Diferencia entre revisiones de «Reformas borbónicas en Nueva España»

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[San Ignacio Miní]], antigua [[reducción]] [[jesuítica]] en Argentina.]]
Las '''[[reformas borbónicas]] en la Nueva España''' fueron la serie de cambios políticos, económicos, eclesiásticos y militares aplicados por los Borbones en el territorio de [[Nueva España]]. Se dieron a comienzos del [[siglo XVIII]], a partir del cambio de dinastía de Austrias por la de Borbón. Estas reformas buscaban remodelar tanto la situación interna de la Península como sus relaciones con las colonias. Ambos propósitos respondían a una nueva concepción del Estado, que consideraba como principal tarea reabsorber todos los atributos del poder que había delegad en grupos y corporaciones y asumir la dirección política, administrativa y económica del reino.


{{AP|Expulsión de la Compañía de Jesús}}
== Antecedentes ==
Una de las principales instituciones afectadas por el despotismo ilustrado español fue la [[Iglesia Católica]], ya que la Corona pretendió afirmar el poder secular sobre el religioso. Esto incluía la restricción de los privilegios y exoneraciones fiscales que gozaban las órdenes religiosas. Fueron los jesuitas los que más se opusieron al proyecto centralizador de los borbones, por lo que fueron expulsados de [[España]] y sus posesiones ultramarinas en [[1767]]. En este año, [[Carlos III de España|Carlos III]] decretó la expulsión de la [[Compañía de Jesús]].Las reformas borbónicas llegaron del exterior, concretamente de la corte imperial de Madrid; llegaron de fuera como llegó la conquista en el siglo XVI. Afectaron todo el imperio, pues no eran sólo para la Nueva España y menos privativas del noroeste. El objetivo último de los monarcas de Borbón era la sujeción de las colonias para beneficio económico de la metrópolis: corregir las fugas fiscales y promover la producción para aumentar así la recaudación de impuestos. Para lograrlo se necesitaba reformar instituciones y procedimientos viciados —a juicio de los reformadores— que se habían incrustado en las sociedades coloniales y con los que ciertos grupos de privilegiados medraban al amparo de la debilidad de los gobernantes de la casa de Habsburgo. El Consulado de Comerciantes, algunas corporaciones religiosas como la Compañía de Jesús y la misma institución del virreinato fueron el blanco de los golpes de los reformadores.
[[Carlos II de España|Carlos II]], último rey de la casa de Habsburgo murió sin dejar descendencia directa, y el trono le quedó a [[Felipe V de España|Felipe V de Anjou de Borbón]]Para la Nueva España , la aplicación de la cédula aparte de provocar una severa crisis de capital, las relaciones entre la Iglesia y el Estado; desde entonces esos dos poderes no sólo rompieron los lazos de unión que tuvieron en el pasado, sino que se convirtieron en facciones antagónicas. Las reformas borbónicas también afectaron al Consulado de Comerciantes de la ciudad de México; esta corporación, que había acaparado el comercio exterior e interior del virreinato por medio del sistema de flotas y del control de los puertos, perdió su enorme monopolio con la expedición de las leyes sobre la libertad de comercio. Al mismo tiempo, la supresión de los alcaldes mayores, agentes comerciales del Consulado en los municipios del país y en las zonas indígenas, acabó con la red de comercialización interna y rompió el lazo político que permitía a los comerciantes de la capital controlar los productos indígenas de mayor demanda en el mercado exterior e interior.


