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México significa "el ombligo de la Luna". Del Náhuatl "Metztli" (luna) y "xictli" (ombligo). Los Aztecas lo pronunciaban "Meshico". Los españoles lo escribían "México" ya que en la anterioridad (y actualmente en Galego) la "X" se pronunciaba como hoy se pronuncia la "J" y esta última tenía pronunciación de "Y", por ejemplo "Yu-dí-o" [Judío] y rara vez no se le acompañaba de una "U", por lo que la "X" era la única opción válida en aquel momento.

Cuando el castellano evolucionó y la "J" reemplazó a la "X" se le quiso llamar "Méjico" pero solamente en España pero la costumbre hizo que se le siguiera conociendo como "México" lo cual es válido pues la Real Academia Española permite excepciones para nombres propios.

Metzxicco, “en el ombligo de la luna”, significa simultáneamente “en el ombligo del conejo", lugar que los sacerdotes buscaban y que corresponde con pasmosa exactitud a la realidad geográfica del sitio que se le puede considerar como un lusus naturae o un juego de la naturaleza que es punto sagrado en donde se debía fundar la capital del futuro imperio.[1]

Es importante mencionar que en aquella época no se identificaba a México como un país, ya que nuestro actual territorio era habitado por diferentes culturas independientes entre sí, a excepción de las sometidas por otras más poderosas. Por eso es que cada región y cultura poseían una identidad y un nombre, en el caso de los Mexicas, llamaron a su territorio en el valle de anahuac México-Tenochtitlán, utilizando por vez primera esa palabra que hoy nos identifica como una nación. El origen de la palabra, según algunos autores, deriva del nombre de un personaje importantísimo en la historia de los aztecas conocido como Mexi. Mexi fue el líder de los entonces llamados aztlantecas con quién iniciaron la peregrinación que duraría más de 300 años hasta encontrar la señal de su dios.

Las teorías existentes acerca del significado de la palabra México son muchas, sin embargo una de las más aceptadas por los historiadores es la que hace referencia a las palabras luna y ombligo. De acuerdo con esta teoría el nombre de nuestro país proviene de las siguientes palabras: Meztli, que significa luna; xictli que significa ombligo y co, que hace referencia a lugar. Siguiendo estos elementos muchos investigadores han traducido el nombre de nuestro país como el ombligo de la luna, lugar en el ombligo de la luna, lugar en el centro de la luna, en el centro del lago de la luna y hay quienes incluso señalan que el significado es lugar en el centro del mundo.

El nombre final de la nación: México, si bien nace de una confusión histórica, tiene su origen en dicha época prehispánica. Sin embargo el único México conocido tanto por Mexicas como Españoles era lo que hoy llamamos Ciudad de México (CDMX) y su Valle contiguo. Jamás durante la conquista, ni durante la Guerra de Independencia Española/Latinoamericana se le conoció de esta manera. Incluso en aquellos momentos la ciudad no era más que una villa, donde el Virrey tenía su casa y donde a unas cuantas cuadras de distancia, se asentaba la Real Audiencia de (Ciudad de) México. Durante un gran lapso, esta ambigüedad causaba confusión entre la clase criolla continental, que se sentía diferente de aquellos habitantes de las Indias a ambos extremos (las "Occidentales" en el Caribe y las "Orientales" en el Sudeste Asiático). Además, estos criollos se diferenciaban de sus coterráneos al sur por lo que al Continente lo dividían en dos grandes secciones: "Septentrional" y "Meridional". De esta manera, durante la gesta independentista, era más común escuchar que era la Gesta de Independencia de las dos Américas y que Hidalgo y Morelos representaban los líderes de la América Septentrional.

Época de Independencia[editar]

Cuando surge el movimiento para terminar con el dominio español, muchos hombres participaron como ideólogos, otros como militares y algunos más de ambas formas. Un ejemplo de ello fue José María Morelos y Pavón quien además de sus grandes acciones de guerra fue el artífice de ese emotivo documento conocido como Sentimientos de la Nación y donde hace mención de este territorio como la América Septentrional. En el Congreso de Chilpancingo, en 1813, un sector de los independentistas propuso que el nombre del país fuera Anáhuac, nombre con el que se conocía la antigua región Mexica.

Transición de Imperio a República[editar]

Una vez concluida la independencia, el país requería un nombre y extrañamente surge la primera confusión que llevaría al país a este nombre que por lástima ha acarreado con él las desgracias de una fundación mal planeada y mal llevada a cabo. Agustín de Iturbide decide llamarle a su dominio el "Imperio de México" refiriéndose a su capital, no a su nombre, en similitud a "Imperio Romano" o "Imperio Bizantino".

