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En [[Buenos Aires]], el Higienismo como movimiento emerge en la segunda mitad del S XIX introduciendo el concepto de salud pública como lo conocemos hoy en día. La salud pública deja de entenderse como única función de combatir enfermedades o impedir que se propaguen epidemias (como lo fue la [[Fiebre amarilla en Buenos Aires|fiebre amarilla]]), sino que empieza a ampliarse su concepto dado que la salud poblacional integra el bienestar físico, mental y social de los hombres que apunta a la "calidad de vida" de las personas. Todo esto requiere intervención por parte del Estado.<ref>{{Cita publicación|título=Higienismo: ciencia, instituciones y normativa. Buenos Aires, siglo XIX.|apellidos=Lic. Paiva|nombre=Verónica|fecha=Año 1997|publicación=Seminarios crítica del Instituto de Arte Americano (IAA)}}</ref> |
En [[Buenos Aires]], el Higienismo como movimiento emerge en la segunda mitad del S XIX introduciendo el concepto de salud pública como lo conocemos hoy en día. La salud pública deja de entenderse como única función de combatir enfermedades o impedir que se propaguen epidemias (como lo fue la [[Fiebre amarilla en Buenos Aires|fiebre amarilla]]), sino que empieza a ampliarse su concepto dado que la salud poblacional integra el bienestar físico, mental y social de los hombres que apunta a la "calidad de vida" de las personas. Todo esto requiere intervención por parte del Estado.<ref>{{Cita publicación|título=Higienismo: ciencia, instituciones y normativa. Buenos Aires, siglo XIX.|apellidos=Lic. Paiva|nombre=Verónica|fecha=Año 1997|publicación=Seminarios crítica del Instituto de Arte Americano (IAA)}}</ref> |
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En el siglo XVIII, Buenos Aires estaba atravesada por arroyos que concluían en el Río de la Plata, por los cuales corrían basura, desechos de caballos y humanas, inclusive animales muertos. De manera que estos arroyos se convirtieron en focos de infección y epidemias. |
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Para evitar la propagación de estos focos se comenzaron a tomar medidas preventivas a partir de la creación del Virreinato del Rio de la Plata, impulsadas por el Virrey Juan José Vertiz y Salcedo, durante su mandato entre 1778 y 1784. |
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Algunas de estas medidas fueron: prohibir el tránsito de carretas en el centro de la ciudad, multar a quienes arrojaran residuos a las calles y se reglamentó el área de trabajo de los aguateros para evitar la recolección de agua en lugares inapropiados. Además, comenzaron a realizarse adoquinados para impedir que las aguas negras, la basura y otros elementos riesgosos se acumulasen generando focos de infección. |
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Ya por 1856 se realizaron las primeras instalaciones de cañerías y grifos del país. |
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Frente a la epidemia del cólera de 1867, el Gobierno creó la primera Comisión de Obras de Salubridad, incluyendo la primera planta purificadora de la ciudad, el tendido de cañerías y un pequeño depósito de agua en la Plaza Lorea, logrando para 1869 convertir a Buenos Aires en una de las primeras ciudades de América con un sistema de aguas corrientes.<ref>HISTORIA DE LAS EPIDEMIAS EN BUENOS AIRES.https://aysa.com.ar/media-library/programa_cultural_educativo/museo/Las-epidemias-en-Buenos-Aires.pdf</ref> |
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El movimiento higienista a partir de 1870 tuvo influencia en las prácticas, acciones y reglamentos urbanos en la provincia de Buenos Aires. |
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[[Archivo:BuenosAiresPlano1870.JPG|miniaturadeimagen|Buenos Aires, 1870]] |
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⚫ | El Higienismo también pone el foco en la salud urbana empleando infraestructura, obras sanitarias, limpieza de calles, alejamiento de cementerios y mataderos del centro de la ciudad, entre otras cosas. |
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== Desarrollo == |
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Revisión del 23:44 29 ago 2024
El higienismo es una forma de vida que nace en la primera mitad del siglo XIX con el liberalismo, cuando los gobernantes comienzan a reparar con más detenimiento en la salud de la ciudad y sus habitantes. Se consideraba la enfermedad como un fenómeno social que abarcaba todos los aspectos de la vida humana.[1] La necesidad de mantener determinadas condiciones de salubridad en el ambiente de la ciudad mediante la instalación de agua corriente, cloacas, iluminación en las calles, y de poder controlar las epidemias fueron dando forma a esta corriente, que se basaba en:
...el nuevo principio de "rentabilidad" [... ] [para reorientar] los valores otorgados a la comida, a las bebidas, al aire respirado en el trabajo y en el descanso, a la limpieza de un cuerpo que necesita dejar penetrar el oxígeno por la piel.Georges Vigarello[2]
Acentuó los deberes políticos y sociales de los médicos y constituyó el futuro diseño de las políticas que pretendían limitar el impacto de la desigualdad social que traía la modernización económica;[3] como consecuencia de la Revolución Industrial llevada a cabo en el siglo XVIII.
