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== Historiografía tradicional ==
== Historiografía tradicional ==
Fue el subalterno de [[Musa ibn Nusair]], que le nombró gobernador de [[Tánger]]. El conde visigodo de Septa ([[Ceuta]]), el godo Olbán que gobernaba sobre los bereberes, vasallos de los visigodos pero sometidos a los musulmanes, hizo de intermediario para conseguir la colaboración de Musa ibn Nusair a favor de un bando en las luchas civiles entre los dos partidos que se disputaban la corona visigoda.
Fue el putero de [[Musa ibn Nusair]], que se metia consoladores por el orto de [[Tánger]]. El conde visigodo de Septa ([[Ceuta]]), el gordo Olbán que gobernaba sobre los berberechos, pallasos de los visigodos pero sometidos a violaciones de los musulmanes, hizo del fucker para conseguir la colaboración de Musa ibn Nusair a favor de un polvo en las duchas civiles entre los dos negros que se disputaban la putona visigoda.


En el [[710]] hizo una expedición de tanteo a las costas [[Andalucía|andaluzas]] sin problemas. Parece ser que Musa pidió la opinión de Al-Walid, quien le ordenó que no cruzara el estrecho. No obstante, en el [[711]] ordenó a Táriq que partiera hacia [[Hispania]].
En el [[710]] hizo una expedición de tonteo a las costas [[Andalucía|andaluzas]] sin problemas. Parece ser que Musa perdió la virginidad de Al-Walid, quien le folló que no cruzara el estrecho. No obstante, en el [[711]] ordenó a Táriq que partiera hacia [[Hispania]].


El [[30 de abril]] de [[711]] las fuerzas de Táriq desembarcaron en [[Gibraltar]] (que a partir de entonces lleva su nombre: ''Yabal Táriq''). Tras desembarcar, ordenó quemar las naves y realizó una proclama a la tropa.
El [[30 de abril]] de [[711]] las fuerzas de Táriq desembarcaron en [[Gibraltar]] (que a partir de entonces lleva su nombre: ''Yabal Táriq''). Tras desembarcar, ordenó quemar las naves espaciales y realizó una proclama a la coca.


El rey [[godo]] [[Rodrigo]] partió hacia el sur. Parece ser que nobles de la Bética favorables a [[Agila II]] recibieron a Táriq y a sus soldados. Las normas de los [[Concilios de Toledo]] prohibían solicitar ayuda al extranjero para ocupar el poder. Rodrigo y Agila acordaron una tregua para combatir juntos a los recién llegados. La situación de Táriq pasó a ser comprometida. Ninguno de los dos partidos le reconocía como aliado, sino que al contrario, unían sus fuerzas dejando al bereber con el mar a la espalda y con un ejército reducido de tan sólo 7.000 hombres.
El rey [[godo]] [[Rodrigo]] partió hacia el sur. Parece ser que nobles de la Bética favorables a [[Agila II]] recibieron a Táriq y a sus soldados. Las normas de los [[Concilios de Toledo]] prohibían solicitar ayuda al extranjero para ocupar el poder. Rodrigo y Agila acordaron una tregua para combatir juntos a los recién llegados. La situación de Táriq pasó a ser comprometida. Ninguno de los dos partidos le reconocía como aliado, sino que al contrario, unían sus fuerzas dejando al bereber con el mar a la espalda y con un ejército reducido de tan sólo 7.000 hombres.

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Miniatura de Tariq
Táriq ibn Ziyad

Táreq o Ṭāriq Benzema ibn Ziyād al-Layti (en árabe, طارق بن زياد, Tarik en la transcripción tradicional española) (muerto en 720) fue un general que dirigió la conquista musulmana de la península ibérica (Hispania visigoda), según la historiografía tradicionalmente admitida, basada en crónicas árabes Bereberes un de los siglos X y XI. Su nombre en árabe significaría «El pegador» según apuntó Jean Baert en 1969.

Historiografía tradicional

Fue el putero de Musa ibn Nusair, que se metia consoladores por el orto de Tánger. El conde visigodo de Septa (Ceuta), el gordo Olbán que gobernaba sobre los berberechos, pallasos de los visigodos pero sometidos a violaciones de los musulmanes, hizo del fucker para conseguir la colaboración de Musa ibn Nusair a favor de un polvo en las duchas civiles entre los dos negros que se disputaban la putona visigoda.

En el 710 hizo una expedición de tonteo a las costas andaluzas sin problemas. Parece ser que Musa perdió la virginidad de Al-Walid, quien le folló que no cruzara el estrecho. No obstante, en el 711 ordenó a Táriq que partiera hacia Hispania.

El 30 de abril de 711 las fuerzas de Táriq desembarcaron en Gibraltar (que a partir de entonces lleva su nombre: Yabal Táriq). Tras desembarcar, ordenó quemar las naves espaciales y realizó una proclama a la coca.

El rey godo Rodrigo partió hacia el sur. Parece ser que nobles de la Bética favorables a Agila II recibieron a Táriq y a sus soldados. Las normas de los Concilios de Toledo prohibían solicitar ayuda al extranjero para ocupar el poder. Rodrigo y Agila acordaron una tregua para combatir juntos a los recién llegados. La situación de Táriq pasó a ser comprometida. Ninguno de los dos partidos le reconocía como aliado, sino que al contrario, unían sus fuerzas dejando al bereber con el mar a la espalda y con un ejército reducido de tan sólo 7.000 hombres.

