Diferencia entre revisiones de «Autonomía (filosofía y psicología)»

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'''Autonomía''' (del [[Id|griego]] ''auto'', "uno mismo", y ''nomos'', "norma") es, en términos generales, la capacidad de tomar decisiones sin ayuda de otro. Se opone a [[heteronomía]].
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", y ''nomos'', "norma") es, en términos generales, la capacidad de tomar decisiones sin ayuda de otro. Se opone a [[heteronomía]].


Es un concepto moderno, procedente de la [[Filosofía]] y, más recientemente, de la [[Psicología]]. En el ámbito de la Filosofía se integra entre las disciplinas que estudian la conducta humana ([[Ética]], [[Moral]]), mientras que en el ámbito de la Psicología cobra especial importancia en el estudio de la [[Psicología Evolutiva]].
Es un concepto moderno, procedente de la [[Filosofía]] y, más recientemente, de la [[Psicología]]. En el ámbito de la Filosofía se integra entre las disciplinas que estudian la conducta humana ([[Ética]], [[Moral]]), mientras que en el ámbito de la Psicología cobra especial importancia en el estudio de la [[Psicología Evolutiva]].

Revisión del 02:22 30 oct 2009

Autonomía (del griego auto, "uno mismo", y nomos, "norma") es, en términos generales, la capacidad de tomar decisiones sin ayuda de otro. Se opone a heteronomía.

Es un concepto moderno, procedente de la Filosofía y, más recientemente, de la Psicología. En el ámbito de la Filosofía se integra entre las disciplinas que estudian la conducta humana (Ética, Moral), mientras que en el ámbito de la Psicología cobra especial importancia en el estudio de la Psicología Evolutiva.

La autonomía como problema se ha estudiado tradicionalmente en Filosofía bajo el binomio libertad-responsabilidad, de manera que su opuesto sería el binomio determinismo-irresponsabilidad. Los análisis sobre la libertad (o libre albedrío, como se denomina dentro de la tradición cristiana) recorren la Historia de la Filosofía desde sus inicios, y cobran especial importancia a partir de la introducción de la noción de pecado durante la expansión del Cristianismo. Eso explica que la cuestión de la libertad no haya sido analizada con la misma abundancia durante la Antigüedad clásica que durante las épocas posteriores.

Antecedentes históricos

La libertad en el mundo antiguo

En términos generales, la libertad se entendió en el mundo antiguo como una característica de la conducta dependiente del intelecto y no tanto de la voluntad. Sócrates inauguró la tradición clásica de considerar que no existen personas malvadas, sino simplemente ignorantes, de la misma manera que no existen personas buenas, sino sabias. A esta postura se la denomina intelectualismo moral y es posible encontrarla, con variaciones, durante toda la filosofía antigua.

La libertad en el cristianismo

El cristianismo introdujo las nociones de pecado y culpa, incompatibles con la teoría clásica griega, haciendo necesario una nueva definición de libertad que permitiera explicar el ser humano como responsable de sus actos ante Dios. De manera que los defensores de la postura librearbitrista (es decir, aquellos que confirmaban la existencia de la libertad, con más o menos limitaciones) se fundamentaban en razonamientos eminentemente religiosos, nacidos de la teología cristiana católica, para quien es indiscutible que el ser humano es libre (dentro de ciertos límites), pues Dios habría dotado a sus criaturas de tal capacidad para que eligieran entre el pecado o la gracia. La existencia del libre arbitrio era condición indispensable para alcanzar la salvación o la condenación.

Esta visión más o menos coherente dentro de la teología cristiana se rompió durante la Reforma, al proclamarse el determinismo teológico luterano, y a partir de ahí se vino lentamente abajo a medida que las ciencias naturales explicaban la conducta humana a partir de factores ambientales, económicos, sociales o genéticos, naciendo así toda una larga serie de determinismos.

La Ilustración y el ideal de autonomía

En este escenario tuvo lugar el movimiento conocido como Ilustración. Este complejo fenómeno cultural proponía ambiciosos ideales de libertad y emancipación, especialmente desde el punto de vista político e intelectual. La lucha contra el despotismo, la ignorancia, el paternalismo político y la superstición se convirtieron en motivaciones centrales durante esa época. Ya no se debatía tanto de libertad como de liberación. Es entonces cuando el desarrollo de la temática de la libertad (entendida como la facultad de querer tal o cual cosa sin condición invencible) recibió un impulso especialmente notable gracias al pensamiento de Immanuel Kant. Si su antecesor Descartes anunciara que el sujeto es el marco de referencia de la verdad, Kant perfiló el concepto de autonomía como una idea nueva que venía a sustituir los anteriores planteamientos entorno al concepto de libertad. Para Kant, la libertad se encontraba en la autonomía. En el primer párrafo de su obra ¿Qué es Ilustración? lo expone de manera sucinta:

La ilustración es la salida del hombre de su minoría de edad. Él mismo es culpable de ella. La minoría de edad estriba en la incapacidad de servirse del propio entendimiento, sin la dirección de otro. Uno mismo es culpable de esta minoría de edad cuando la causa de ella no yace en un defecto del entendimiento, sino en la falta de decisión y ánimo para servirse con independencia de él, sin la conducción de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten valor de servirte de tu propio entendimiento! He aquí la divisa de la ilustración.