== Sistema de Intendencias ==
Al parecer los [[reformadores borbónicos]], encabezados por Gálvez, no tenían una visión completa del funcionamiento del sistema económico en la Nueva España. Aunque es cierto que muchos alcaldes mayores eran corruptos y abusaban de su autoridad, el repartimiento del comercio era mucho más que un mero mecanismo de explotación; constituía el más importante sistema de crédito para las comunidades indigenas y los pequeños agricultores. Los alcaldes mayores se beneficiaban porque proporcionaban a crédito servicios necesarios: distribuían semillas, herramientas y otros bienes agrícolas básicos; facilitaban la compra o la venta de ganado, y con frecuencia vendían los productos de algunos grupos que quizá no hubieran encontrado otra forma de colocar su producción. Todo esto fue interrumpido con el decreto que suprimía las funciones de los alcaldes mayores.
Entre las primeras funciones del visitador José de Gálvez, enviado a la Nueva España (1765-1771) estuvo la de establecer una centralización administrativa orientada a fortalecer el control de la Corona sobre el virreinato. Dentro de este propósito se buscaba tomar medidas encaminadas a romper el monopolio que tenían las élites locales en el gobierno municipal, y establecer un sistema de división territorial similar al francés, con divisiones en intendencias, que se había aplicado en España en 1742.
Gálvez propuso al gobierno de Madrid un plan para dividir el virreinato en doce intendencias. El proyecto fue aprobado por el rey pero su implantación se demoró quince años.<ref>Luis Navarro García, Hispanoamérica en el siglo XVIII, Sevilla, 1991, p. 155</ref>
El intendente, quien ejercía todos los atributos del poder: justicia, guerra, hacienda, fomento de las actividades económicas y obras públicas. Los intendentes debían utilizar su autoridad para movilizar la economía de sus provincias, y debían solicitar la colaboración del pueblo a fin de tener éxito; se consideraba necesario mejorar la participación pública en los asuntos comunales para que hubiese contacto entre gobernantes y gobernados, y lograr con ello una mayor estabilidad.
Los intendentes debían estimular la actividad económica directa e indirectamente, por medio de obras publicas. Se esperaba que los intendentes, adictos a la Corona y bien pagados acabarían con la corrupción y con los abusos de los alcaldes mayores, para ello serían los encargados de producir las reformas, y estimular el rendimiento colonial que debía comenzar por la agricultura. El intendente repartiría baldíos a los indios y españoles que carecieran de tierras, supervisando que las hicieran producir, además debía favorecer la artesanía y fomentar el comercio y la minería.
Transcurrieron 19 años entre 1767, fecha en que Gálvez presentó su plan original de intendencias, y 1786, año en que la Corona española promulgó las Ordenanzas de Intendentes, que daban carácter legal y definitivo al sistema de intendencias. Las Ordenanzas establecían la nueva división territorial en 12 intendencias, cuyas capitales serían México, Puebla, Oaxaca, Mérida, Veracruz, San Luis Potosí, Guanajuato, Valladolid, Guadalajara, Zacatecas, Durango, y Arizpe (Sonora-Sinaloa). No formaban parte de las intendencias de esta Ordenanza los territorios de California, Nueva Vizcaya, Nuevo México, Coahuila y Texas, quizá por tratarse de provincias que constituían la Comandancia General de Provincias Internas; además las ordenanzas mencionan aparte otras regiones como el Nuevo Reino de León y Nuevo Santander, donde el gobernador debía tener el mando en las causas de Hacienda y de guerra.


