio de la Palabra de Dios y del testimonio de Iësoús.

10 Nacido por el señorío diario del espíritu, así después escuché una armónica y gran voz como de trompeta, 11que me decía:

“Escribe en un Libro lo que veas, y envíalo a las siete ekklësias de Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea.”

12Me volví para ver de quién era la voz que me hablaba; y al hacerlo vi siete luminarias de oro, 13y en medio de las siete luminarias vi a alguien que parecía un Hijo de hombre, vestido con una túnica telar, que le llegaba hasta los pies, ceñido con un cinturón de oro a la altura del pecho.

14Sus cabellos eran blancos como la lana, o como la nieve, y sus ojos parecían llamas de fuego. 15Sus pies brillaban como bronce pulido, fundido en un horno; y su voz era tan fuerte como el ruido de una cascada.,

6En su mano derecha tenía siete estrellas, y de su boca salía una aguda espada de dos filos. Su cara era como el sol cuando ilumina en todo su esplendor. 17Al verlo, caí a sus pies como muerto. Pero él, poniendo su mano derecha sobre mí, me dijo:

“No tengas miedo; Yo Soy el Primero y el Último, 18y el que vive, estuve muerto, y he aquí que vivo por los siglos de los siglos. Yo tengo las llaves de la Muerte y del Hades.”

19Escribe lo que ahora figura: lo que ahora es y lo que se generará después de esto. 20 ”Este es el secreto de las siete estrellas que has visto en mi mano derecha, y de las siete luminarias de oro: las siete estrellas representan a los ángeles de las siete ekklësias, ( ) y las siete luminarias representan a las siete ekklësias.” 2 1“Al mensajero ( ) de la ekklësia en Éfeso, escribe: ‘Esto dice el que tiene el poder de las siete estrellas en su mano derecha y anda en medio de las siete luminarias de oro’: 2Conozco tus obras, tu duro trabajo y tu perseverancia, y sé que no puedes soportar a los malvados. También sé que has tratado con los que dicen ser Apóstoles y has descubierto su falsedad.

3Has sido constante, y has sufrido mucho por mi Nombre, sin desfallecer. 4Pero tengo una cosa contra ti: que has abandonado tu primer amor ( ). 5Por eso, recuerda de dónde has caído, vuélvete a Dios y haz tus primeras obras. Si no, iré sobre ti y no sabrás cuándo lo haré, para quitar tu luminaria de su lugar; a menos que cambies tu modo de vida.

6Sin embargo esto tienes; que desprecias las obras de los Nicolaítas, ( ) los cuales yo también desprecio. 7Al tener oídos, oirán cuando el Espíritu dice de las ekklësias: ‘los vencedores podrán comer del árbol de la vida, que está en el Paraíso de Dios.’

8 Y al mensajero de la ekklësia en Esmirna; escribe: ‘Esto dice el Primero y el Último, el nacido de entre los muertos que vive: 9Yo conozco tus sufrimientos y tu pobreza, aunque en realidad eres rico. Y sé lo mal que hablan de ti los que se dicen ser judíos, pero no son otra cosa que una Sinagoga de satanás. ’

10No tengas miedo de lo que vas a sufrir, pues el diablo meterá en la cárcel a algunos de ustedes, para que sean tentados; y tendrán que sufrir durante diez días. Nace creyendo hasta morir, y tu recibirás la vida como recompensa. 11Al tener oídos, oirán cuando el Espíritu dice de las ekklësias: no saldrá victorioso ningún malvado de la muerte segunda.’

12“ Y al mensajero de la ekklësia en Pérgamo, escribe: ‘Esto dice el que tiene la aguda espada de dos filos: 13Yo sé que vives donde satanás tiene su trono; sin embargo eres poderoso en mi Nombre. No renegaste de tu creencia en mí, ni siquiera en los días en que Antipas, testigo mío, creyente en mí, lo mataron en esa ciudad donde vive satanás.

14Pero tengo unas cuantas cosas contra ti: que ahí tienes algunos que no quieren apartarse de la enseñanza de Balaam, el cual aconsejó a Balac que hiciera pecar a los israelitas incitándolos a glotonerías idólatras prostituidas. 15También tienes ahí algunos que no quieren apartarse de la enseñanza de los nicolaítas.

16Por eso, vuélvete a Dios; de lo contrario, iré pronto a ti, y con la espada que sale de mi boca pelearé contra ellos. 17Al tener oídos, oirán cuando el Espíritu dice de las ekklësias: ‘los vencedores comerán del maná escondido; y les daré también una piedra blanca, en la que está escrito un nombre nuevo que nadie conoce sino quien lo recibe.’

18“También al mensajero de la ekklësia en Tiatira, escribe: ‘Esto dice el Hijo de Dios, el que tiene los ojos como llamas de fuego y los pies como metal precioso: 19Yo conozco tus obras; conozco tu amor, tu fe, tu servicio y tu constancia, y sé que ahora tus obras son mayores que al principio.

20Pero tengo una cosa contra ti: que toleras a esa mujer, ( ) Jezabel, que se llama a sí misma profetisa pero engaña con su enseñanza a mis siervos, incitándolos a glotonerías idólatras prostituidas.

21Yo le he dado tiempo para que se vuelva a Dios; pero ella no ha querido hacerlo ni ha abandonado su prostitución. 22–23Por eso, voy a hacerla caer en cama, y mataré a sus pequeños; y a los que cometen adulterio con ella, si no dejan de portarse como ella lo hace, les enviaré grandes sufrimientos.

Así todas las ekklësias se darán cuenta de que yo conozco hasta el fondo los riñones ( ) y el corazón; y a cada uno de ustedes le daré según la obra que haya hecho. 24En cuanto a ustedes, los que están en Tiatira pero no siguen esa enseñanza ni han llegado a conocer lo que ellos llaman las profundidades de satanás, les digo que no les impongo otra carga.

25Pero conserven lo que tienen, hasta que yo venga. 26A los que salgan vencedores y sigan hasta el fin haciendo lo que yo quiero que se haga, les daré autoridad sobre las naciones, 27–28así como mi Padre me ha dado autoridad a mí; y gobernarán a las naciones con cetro de hierro, y las harán pedazos como a ollas de barro. Y les daré también la Estrella de la mañana. 29Al tener oídos, oirán cuanto el Espíritu dice de las ekklësias.’

3 1“Escribe también al mensajero de la ekklësia en Sardes: ‘Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: Conozco tus obras, y que tienes nombre como de quien vive, pero estás muerto.

2Nace y mantente despierto de aquí en lo adelante para que afirmes lo que está a punto de morir, ya que no he hallado tus obras perfectas delante de mi Dios.

3Recuerda, pues, lo que recibiste y oíste; guárdalo y mantente despierto.


Si no te mantienes en vela, iré sobre ti como ladrón, cuando menos lo esperes. 4Sin embargo, ahí en Sardes tienes unas cuantas personas que no han manchado sus vestidos; ellas andarán conmigo vestidas de blanco, porque se lo merecen.

5Los que salgan vencedores serán así vestidos de blanco, y no borraré sus nombres del libro de la vida, sino que los reconoceré delante de mi Padre y delante de sus ángeles. 6 Al tener oídos, oirán cuanto el Espíritu dice de las ekklësias’

7“Y al mensajero de la ekklësia en Filadelfia, escribe: ‘Esto dice el Sagrado y Verdadero, el que tiene la llave de David, el que cuando abre nadie puede cerrar y cuando cierra nadie puede abrir: 8Sé de tus obras; eh aquí, delante de ti pongo una puerta abierta que nadie puede cerrar, porque aunque tienes poco poder, has hecho caso de mi Palabra y no has negado mi Nombre.

9Yo haré que los de la Sinagoga de satanás, de los que dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; vayan a arrodillarse a tus pies, para que sepan que yo te he amado.

10Como guardas y perseveras en mi Palabra, también yo te guardo de la hora de la tentación que se dispuso para que venga sobre aquellos que ponen su morada al servicio de los que tientan a los que moran en la tierra.

11Vengo pronto. Guarda lo que tienes, para que nadie te arrebate tu premio. 12A los que salgan vencedores les daré que sean columnas en el templo de mi Dios, y nunca más saldrán de allí; y en ellos escribiré el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén que viene del cielo; y también escribiré en ellos mi Nombre nuevo. 13 Al tener oídos, oirán cuanto el Espíritu dice de las ekklësias’

14“También al mensajero de la ekklësia en Laodicea, escribe: ‘Esto dice la Verdad, el Testimonio, la Creencia fiel y el Verdadero, el Principio de todo lo que Dios creó: 15Conozco tus obras. Sé que no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! 16Pero como eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. 17Pues tú dices que eres rico, que te ha ido muy bien y que no te hace falta nada; y no te das cuenta de que eres un desdichado, digno de compasión, pobre, ciego y desnudo.

