Historia de las banderas de México
La historia de las banderas de México comienza desde antes de la conquista, los Abanderados de los mexicas. La Bandera de Atzacoalco era una especie de gran parasol de plumas amarillo oro que llevaba el general del ejército. El estandarte de Cuepopan estaba formado de tres banderas blancas, atzapámitl, unidas y con penachos de Quetzal que pertenecían al
Antecedentes
[editar]El conquistador Hernán Cortés usó un estandarte para la conquista de México, iniciada en el año de 1521, el estandarte está representado con el busto de la Virgen.
Estaba pintado sobre un damasco rojo, ciñendo en la cabeza una corona de oro acompañada de rayos y doce estrellas formando un semicírculo. A partir del 13 de agosto de 1528, día de San Hipólito, Cortés ordenó que anualmente se verificara el "Paseo del Pendón". El Paseo del Pendón era una especie de fiesta oficial de la Bandera, haciéndose un recorrido por las principales calles de la ciudad y terminando en la iglesia de San Hipólito. El Pendón Real era llevado por un alférez de la Guardia Colonial montado a caballo, y detrás de él, en orden jerárquico, seguía la nobleza, oidores, oficiales militares, y por último, el pueblo en general.
Varios fueron los estandartes que se usaron como banderas durante la época del virreinato.
El último, que prevaleció hasta el 24 de agosto de 1821, fecha en que se celebró entre [Agustín de Iturbide] y el último virrey de la Nueva España el tratado por medio del cual se declaraba a México nación independiente, era de forma cuadrada, de color pardo leonado, y del centro y hacia las esquinas partía la Cruz de San Andrés, de brazos aspados y de color morado. En cada uno de los extremos de la cruz remataba un escudo de la Ciudad de México, con leones coronados, y sobre cada uno de los escudos una corona real.
El domingo 16 de septiembre de 1810, Miguel Hidalgo y Costilla, iniciador de la independencia de México, tomó de la sacristía del curato de Atotonilco el Grande, del Estado de Guanajuato, un óleo que representaba la imagen de la Virgen de Guadalupe. Este estandarte sería la bandera en la lucha por la Independencia que los insurgentes iban a emprender. Se tomó a la Virgen Guadalupana como protectora por ser ésta la virgen mestiza y para hacer sentir a los insurrectos que su lucha no era condenada por su religión.
José María Morelos y Pavón utilizó en su campaña contra los realistas una bandera de forma rectangular, de fondo azul pálido, y con otro rectángulo blanco en el centro. En el mismo sitio se destacaba un puente de tres letras "V.V.M." (Viva la Virgen María). Descansando sobre el puente, y pasando sobre este, había un águila coronada. Su posición mostraba medio perfil.
Ya avanzada la Guerra de Independencia los insurgentes usaron otra bandera. El estandarte con la Virgen poseía una marcada connotación religiosa y por ello se consideró a conveniente el sustituirlo. Siendo anterior a la de Iguala, usaba también tres colores: blanco, azul y encarnado. La nueva bandera era desplegada en los barcos mercantes que corrían en las costas del Golfo entre México y los Estados Unidos. Su aceptación fue inmediata, al punto que en Norteamérica fue saludada con salvas de 21 cañonazos.
En el año de 1821, como resultado del acuerdo entre el general Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide, la lucha por la Independencia llegada a su fin. Después de firmado el Plan de Iguala, el 24 de febrero, los dos ejércitos se unieron en uno solo, que recibió el nombre de "Ejército Trigarante". Refiere la tradición que un sastre de Iguala, Don José Magdalena Ocampo, hizo la primera bandera enarbolada por este ejército. Los tres colores adoptados tenían el siguiente significado: el blanco, la pureza de la Religión; el verde, la Independencia; el encarnado, la Unión. Los colores estaban colocados en el orden indicado y las franjas en sentido diagonal, teniendo cada una de ellas una estrella bordada con hilos de oro. Esta bandera entró a la capital al frente del Ejército Trigarante el 24 de febrero de 1821, siendo vitoreada por la ciudadanía.
En abril de 1823, el diputado Don José Joaquín Herrera sugirió agregar a la bandera existente (la del Imperio) una rama de encino y una de laurel que representaran al México republicano. Don Florencio Martínez propuso, y fue aceptado, que se quitara la Corona Imperial. Los colores permanecieron dado que se consideraba que éstos estaban vinculados a las emociones del pueblo mexicano.
En 1892 Porfirio Díaz, a la sazón Presidente de la República, decretó modificaciones al lábaro patrio. Manteniendo los colores y el orden sin alterar, el escudo presenta al águila en posición frontal, con las alas recogidas y sosteniendo a la serpiente con la garra derecha. Se nota una rama de laurel y otra de olivo colocadas en semicírculo bajo el nopal. Así permaneció el escudo hasta 1917, año en que fue sustituido por su diseño actual .
Ya en el siglo XX Venustiano Carranza restableció al águila de perfil parada sobre un nopal y en el pico sosteniendo una serpiente de cascabel: la imagen aparece orlada por un semicírculo de hojas de laurel y encino . En 1973 , el entonces presidente Luis Echeverría ordenó un nuevo diseño, el actual, en el que se aprecia el ave más esbelta y erguida, con el penacho erizado y las alas más juntas y el nopal se extiende de manera horizontal.
Fue en 1934 en que, mediante un decreto, se comenzó a conmemorar el día de la bandera cada 24 de febrero, pero fue hasta 1984 que se reconoció y se ratificaron las características de los emblemas de la nación. De esta forma, se inició el fortalecimiento del culto y respeto a los símbolos patrios nacionales.
Bibliografía
[editar]- La Colonia.
- Cossío Villegas, Daniel (coord.). Historia General de México. T. I. México: El Colegio de México. pp. 438-450.