== Descontento contra las reformas borbónicas ==
== Historia ==
Antes de tomar medidas para con la Nueva España, el gobierno español decidió, primero que nada, organizar una inspección militar (1764) y una visita general a las oficinas virreinales (1765), aunque estas dos medidas provocaron una división entre las autoridades coloniales. Con la llegada de José Gálvez, con carácter de visitador general las tensiones aumentaron, hasta que sale en 1771 de la Nueva España. De su visita resultó la nueva división política del territorio en intendencias y comandancias de provincias internas, el aumento al triple de las rentas públicas, la reducción de restricciones al comercio, la fundación del obispado de Sonora y la Academia de Bellas Artes. El virrey-inspector general inicia una segunda reorganización del ejército e intenta establecer una nueva modalidad en las milicias. Toma medidas intrascendentes que fracasan y sólo hacen perder dinero. La economía de la Nueva España es cargada con los cuantiosos gastos que provocaban los preparativos militares para el conflicto en América del Norte. La recuperación de La Habana (1763) y las medidas para modernizar sus defensas se transformarían en la insaciable boca que engulle cuanto Nueva España no se basta para producir: dinero, hombres, pólvora, carne, maíz, arroz, habas y harina. En Veracruz enfermaban los cientos de reos que esperaban para ser llevados a trabajar en la isla. Se calcula que las obras de fortificación de la isla requirieron del envío de más de 5 mil trabajadores novohispanos. La quiebra del erario se fue agudizando debido al aumento de los gastos, provocados por el mantenimiento de las tropas y trabajadores en La Habana. Ante esto, las tensiones sociales aumentan y comienza a organizarse la oposición. El Gobierno de Carlos III recibe desde 1766 noticias, las que considera sin fundamento, sobre el supuesto espíritu de rebeldía existente en la nueva España, y sobre un plan de insurgencia que contaba con el apoyo de Inglaterra.


== Efectos socioeconómicos de las reformas borbónicas ==
En 1765 fue designado [[José de Gálvez]] para realizar una visita a la Nueva España con la misión de mandar al rey un informe y plan de independencias que convenía establecer en la Nueva España, donde decía que los alcaldes mayores eran un problema de raíz ya que eran corruptos, por lo que era necesario establecer un sistema de intendencias. Antes de que el rey aceptara la propuesta de Gálvez, éste ya había establecido tres intendencias: en California, Sonora y Sinaloa. Llegó para ejercer las medidas españolas comenzando por revisar todas las cuentas; terminó por despedir a la mayoría de los administradores. Gálvez vio un gran potencial en la minería de la Nueva España. En su informe de 1768 Gálvez, aconsejaba la conveniencia de establecer el sistema de intendentes, a los cuales se conferiría autoridad administrativa, hacendaria, militar y de justicia. Aconsejaba asimismo la abolición de los alcaldes mayores, puestos que eran comprados para su explotación.