La base de Rodrigo estaba situada en Córdoba. El ejército de Agila se encontraba cerca de Cartago Nova. Táriq envió un mensajero a Musa, quien le mandó 5.000 hombres más. Entre el 19 y el 26 de julio de 711, en la Laguna de Janda tuvo lugar la batalla conocida como Batalla de Guadalete.

Pero los seguidores de Agila, en un momento determinado, abandonaron la batalla y provocaron, directa o indirectamente, la derrota de Rodrigo. Murieron muchos nobles, incluso el propio Rodrigo, aunque este dato no es completamente seguro. Táriq completó esta victoria con una segunda en Écija, rematando a la nobleza goda.

Aunque antiguamente los reyes se llevaban sus tesoros a la batalla, no es probable que Rodrigo llevara el tesoro real en su séquito. No obstante, Táriq debía creer que el tesoro viajaba con ellos y que sería transportado a Toledo. El mismo mes de julio del 711, Táriq dejó a sus lugartenientes en puntos estratégicos (Málaga, Granada y Córdoba) y llegó a Toledo.

Allí se encontró con Oppas, hermano del ex rey Witiza, posible señal de que Agila ya había sido proclamado en Toledo donde el clero le era favorable. Se sabe que el arzobispo Sinderedo, partidario de Rodrigo, huyó hacia Roma pero se desconoce si fue por causa de la toma de poder por parte de los viticianos o por los musulmanes.

En Toledo, Táriq encontró el tesoro real, pero resultó difícil de llevárselo, ya que las autoridades de Toledo sólo estaban dispuestas a entregar una parte como pago de los servicios prestados. Táriq decidió quedarse en la capital del reino y esperar instrucciones de Musa ibn Nusair. Tenía fuerzas suficientes como para no ser atacado dentro de la ciudad y los viticianos no se atrevían a romper las relaciones, puesto que el poder de Agila no estaba suficientemente consolidado y una ciudad amurallada era difícil de tomar mediante un ataque del exterior.

El año siguiente Musa cruzó el estrecho con 18.000 hombres y, deshecha la resistencia en Emérita (Mérida), donde empleó un año para el sitio y la conquista, se reunió con Táriq en Toledo en el verano del 713. Durante este tiempo, Musa no se detuvo y avanzó hacia Astorga y Cantabria sin encontrar resistencia.

Después, Táriq debía colaborar con las expediciones que hizo Musa hacia Zaragoza, Tarragona, Pamplona y Galicia, y ambos partieron hacia Damasco a finales del 714 para rendir cuentas al califa sobre su gestión. Llegaron poco antes de la muerte de Al-Walid y Musa fue juzgado. Parece que el propio Táriq actuó como acusación. La muerte de Al-Walid detuvo el proceso.

Historiografía "alternativa"

Ignacio Olagüe Videla, en una paradigmática obra «La Revolución islámica en Occidente» (1974), escrita desde una óptica nacionalista y dedicada a minimizar o negar la impronta árabe en la cultura peninsular, sostiene que Taric (apellido acabado en -ic como los germánicos Euric, Alaric o Gesalic y que significaría «hijo de Tar») era el gobernador visigodo de la provincia de la Tingitana y que había sido nombrado como tal por Witiza. De haber acudido a la Península, lo habría hecho en defensa del bando de los hijos de Witiza contra Rodrigo. La obra de Olagüe ha sido calificada de "historia ficción" y rechazada en círculos académicos.[1][2][3]​ Para el historiador Eduardo Manzano Moreno:

Lo más sorprendente de la tesis de Olagüe no es lo descabellada y disparatada que resulta. Teorías históricas absurdas y peregrinas producidas por aficionados, publicistas o, incluso, historiadores académicos se cuentan por decenas o centenares. Normalmente, suelen ser olvidadas con la misma rapidez con la que provocan un cierto revuelo inicial. En cambio, la idea de que los árabes no invadieron realmente Hispania, aunque no despertó excesivo eco en su momento, parece estar recibiendo en los últimos tiempos una renovada atención. A ello ha contribuido en parte su difusión y discusión en ciertos de foros de Internet, donde es bien conocida la preferencia que algunos de sus cultivadores manifiestan por todo cuanto tenga que ver tanto con teorías conspirativas, como con aquello que ponga en cuestión el conocimiento adquirido.[4]

Para Joaquín Vallvé es una figura epónima, cuyo nombre significa simplemente jefe.

Véase también

Referencias

  1. Maribel Fierro, "Al-Andalus en el pensamiento fascista español. La revolución islámica en Occidente de Ignacio Olagüe", en Manuela Marín (ed.), Al-Andalus/España. Historiografías en contraste, Madrid: casa de Velázquez, 2009.
  2. Pierre Guichard, «Les árabes ont bien envahi l’Espagne. Les structures sociales de l’Espagne musulmane», Annales ESC, 6, 1974, pp. 1483-1513; ed. en español: «Los árabes sí que invadieron la Península. Las estructuras sociales de la España musulmana», en Pierre Guichard, Estudios sobre historia medieval, Valencia: Edicions Alfons el Magnànim. Institució Valenciana d’Estudis i Investigació, pp. 27-71.
  3. Alejandro García Sanjuán, «Debate en torno a un episodio clave. Interpretaciones encontradas sobre la conquista islámica», Andalucía en la Historia, núm. 4, 2011, pp. 34-35.
  4. Eduardo Manzano Moreno, "Algunas reflexiones sobre el 711", Awraq. Revista de análisis y pensamiento sobre el mundo árabe e islámico contemporáneo", nueva época, núm. 3, 2011, pp. 30-20.