18Por eso te aconsejo que de mí compres oro refinado en el fuego, para que seas realmente rico; y que de mí compres vestiduras blancas para vestirte y cubrir tu vergonzosa desnudez, y un colirio para que te la pongas en los ojos y veas.

19 A cuantos yo amo, sí que los corrijo como a niños; por tanto, sé celoso y cambia tu manera de vivir. 20Eh aquí, pongo la puerta sobre la cual tocas; cualquiera que oye la voz mía y abre la puerta, va y entra por ella misma; así comeré junto a él y él junto a mí.

21Al que venza le concederé sentarse junto al trono mío, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en el trono suyo. 22 “Al tener oídos, oirán cuanto el Espíritu dice de las ekklësias!’ ”

4 1Junto a esto que vi, también había una puerta que abrimos en el cielo; y la voz que yo había escuchado primero, como de un toque de trompeta, me dijo: “Sube hasta aquí, porque necesito que ustedes nazcan necesariamente al lado de esto.”

2Al instante nací en el espíritu, y eh aquí, un trono en aquel lugar del cielo, y alguien estaba sentado sobre el trono.

3El que estaba sentado sobre el trono tenía el aspecto de un diamante o de un rubí, y alrededor del trono había un arco iris que brillaba como una esmeralda;

4También alrededor del trono vi otros veinticuatro tronos, en los cuales estaban sentados veinticuatro ancianos: iban vestidos de blanco y llevaban una corona de oro en la cabeza.

5Del trono salían relámpagos, voces y truenos; y delante del trono ardían siete antorchas de fuego, que son los siete Espíritus de Dios. 6Delante del trono había también algo que parecía un mar, transparente como el cristal. En el centro, donde estaba el trono, y a su alrededor, había cuatro vivientes llenos de ojos por delante y por detrás. 7El primero de aquellos vivientes parecía un león, el segundo parecía un toro, el tercero tenía aspecto humano, y el cuarto parecía un águila volando.

8Cada uno de los cuatro vivientes tenía seis alas, y estaba cubierto de ojos por fuera y por dentro. Y ni de día ni de noche dejaban de decir:

“¡Sagrado, sagrado, sagrado es el Señor, Dios todopoderoso, el que era y es y el que ha de venir!”

9–10Cada vez que esos vivientes daban gloria, honor y gracias al que está sentado en el trono, al que vive por todos los siglos; los veinticuatro ancianos se arrodillan ante él y lo adoran y, arrojando sus coronas delante del trono, dicen:

11“Tú eres digno, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado la totalidad de todo; por tu voluntad existen y han sido creadas.”

5 1En la mano derecha del que estaba sentado en el trono vi un rollo escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos. 2Y vi un ángel poderoso que proclamaba con fuerte voz:

“¿Quién es digno de abrir el rollo y soltar sus sellos?”

3Pero ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra había nadie que pudiera abrir el rollo, ni mirarlo. 4Y yo lloraba mucho, porque no se había encontrado a nadie digno de abrir el rollo, ni de mirarlo. 5Pero uno de los ancianos me dijo:

“No llores más, pues el León de entre la tribu de Judá, el Retoño de David, ha vencido y puede abrir el rollo y romper sus siete sellos.”

6Entonces, en medio del trono y de los cuatro vivientes, y en medio de los ancianos, vi un Cordero.

Estaba de pie, pero se veía que había sido sacrificado. Tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios enviados por toda la tierra. 7Aquel Cordero fue y tomó el rollo de la mano derecha del que estaba sentado en el trono; 8y en cuanto tomó el rollo, los cuatro vivientes y los veinticuatro ancianos se pusieron de rodillas delante del Cordero.

Todos ellos tenían arpas, y llevaban copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los sagrados. 9Y cantaban este canto nuevo:

“Tú eres digno de tomar el rollo y de romper sus sellos, porque fuiste sacrificado; y derramando tu sangre redimiste para Dios gentes de toda raza, lengua, pueblo y nación.

10De ellos hiciste un reino, hiciste sacerdotes para nuestro Dios, y reinarán sobre la tierra.”

11Luego miré, y oí la voz de muchos ángeles que estaban alrededor del trono, de los vivientes y de los ancianos. Había millones y millones de ellos, 12y decían con fuerte voz:

— “¡Digno es el Cordero que fue sacrificado de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría y el poder, el honor, la gloria y la alabanza!”

13Y oí también que todas las cosas creadas por Dios en el cielo, en la tierra, debajo de la tierra y en el mar, decían:

“¡Al que está sentado en el trono y al Cordero, sean dados la alabanza, el honor, la gloria y el poder por todos los siglos!”

14Los cuatro vivientes respondían: “¡Amén!” Y los veinticuatro ancianos se postraron de rodillas y adoraron.

6 1Luego vi cuando el Cordero rompía el primero de los siete sellos, y oí que uno de aquellos cuatro vivientes decía con voz que parecía un trueno: “¡Ven!”

2Miré, y vi un caballo blanco, y el que lo montaba llevaba un arco en la mano. Se le dio una corona, y salió triunfante y para triunfar.

3Cuando el Cordero rompió el segundo sello, oí que el segundo de los vivientes decía: “¡Ven!”

4Y salió otro caballo. Era de color fuego ( ), y el que lo montaba recibió poder para quitar la paz del mundo y para hacer que los hombres se mataran unos a otros; y se le dio una gran espada.

5Cuando el Cordero rompió el tercer sello, oí que el tercero de los vivientes decía: “¡Ven!”

Miré, y vi un caballo negro, y el que lo montaba tenía una balanza en la mano. 6Y en medio de los cuatro vivientes oí una voz que decía: “Solamente un kilo de trigo por el salario de un día, y tres kilos de cebada por el salario de un día; pero no eches a perder el aceite ni el vino.”

7Cuando el Cordero rompió el cuarto sello, oí que el cuarto de los vivientes decía: “¡Ven!”

8Miré, y vi un caballo verde-amarillento,( ) y el que lo montaba se llamaba “Muerte” y el Hades le seguía. Y se les dio poder sobre la cuarta parte del mundo, para matar con guerras, con hambres, con enfermedades y con los animales de la tierra.

9Cuando el Cordero rompió el quinto sello, vi debajo del altar el ser en sí de los que habían sido degollados por la Palabra de Dios y por el testimonio que ya tenían.

10Decían con fuerte voz: “Dueño, Sagrado y Verdadero, ¿cuándo juzgarás a los habitantes de la tierra y vengarás nuestra muerte?”,

11Entonces se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansen aún por un poco de tiempo, mientras tanto se completan sus consiervos, sus hermanos, los que están destinados a morir así como ellos.

12Cuando el Cordero rompió el sexto sello, miré, y hubo un gran terremoto. El sol se volvió negro, como vestido de luto; toda la luna se volvió roja, como la sangre, 13y las estrellas cayeron del cielo a la tierra, como caen los higos verdes de la higuera cuando es sacudida por un fuerte viento. 14El cielo desapareció como un papel que se enrolla, y todas las montañas y las islas fueron removidas de su lugar. 15Y los reyes del mundo se escondieron en las cuevas y entre las rocas de las montañas, junto con los grandes, los jefes militares, los ricos, los poderosos y todos los esclavos y los hombres libres; 16y decían a las montañas y a las rocas:

“¡Caigan sobre nosotros y escóndannos de la presencia del que está sentado en el trono, y de la ira del Cordero! 17Porque ha llegado ya el gran día del castigo, ¿y quién podrá resistir?”

7 1Después de esto, vi cuatro ángeles que estaban en pie sobre los cuatro puntos cardinales, deteniendo los cuatro vientos para que no soplaran sobre la tierra ni sobre el mar ni sobre ningún árbol.

2También vi otro ángel que venía del oriente, y que tenía el sello del Dios viviente. Este ángel gritó con fuerte voz a los otros cuatro que habían recibido poder para hacer daño a la tierra y al mar:

3“¡No hagan daño a la tierra ni al mar ni a los árboles, mientras no hayamos puesto un sello en la frente a los siervos de nuestro Dios!”

4Y oí el número de los que así fueron señalados: ciento cuarenta y cuatro mil de entre todas las tribus israelitas.

5Fueron señalados doce mil de la tribu de Judá, doce mil de la tribu de Rubén, doce mil de la tribu de Gad, 6doce mil de la tribu de Aser, doce mil de la tribu de Neftalí, doce mil de la tribu de Manasés, 7doce mil de la tribu de Simeón, doce mil de la tribu de Leví, doce mil de la tribu de Isacar, 8doce mil de la tribu de Zabulón, doce mil de la tribu de Iösëph y doce mil de la tribu de Benjamín.