Como es de suponerse, las reformas económicas trajeron consigo múltiples efectos y consecuencias, tanto positivas como negativas. El gobierno español tomó diversas medidas para explotar al máximo los recursos de la colonia, con el propósito de generar mucha más materia prima para la metrópoli. Con las reformas borbónicas se tocaron todas las áreas principales en la Nueva España, entre ellas se encontraba la minería. También estaban la agricultura, el comercio (pequeño) y algunas empresas de manufactura. Obviamente hubo beneficios, se permitió ampliar los negocios entre ciertas colonias (Trinidad, Margarita, Cuba, Puerto Rico).
Las medidas que tomó repercutieron posteriormente. El territorio de la Nueva España alcanzó su máxima extensión en este momento, cuando llegaba hasta San Francisco. La tarea de Gálvez era borrar el círculo vicioso que existía con los alcaldes mayores, pero lo único que hizo fue sustituirlo por otro. La incorporación de parientes de Gálvez en varias intendencias creó una red familiar.
La medida que mayores desajustes provocó en la Nueva España fue la real cédula de 1804 sobre la enajenación de bienes raíces de las corporaciones eclesiásticas, que desató reacciones violentas en contra del gobierno español. Esto se debió a que, con excepción de los comerciantes más ricos, aquella disposición afectó a los principales sectores productivos del virreinato (agricultura, minería, manufacturas y pequeño comercio), y en particular a los agricultores, pues la mayoría de los ranchos y haciendas estaban gravados con hipotecas y censos eclesiásticos, que los propietarios se vieron obligados a cubrir en un plazo corto, a fin de que ese capital fuera enviado a España. De esta manera, no sólo la Iglesia se vio afectada por la real cédula, sino también casi toda la clase propietaria y empresarial de la Nueva España, así como los trabajadores vinculados con sus actividades productivas. Por ello, se levantó un reclamo y por primera vez en la historia del virreinato todos los sectores afectados expusieron al monarca por escrito sus críticas contra el decreto en cuestión. A pesar de todo, la cédula se aplicó desde septiembre de 1805 hasta enero de 1809, produciendo un ingreso de alrededor de 12 millones de pesos para la Corona, que supusieron el 70 % de lo recaudado en todo el territorio hispanoamericano.
Por otra parte, la corona mandó a Juan de Villalba con la misión de crear un ejército como institución. Cabe mencionar que los dos enviados: Gálvez y Villalba, tuvieron conflictos con el virrey, marqués de Cruillas. Se nombró a un nuevo virrey, Carlos Francisco de Croix que looc a billalba en sus tareas administrativas y militares.
Para la Nueva España, la aplicación de la cédula aparte de provocar una severa crisis de capital, agrietó considerablemente las relaciones entre la Iglesia y el Estado; desde entonces esos dos poderes no sólo rompieron los lazos de unión que tuvieron en el pasado, sino que se convirtieron en facciones antagónicas.
Las reformas borbónicas también afectaron al Consulado de Comerciantes de la ciudad de México; esta corporación, que había acaparado el comercio exterior e interior del virreinato por medio del sistema de flotas y del control de los puertos, perdió su enorme monopolio con la expedición de las leyes sobre la libertad de comercio. Al mismo tiempo, la supresión de los alcaldes mayores, agentes comerciales del Consulado en los municipios del país y en las zonas indígenas, acabó con la red de comercialización interna y rompió el lazo político que permitía a los comerciantes de la capital controlar los productos indígenas de mayor demanda en el mercado exterior e interior.
Al parecer los reformadores borbónicos, encabezados por Gálvez, no tenían una visión completa del funcionamiento del sistema económico en la Nueva España. Aunque es cierto que muchos alcaldes mayores eran corruptos y abusaban de su autoridad, el repartimiento del comercio era mucho más que un mero mecanismo de explotación; constituía el más importante sistema de crédito para las comunidades indígenas y los pequeños agricultores. Los alcaldes mayores se beneficiaban porque proporcionaban a crédito servicios necesarios: distribuían semillas, herramientas y otros bienes agrícolas básicos; facilitaban la compra o la venta de ganado, y con frecuencia vendían los productos de algunos grupos que quizá no hubieran encontrado otra forma de colocar su producción. Todo esto fue interrumpido con el decreto que suprimía las funciones de los alcaldes mayores.


== Reformas ==
== Véase también ==
=== Comercio ===


{{Destacado|he}}
De los puntos más importantes del reformismo borbónico era acabar con el monopolio comercial ya que los comerciantes tenían una gran ganancia sin tener pérdidas y esto afectaba a la corona porque no tenía ganancias. La casa de moneda pasó a manos de la corona, de esa manera los comerciantes se opusieron a las reformas.


[[Categoría:Imperio español]]
Los superintendentes estaban aliados con los comerciantes por lo que era difícil romper con el monopolio comercial. Fue con la llegada de [[José de Gálvez]] y la apertura del comercio que se logró romper con esta red de comerciantes y superintendentes. En 1770 el libre tráfico comercial fue autorizado para las Antillas, se permitió comerciar con Perú y [[Nueva Granada]]. Hubo una serie de puertos donde se estuvo comerciando libremente y por otro lado se crearon los consulados de Veracruz y Puebla. Todo ese movimiento dio como resultado la ruina de los comerciantes y llegó a su último e irrevocable término cuando “el 28 de febrero de 1789 Carlos IV declaró que el reglamento del Comercio Libre se extendía al virreinato de Nueva España.”


