El ciego de la guitarra

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El ciego de la guitarra
Año 1778
Autor Francisco de Goya
Técnica Óleo sobre lienzo
Estilo Rococó
Tamaño 211 cm × 311 cm
Localización Museo del Prado, Madrid, España
País de origen España

El ciego de la guitarra es un cartón para tapiz perteneciente a la segunda serie, ejecutada por Francisco de Goya para el antedormitorio de los Príncipes de Asturias en el Palacio del Pardo. Se exhibe en el Museo del Prado

En el fondo de la composición se venden frutas, y se acentúa la estructura piramidal. Es uno de los cartones que más relación guardan con la obra de Tiépolo.[1]

Análisis

El ciego cantor domina la escena, que lleva por las ciudades mensajes dramáticos y truculentos. Goya representa aquí la fascinación y el interés que el grupo demuestra por el invidente. Según Goya, el caballero elegante de este cartón era un extranjero. El pintor incluyó, además, personajes desacostumbrados, como el negro que encarna la popular figura del aguador. Junto a ellos aparecen otros más frecuentes: a la izquierda un pescador y entre el resto de las figuras una melonera vendiendo su mercancía.

Para este cartón, Goya hizo uno de sus primeros aguafuertes, conservado en la Biblioteca Nacional de España.

El ciego de la guitarra fue uno de los cartones más difíciles de emprender, pues Goya debió modificarlo en varias ocasiones para cumplir con los requerimientos de los tejedores —era demasiado grande y con abundancia extrema de figuras—.

La composición central podría aludir a la prostitución, en donde dos majas alegremente vestidas coquetean con un caballero. En primer plano, los niños parecen recordar a Hogarth y la pintura inglesa.

El color y la luz llama más la atención que los personajes, las tonalidades terrosas recuerdan a un joven Diego Velázquez. En la derecha hay un colorido vivo que otorga gran alegría. La luz impacta sobre todo en las mujeres y el hombre, consiguiendo reflejos metálicos en los cacharreros de agua que carga el negro. La suelta pincelada de Goya aquí será evocada medio siglo después en La lechera de Burdeos y en el Retrato de Juan Bautista Muguiro.

Notas

  1. Glendinning, p. 36.

Fuentes