9Después de esto, miré y vi una gran multitud de todas las naciones, razas, lenguas y pueblos. Estaban en pie delante del trono y delante del Cordero, y eran tantos que nadie podía contarlos. Iban vestidos de blanco y llevaban palmas en las manos. 10Todos gritaban con fuerte voz: —“¡La salvación se debe a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero!”

11Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes; y se inclinaron delante del trono hasta tocar el suelo con la frente, y adoraron a Dios 12diciendo: “¡Amén!

La alabanza, la gloria, la sabiduría, la gratitud, el honor, el poder y la fuerza sean dados a nuestro Dios por todos los siglos. ¡Amén!”

13Entonces uno de los ancianos me preguntó:

“¿Quiénes son estos que están vestidos de blanco, y de dónde han venido?”

14“Tú lo sabes, señor”, le contesté. Y él me dijo: “Estos son los que han pasado por el gran sufrimiento, los que han lavado sus vestidos y los han blanqueado en la sangre del Cordero.”

15“Por eso están delante del trono de Dios, y día y noche le sirven en su santuario. El que está sentado en el trono los protegerá con su presencia.

16Ya no sufrirán hambre ni sed, ni los quemará el sol, ni el calor los molestará; 17porque el Cordero, que está en medio del trono, será su pastor y los guiará a manantiales de aguas de vida, y Dios secará toda lágrima de sus ojos.”

8 1Cuando el Cordero rompió el séptimo sello del rollo, hubo silencio en el cielo durante una media hora. 2Luego vi a los siete ángeles que estaban de pie delante de Dios, a los cuales se les dieron siete trompetas. 3Después vino otro ángel, con un incensario de oro, y se puso de pie ante el altar; y se le dio mucho incienso, para ofrecerlo sobre el altar de oro que estaba delante del trono, junto con las oraciones de los sagrados.

4El humo del incienso subió de la mano del ángel a la presencia de Dios, junto con las oraciones de los sagrados.

5Entonces el ángel tomó el incensario, lo llenó con brasas de fuego del altar, y lo lanzó sobre la tierra; y hubo truenos, voces, relámpagos y un terremoto.

6Los siete ángeles que tenían las siete trompetas se prepararon para tocarlas.

7El primer ángel tocó su trompeta, y fueron lanzados sobre la tierra granizo y fuego mezclados con sangre. Se quemó la tercera parte de la tierra, junto con la tercera parte de los árboles y toda la hierba verde.

8El segundo ángel tocó su trompeta, y fue lanzado al mar algo que parecía un gran monte ardiendo en llamas; y la tercera parte del mar se volvió sangre. 9La tercera parte de todo lo que era un ser viviente en el mar murió, y la tercera parte de los barcos fueron destruidos.

10El tercer ángel tocó su trompeta, y una gran estrella, ardiendo como una antorcha, cayó del cielo sobre la tercera parte de los ríos y sobre los manantiales.

11La estrella se llamaba “Ajenjo” (Amargura); y la tercera parte de las aguas se volvió amarga, y a causa de aquellas aguas amargas murió mucha gente.

12El cuarto ángel tocó su trompeta, y fue dañada la tercera parte del sol, la tercera parte de la luna y la tercera parte de las estrellas. De modo que una tercera parte de ellos quedó oscura, y no alumbrarón durante la tercera parte del día ni de la noche.

13Seguí mirando, y oí un águila que volaba en medio del cielo y decía con fuerte voz: “¡Ay, ay, ay de los habitantes de la tierra, cuando suenen las trompetas que van a tocar los otros tres ángeles!”

9 1El quinto ángel tocó su trompeta, y vi una estrella que había caído del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo. 2Abrió el pozo del abismo, y de él subió humo como de un gran horno; y el humo del pozo hizo oscurecer el sol y el aire.

3Del humo salieron langostas que se extendieron por la tierra; y se les dio poder como el que tienen los alacranes. 4Se les mandó que no hicieran daño a la hierba de la tierra ni a ninguna cosa verde ni a ningún árbol, sino solamente a quienes no llevaran el sello de Dios en la frente.

5Pero no se les permitió matar a la gente, sino tan solo causarle dolor durante cinco meses; y el dolor que causaban era como el de una picadura de alacrán.

6En aquellos días la gente buscará la muerte, y no la encontrará; desearán morirse, y la muerte se alejará de ellos. 7Las langostas parecían caballos preparados para la guerra; en la cabeza llevaban algo semejante a una corona de oro, y su cara tenía apariencia de hombre. 8Tenían cabello como de mujer, y sus dientes parecían de león.

9Sus cuerpos estaban protegidos con una especie de armadura de hierro, y el ruido de sus alas era como el de muchos carros tirados por caballos cuando entran en combate. 10Sus colas, armadas de aguijones, parecían de alacrán, y en ellas tenían poder para hacer daño a la gente durante cinco meses.

11El jefe de las langostas, que es el ángel del abismo, se llama en hebreo Abadón y en griego Apolión (el ángel Destructor). ( )

12Sea el primer desastre; pero todavía faltan dos.

13El sexto ángel tocó su trompeta, y oí una voz que salía de entre los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios. 14Y la voz le dijo al sexto ángel, que tenía la trompeta: “Suelta los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Éufrates.”

15Entonces fueron soltados los cuatro ángeles, para que mataran a la tercera parte de la gente, pues habían sido preparados precisamente para esa hora, día, mes y año. 16Y alcancé a oír el número de los soldados de a caballo: eran doscientos millones.

17Así es como vi los caballos en la visión, y quienes los montaban se cubrían el pecho con una armadura roja como el fuego, azul como el jacinto y amarilla como el azufre. Y los caballos tenían cabeza como de león, y de su boca salía fuego, humo y azufre.

18La tercera parte de la gente fue muerta por estas tres plagas que salían de la boca de los caballos: fuego, humo y azufre. 19Porque el poder de los caballos estaba en su boca y en su cola; pues sus colas parecían serpientes, y dañaban con sus cabezas.

20Pero el resto de la gente, los que no murieron por estas plagas, tampoco ahora dejaron de hacer el mal que hacían, ni dejaron de adorar a los demonios y a los ídolos de oro, plata, bronce, piedra y madera, los cuales no pueden ver ni oír ni caminar. 21Y tampoco dejaron de matar, ni de hacer hechicerías, ni la prostitución, ni de robar.

10 1Vi otro ángel poderoso, que bajaba del cielo envuelto en una nube; tenía un arco iris sobre la cabeza, su cara brillaba como el sol y sus piernas parecían columnas de fuego. 2Llevaba en la mano un rollito abierto, y puso el pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra.

3Y gritó con fuerte voz, como un león que ruge; y cuando gritó, siete truenos dejaron oír sus propias voces. 4Después que los siete truenos hablaron, iba yo a escribir; pero oí una voz del cielo, que me decía:

“Guarda en secreto lo que dijeron los siete truenos, y no lo escribas.”

5Entonces el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó al cielo su mano derecha 6y juró por el que vive para siempre, el que hizo el cielo, la tierra, el mar y todas las cosas que hay en ellos. Dijo:

“Ya no habrá más tiempo, 7sino que cuando llegue el momento en que el séptimo ángel comience a tocar su trompeta, quedará cumplido el designio secreto de Dios, como él anunció a sus propios siervos los profetas.”

8La voz que yo había oído, y que salía del cielo, volvió a hablarme, y me dijo: “Anda y toma el rollito abierto que tiene en la mano el ángel que está de pie sobre el mar y sobre la tierra.” 9Fui al ángel y le pedí que me diera el rollito, y me contestó: “Toma y cómetelo. En tu boca será dulce como la miel, pero en tu estómago se volverá amargo.”

10Tomé el rollito de la mano del ángel, y me lo comí; y en mi boca era dulce como la miel, pero una vez que me lo comí, se me volvió amargo en el estómago. 11Entonces me dijeron: “Tienes que profetizar muchas cosas acerca de pueblos, naciones, lenguas y reyes.”

11 1Me dieron una vara de medir, parecida a una caña, y me dijeron: “Levántate y toma las medidas del templo de Dios y del altar, y cuenta los que adoran allí. 2Pero no midas el atrio exterior del templo, porque ha sido entregado a los paganos, los cuales van a pisotear la ciudad santa durante cuarenta y dos meses.

3Pero concederé a los dos testigos míos, así profetizarán mil doscientos sesenta días seguidos, vestidos de sacos de telas ásperas.”