[[el:Μεταρρυθμίσεις των Βουρβόνων]]
La minería, al igual que la tierra, era la espina dorsal de la economía de la Nueva España por lo que las reformas se adaptaron a esta situación.
[[en:Bourbon Reforms]]
Juan Lucas de Lazaga junto a Joaquín Velázquez de León propuso unas reformas encaminadas a financiar las actividades mineras, reducir las cargas fiscales, solucionar los conflictos entre mineros (originados por la posesión de una mina o el desagüe de un conjunto de minas en la mayoría de los casos), precisar o reformar el contenido de las ordenanzas mineras vigentes y dotar al gremio de los mineros de un organismo directivo.
[[he:הרפורמות הבורבוניות]]

[[it:Riforme borboniche]]
En otras palabras, proponían la minería como actividad productiva de la cual se autorizaran varios puntos como: una organización gremial, publicar nuevas ordenanzas, crear un banco de avío, crear una escuela de minería con técnicos de alto nivel.
[[ja:ブルボン改革]]
De esta manera se constituyó el cuerpo de minería. Velázquez de León quedó como presidente y Joaquín Velázquez, como secretario de minería. Se crearon las nuevas ordenanzas y se llevaron a cabo los puntos que se habían propuesto anteriormente. Hubo cambios en la minería, en 1784 se creó un banco de avío, en 1792 se creó el seminario de minería.
{{listaref}}.

La creación de nuevos consulados provocó rivalidades entre los comerciantes de la Ciudad de México y los nuevos grupos de comerciantes que surgieron a raíz de las reformas.

=== Militar ===
La corona mandó al mariscal Juan de Villalba, acompañado de tropas peninsulares, con la misión de institucionalizar un ejército, que asombrosamente hasta entonces no había existido, y se comenzaron a reclutar nuevos miembros por medio de la leva forzada.
Al principio el ejército fue una institución desprestigiada que con el tiempo fue ganando adeptos gracias a que se fueron dando una serie de privilegios. Los fueros exentaban a los militares del pago de impuestos. En caso de que algún militar tuviera un problema jurídico podía llevar su caso de una corte civil a una corte militar donde lo ayudarían a resolver su problema.

Las posesiones americanas de la Corona eran vulnerables a los ataques externos. En realidad este problema se solucionó hasta cierto grado ya que no se creó una armada para la defensa de los puertos americanos, teniendo como dos únicas defensas la armada peninsular, que era llamada cada vez que se presentaban conflictos de alto grado y, por otra parte, la nueva institución militar que tenía guarniciones cercanas a las costas.
Desde el momento en que España colonizó América hubo un interés de otras potencias por obtener posesiones. Los ingleses con sus colonias al norte al igual que Holanda, y los portugueses al sur con Brasil.

El Caribe se convirtió en un área de disputa, las potencias querían hacerse por lo menos de una isla para tener presencia. De esta manera Inglaterra, Francia, Holanda, Dinamarca y Suecia se beneficiaron de la piratería y del contrabando del comercio, “España tenía la vaca pero otros se bebían la leche”.

La defensa española no fue efectiva, las milicias que salvaguardaban las costas sólo podían brindar protección en los puertos. Una vez que las embarcaciones dejaban tierra estaban expuestas a recibir un ataque de corsarios o de piratas, por lo que era necesaria la creación de una armada americana que nunca se realizó.

=== Clero ===
Desde los años treinta del siglo XVIII comenzaron a expandirse los ideales de la ilustración. Hubo una difusión del “racionalismo y la nueva filosofía de la naturaleza en América, sobre todo gracias a los jesuitas”. La tarea de la educación en la Nueva España la llevaban a cabo los jesuitas, enseñaban a indios, criollos y peninsulares. Con la llegada de la ilustración hubo una serie de reformas en todos los niveles. Hubo cambios desde la educación primaria hasta la modificación de los planes de estudio en las universidades. Todo esto dio como resultado el surgimiento de una ilustración criolla, “… se concluye que este proceso fortaleció el antagonismo entre europeos y criollos y facilitó a éstos los instrumentos intelectuales para fundamentar su identidad frente a aquéllos sobre bases histórico-culturales, y que de esta manera lograron articular sus reivindicaciones políticas”.

