Reglas para la dirección de la mente
Apariencia
Reglas para la dirección de la mente | ||
---|---|---|
de René Descartes | ||
Género | Filosofía | |
Tema(s) | Método cartesiano | |
Edición original en latín | ||
Título original | Regulae ad directionem ingenii | |
Fecha de publicación | ~1623-1629 | |
Formato | papel | |
Edición traducida al español | ||
Traducido por | Francisco de P. Samaranch | |
Editorial | Ediciones Orbis S.A. | |
Ciudad | Barcelona | |
País | España | |
Fecha de publicación | 1983 | |
Páginas | 269 | |
Reglas para la dirección de la mente (en latín, Regulae ad directionem ingenii) es un tratado inconcluso escrito por René Descartes posiblemente entre 1623 y 1629, y más probablemente en 1628.[1] Este trabajo planteó la base de su trabajo posterior sobre problemas complejos de matemáticas, ciencias y filosofía.
Contenido
[editar]reglas que explicaran en detalle el método fundamentado en el Discurso del método, su obra más importante. De ellas, sólo se escribieron finalmente 21,su obra, en textos tales como Geometría.[1]
Reglas
[editar]Las 12 primeras reglas tratan de su metodología científica propuesta en general:
- El objetivo de nuestros estudios debe ser la dirección de nuestra mente para que pueda formar juicios sólidos y verdaderos sobre cualquier asunto que surja.
- Debemos ocuparnos solo de aquellos objetos que nuestras facultades intelectuales parecen competentes para saber de manera clara e indudable.
- Con respecto a cualquier tema que nos proponemos investigar, no debemos preguntar qué han pensado otras personas, o lo que nosotros mismos conjeturamos, sino lo que podemos percibir clara y manifiestamente por intuición o deducir con certeza. Porque no hay otra forma de adquirir conocimiento.
- Se necesita un método para descubrir la verdad.
- El método consiste enteramente en el orden y la disposición de los objetos hacia los cuales debe dirigirse nuestra visión mental si queremos descubrir alguna verdad. Cumpliremos exactamente con esto si reducimos paso a paso las proposiciones involucradas y oscuras a aquellas que son más simples, y luego comenzando con la comprensión intuitiva de todos aquellos que son absolutamente simples, intentamos ascender al conocimiento de todos los demás siguiendo pasos similares.
- Para separar lo que es bastante simple de lo que es complejo, y para organizar estos asuntos de manera metódica, en el caso de cada serie en la que hemos deducido ciertos hechos uno del otro, debemos notar qué hecho es simple. y para marcar el intervalo, mayor, menor o igual, que separa a todos los demás de esto.
- Si deseamos que nuestra ciencia esté completa, aquellos asuntos que promueven el fin que tenemos a la vista deben ser analizados por un movimiento de pensamiento que es continuo y en ningún lugar interrumpido; también deben incluirse en una enumeración que sea adecuada y metódica.
- Si en los asuntos a examinar llegamos a un paso en la serie en el que nuestra comprensión no es lo suficientemente buena como para tener una cognición intuitiva, debemos detenernos allí. No debemos intentar examinar lo que sigue; Así nos ahorraremos el trabajo superfluo.
- Deberíamos dedicar toda nuestra atención a los hechos más insignificantes y más fáciles de dominar, y permanecer mucho tiempo en su contemplación hasta que estemos acostumbrados a contemplar la verdad de manera clara y distinta.
- Para que pueda adquirir la sagacidad, la mente debe ejercerse en la búsqueda de aquellas investigaciones cuya solución ya ha sido encontrada por otros; y debería atravesar de manera sistemática incluso los inventos más insignificantes de los hombres, aunque deberían preferirse aquellos en los que el orden esté explicado o implícito.
- Si, después de que hayamos reconocido intuitivamente una cantidad de verdades simples, deseamos extraer alguna inferencia de ellas, es útil repasarlas en un acto de pensamiento continuo e ininterrumpido, reflexionar sobre sus relaciones entre sí y captar juntas distintas de estas proposiciones en la medida de lo posible al mismo tiempo. Porque esta es una manera de hacer que nuestro conocimiento sea mucho más seguro y de aumentar en gran medida el poder de la mente.
- Finalmente, debemos emplear toda la ayuda de la comprensión , la imaginación , el sentido y la memoria, primero con el propósito de tener una intuición distinta de las proposiciones simples; En parte también para comparar las proposiciones.
Enlaces externos
[editar]- Trabajos relacionados con Reglas para la Dirección de la Mente en Wikisource
Referencias
[editar]- ↑ a b Descartes, René (1983). «Prólogo de Francisco de P. Samaranch». Discurso del método - Reglas para la dirección de la mente (2da edición). Barcelona: Ediciones Orbis S.A. p. 269. ISBN 84-7530-371-4.
Bibliografía
[editar]- Descartes, René (1983). Discurso del método - Reglas para la dirección de la mente (2da edición). Barcelona: Ediciones Orbis S.A. p. 269. ISBN 84-7530-371-4.