4Ellos son los testigos, son los olivos y las luminarias que están colocadas delante del Señor de la tierra; ( ) 5pero si algunos desean maltratarlos, ellos echarán un fuego por la boca, que quemará por completo a sus enemigos; así morirá cualquiera que quiera maltratarlos.

6Estos tienen la autoridad de las llaves que cierran el cielo a fin de que no llueva durante el tiempo de sus profecías, y también tienen autoridad sobre el agua para cambiarla en sangre y golpear sobre la tierra con toda clase de plagas, siempre y cuando ellos deseen.

7Pero cuando completen su testimonio, el Animal ( ) crecerá desde el mismo Abismo haciendo junto a él una guerra venciéndolos, apartándolos a ellos ; 8 y sus cuerpos inertes quedarán tendidos en las calles anchas de la gran ciudad donde fue colgado en una estaca su Señor, que es denominada espiritualmente Sodoma y Egipto.

9Y por tres días y medio, gente de distintos pueblos, razas, lenguas y naciones verá sus cadáveres y no dejará que los entierren.

10Los que viven en la tierra se alegrarán de su muerte. Estarán tan contentos que se harán regalos unos a otros, porque los dos profetas eran un tormento para ellos.

11Pero al cabo de los tres días y medio, Dios los revivió y se levantaron otra vez, y todos los que los vieron se llenaron de miedo.

12Entonces los dos testigos oyeron una fuerte voz del cielo, que les decía: “¡Suban acá!” Y subieron al cielo en una nube, y sus enemigos los vieron. 13En aquel mismo momento surgió un gran terremoto, y a causa del terremoto se derrumbó la décima parte de la ciudad, y siete mil personas murieron.

Y de los restantes, llenos de miedo surgieron alabanzas a Dios, que está en el cielo. 14Pasó el segundo desastre, pero pronto viene el tercero.

15El séptimo ángel tocó su trompeta, y se oyeron fuertes voces en el cielo, que decían: “El reino del mundo nació ya de nuestro Señor y de su Xristôu, y reinarán por todos los siglos.”

16Los veinticuatro ancianos que estaban sentados en sus tronos delante de Dios, se inclinaron hasta el suelo y adoraron a Dios, 17diciendo:

—“Te damos gracias, Señor, Dios todopoderoso, tú que eres y que eras, porque has tomado tu gran poder y has comenzado a reinar. 18Las naciones se han enfurecido; pero ha llegado el día de tu ira, el momento en que has de juzgar a los muertos; y darás la recompensa a tus siervos los profetas, a tus consagrados y a los que honran tu Nombre, sean grandes o pequeños; y destruirás a los que destruyen la tierra.”

19Entonces se abrió el templo de Dios que está en el cielo, y en el templo se veía el arca de su alianza. Y surgieron relámpagos, voces, truenos, un terremoto y una gran granizada.

12 1Apareció en el cielo una gran señal: una mujer envuelta en el sol como en un vestido, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en la cabeza. 2La mujer estaba encinta, y gritaba por los dolores del parto, por el sufrimiento de dar a luz.

3Luego apareció en el cielo otra señal: un gran Dragón rojo que tenía siete cabezas, diez cuernos y una corona en cada cabeza. 4Con la cola arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo, y las lanzó sobre la tierra.

El Dragón se detuvo delante de la mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo tan pronto como naciera. 5Y la mujer dio a luz un hijo varón, el cual ha de gobernar a todas las naciones con cetro de hierro.

Pero su hijo le fue quitado y llevado ante Dios y ante su trono; 6y la mujer huyó al desierto, donde Dios le había preparado un lugar para que allí le dieran de comer durante mil doscientos sesenta días.

7Después surgió una batalla en el cielo: Mixaêl y sus ángeles lucharon contra el Dragón. El Dragón y sus ángeles pelearon, 8pero no pudieron vencer, y ya no hubo lugar para ellos en el cielo.

9Así que fue expulsado el gran Dragón, aquella serpiente antigua que se llama el diablo y satanás, y que engaña a todo el mundo. Él y sus ángeles fueron lanzados a la tierra.

10Entonces oí una fuerte voz en el cielo, que decía:

“Ya nació la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Xristôu; porque ha sido expulsado el acusador de nuestros hermanos, el que día y noche los acusaba delante de nuestro Dios.

11Nuestros hermanos lo han vencido gracias a la sangre del Cordero y a la Palabra del testimonio que dieron; no tuvieron miedo de perder la vida, sino que estuvieron dispuestos a morir.

12¡Alégrense, pues, cielos, y ustedes que viven en ellos! ¡Pero ay de los que viven en la tierra y en el mar, porque el diablo, sabiendo que le queda poco tiempo, ha bajado contra ustedes lleno de furor!”

13Cuando el Dragón se vio lanzado a la tierra, persiguió a la mujer que había tenido el hijo. 14Pero a la mujer se le dieron dos grandes alas de águila, para que pudiera volar a su lugar en el desierto, lejos del Dragón, donde tenían que darle de comer durante tres años y medio.

15El Dragón arrojó agua por la boca, para formar un río que arrastrara a la mujer; 16pero la tierra ayudó a la mujer, pues abrió la boca y se tragó el río que el Dragón había arrojado por su boca.

17Con esto, el Dragón se puso furioso contra la mujer, y fue a pelear contra el resto de los descendientes de ella, los que obedecen el mandamiento de Dios y tienen el testimonio de Iësoús. 18Y el Dragón se plantó sobre la arena del mar.

13 1Vi subir del mar un Animal que tenía siete cabezas y diez cuernos. En cada cuerno tenía una corona, y en las cabezas tenía nombres ofensivos contra Dios. 2El Animal que yo vi, parecía un leopardo; y tenía patas como de oso, y boca como de león.

El Dragón le dio su poder y su trono, y mucha autoridad. 3Una de las cabezas del Animal parecía tener una herida mortal; pero la herida fue curada, y el mundo entero se llenó de asombro y siguió al Animal.

4Y se postraron ante el Dragón porque había dado autoridad al Animal, y adoraron también al Animal, diciendo: “¿Quién hay como el Animal, y quién podrá luchar contra él?” 5También se le permitió decir cosas arrogantes y ofensivas contra Dios, y tener autoridad durante cuarenta y dos meses. 6Y así lo hizo; habló contra Dios, y dijo cosas ofensivas contra él y su santuario y contra los que están en el cielo.

7También se le permitió hacer guerra contra a los sagradas, hasta vencerlos; y se le dio autoridad sobre toda raza, pueblo, lengua y nación.

8Y la adorarán todos los habitantes de la tierra cuyos nombres no están escritos, desde la creación del mundo, en el libro de la vida del Cordero que fue sacrificado.

9Si alguno tiene oídos, oiga: 10“A los que deban ir presos, se los llevarán presos; y a los que deban morir a filo de espada, a filo de espada los matarán.” Aquí se verá la fortaleza y la fe de los consagrados.

11Después vi otro Animal, que surgía de la tierra. Tenía dos cuernos que parecían de cordero, pero hablaba como una serpiente. 12Y tenía toda la autoridad del primer Animal en su presencia, y hacía que la tierra y sus habitantes adoraran al primer Animal, el que había sido curado de su herida mortal.

13También hacía grandes señales. Hasta hacía caer fuego del cielo a la tierra, a la vista de la gente.

14Y por medio de esas señales que se le permitía hacer en presencia del primer Animal, engañó a los habitantes de la tierra y les mandó que hicieran una imagen de aquel Animal que seguía vivo a pesar de haber sido herido a filo de espada.

15Y el segundo Animal se le dio el poder de dar vida a la imagen del primer Animal, para que aquella imagen hablara e hiciera matar a todos los que no la adorasen.

16Además, hizo que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, les pusieran una marca en la mano derecha o en la frente. 17Y nadie podía comprar ni vender, si no tenía la marca o el nombre del Animal, o el número de su nombre. 18Aquí se verá la sabiduría; el que entienda, calcule el número del Animal, que es un número de hombre. Ese número es  ) (seiscientos sesenta y seis)

14 1Vi al Cordero, que estaba de pie sobre el monte Sión; con él habían ciento cuarenta y cuatro mil que tenían escrito en la frente el Nombre del Cordero y el Nombre de su Padre. ( )

2Luego oí un sonido que venía del cielo; era como el sonido de una cascada, como el retumbar de un fuerte trueno; era un sonido como el de muchos arpistas tocando sus arpas. 3Y cantaban un canto nuevo delante del trono y delante de los cuatro vivientes y de los ancianos.

Ninguno podía aprender aquel canto, sino solamente los ciento cuarenta y cuatro mil que fueron salvados de entre los de la tierra.