Los jesuitas constituían una amenaza para la corona española. Tenían una economía solida y un gran valor en la sociedad, para el rey esto significaba tener un estado dentro de su propio estado.
Los jesuitas fueron expulsados de los territorios de la corona española –incluyendo los dominios ultramarinos- a través de la Pragmática Sanción de 1767 dictada por Carlos III el 2 de abril de 1767. Se introdujeron párrocos seculares, misioneros franciscanos, así como un nuevo obispo. Esto trajo como consecuencia un problema con los indígenas; cuando comenzaron a considerarlos como individuos, éstos aún no estaban preparados, ya que estaban acostumbrados a los cuidados que los jesuitas les brindaban.Con la expulsión de los jesuitas quedaron desamparados.

== Bibliografía ==
*Anes, Gonzalo, ''El antiguo régimen: los Borbones'', 2ª. Ed., Madrid, Alianza Editorial/Alfaguara, 1976, 516 p.
*Florescano, Enrique; Gil Sánchez, Isabel. "La época de las reformas borbónicas y el crecimiento económico, 1750-1808" en Cárdenas, Enrique "Historia Económica de México", FCE, México, 2003.
*Pietschmann, Horst, ''Las reformas borbónicas y el sistema de intendencias en la Nueva España. Un estudio político- administrativo'', trad.de Rolf Roland Meyer Misteli, México, Fondo de Cultura Económca, 1996, 324 p.
*Walker, Geoffrey J., ''Política española y comercio colonial, 1700, 1789'', Barcelona, Editorial Ariel, 1979, 354 p.
*Zoraida, Vásquez Josefina, (coord.) ''Interpretaciones del siglo XVIII mexicano. El impacto de las reformas borbónicas'', México, Nueva imagen, 1992, 215 p.

[[Categoría:Virreinato de Nueva España]]

Revisión del 16:03 1 jun 2010

[San Ignacio Miní]], antigua reducción jesuítica en Argentina.]]

Una de las principales instituciones afectadas por el despotismo ilustrado español fue la Iglesia Católica, ya que la Corona pretendió afirmar el poder secular sobre el religioso. Esto incluía la restricción de los privilegios y exoneraciones fiscales que gozaban las órdenes religiosas. Fueron los jesuitas los que más se opusieron al proyecto centralizador de los borbones, por lo que fueron expulsados de España y sus posesiones ultramarinas en 1767. En este año, Carlos III decretó la expulsión de la Compañía de Jesús.Las reformas borbónicas llegaron del exterior, concretamente de la corte imperial de Madrid; llegaron de fuera como llegó la conquista en el siglo XVI. Afectaron todo el imperio, pues no eran sólo para la Nueva España y menos privativas del noroeste. El objetivo último de los monarcas de Borbón era la sujeción de las colonias para beneficio económico de la metrópolis: corregir las fugas fiscales y promover la producción para aumentar así la recaudación de impuestos. Para lograrlo se necesitaba reformar instituciones y procedimientos viciados —a juicio de los reformadores— que se habían incrustado en las sociedades coloniales y con los que ciertos grupos de privilegiados medraban al amparo de la debilidad de los gobernantes de la casa de Habsburgo. El Consulado de Comerciantes, algunas corporaciones religiosas como la Compañía de Jesús y la misma institución del virreinato fueron el blanco de los golpes de los reformadores.

