Insolación (enfermedad)

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Se llama insolación, icto solar, ictus solis o infarto de calor a la enfermedad producida en la cabeza por el excesivo calor del sol.

La insolación se caracteriza por náuseas, vómitos, cefalea, calor de la piel, sopor, somnolencia, y alteración de las fibras musculares expuestas a sus efectos. En casos extremos pueden observarse convulsiones y otras afecciones graves. El tratamiento contra la insolación consiste en el transporte del enfermo a un lugar fresco, afusiones frías, fricciones estimulantes, bebidas frescas y ligeramente excitantes, además de revulsivos.

Hay que distinguir la insolación del eritema solar y del golpe de calor que son mucho menos graves. La insolación puede tener efecto aun en la sombra bajo un terrado o en las aceras resguardadas del sol por el reflejo de los rayos solares. El golpe de calor no tiene por qué darse exclusivamente en una situación de exposición a los rayos solares; se produce también por la combinación de altas temperaturas, con alta humedad y poca ventilación; el organismo no es capaz de mantener la temperatura y sube por encima de límites importantes como los 40-41 °C. En situaciones suele darse en coches o autobuses cerrados al sol o naves industriales con poca aireación.

Cuando el cerebro humano se somete a temperaturas muy elevadas, puede llegar a convulsionar y producirse daño cerebral. Es importante que las personas mayores estén atentas a esta situación ya que tanto la sensación de sed por deshidratación como la sensibilidad al frío y al calor se ven afectadas por el envejecimiento normal.

La recomendación principal es la adecuada hidratación antes de sentir sed y evitar lugares con altas temperaturas y poco aireados.

Referencias[editar]