Diferencia entre revisiones de «Comisión de Reformas Sociales»

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Al igual que otro tipo de corrientes, fuera ideológica, política o religiosa, a España llegaban con "retraso". Así cuando ya en otros países se habían establecidos comisiones o grupos desde los gobiernos para satisfacer demandas crecientes de la insatisfache clase trabajadora, en España se venían a formar este tipo de órganos.
Al igual que otro tipo de corrientes, fuera ideológica, política o religiosa, a España llegaban con "retraso". Así cuando ya en otros países se habían establecidos comisiones o grupos desde los gobiernos para satisfacer demandas crecientes de la insatisfache clase trabajadora, en España se venían a formar este tipo de órganos.
Iglesia y Estado
1 INTRODUCCIÓN

Iglesia y Estado, relación entre una iglesia organizada y el Gobierno de un país, en especial con respecto a la extensión de sus poderes dentro de la esfera de actividad mutua.

El problema de la relación Iglesia-Estado se ha convertido en un foco hasta cierto punto central en la tradición del cristianismo de occidente, aunque la expresión designe un tema fundamental presente en muchas sociedades y tradiciones religiosas. En la base yace la tensión entre diferentes autoridades, una que representa exigencias hechas en el nombre de regímenes políticos, y la otra que representa las solicitudes realizadas por instituciones religiosas. Este modelo de estructuras de autoridad dual, junto con la variedad de las relaciones entre ellas, ha sido ensayado en la historia occidental cristiana más que en cualquier otra parte.

2 EN EL IMPERIO ROMANO

El cristianismo se desarrolló con lentitud como un movimiento autónomo. En calidad de grupo surgido del judaísmo, existió de forma inestable dentro del Imperio romano. Cuando se estableció de forma independiente del judaísmo, su doctrina como único medio de salvación condujo a un conflicto esporádico con la autoridad imperial. Durante varios siglos, dado que el movimiento cristiano creció por todo el imperio, las iglesias regionales fueron perseguidas cada cierto tiempo, y los cristianos fueron martirizados. Hacia el año 313, con el edicto de Milán, los cristianos se establecieron legalmente como religión bajo el imperio. Durante el reinado de Constantino, a lo largo de la década siguiente, la Iglesia consiguió una posición social privilegiada. Durante los tres primeros siglos, el movimiento cristiano se preocupó por mantener la identidad religiosa y asegurarse la integridad social. A partir de entonces, la Iglesia, que había sufrido a manos del Estado, se unió a esa institución. Desde esa época la relación entre la Iglesia y el Estado empezó a desarrollarse de forma diferente en las principales instancias del imperio.

3 EN EL IMPERIO BIZANTINO

En Oriente, cuyo centro era Constantinopla, los cristianos evolucionaron hacia una postura de relativa subordinación al Estado. Mientras la Iglesia estuviera libre para perseguir su interés por la salvación eterna, considerando que podría mantener la integridad de su postura religiosa. Sin embargo, al mismo tiempo, la Iglesia apoyó al emperador, quien también aspiró a representar la autoridad divina. Al aceptar este planteamiento, la Iglesia, a su vez, asumió el cesaropapismo, es decir, la subordinación de la Iglesia a las peticiones religiosas del orden político dominante. Esta actitud se hizo muy evidente en la época en que el poder bizantino culminó a fines del primer milenio de la historia cristiana.

4 EN EUROPA OCCIDENTAL

En el cristianismo occidental se desarrolló un modelo muy diferente, debido al declive de la autoridad imperial occidental, que culminó con la caída de Roma en el siglo V. La Iglesia se convirtió en una autoridad independiente hasta cierto punto en asuntos temporales y eternos. Así, en la tradición cristiana occidental, se configuró un marco que daría lugar a una gran variedad de relaciones entre la Iglesia y el Estado o las estructuras eclesiásticas y políticas a lo largo de la historia europea.

Al principio de este periodo, la doctrina de las 'dos espadas' (la espiritual y la temporal) fue enunciada por el papa Gelasio I. Según esta doctrina, la Iglesia y el Estado adquirieron un rango semejante. La controversia de investidura fue uno de los principales roces en la pugna entre las dos autoridades. Hacia el siglo XIII, el papa Inocencio III exigió que el emperador sacro romano (Estado) estuviera subordinado al Papa (Iglesia), dada la diferente significación jerárquica de ambas instituciones. Mientras al poder temporal le concernían los cuerpos físicos, a la Iglesia y en particular al Papa, le concernían las almas. Poco después de este punto culminante en las exigencias en nombre de la Iglesia, el papado se vio dominado por una serie de emperadores y reyes. En la evolución del cristianismo occidental, las grandes exigencias teóricas de la Iglesia o el Estado no reflejaron del modo adecuado las relaciones de poder reales.

El declive de la autoridad imperial centralizada en la sociedad europea occidental estaba relacionado con el surgimiento de nuevos Estados-naciones, que afirmaron la independencia política que se derivaba del Sacro Imperio romano. En este proceso, numerosos conflictos conformaron el núcleo de los intereses nacionales en contra de las exigencias centralizadas de la Iglesia católica dirigida por el Papa.