Sistema de Intendencias

Entre las primeras funciones del visitador José de Gálvez, enviado a la Nueva España (1765-1771) estuvo la de establecer una centralización administrativa orientada a fortalecer el control de la Corona sobre el virreinato. Dentro de este propósito se buscaba tomar medidas encaminadas a romper el monopolio que tenían las élites locales en el gobierno municipal, y establecer un sistema de división territorial similar al francés, con divisiones en intendencias, que se había aplicado en España en 1742. Gálvez propuso al gobierno de Madrid un plan para dividir el virreinato en doce intendencias. El proyecto fue aprobado por el rey pero su implantación se demoró quince años.[1]​ El intendente, quien ejercía todos los atributos del poder: justicia, guerra, hacienda, fomento de las actividades económicas y obras públicas. Los intendentes debían utilizar su autoridad para movilizar la economía de sus provincias, y debían solicitar la colaboración del pueblo a fin de tener éxito; se consideraba necesario mejorar la participación pública en los asuntos comunales para que hubiese contacto entre gobernantes y gobernados, y lograr con ello una mayor estabilidad. Los intendentes debían estimular la actividad económica directa e indirectamente, por medio de obras publicas. Se esperaba que los intendentes, adictos a la Corona y bien pagados acabarían con la corrupción y con los abusos de los alcaldes mayores, para ello serían los encargados de producir las reformas, y estimular el rendimiento colonial que debía comenzar por la agricultura. El intendente repartiría baldíos a los indios y españoles que carecieran de tierras, supervisando que las hicieran producir, además debía favorecer la artesanía y fomentar el comercio y la minería. Transcurrieron 19 años entre 1767, fecha en que Gálvez presentó su plan original de intendencias, y 1786, año en que la Corona española promulgó las Ordenanzas de Intendentes, que daban carácter legal y definitivo al sistema de intendencias. Las Ordenanzas establecían la nueva división territorial en 12 intendencias, cuyas capitales serían México, Puebla, Oaxaca, Mérida, Veracruz, San Luis Potosí, Guanajuato, Valladolid, Guadalajara, Zacatecas, Durango, y Arizpe (Sonora-Sinaloa). No formaban parte de las intendencias de esta Ordenanza los territorios de California, Nueva Vizcaya, Nuevo México, Coahuila y Texas, quizá por tratarse de provincias que constituían la Comandancia General de Provincias Internas; además las ordenanzas mencionan aparte otras regiones como el Nuevo Reino de León y Nuevo Santander, donde el gobernador debía tener el mando en las causas de Hacienda y de guerra.

Descontento contra las reformas borbónicas

Antes de tomar medidas para con la Nueva España, el gobierno español decidió, primero que nada, organizar una inspección militar (1764) y una visita general a las oficinas virreinales (1765), aunque estas dos medidas provocaron una división entre las autoridades coloniales. Con la llegada de José Gálvez, con carácter de visitador general las tensiones aumentaron, hasta que sale en 1771 de la Nueva España. De su visita resultó la nueva división política del territorio en intendencias y comandancias de provincias internas, el aumento al triple de las rentas públicas, la reducción de restricciones al comercio, la fundación del obispado de Sonora y la Academia de Bellas Artes. El virrey-inspector general inicia una segunda reorganización del ejército e intenta establecer una nueva modalidad en las milicias. Toma medidas intrascendentes que fracasan y sólo hacen perder dinero. La economía de la Nueva España es cargada con los cuantiosos gastos que provocaban los preparativos militares para el conflicto en América del Norte. La recuperación de La Habana (1763) y las medidas para modernizar sus defensas se transformarían en la insaciable boca que engulle cuanto Nueva España no se basta para producir: dinero, hombres, pólvora, carne, maíz, arroz, habas y harina. En Veracruz enfermaban los cientos de reos que esperaban para ser llevados a trabajar en la isla. Se calcula que las obras de fortificación de la isla requirieron del envío de más de 5 mil trabajadores novohispanos. La quiebra del erario se fue agudizando debido al aumento de los gastos, provocados por el mantenimiento de las tropas y trabajadores en La Habana. Ante esto, las tensiones sociales aumentan y comienza a organizarse la oposición. El Gobierno de Carlos III recibe desde 1766 noticias, las que considera sin fundamento, sobre el supuesto espíritu de rebeldía existente en la nueva España, y sobre un plan de insurgencia que contaba con el apoyo de Inglaterra.

