Discusión:Guerras del golfo Pérsico

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Desde el inicio de la crisis del

Golfo Pérsico, se ha venido evidenciando una vez más cómo, el escenario del Oriente Medio, es objeto de una confrontación regional de carácter bélico que puede degenerar en un conflicto de mayores proporciones. La peligrosa situación generada tras la invasión de Irak a Kuwait, obedece a criterios esencialmente económicos, aunque han incidido otros hechos de carácter estratégico y político. De igual forma se observa una redefinición del concepto de conflictos regionales, dentro del nuevo período de recomposición del escenario internacional, en el cual ha perdido su significancia la confrontación ideológica entre los dos grandes bloques hegemónicos. Atendiendo a las anteriores consideraciones, el presente artículo pretende ubicar algunos hechos de carácter histórico, así como plantear algunos puntos que podrían ser objeto de posterior consideración y análisis, dependiendo de la forma en que vayan evolucionando los acontecimientos en la región. Antecedentes históricos Tal y como ha sucedido con la inmensa mayoría de los conflictos

que se desarrollan en esa área,

su origen se remonta a la finalización de la Primera Guerra Mundial y a la arbitraria demarcación y creación de nuevos Estados que hicieron tanto Gran Bretaña como Francia. Esto, a instancias de los compromisos adquiridos durante la guerra y al sistema de Mandato conferido por la Sociedad de las Naciones a las potencias vencedoras. Desde un inicio, Kuwait contó con apoyo británico merced a sus importantes yacimientos petrolíferos y a la ubicación geográfica sobre el Golfo Pérsico, que le permitía la exportación del crudo en condiciones bastante favorables. Pero la creación de Kuwait y su posterior independencia, en 1961, no contó con la aquiescencia de su vecino Irak, cuyo gobierno consideró al nuevo Estado como parte integrante de una de sus antiguas provincias, escindida por efectos de la guerra y la actuación de las potencias del momento. Como dice Leonard Firestone, experto en la región, "para comenzar, las fronteras son completamente arbitrarias, casi una invitación al conflicto".' De hecho, el apoyo brindado por los ingleses fue recompensado por la familia gobernante en Kuwait, Al Sabah, que extendió beneficios de explotación a un consorcio norteamericanobritánico que realizó explotaciones significativas especialmente con el advenimiento del período de la segunda posguerra. A pesar de las posiciones de fuerza que en un inicio utilizaron los iraquíes para impedir el proceso de independencia de Kuwait, la intervención inglesa en favor de su antiguo 'protectorado' fue un elemento disuasivo 1. Ver revista Semana, agosto 14-21 de 1990, p. 103. suficiente para lograr que las fuerzas invasoras desistieran de su pretensión. Aunque posteriormente se presentaron otros simulacros de acciones bélicas por parte de Irak, la situación se mantuvo relativamente estable hasta el período de la guerra entre Irán e Irak, en la cual la familia Al Sabah concedió créditos considerables a su vecino y antiguo enemigo. La intención era doble: de un lado, frenar la posibilidad del expansionismo de los fundamentalistas iraníes y, por el otro, tratar de hacer olvidar las pretensiones territoriales que aún mantenía el presidente iraquí, Saddam Hussein. De hecho Hussein recibió apoyo no sólo de su pequeño vecino, sino de Arabia Saudita, Estados Unidos y una gran cantidad de países occidentales que coincidían en la apreciación de apoyar económica y militarmente a Irak, como factor de contención de la revolución islámica. Pero los acontecimientos terminaron por demostrar que en la conflictiva región del Oriente Medio, la lógica aplicada por occidente no es la más propicia para lograr una clara interpretación de los hechos. Esto tiene una fácil comprobación si se trata de involucrar a actores tan volubles como el presidente iraquí, quien terminó por aplicar su propia racionalidad al devenir del área, sin importar las repercusiones que ello acarrearía con las potencias occidentales o con su antiguo aliado soviético.2 La invasión iraquí a Kuwait Para comenzar a adentrarnos en el tema de la invasión, es necesario 2. Ver al respecto, Diego Cardona Cardona, "Actores y tendencias en el conflicto del Golfo Pérsico", en revista Análisis Político No. 11. p. 91-101.

hacer una breve descripción de

la figura del presidente Saddam Hussein, y la forma como ha venido manejando la situación política interna e internacional de Irak. Hussein nace en una familia pobre y se vincula desde muy joven a los movimientos panárabes, bajo el ideal de Gamal Abdel Nasser. Con el tiempo entra a formar parte del partido Baath, de tendencia socialista, y se convierte en propagador de las ideas nacionalistas. El partido Baath llegó al poder por primera vez en 1963, tras un golpe de Estado, pero sólo por pocos meses, en los cuales "se 'distinguió' por una brutal purga de comunistas y kurdos".3