5 LA REFORMA

Desde este punto de vista, las convulsiones religiosas del siglo XVI, la Reforma protestante, reflejaron las tensiones políticas entre grupos nacionales emergentes y la autoridad imperial centralizada, al igual que muchas otras fuerzas sociales y económicas que funcionaban a finales de la Europa medieval. En general, los grupos religiosos protestantes, en particular los luteranos y calvinistas, se alinearon junto a las autoridades políticas locales y nacionales en el norte de Europa, animando así el nacimiento de comunidades nacionales modernas. Esto significó que los propios problemas existentes en el plano Iglesia-Estado que ya habían surgido en las luchas entre el Papa y el emperador se transfirieran en el orden de las comunidades nacionales. La solución temporal al conflicto religioso fue la Paz de Augsburgo (en 1555), donde se estipulaba que cada entidad política debería establecer el luteranismo o el catolicismo romano como un 'monopolio religioso'. Las religiones así establecidas no necesitaban, por supuesto, estar siempre unidas en las diferentes jurisdicciones. Hubo grandes comunidades de cristianos despreciadas tanto por los regímenes nacionales protestantes como por los católicos, en particular grupos anabaptistas, como los seguidores Menonitas de Menno Simons, quien resistió, en el nombre de la fe verdadera, a la correlación de religión con el área política. Desde una perspectiva histórica, este acuerdo no supuso una solución a largo plazo para el dilema occidental a cómo debían resolverse las exigencias religiosas y políticas.

En general, los asentamientos nacionales religiosos de Europa permanecieron intactos en el plano formal hasta el siglo XVIII, cuando la Revolución francesa cambió dicho orden. De hecho, hasta entonces, la Iglesia anglicana se basó, en gran medida, en las luchas que tuvieron lugar en Inglaterra a lo largo del siglo XVII. Sin embargo, la exclusividad de los Estados nacionales disminuyó, en el siglo XVII, y el principio de la tolerancia religiosa efectiva se consolidó en gran medida durante el siglo XVIII.

6 EN EL PERIODO MODERNO

Esclarecer los conflictos civiles-eclesiásticos en la sociedad moderna ha sido difícil, como indican las controversias existentes entre los expertos con respecto a una serie de temas diversos. Ejemplos de estas polémicas incluyen la cuestión de si los organismos religiosos, sus propiedades y beneficios, deben ser tasados; si las confesiones religiosas deben permitirse en las escuelas del Estado; si el Gobierno debe apoyar a las parroquias, y si los grupos religiosos deberían extender su influencia a cuestiones públicas y políticas.

Un modelo general parece haber surgido en las sociedades europeas en las que, incluso cuando una comunidad política se ha establecido de forma legal, las iglesias son libres de desarrollar sus propios programas. Este modelo ha sido reafirmado en la Europa oriental coincidiendo con el declive de los regímenes comunistas. Otras naciones, tales como India, han hecho hincapié en la separación entre religión y política en términos formales, aunque los líderes y grupos religiosos (tanto innovadores como tradicionales) desempeñan a menudo un papel activo en la política (como ocurre también en Japón).

Donde existan estructuras de autoridades separadas, son posibles muchos tipos de relaciones. En un extremo se encuentra la subordinación de la política a la religión, como una 'hierocracia' o gobierno de los sacerdotes como guardianes de los misterios divinos. El otro extremo conlleva la subordinación de las instituciones religiosas al régimen político, como sucedió durante el cesaropapismo. Entre estos extremos se distinguen diversas clases de relaciones que abarcan desde el modelo de Iglesia erastiana, o dominada por un Estado, al orden teocrático político, donde los gobernantes están vigilados de forma muy estrecha por guardianes de la ortodoxia religiosa vigente, como es el caso de Irán desde principios de 1980.

En algunos aspectos, el modelo en las sociedades contemporáneas seculares difiere de forma significativa de los modelos de las sociedades tradicionales. Por una parte, los organismos religiosos han perdido el poder de afirmar su exclusividad sobre creencias religiosas y prácticas. Otro elemento trascendente radica en que los gobiernos se han ocupado cada vez más de aspectos de la vida individual y colectiva que se consideraban vinculados por tradición a la religión, por ejemplo el concepto de vida y muerte.

En suma, la expresión 'Iglesia y Estado' representa el marco para entender cómo la religión y el Gobierno se relacionan cuando estas instituciones reclaman una serie de asuntos en el ámbito de la propia sociedad. La esencia de esta interacción existe en la mayoría de las sociedades. Cuando las respectivas reclamaciones de religión y política no han sido enfocadas de forma clara en instituciones distintas, las pugnas religiosas y políticas no han sido menos reales. Así, la específica referencia implícita en la expresión 'Iglesia y Estado' representa para la Iglesia occidental cristiana la historia y la experiencia. Pero, con frecuencia, por extensión y en realidad por analogía, el concepto es útil en la comprensión de otras culturas.

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== Precursor y fechas ==
== Precursor y fechas ==

Revisión del 20:41 6 abr 2010

La Comisión de Reformas Sociales fue un órgano gubernamental del siglo XIX en España, que sirvió para proposición de leyes y demás órdenes de carácter legislativo en defensa de la clase trabajadora.

Antecedentes

Al igual que otro tipo de corrientes, fuera ideológica, política o religiosa, a España llegaban con "retraso". Así cuando ya en otros países se habían establecidos comisiones o grupos desde los gobiernos para satisfacer demandas crecientes de la insatisfache clase trabajadora, en España se venían a formar este tipo de órganos.

Precursor y fechas

En diciembre de 1883 nace de la mano de Segismundo Moret, siendo éste Ministro de la Gobernación, la Comisión de Reformas Sociales.

Trabajos

Aunque ya trabajaba desde su creación como un buscador e impulsor de las necesidades de la clase obrera o trabajadora, y creando dictámenes de lo que debe reformarse. No tomó cuerpo ninguno de sus dictamenes hasta el siglo XX. Entre ellos, está el dictamen a favor del descanso dominical y por ende la ley del descanso dominical. Su actividad finalizó en 1919 ya que se reconvirtió en Instituto de Reformas Sociales con más competencias y germen del futuro Ministerio de Trabajo de España