Efectos socioeconómicos de las reformas borbónicas

Como es de suponerse, las reformas económicas trajeron consigo múltiples efectos y consecuencias, tanto positivas como negativas. El gobierno español tomó diversas medidas para explotar al máximo los recursos de la colonia, con el propósito de generar mucha más materia prima para la metrópoli. Con las reformas borbónicas se tocaron todas las áreas principales en la Nueva España, entre ellas se encontraba la minería. También estaban la agricultura, el comercio (pequeño) y algunas empresas de manufactura. Obviamente hubo beneficios, se permitió ampliar los negocios entre ciertas colonias (Trinidad, Margarita, Cuba, Puerto Rico). La medida que mayores desajustes provocó en la Nueva España fue la real cédula de 1804 sobre la enajenación de bienes raíces de las corporaciones eclesiásticas, que desató reacciones violentas en contra del gobierno español. Esto se debió a que, con excepción de los comerciantes más ricos, aquella disposición afectó a los principales sectores productivos del virreinato (agricultura, minería, manufacturas y pequeño comercio), y en particular a los agricultores, pues la mayoría de los ranchos y haciendas estaban gravados con hipotecas y censos eclesiásticos, que los propietarios se vieron obligados a cubrir en un plazo corto, a fin de que ese capital fuera enviado a España. De esta manera, no sólo la Iglesia se vio afectada por la real cédula, sino también casi toda la clase propietaria y empresarial de la Nueva España, así como los trabajadores vinculados con sus actividades productivas. Por ello, se levantó un reclamo y por primera vez en la historia del virreinato todos los sectores afectados expusieron al monarca por escrito sus críticas contra el decreto en cuestión. A pesar de todo, la cédula se aplicó desde septiembre de 1805 hasta enero de 1809, produciendo un ingreso de alrededor de 12 millones de pesos para la Corona, que supusieron el 70 % de lo recaudado en todo el territorio hispanoamericano. Para la Nueva España, la aplicación de la cédula aparte de provocar una severa crisis de capital, agrietó considerablemente las relaciones entre la Iglesia y el Estado; desde entonces esos dos poderes no sólo rompieron los lazos de unión que tuvieron en el pasado, sino que se convirtieron en facciones antagónicas. Las reformas borbónicas también afectaron al Consulado de Comerciantes de la ciudad de México; esta corporación, que había acaparado el comercio exterior e interior del virreinato por medio del sistema de flotas y del control de los puertos, perdió su enorme monopolio con la expedición de las leyes sobre la libertad de comercio. Al mismo tiempo, la supresión de los alcaldes mayores, agentes comerciales del Consulado en los municipios del país y en las zonas indígenas, acabó con la red de comercialización interna y rompió el lazo político que permitía a los comerciantes de la capital controlar los productos indígenas de mayor demanda en el mercado exterior e interior. Al parecer los reformadores borbónicos, encabezados por Gálvez, no tenían una visión completa del funcionamiento del sistema económico en la Nueva España. Aunque es cierto que muchos alcaldes mayores eran corruptos y abusaban de su autoridad, el repartimiento del comercio era mucho más que un mero mecanismo de explotación; constituía el más importante sistema de crédito para las comunidades indígenas y los pequeños agricultores. Los alcaldes mayores se beneficiaban porque proporcionaban a crédito servicios necesarios: distribuían semillas, herramientas y otros bienes agrícolas básicos; facilitaban la compra o la venta de ganado, y con frecuencia vendían los productos de algunos grupos que quizá no hubieran encontrado otra forma de colocar su producción. Todo esto fue interrumpido con el decreto que suprimía las funciones de los alcaldes mayores.

Véase también

  1. Luis Navarro García, Hispanoamérica en el siglo XVIII, Sevilla, 1991, p. 155

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