En este párrafo sentaba las bases del moderno concepto de autonomía, entendida como una dimensión de la razón que facilita al ser humano la posibilidad de pensar y, por tanto, de darse normas a sí mismo sin ayuda de ninguna autoridad. La autonomía se alcanza desde la voluntad de querer poseerla, y permite al ser humano librarse de la carga de la autoridad. Kant afirmaba que una ética autónoma (basada en el deber por el deber) era el único marco posible para lograr una pauta universalmente válida de conducta, frente a las éticas heterónomas (basadas en el placer, por ejemplo) que no lograban fundamentarse en la autonomía personal por estar dirigidas por un objeto no racional. También entendía que el conocimiento es un desafío (Sapere Audere!, en latín, "Atrévete a saber") y la libertad, más que una condición, es un logro. De esta manera, la persona autónoma era responsable, mientras que quién, por comodidad o cobardía, decidía vivir en estado de minoría de edad, resultaba ser irresponsable.

La autonomía (moral y política) pasó a ser un ideal en sí mismo y base, con el paso del tiempo, de las sociedades democráticas, pues solamente desde la autonomía personal se puede hacer uso de la autonomía política que permite al ciudadano participar en el gobierno de la comunidad.ok

La autonomía en el contexto de la dayana

Los planteamientos más recientes en el campo de la autonomía se deben a Jean Piaget y a su discípulo Lawrence Kohlberg.

La autonomía según Piaget

Piaget estudió el desarrollo cognitivo de los niños analizándolos durante sus juegos y mediante entrevistas, estableciendo (entre otros principios) que el proceso de maduración moral de los niños se produce en dos fases, la primera de heteronomía y la segunda de autonomía:

  • Razonamiento heterónomo: Las reglas son objetivas e invariables. Deben cumplirse literalmente, porque la autoridad lo ordena, y no caben excepciones ni discusiones. La base de la norma es la autoridad superior (padres, adultos, el Estado), que no ha de dar razón de las normas impuestas ni ha de cumplirlas en todo caso. Existe una tendencia demostrada a las sanciones expiatorias y a identificar el error como una falta, así como a la búsqueda indiscriminada de un culpable (pues una falta no puede quedar sin castigo), de manera que es admisible el castigo del grupo si el culpable no aparece. Además, las circunstancias pueden llegar a castigar al culpable.
  • Razonamiento autónomo: Las reglas son producto de un acuerdo y, por tanto, son modificables. Se pueden someter a interpretación y caben excepciones y objeciones. La base de la norma es la propia aceptación, y su sentido ha de ser explicado. Las sanciones han de ser proporcionales a la falta, asumiéndose que en ocasiones las ofensas pueden quedar impunes, de manera que el castigo colectivo es inadmisible si no se encuentra al culpable. Las circunstancias no pueden castigar a un culpable.

El tránsito de un razonamiento a otro de produce durante la pubertad.

La autonomía según Kohlberg

Lawrence Kohlberg continúa los estudios de Piaget, esta vez planteando dilemas morales a diferentes adultos y ordenando las respuestas. Sus estudios recogieron información de diferentes latitudes (EE.UU, Taiwan, México) para eliminar la variabilidad cultural, y se centraron en el razonamiento moral, y no tanto en la conducta o sus consecuencias. De esta manera, Kohlberg estableció tres estadios de moralidad, cada uno de ellos subdividido en dos niveles. Se leen en sentido progresivo, es decir, a mayor nivel, mayor autonomía.

  • Estadio preconvencional: las normas se cumplen o no en función de las consecuencias.
    • Nivel 1: Orientación egocéntrica. La norma se cumple para evitar un castigo (ejemplo: no le pego a mi compañero de pupitre porque si no me castigan).
    • Nivel 2: Orientación individualista. La norma se cumple para obtener un premio (ejemplo: hago mis tareas escolares porque así mis padres me compran una moto).
  • Estadio convencional: las normas se cumplen en función del orden establecido.
    • Nivel 3: Orientación gregaria. La norma se cumple para satisfacer a los demás (debo ser buen chico para que mis padres se sientan orgullosos de mí).
    • Nivel 4: Orientación comunitarista. La norma se cumple para mantener el orden social (debo cumplir con mi función dentro de la sociedad).
  • Estadio postconvencional: las normas se cumplen en función de la aceptación individual y de los valores que comportan.
    • Nivel 5: Orientación relativista. La norma se cumple en función de un consenso, y no se pueden desobedecer (debo respetar las normas en beneficio común y en función de un consenso voluntario).
    • Nivel 6: Orientación universalista. La norma se cumple cuando respetan valores universales, y si no, se desobedecen (cualquier acción se basa en el respeto de la dignidad de los demás, o de lo contrario es legítima la desobediencia).

Lawrence Kohlberg afirma que los niños viven en el primer estadio, mientras que apenas un 20% de los adultos llegan al nivel 5, y solamente un 5% alcanza el nivel 6.

A pesar de las críticas contra el modelo de Kohlberg, hoy en día goza de amplio consenso y reconocimiento.

Véase también