4Éstos son los que al lado de mujeres no se mancharon, porque son vírgenes; y siguen al Cordero por dondequiera que va. Fueron salvados de entre los hombres como primicias de Dios y del Cordero; 5y no se halló falsedad en sus bocas, porque son intachables.

6Vi otro ángel, que volaba en medio del cielo y que llevaba un mensaje eterno para anunciarlo a los que viven en la tierra, a todas las naciones, razas, lenguas y pueblos. 7Decía con fuerte voz:

—“Teman a Dios y denle alabanza, pues ya llegó la hora en que él ha de juzgar. Adoren al que hizo el cielo y la tierra, el mar y los manantiales.” 8Lo siguió un segundo ángel, que decía: “¡Sea derribada, sea derribada la gran Babilonia, la que emborracha a todas las naciones con el vino de su prostitución!”

9Luego los siguió otro ángel, el tercero, que decía con fuerte voz:

“Si alguno adora al Animal y a su imagen, y se deja poner su marca en la frente o en la mano, 10tendrá que beber el vino de la ira de Dios, que se ha preparado puro en la copa de su enojo; y será atormentado con fuego y azufre delante de los consagrados ángeles y del Cordero.

11La humareda de su tormento sube por todos los siglos, y no hay descanso de día ni de noche para los que adoran al Animal y a su imagen y reciben la marca de su nombre.”

12¡Aquí se verá la perseverancia de los santos, de aquellos que cumplen el mandamiento de Dios y de los fieles creyentes de Iësoús!

13Entonces oí una voz del cielo, que me decía: “Escribe esto: ‘Dichosos de aquí en adelante los que por el Señor están en peligro de muerte.’ ”

“Sí—dice el Espíritu—, ellos descansarán de sus trabajos, pues sus obras los acompañan.”

14Miré, y vi una nube blanca, y sobre la nube estaba sentado alguien que parecía ser un hijo de hombre. Llevaba una corona de oro en la cabeza y una hoz afilada en la mano.

15Y salió del templo otro ángel, gritando con fuerte voz al que estaba sentado en la nube: “¡Mete tu hoz y recoge la cosecha; porque ya llegó la hora, y la cosecha de la tierra está madura!”

16El que estaba sentado en la nube pasó entonces su hoz sobre la tierra, y recogió la cosecha de la tierra.

17Luego otro ángel salió del templo que está en el cielo, llevando él también una hoz afilada. 18Y del altar salió otro ángel, que tenía autoridad sobre el fuego y que llamó con fuerte voz al que llevaba la hoz afilada, diciendo:

“¡Mete tu hoz afilada, y corta con ella los racimos de los viñedos que hay en la tierra, porque ya sus uvas están maduras!”

19El ángel pasó su hoz sobre la tierra y cortó las uvas de los viñedos de la tierra, y luego las arrojó en el “Lagar” (recipiente que se usa para exprimirlas) que es el gran enojo de Dios.

20Las uvas fueron exprimidas fuera de la ciudad, y del “lagar” salió sangre, que llegó a la altura de los frenos de los caballos en una extensión de trescientos kilómetros.

15 1Vi en el cielo otra señal grande y asombrosa: siete ángeles con las siete últimas plagas, con las cuales llegaba a su fin la ira de Dios.

2Vi también lo que parecía ser un mar de cristal mezclado con fuego; junto a ese mar de cristal estaban de pie, con arpas que Dios les había dado, los que habían alcanzado la victoria sobre el Animal y su imagen, y sobre el número de su nombre.

3Y cantaban el canto de Moisés, siervo de Dios, y el canto del Cordero. Decían:

“Grande y maravillosas son tus obras, Señor, Dios todopoderoso; rectos y verdaderos son tus caminos, oh Rey de las naciones. 4¿Quién no te temerá, oh Señor? ¿Quién no glorificará tu Nombre? Pues solamente tú eres santo; todas las naciones vendrán y te adorarán, porque han quedado manifestados tus designios.”

5Después de esto, miré y vi abrirse en el cielo el santuario, la tienda del testimonio. 6Del santuario salieron aquellos siete ángeles que llevaban las siete plagas. Iban vestidos de lino puro resplandeciente, y llevaban cinturones de oro a la altura del pecho.

7Uno de los cuatro vivientes dio a cada uno de los siete ángeles una copa de oro llena de la ira de Dios, el cual vive por todos los siglos.

8Y el santuario se llenó del humo procedente de la grandeza y del poder de Dios, y nadie podía entrar en él hasta que hubieran terminado las siete plagas que llevaban los siete ángeles.

16 1Oí una fuerte voz, que salía del santuario y que decía a los siete ángeles: “Vayan y vacíen sobre la tierra esas siete copas de la ira de Dios.”

2El primero fue y vació su copa sobre la tierra; y a toda la gente que tenía la marca del Animal y adoraba su imagen, le nació una llaga maligna y dolorosa.

3El segundo vació su copa sobre el mar, y el agua del mar se volvió sangre, como la de un hombre asesinado, y murió todo ser viviente ( ) que estaba en el mar.

4El tercero vació su copa sobre los ríos y manantiales, y se volvieron sangre. 5Luego oí que el ángel de las aguas decía:

“Tú eres justo por haber juzgado así, oh Dios santo, que eres y que eras, 6porque ellos derramaron la sangre de tu pueblo santo y de los profetas, y ahora tú les has dado a beber sangre. ¡Se lo han merecido!”

7Oí también que el del altar decía: “Sí, oh Señor, Dios todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos.” 8El cuarto vació su copa sobre el sol, y se le dio al sol poder para quemar con fuego a la gente.

9Y todos quedaron terriblemente quemados; pero no se volvieron a Dios ni lo alabaron, sino que dijeron cosas ofensivas contra él, que tiene poder sobre estas plagas. 10El quinto vació su copa sobre el trono del Animal, y su reino quedó en oscuridad.

La gente se mordía la lengua de dolor; 11pero ni aun así dejaron de hacer el mal, sino que a causa de sus dolores y sus llagas dijeron cosas ofensivas contra el Dios del cielo.

12El sexto vació su copa sobre el gran río Éufrates, y el agua del río se secó para dar paso a los reyes que venían de oriente.

13Vi que de la boca del Dragón, de la boca del Animal y de la boca del falso profeta, salían tres espíritus impuros en forma de ranas.

14Eran espíritus de demonios, que hacían señales y salían a reunir a todos los reyes del mundo para la batalla del gran día del Dios todopoderoso.

15“Miren, yo vengo como el ladrón. Dichoso el que se mantiene vigilante y guarda su propia vestidura, para que no ande desnudo y se vea la vergüenza de su desnudez.” 16Y reunieron a los reyes en el lugar que en hebreo se llama Harmagêdón.

17El séptimo vació su copa en el aire, y desde el santuario salió una fuerte voz que venía del trono y decía: “¡Ya está hecho!”

18Entonces surgieron relámpagos, voces y truenos, y la tierra tembló a causa del terremoto más violento de todos los terremotos que han habido desde que hay gente en el mundo.

19La gran ciudad se partió en tres, y las ciudades del mundo se derrumbaron; y Dios se acordó de la gran ciudad de Babilonia, para hacerla beber el vino de su ira terrible.

20Todas las islas y los montes desaparecieron, 21y del cielo cayeron sobre la gente enormes granizos, que pesaban más de cuarenta kilos, y los hombres dijeron cosas ofensivas contra Dios por la plaga del granizo, porque fue un castigo muy grande.

17 1Uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, vino y me dijo:

“Ven, te voy a mostrar el castigo de la grande prostituta que está sentada sobre las aguas. 2Los reyes del mundo se han entregado a la prostitución con ella, y los habitantes de la tierra se han emborrachado con el vino de su prostitución.”

3Luego, en la visión que me hizo ver el Espíritu, el ángel me llevó al desierto.

Allí vi una mujer sentada sobre un Animal de color rojo escarlata, el cual estaba cubierto de nombres blasfemos contra Dios y tenía siete cabezas y diez cuernos.

4Aquella mujer iba vestida con vestido de colores púrpura y rojo, y estaba adornada con oro, piedras preciosas y perlas. Tenía en la mano una copa de oro llena de cosas odiosas y de la impureza de su prostitución; 5y llevaba escrito en la frente un nombre misterioso:

“La grande Babilonia, madre de las prostitutas y de todo lo que hay de odioso en el mundo.”

6Luego me di cuenta de que la mujer estaba borracha de la sangre de los santos y de los que habían muertos por ser testigos de Iësoús. Al verla, me quedé muy asombrado. 7Entonces el ángel me dijo: “¿por qué te asombras?” Te voy a decir el significado secreto de esa mujer y del Animal que la lleva, el que tiene las siete cabezas y los diez cuernos.