Origen
Hasta comienzos del siglo XIX el hacinamiento y la pobreza que afectaban a gran parte de la población provocaba epidemias agravadas por la desnutrición. Los médicos comenzaron a denunciar las condiciones de vida como causa primera de las enfermedades.
En Viena, el médico J.P. Frank publicó La miseria del pueblo, madre de enfermedades, obra que influyó en otros como Turner Thackrah, Arnold, Chadwick, Villermé y Virchow, que contribuyeron a crear el higienismo como parte de la medicina, para erradicar enfermedades como el cólera o la fiebre amarilla.[4]
En España la corriente cobró fuerza en la segunda mitad del siglo XIX, tras la muerte de Fernando VII, ayudada por los cambios sociales e impulsada por médicos como Rodríguez Méndez.[4]
En Buenos Aires, el Higienismo como movimiento emerge en la segunda mitad del S XIX introduciendo el concepto de salud pública como lo conocemos hoy en día. La salud pública deja de entenderse como única función de combatir enfermedades o impedir que se propaguen epidemias (como lo fue la fiebre amarilla), sino que empieza a ampliarse su concepto dado que la salud poblacional integra el bienestar físico, mental y social de los hombres que apunta a la "calidad de vida" de las personas. Todo esto requiere intervención por parte del Estado.[5]
El Higienismo también pone el foco en la salud urbana empleando infraestructura, obras sanitarias, limpieza de calles, alejamiento de cementerios y mataderos del centro de la ciudad, entre otras cosas.
En el siglo XVIII, Buenos Aires estaba atravesada por arroyos que concluían en el Río de la Plata, por los cuales corrían basura, desechos de caballos y humanas, inclusive animales muertos. De manera que estos arroyos se convirtieron en focos de infección y epidemias. Para evitar la propagación de estos focos se comenzaron a tomar medidas preventivas a partir de la creación del Virreinato del Rio de la Plata, impulsadas por el Virrey Juan José Vertiz y Salcedo, durante su mandato entre 1778 y 1784.
Algunas de estas medidas fueron: prohibir el tránsito de carretas en el centro de la ciudad, multar a quienes arrojaran residuos a las calles y se reglamentó el área de trabajo de los aguateros para evitar la recolección de agua en lugares inapropiados. Además, comenzaron a realizarse adoquinados para impedir que las aguas negras, la basura y otros elementos riesgosos se acumulasen generando focos de infección. Ya por 1856 se realizaron las primeras instalaciones de cañerías y grifos del país.
Frente a la epidemia del cólera de 1867, el Gobierno creó la primera Comisión de Obras de Salubridad, incluyendo la primera planta purificadora de la ciudad, el tendido de cañerías y un pequeño depósito de agua en la Plaza Lorea, logrando para 1869 convertir a Buenos Aires en una de las primeras ciudades de América con un sistema de aguas corrientes.[6] El movimiento higienista a partir de 1870 tuvo influencia en las prácticas, acciones y reglamentos urbanos en la provincia de Buenos Aires.