El

Baath llegó nuevamente a la presidencia en 1968, poniendo en práctica una serie de reformas de tipo social y económico con el ideal de llevar a cabo planes de desarrollo socialista dentro del país. Así, Irak fue dirigido por más de 10 años por el General Al-Baqr, pero quien realmente detentaba el poder era su familiar, el 'joven y enérgico' Saddam Hussein. En 1979 Hussein asumió formalmente el poder al ser designado como presidente. Aún de tiempo atrás y, en especial desde el momento del cambio de presidente, "la historia del gobierno del partido Baath ha sido una ininterrumpida sucesión de conspiraciones, purgas y ejecuciones, y la periódica eliminación de grupos de 'traidores'".4 Para inicios de los años ochenta, y antes de la guerra con Irán, Saddam Hussein había hablado de lograr el retiro de las fuerzas foráneas de la región, así como del no alineamiento del mundo árabe. "Fue en medio de ese 3. Ver, Yu. Georgiyev y Yu. Danab, "Irak sin estereotipos", en Argumenty i Facty, No. 21, 26/5 - 1/6, Moscú. 4. Ibíd., p. 3. curso revolucionario como Hussein invadió a Irán, un país musulmán pero no árabe, que amenazaba con expandir el concepto de fundamentalismo islámico, antagonista con su nacionalismo árabe".5 Desafortunadamente esa aventura bélica sobrepasó los cálculos iniciales de Hussein, y, lo que debía durar pocos meses, con un aplastante triunfo iraquí, terminó por convertirse en una cruenta guerra con un costo humano y económico de grandes proporciones. Hacia 1988 se llegó a un acuerdo de tregua con los iraníes, en el cual no se contemplaba un legítimo ganador y quedaba en entredicho la posesión del Shat El Arab, estratégico sitio por el cual peleó Irak con el ánimo de asegurar una salida de su petróleo al Golfo Pérsico. Ya con las manos libres, un ejército preparado para la guerra y el viejo ideario de ejercer el liderazgo en el mundo árabe, las posibilidades de que Hussein se embarcara en una nueva aventura bélica quedaban abiertas. Por un lado, la economía iraquí se encontraba en difícil situación como consecuencia del enfrentamiento con Irán. De otro lado, Saddam Hussein basaba su poderío interno y externo en tres pilares básicos: 1.- Control absoluto de las fuerzas armadas y del aparato militar, que comprende casi dos millones de hombres en armas -para un país de 18 millones de habitantes-, 5.000 tanques, 500 aviones y, en especial, la posesión de armas químicas. En cuanto a este último potencial bélico, hay que recordar que Saddam Hussein no vaciló en utilizar armamento químico contra la población Kurda a finales de 1988, causando estragos entre civiles indefensos. 2.- El control que el gobierno ejerce sobre el 5. Ver revista Semana, agosto 14-21 de 1990, p. 96. Partido Baath, al cual pertenece la mayoría de la población. 3.- "El tercer pilar del régimen son los servicios de seguridad, los cuales han penetrado todos los estratos de la sociedad".6 Con todos estos elementos bajo su absoluto control, la difícil situación económica interna y los ánimos de expandir el control territorial, se dio hacia finales de julio de 1990 el reclamo inicial al Emirato de Kuwait. Hussein, que sin lugar a dudas es un viejo zorro de la política, buscó una serie de argumentos que sirvieran de pretexto para el posterior ataque e invasión a su pequeño vecino. Inicialmente habló de la explotación por parte de Kuwait, de algunos yacimientos petrolíferos fronterizos que Irak reclamaba como propios. Así mismo mencionó la baja de los precios del petróleo por parte de los kuwaitíes, hecho que perjudicaba los intereses de Irak. Todas las gestiones diplomáticas para evitar la guerra fracasaron, en la medida en que el propio Saddam Hussein no deseaba realmente la paz. Las ofertas de solución hechas por Kuwait y la mediación adelantada por el presidente Mubarak de Egipto, no lograron aplacar a Hussein y la guerra se convirtió en un hecho al iniciarse el mes de agosto. Se puede pensar, que al igual que lo ocurrido en la guerra contra Irán, al presidente Hussein nuevamente le fallaron los cálculos en cuanto a la reacción al ataque inicial y la duración del conflicto. Una cosa era. la invasión a Irán y el deseo de frenar a los shiítas, con apoyo regional, occidental y soviético, y otra muy diferente 'caer' sobre el pequeño Kuwait, sin apoyo árabe ni de 6. Yu. Georgiyev, y Yu Danab. Op. Cit.. p. 2. las grandes potencias. Para comenzar, el escenario internacional ha variado sustancialmente desde el anterior acontecimiento bélico. El nuevo ambiente de distensión que se vive a nivel internacional y el replanteamiento del esquema de relaciones en el mundo, con el surgimiento de otros actores, ha conducido a una serie de cambios, casi impensables tan solo un par de años atrás. Así, la primera reacción de Estados Unidos, los Estados pertenecientes a la Comunidad Económica Europa y Japón fue de rechazo total, llegando a sugerirse, y luego llevarse a cabo el envío de tropas e Arabia Saudita. La dependencia de estos países del suministro de petróleo de la región, era de capital importancia. En cuanto hace a la Unión Soviética, antiguo aliado de Irak, se dio un cambio de postura sustancial, al alinearse con Estados Unidos dentro del Consejo de Seguridad para lograr unas resoluciones de condena a la invasión llevada a cabo por Hussein. Este nuevo escenario ha dado lugar a una serie de especulaciones dentro de las cuales se encuentra la redefinición de los conflictos regionales. En efecto, con la terminación de la guerra fría y el acercamiento entre las grandes potencias, se abría la posibilidad de una nueva concepción de los conflictos regionales con desestabilización periférica por presentarse en el mediano plazo.7