La primera vez que se le llamó a nuestro país Estados Unidos Mexicanos[editar]

Cayendo el imperio y, a falta de un nombre mejor, se reemplaza "Imperio" por "Nación" y nace la "Nación Mexicana" o incluso "Estados Unidos Mexicanos" y la confusión persiste.

Fue entonces que se creó la primera constitución de nuestro país y en la cual se le llamó oficialmente Nación Mexicana, aunque en el documento también se usa como ya se dijo el término de Estados Unidos Mexicanos.

Este fenómeno de confusión ha durado por décadas y se ha asentado en la psique mexicana dado en la virtud que cientos de historiadores son nacidos en la capital y no ven con malos ojos esta equivocación histórica.

Época de la Revolución[editar]

La situación que se vivía en México en 1910 no era muy diferente a lo que se vivía en la época colonial cien años atrás: Un pequeño grupo controlaba la industria y el comercio mientras la mayoría vivía en la pobreza; no había elecciones libres ni manera en que los ciudadanos participaran en la vida política del país. La diferencia la hizo en 1910 una pequeña clase media que estaba dispuesta a pelear y comandar una rebelión; esta vez no contra un dominio extranjero sino contra un dictador, el general Porfirio Díaz. Francisco I. Madero, quien fue célebre por sus escritos revolucionarios y candidato a la presidencia de la república en 1909, proclamó el Plan de San Luis que decía: “El 20 de noviembre, desde las seis de la tarde en adelante, todos los ciudadanos de la República tomarán las armas para arrojar del poder a las autoridades que actualmente nos gobiernan”. Este llamado fue atendido por muchas personas que a falta de armas empuñaban instrumentos de labranza y se iban a “La bola” como se conocía al movimiento. En las siguientes semanas surgieron revueltas en todo el país notablemente las que tenían como líderes a Emiliano Zapata en Morelos y a Pancho Villa en Chihuahua. Las mujeres, que se unían a la lucha siguiendo a sus maridos o a sus padres fueron parte importante de la revolución, se dedicaron a ellas corridos como Adelita, Valentina y La rielera. Aunque Porfirio Díaz abandonó el país rumbo a Francia en mayo de 1911, la inestabilidad y los encuentros armados siguieron en el país hasta la promulgación de la nueva constitución en el año de 1917.

Época contemporánea[editar]

En el último medio siglo, la estabilidad política y el desarrollo tanto económico como poblacional han sido la constante en el Estado de México. Después de un estancamiento que se vivió a raíz de la crisis económica mundial de los años 30 y de la Segunda Guerra Mundial (1938-45), no fue hasta el último tercio cuando la entidad inició su despegue hacia la plena urbanización e industrialización, bajo los gobiernos de Juan Fernández Albarrán, Carlos Hank González y Jorge Jiménez Cantú.

En la Época Contemporánea han sido relevantes: • Agustín Millán Vivero, gobernador, revolucionario y constitucionalista • Gustavo Baz Prada, eminente médico y dos veces gobernador de la entidad • Isidro Fabela, estadista, escritor y mandatario • Carlos Pichardo, político • Narciso Bassols, político • Alfredo del Mazo Vélez, político • Salvador Sánchez Colín, político • Adolfo López Mateos, político • Abraham Ángel, pintor • Antonio Ruiz "El Corcito", pintor • Ángel María Garibay, científico • Maximiliano Ruiz Castañeda, científico • María Remedios Colón, profesora • Adrián Ortega Monroy, profesor • Eudoxia Calderón, profesora • Filiberto Navas, atleta • Remedios Albertina Ezeta, abogada y notaria

Las cinco épocas ya descritas muestran de manera breve y sumaria las transformaciones que ha sufrido esta parte de México a través del tiempo. En cada época, los personajes han actuado de acuerdo con las necesidades e inquietudes de la sociedad; desempeñaron oficios o profesiones que la actividad social o económica de su momento requería; pensaron según el grado de educación o el nivel cultural de su tiempo y, finalmente, tomaron parte en los hechos históricos que les correspondió vivir, siguiendo los ideales en que se basó su proyecto personal de vida.

Referencias[editar]

  1. Muñoz, Miguel Ángel: “Gutierre Tibón,: Lo extraño y lo maravilloso”, Antología, primera edición 2009, CONACULTA, México, 278 p.