8El Animal que viste que ya era y no es; sin embargo, va a subir del abismo antes de ir a su destrucción total.

Los habitantes de la tierra cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida desde la creación del mundo, se asombrarán cuando vean al Animal que ya era y ya no es, pero que volverá a venir.

9“Aquí se verá quién tiene sabiduría y entendimiento: Las siete cabezas representan siete montes sobre los que esa mujer está sentada; las cabezas, a su vez, representan siete reyes.

10Cinco de estos reyes ya cayeron, uno de ellos gobierna ahora y el otro no ha venido todavía. Pero cuando venga, no durará mucho tiempo.

11El Animal que ya era y que ya no es, es el octavo rey; aunque es también uno de los otros siete, y se encamina a su destrucción total.

12“Los diez cuernos que has visto son diez reyes que todavía no han comenzado a gobernar; pero por una hora recibirán, junto con el Animal, autoridad como de reyes.

13Estos diez reyes están de acuerdo, y darán su poder y autoridad al Animal.

14”Éstos pelearán contra el Cordero; pero como el Cordero es Señor de señores y Rey de reyes los vencerá en unión con los suyos, los llamados y escogidos y sus fieles creyentes.”

15“Me dijo además: << las aguas que has visto, donde está sentada la Prostituta, son pueblos, multitudes, naciones y lenguas >>.

16Y los diez cuernos que has visto y el Animal, van a aborrecer a la Prostituta; la dejarán sola y desnuda; comerán sus carnes y la consumirán por el fuego; 17porque Dios les ha inspirado la resolución de ejecutar su propio plan, y el de ponerse de acuerdo para entregar la soberanía que tienen al Animal hasta que se cumplan las Palabras de Dios,

18Pues la mujer que has visto es la Gran Ciudad, la que tiene la soberanía sobre los reyes de la tierra.

18 1Después de esto, vi otro ángel que bajaba del cielo; tenía mucha autoridad, y la tierra quedó iluminada con su resplandor.

2Con fuerte voz gritaba: “¡Ya cayó, ya cayó la gran Babilonia! ¡Se ha vuelto morada de demonios, guarida de toda clase de espíritus impuros, nido de toda clase de aves impuras y de animales impuros y odiosos!

3Pues todas las naciones se emborracharon con el vino de su prostitución; los reyes del mundo se prostituyeron con ella, y los comerciantes del mundo se hicieron ricos con su exagerado derroche.” 4Oí otra voz del cielo, que decía:

“Salgan de ella, ustedes que son mi pueblo, para que no se hagan cómplices de sus pecados ni los alcancen sus plagas; 5pues sus pecados se han amontonado hasta el cielo, y Dios ha tenido presentes sus maldades.

6Denle lo mismo que ella ha dado a otros; páguenle el doble de lo que ha hecho; mézclenle una bebida dos veces más fuerte que la que ella mezcló para otros; 7denle tormento y sufrimiento en la medida en que se entregó al orgullo y al derroche. Pues dice en su corazón:

‘Aquí estoy sentada como una reina. No soy viuda, ni he de conocer el llanto.’

8Por eso, en un solo día le vendrán las plagas: muerte, sufrimiento y hambre, y será quemada en el fuego; porque poderoso es Dios, el Señor, que la ha condenado.”

9Los reyes del mundo que se prostituyeron con ella y se entregaron al derroche, llorarán y harán lamentación por ella cuando vean el humo de su incendio. 10Se quedarán lejos por miedo a su castigo, y dirán:

“¡Ay, ay de ti, la gran ciudad, Babilonia, la ciudad poderosa! Porque en un instante llegó tu castigo.”

11Los comerciantes del mundo también llorarán y harán lamentación por esa ciudad, porque ya no habrá quien les compre sus cargamentos: 12cargamentos de oro, plata, piedras preciosas, perlas, telas de lino fino y de seda, de color púrpura y rojo; toda clase de maderas aromáticas; objetos de marfil, de maderas preciosas, de bronce, de hierro y de mármol; 13cargamentos de canela y especias aromáticas; incienso, perfumes y resinas; vino, aceite, harina fina y trigo; animales de carga, ovejas, caballos y carretas; y con el cuerpo de seres humanos.

14Y dirán a la ciudad: “¡Ya no tienes las ricas frutas que tanto te gustaban; para siempre has perdido todos tus lujos y riquezas!”

15Los que negociaban con esas cosas y se hicieron ricos a costa de la ciudad, se quedarán lejos por miedo a su castigo, llorando y lamentándose, 16y dirán:

“¡Ay, ay de la gran ciudad! Vestida de lino fino, con vestidos de color púrpura y rojo, adornada con oro, perlas y piedras preciosas. 17¡Y en un instante se ha acabado tanta riqueza!”

Todos los capitanes de barco y los que navegan por la costa, los marineros y todos los que se ganan la vida en el mar, se quedaron lejos 18y, al ver el humo del incendio de la ciudad, gritaron:

“¿Qué otra ciudad podía compararse a esta gran ciudad?”

19Y se echaron polvo en la cabeza, llorando y lamentándose, y gritaron: “¡Ay, ay de la gran ciudad! Con su riqueza se hicieron ricos todos los que tenían barcos en el mar. ¡Y en un instante ha quedado destruida!”

20Tú, oh cielo, alégrate por causa de esa ciudad; y alégrense ustedes, los de los santos, y los apóstoles y los profetas, porque Dios, al condenarla, les ha hecho justicia a ustedes.

21Entonces un ángel poderoso levantó una piedra, que era como una gran piedra de molino, y lanzándola al mar dijo:

“Así serás tú echada abajo, Babilonia, la gran ciudad, y nunca más te volverán a ver. 22Nunca más se oirá en tus calles música de arpas, flautas y trompetas, ni habrá en ti trabajadores de ningún oficio, ni se oirá en ti el ruido de la piedra del molino. 

23Nunca más brillará en ti la luz de una lámpara, ni se oirá en ti el bullicio de las fiestas de nupcias.

Porque tus comerciantes eran los poderosos del mundo y se extraviaron todas las naciones con tus hechicerías.”

24Pues en esa ciudad se ha encontrado la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido asesinados sobre la tierra.

19 1Después de esto, oí las fuertes voces de una gran multitud que decía en el cielo: “¡Aleluya!

La salvación, la gloria y el poder son de nuestro Dios, 2porque él juzga rectamente y con verdad; pues ha juzgado a la grande prostituta que con su prostitución corrompió la tierra; ha vengado en ella la muerte de los siervos de Dios.” 3Luego volvieron a decir: “¡Aleluya!

El humo de ella nunca dejará de subir.” 4Y los veinticuatro ancianos y los cuatro vivientes se postraron hasta el suelo y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono. Y decían: “¡Amén! ¡Aleluya!” 5Desde el trono se oyó entonces una voz, que decía:

“¡Alaben a nuestro Dios todos ustedes, pequeños y grandes, todos ustedes que lo sirven y le tienen reverencia!” 6Oí también algo como las voces de mucha gente, como el sonido de una cascada y de fuertes truenos. Decían: “¡Aleluya!

Porque ha comenzado a gobernar el Señor, nuestro Dios todopoderoso.

7Alegrémonos, llenémonos de gozo y démosle gloria, porque ha llegado el momento de las nupcias del Cordero. Su esposa se ha preparado: 8se le ha permitido vestirse de lino fino, deslumbrante de blancura, porque ese lino son las buenas obras de los santos.”

9El ángel me dijo:

“Escribe: ‘Dichosos los que han sido invitados al banquete de nupcias del Cordero.’ ”

Y añadió:

“Estas son Palabras verdaderas de Dios.”

10Me arrodillé a los pies del ángel, para adorarlo, pero él me dijo:

 “No hagas eso, pues yo soy siervo de Dios, lo mismo que tú y tus hermanos que siguen fieles al testimonio de Iësoús. Adora a Dios.”

 “Pues, el testimonio de Iësoús es el espíritu de las profecías”.

11Vi el cielo abierto; y apareció un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, porque con rectitud gobernaba y hacía la guerra.

12Sus ojos brillaban como llamas de fuego, llevaba en la cabeza muchas coronas y tenía un nombre escrito que solamente él conocía. 13Iba vestido con un vestido teñido de sangre, y su Nombre es: la Palabra de Dios.

14Lo seguían los ejércitos del cielo, vestidos de lino fino, blanco y limpio, y montados en caballos blancos. 15Le salía de la boca una espada afilada, para herir con ella a las naciones. Las gobernará con cetro de hierro.