Desarrollo
Hasta 1850 sólo existieron algunos intentos individuales, sobre todo de médicos, por cuidar la salud urbana. Las escasas personas con alguna preparación científica a la cabeza de este movimiento buscaban el origen de las enfermedades en factores ambientales. Era necesario proteger tres elementos básicos: el aire, el agua y el sol. Provistos en cantidades y calidades adecuadas se lograría alejar las "miasmas", como llamaban a los "vapores u organismos malignos" que, según se creía, se desprendían de los cuerpos enfermos o sustancias en descomposición, para atentar contra la salud de los habitantes de las ciudades. Así se ponen en práctica algunas estrategias urbanas de las que se conocían: tapar fangales, alejar industrias, mataderos, y cementerios de las áreas centrales de la ciudad, todas actividades del ámbito público.
En una segunda etapa, el movimiento ya abarcó también los ámbitos privados, en las casas particulares, proclamando la necesidad de instalar baños en todas las viviendas, reglamentando la altura mínima de los techos, una adecuada ventilación natural de los ambientes, recomendaciones acerca de la limpieza periódica de las casas.
Punto importante fue el trato a la prostitución, considerada hasta entonces un fenómeno moral y que en el siglo XIX comenzó a estudiarse en sus aspectos patológicos, por su incidencia en las enfermedades venéreas.[1]
Luego, con las investigaciones de Robert Koch y principalmente de Louis Pasteur, se descubre la 'verdadera' razón de las enfermedades, que se relacionaban con microorganismos y no con las emanaciones de las sustancias en descomposición, y la higiene pasa a ser una cuestión social; se comienza a analizar bacteriológicamente el agua, se utiliza el cloro para desinfectar, se prohíben las fábricas en áreas de vivienda, etc.
Higienismo moderno
El higienismo como ideología y corriente naturópata nació en Estados Unidos en 1829 de la mano de Louis Kuhne, que seguía las enseñanzas del sacerdote alemán Sebastian Kneipp. Este predicaba la salud a través de la hidroterapia: su sistema consistía en
...la regulación de la vida cotidiana, a través de la simplicidad de la dieta, y el abundante uso de agua fría interna y externamente.[7]
Véase también
Referencias
- ↑ a b Ruiz Rodrigo, Cándido; Palacio Lis, Irene (1999). Higienismo, Educación Ambiental y Previsión Escolar: Antecedentes, pág. 275. Publ. Universitat de Valencia. ISBN 84-370-3930-4.
- ↑ Vigarello, Georges (1993). Le sain et le malsain: Santé et mieux-être depuis le Moyen Age. Éd. Seuil.
- ↑ Fiorucci, Flavia (2019). Palabras claves en la historia de la educación argentina. Unipe - Editorial Universitaria.
- ↑ a b Alcaide González, Rafael (1999). «La introducción y el desarrollo del Higienismo en España durante el s. XIX». Scripta Nova, Universidad de Barcelona. Consultado el 29 de abril de 2008.
- ↑ Lic. Paiva, Verónica (Año 1997). «Higienismo: ciencia, instituciones y normativa. Buenos Aires, siglo XIX.». Seminarios crítica del Instituto de Arte Americano (IAA).
- ↑ HISTORIA DE LAS EPIDEMIAS EN BUENOS AIRES.https://aysa.com.ar/media-library/programa_cultural_educativo/museo/Las-epidemias-en-Buenos-Aires.pdf
- ↑ Walsh, James J (1910). «Sebastian Kneipp». Catholic Encyclopedia (en inglés). Consultado el 29 de abril de 2008.
Bibliografía
- Vigarello, Georges (1999). Histoire des pratiques de santé: le sain et le malsain depuis le Moyen Age. Éd. Seuil. ISBN 2-02-037123-5.
- Guillerme, Jacques; Krauss, Werner (1977). Le sain et le malsain. Éd. Garnier Frères. ISBN 2-7050-0115-8.
- Viñao Frago, Pérez Picazo, Lemeunier y Moreno (2000). Higienismo y educación (ss. XVIII-XX). Publ. Universidad de Murcia.
- Anaut Bravo, Sagrario (2001). Luces y sombras de una ciudad: los límites del reformismo social y del higienismo en Pamplona. Publ. Universidad de Navarra. ISBN 84-95075-73-3.
- José Manuel, Silvero (2014). Suciedad, cuerpo y civilización. Universidad Nacional de Asunción-Paraguay.https://www.academia.edu/43041547/Suciedad_cuerpo_y_civilizaci%C3%B3n