Y él mismo pisará las uvas para sacar el vino de la ira terrible del Dios todopoderoso. 16En su manto y sobre el muslo llevaba escrito este título: “Rey de reyes y Señor de señores.” 17Y vi un ángel que, puesto de pie en el sol, gritaba con fuerza a todas las aves de rapiña que vuelan en medio del cielo:

“¡Vengan y reúnanse para la gran cena de Dios, 18para que coman carne de reyes, de jefes militares y de hombres valientes, carne de caballos y de sus jinetes, carne de todos: de libres y de esclavos, de pequeños y de grandes!”

19Vi al Animal y a los reyes del mundo con sus ejércitos, que se habían reunido para pelear contra el que montaba aquel caballo y contra su ejército.

20El Animal fue apresado, junto con el falso profeta que había hecho señales al servicio del Animal.

Por medio de esas señales, el Falso profeta engañaba a los que se dejaron poner la marca del Animal y adoraron su imagen. Entonces el Animal y el Falso profeta fueron arrojados vivos al lago de fuego donde arde el azufre.

21Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves de rapiña se hartaron de la carne de ellos.

20 1Vi un ángel que bajaba del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en la mano. 2Este ángel sujetó al Dragón, aquella serpiente antigua que es el diablo y satanás, y lo encadenó por mil años.

3Lo arrojó al abismo, donde lo encerró, y puso un sello sobre la puerta para que no engañara a las naciones hasta que pasaran los mil años, al cabo de los cuales habrá de ser soltado por un poco de tiempo.

4Y vi tronos, y en ellos estaban sentados los que habían recibido autoridad para juzgar.

Vi también los seres decapitados por haber sido fieles al testimonio de Iësoús a través de la Palabra de Dios.

Ellos no habían adorado al Animal ni a su imagen, ni se habían dejado poner su marca en la frente o en la mano. Y vi que volvieron a vivir y que reinaron con Xristôu mil años. 5Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta después de los mil años. Esta es la primera resurrección.

6¡Dichosos los que tienen parte en la primera resurrección, pues pertenecen al pueblo santo! La segunda muerte no tiene ningún poder sobre ellos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Xristôu, y reinarán con él los mil años.

7Cuando hayan pasado los mil años, satanás será soltado de su prisión, 8y saldrá a engañar a las naciones de los cuatro extremos de la tierra, a Gog y a Magog, cuyos ejércitos, numerosos como la arena del mar reunirá para la batalla. 9Y subieron por lo ancho de la tierra, y rodearon el campamento de los santos, y la ciudad que él ama. Pero cayó fuego del cielo y los quemó por completo.

10Y el diablo, que los había engañado, fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde también habían sido arrojados el Animal y el Falso profeta. Allí serán atormentados día y noche por todos los siglos.

11Vi un gran trono blanco, y al que estaba sentado en él. Delante de su presencia desaparecieron completamente la tierra y el cielo, y no se los volvieron a ver por ninguna parte.

12Y vi los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono; y fueron abiertos los libros, y también otro libro, que es el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados de acuerdo con sus obras y con lo que estaba escrito en aquellos libros.

13El mar entregó sus muertos, la Muerte y el Hades devolvieron los muertos que guardaban; y todos fueron juzgados, cada uno conforme a sus obras.

14Luego la Muerte y el Hades fueron arrojadas al lago de fuego. Este lago de fuego es la muerte segunda, 15y allí fueron arrojados los que no tenían su nombre escrito en el libro de la vida.

21 1Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, y el mar no existe ya.

2Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de la presencia de Dios. Estaba arreglada como una novia vestida para su prometido.

3Y oí una fuerte voz que venía del trono, y que decía:

― “Aquí está el lugar donde Dios vive con los hombres. Vivirá con ellos, y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. 4Secará todas las lágrimas de ellos, y ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor; porque todo lo que antes existía ha dejado de existir.”

5El que estaba sentado en el trono dijo:

“Yo hago nuevas todas las cosas.” Y también dijo:

“Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas.” 6 y ciertamente yo lo he creado.

Yo Soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Final. Al que tenga sed le daré a beber del manantial del agua de la vida, sin que le cueste nada. 7El que salga vencedor recibirá todo esto como herencia; y yo seré su Dios y él será mi hijo. 

8Pero en cuanto a los cobardes, los incrédulos, los odiosos, los asesinos, los que se prostituyen, los hechiceros, los que adoran ídolos, y todos los mentirosos, a ellos les tocará ir al lago de azufre ardiente, que es la segunda muerte.”

9Vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete últimas plagas, y me dijo: “Ven, que te voy a enseñar a la novia, la esposa del Cordero.”

10Y el Espíritu me obligó a subir un monte grande y alto, para ver a la gran ciudad santa de Jerusalén, que bajaba del cielo, de la presencia de Dios.

11La ciudad brillaba con el resplandor de Dios; su brillo era como el de una piedra preciosa, como un diamante, transparente como el cristal.

12Alrededor de la ciudad había una muralla grande y alta, que tenía doce puertas, y en cada puerta había un ángel; en las puertas estaban escritos los nombres de las doce tribus de Israel.

13Tres puertas daban al este, tres al norte, tres al sur y tres al oeste. 14La muralla de la ciudad tenía doce piedras por base, en las que estaban escritos los nombres de los doce apóstoles del Cordero.

15El ángel que hablaba conmigo llevaba una caña de oro para medir la ciudad, sus puertas y su muralla. 16La ciudad era cuadrada; su largo era igual a su ancho.

El ángel midió con su caña la ciudad: medía doce mil estadios; su largo, su alto y su ancho eran iguales.

17Luego midió la muralla: medía ciento cuarenta y cuatro codos, según las medidas humanas que el ángel estaba usando. 18La muralla estaba hecha de diamante, y la ciudad era de oro puro, como vidrio pulido.

19Las piedras de la base de la muralla estaban adornadas con toda clase de piedras preciosas: la primera, con diamante; la segunda, con zafiro; la tercera, con ágata; la cuarta, con esmeralda; 20la quinta, con ónice; la sexta, con rubí; la séptima, con crisólito; la octava, con berilo; la novena, con topacio; la décima, con crisoprasa; la undécima, con jacinto; y la duodécima, con amatista.

21Las doce puertas eran doce perlas; cada puerta estaba hecha de una sola perla. Y la calle principal de la ciudad era de oro puro, como vidrio transparente. 22No vi ningún santuario en la ciudad, porque el Señor, el Dios todopoderoso, es su propio santuario, y también el Cordero.

23La ciudad no necesita ni sol ni luna que la alumbren, porque la alumbra el resplandor de Dios, y su lámpara es el Cordero.

24Las naciones caminarán a la luz de la ciudad, y los reyes del mundo le entregarán sus riquezas. 25Sus puertas no se cerrarán de día, y en ella no habrá noche.

26Le entregarán las riquezas y el esplendor de las naciones; 27pero nunca entrará nada impuro, ni nadie que haga cosas odiosas o engañosas. Solamente entrarán los que tienen su nombre escrito en el libro de la vida del Cordero.

22 1El ángel me mostró un río limpio, de agua viva. Era claro como el cristal, y salía del trono de Dios y del Cordero.

2En medio de la calle principal de la ciudad y a cada lado del río, crecía el árbol de la vida, que da fruto cada mes, es decir, doce veces al año; y las hojas del árbol sirven para sanar a las naciones.

3Ya allí nada será maldecido; porque el trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad, y sus siervos lo adorarán allí mismo.

4Sus apariencias los favorecerá, porque llevarán su Nombre en la frente.

5Allí no habrá noche, y los que allí vivan no necesitarán luz de lámpara ni luz del sol, porque Dios el Señor iluminará sobre ellos, y reinarán hasta la eternidad de la eternidad.

6El me dijo:

 “Estas palabras son fieles y verdaderas. El Señor, el Dios del espíritu de los profetas, ha enviado su  propio ángel para mostrar a sus siervos lo que pronto se originará.” 

7“¡Vengo pronto! ¡Dichoso el que guarda las palabras proféticas que están escritas en este Libro!”

8Yo, Iöánnôu, oí y vi estas cosas. Y después de oírlas y verlas, me arrodillé a los pies del ángel que me las había mostrado, para adorarlo; 9pero él me dijo:

 “No hagas eso, pues yo soy siervo de Dios, al igual que tú y que tus hermanos los profetas; y de todos los que obedecen las Palabras escritas en este libro. Adora a Dios.”

10También me dijo:

“No guardes en secreto las palabras proféticas que están escritas en este libro, porque ya se acerca el tiempo de su cumplimiento. 11Deja que el injusto siga en su injusticia, y que el sucio siga en su suciedad; pero que el justo siga en su justeza, y que el santo siga santificándose.”

12“Sí, vengo pronto, y traigo el premio que voy a dar a cada uno conforme a las obras que haya hecho.

13Yo Soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Final.”

14Dichosos los que lavan sus propios vestidos para tener derecho al árbol de la vida y poder entrar por las puertas de la ciudad.

15Pero fuera se quedarán los pervertidos, los que practican la hechicería, los que se prostituyen, los asesinos, los idólatras y aquellos que aman y actúan falsamente.

16“Yo, Iësoús, he enviado mi ángel para declarar todo esto a las êkklësias. Yo Soy el Retoño y la descendencia de David; la Estrella brillante del amanecer.”

17El Espíritu y la Novia dicen: “¡Ven!” Y el que escuche, diga:  “¡Ven!” Y el que tenga sed, y quiera, venga y beba del agua viva gratuitamente.

18Yo le testifico a todos los que escuchan las palabras proféticas escritas en este libro:

―“Si alguno añade algo a estas cosas, Dios le añadirá a él las plagas que en este libro se han descrito”. 19Y si alguno quita alguna Palabra del Libro de estas profecías, Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa que en este Libro se describen.

20El que dio este testimonio, dice:

 “Sí, vengo pronto.” Amén. ¡Ven, Señor Iësoús!

21La gracia del Señor Iësoús los alcance de todos modos.

BIBLIOGRAFÍAS UTILIZADAS

CLÁSICA: 1. “Biblia de Jerusalén”, nueva versión totalmente revisada y aumentada. Bilbao,1978. J. A. Ubieta y colaboradores. 2. “Biblia de Jerusalén latinoamericana”, EDITORIAL Descleé de Brouwer; S. A. 2001, Bilbao España. 3. “Nuevo Testamento”. Versión directa del texto Original Griego, B.A.C., Madrid, 1962, F. Puso y J. M: Bover. 4. “Nuevo Testamento Griego - Español”, Versión bilingüe. José O´ Callaghan. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid. MCMXCVII 5. Kart Alan, Mattehw Blas; Carlos M. Martini, Bruce M. Metzger y Allen Wiirgren. “THE GREEK NEW TESTAMENT”. Tercera Edición. Sociedades Bíblicas Unidas. Münter /Westphalia. Nuava Cork. Estados Unidos de América, 1965 6. Compubiblia, Sociedades Bíblicas Unidas 1989 NW 88th Court — Miami, FL 33172 7. Nestie Aland, 26 th Edición: “The Greek New Testament”, (Deutsche Bibelgesellschaft Stuttgart) 1983. 10. Dios Habla Hoy - La Biblia de Estudio, (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998. 11. “Nuevo Testamento”, Versión del Texto original Griego, E. Nácar Fuster y A. Colunga Cueto; B. A. C. Madrid. 1989 12. “Dios Habla HOY” Biblia de estudio. Sociedades Bíblicas Unidas.1991 13. “Dios Habla HOY”, versión popular. Sociedades Bíblicas Unidas.1991 14. “Biblia Latinoamericana”. Ediciones Paulinas. Verbo Divino. LXXXIV edición. Edición Pastoral. Traducción íntegra del texto griego. 15. Nuevo Testamento, “Dios llega al Hombre”. con los Salmos y proverbios. 1976. Sociedades Bíblicas Unidas. Buenos Aires, Argentina. Versión Popular. 16. “La Biblia del Siglo XXI, Nueva Versión revisada de Reina – Valera, 1909. Edición del año 2000. 17. “La Santa Biblia”, Nueva Versión, Sociedades Bíblicas Unidas. 1998 18.. La Biblia de las Américas. Sociedades Bíblicas Unidas. 1999. 19. La Biblia El Pueblo de Dios, de la fundación Palabra de Vida. Edición San Pablo. Sociedad Bíblica Católica. 20. “Antigüedades Judías”, de Flavio Josefo y Filón. 21. “Padres Apostólicos” Edición bilingüe completa. Daniel Ruiz Bueno, sexta edición, Editorial: Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid. MCMXCII. 1993 22. “The Greek New Testament” Actualizada por Vover en una versión al castellano 23. “The Greek New Testament” con Introducción en castellano. Kurt Aland, Mattew Black, Carlo M. Martín; Tercera Edición. 1975, Institute for New Testament Textual Research, Münster/Welphalia. Sociedades Bíblicas 24. “Historia Eclesiástica de Eusebio de Cesarea”Editorial Nova de Buenos Airea. 1950. 25. “Nuevo Testamento Trilingue”. J. M. Bover y J. O´Callaghan. B. A. C. 400. Madrid. 1994. 26. “La Santa Biblia” Versión Moderna 1960, editorial, Sociedades biblicas en América Latina. 27. “La biblia del pueblo de Dios”. Fundación Palabra de vida, Editorial San Pablo. Prutesio Gómez 15. 28027 Madrid, Sociedad Biblica Catolica Internacional (SUBICAIN), Noviebre 2002. 28. “Manual Biblico de Unger” Merriell F. Unger. Ed. Portavoz. Kregel Publications P.O. Box 2607 – 1985 Grand Rapids, Michigan 49501, USA. 720 páginas. 29. “Compendio Manual de la Biblia” Henrry H. Halley. . Ed. Portavoz. Kregel Publications P.O. Box 2607 – 1985 Grand Rapids, Michigan 49501, USA. 30. “La Santa Biblia”. Nueva Versión Internacional. Sociedades Bíblicas Unidas . 1998. 31. Soporte Magnético. Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

COMPLEMENTARIA: 32. “Santa Biblia”. Antiguo y Nuevo Testamento. Versión Reina – Valera, actualizada, basada en la Reina – Valera de 1909 y cotejada con diversas traducciones y con los mejores textos en los idiomas originales Hebreo, Arameo y Griego. Editorial Hispano. El Paso. Texas. 1990. 33. “Nuevo Testamento “A viva voz” versión en un lenguaje sencillo, 2004. Sociedades Bíblicas Unidas. 34. “Catolicismo y Protestantismo”. Ernesto Bravo. Edición San Pablo. 1995. Colombia. 35. La Biblia “Políglota Interlineal”. Versión del Códice vaticano. 1952. EE. UU.

AUXILIAR: 36. “Santa Biblia”, Versiones Reina-Valera, de 1909 y 1960. 37. C. L. Neal. “Los Bautistas a Través de los Siglos” Challenge press, Inc. 4702 Colebrook Avenue Meaux, PA 18049 Cpyright 1978. Little Rock, Arkansas 72215. P. O. Box 5567. Segunda Edición 1987. 38. El Nuevo Testamento. Traducción en Lenguaje actual, Sociedades Bíblicas, Impreso en Colombia 2000.. 39. S. O. S. del Inconforme que busca la verdad revelada en Cristo Jesús. Obra inédita en tres Tomos, sobre la historia del seudo cristianismo eclesiástico católico-protestante-evangélico. 2006 35. Evangelio de la plenitud, contenido en el Libro de Mormón. Edición de la traducción de las Planchas de Nefi por José Smith, Hijo. Publicado por la Iglesia de los llamados Santos de Jesucristo de los últimos Días. SALT Lake City, UTAH; E. U. A. 1991. 40. Teoría y Práctica de la técnica de traducción de idioma para el ejercicio de cambio de categoría científica y docente (Auxiliar). Postgrado y Ejercicio. Centro Universitario, Guantánamo, Cuba. Departamento de idioma. 2006. 41. Los inconformes: Nacidos de la Palabra de Dios. Estudios Bíblicos de las diferentes doctrinas del Nuevo Testamento Griego. Inéditos. Sin patrias terrenales ni compromisos humanos, 2002-2004 42.- ------------, ----------: Nacidos de la Palabra de Dios. Estudios Bíblicos de las diferentes doctrinas del Nuevo Testamento Griego. Inéditos. Sin patrias terrenales ni compromisos humanos, 2004-2006 43.- ------------, ----------: Nacidos de la Palabra de Dios. Estudios Bíblicos de las diferentes doctrinas del Nuevo Testamento Griego. Inéditos. Sin patrias terrenales ni compromisos humanos, 2006-2008 44.- ------------, ----------: Nacidos de la Palabra de Dios. Estudios Bíblicos de las diferentes doctrinas del Nuevo Testamento Griego. Inéditos. Sin patrias terrenales ni compromisos humanos, 2008-2009

Si quieres emitir una opinión o mantener una relación de unidad en el amor, ésta es la dirección y el correo por donde puedes hacerlo:

Confraternidad de los Amados de Xristo. Máximo Gómez 511 –A- e/ 2 y 3 nortes; ciudad de Guantánamo, Cuba, Zona Postal 95 100; E-Mail: yeosua@infosol.gtm.sld.cu. Hermano Armando Emilio.