Pero la

actuación de Hussein deja entrever que en su deseo de lograr un lugar como potencia media regional en el Oriente Medio, está dispuesto a potenciar soluciones de fuerza, como sucede en la actualidad. 7. Ver al respecto, Elvira Sánchez Marteos, "Conflictos regionales y desequilibrios periféricos: las nuevas fronteras del sistema internacional", en Anuario Internacional CIDOB 1989, Barcelona. 1990, pp. 185-196. Hasta el momento, la racionalidad aplicada por Hussein para la guerra obedece a elementos de tipo económico o geopolítico y no a los argumentos que inicialmente se esgrimieron como legitimantes de la invasión. Es decir, que el presidente iraquí logra asegurarse el 20% del suministro de petróleo de la región, condona la deuda externa de Irak con Kuwait, y de paso logra una salida al Golfo Pérsico que revierte en un fortalecimiento dentro del contexto del mundo árabe, emergiendo como una potencia media de significación. Desde un principio, Hussein tomó la iniciativa y fue conduciendo los acontecimientos con gran habilidad. Luego de sopesar los hechos y ver la reacción de los países occidentales comenzó a plantear un esquema de 'lógica del absurdo', permitiendo potenciar la posibilidad de llegar a soluciones de conflicto armado, y una vez que los ánimos se encontraban caldeados, abriendo paso al logro de acciones diplomáticas que no conducían a nada. Es así como cuatro días después de iniciada la invasión ya se hablaba de un retiro de tropas iraquíes de Kuwait. Como hecho curioso, los propios países árabes fueron bastante cautos en su respuesta inicial, tal vez esperando una evolución más favorable de los acontecimientos. Sólo luego del viaje del Secretario de Defensa norteamericano Dick Chenny a Arabia Saudita, y la presentación de un supuesto plan de ataque iraquí a ese país, el Rey Fahd dio permiso para el envío de tropas norteamericanas a territorio saudí.8 En un inicio se buscó por todos los medios una solución concertada al conflicto, contando 8. Ver, "La ira de Alá" en revista Semana agosto 14-21 de 1990, y "Cerrando filas" en revista Semana, agosto 21-28 de 1990. con la mediación de Egipto. Pero de nuevo los acontecimientos demostraron que las intenciones de Hussein, y su reticencia a aceptar las propuestas surgidas de la cumbre de la Liga Árabe, no conllevaban una pronta paz. Estados Unidos y la Unión Soviética, por su parte, buscaban que a través de las resoluciones de condena emanadas del Consejo de Seguridad de la ONU y, especialmente, con la imposición del embargo comercial y militar, se lograra 'ahorcar' la economía iraquí y en poco tiempo se diera el retiro de las tropas invasoras. Pero la realidad de los hechos terminó por demostrar que un embargo sólo tendría efectos a largo plazo, y dentro de este juego de 'apretarse el cinturón', Hussein estaba dispuesto a esperar para ver en qué forma reaccionaban los países occidentales frente al corte de suministro de petróleo. La crisis evolucionó en forma cíclica. Luego de iniciada la invasión y ante la reacción de occidente y de los soviéticos, se habló de un retiro iraquí de Kuwait. Una vez lograda una cierta distensión se dio a conocer la pretensión del gobierno norteamericano de enviar tropas a la región, actitud que generó de inmediato que el gobierno de Irak manifestara la anexión de Kuwait. Esto, a su vez, obtuvo como respuesta de parte de algunos pauses árabes, el anuncio de enviar contingentes militares a Arabia Saudita. Con la situación llegando a un punto de tensión muy alto, Saddam Hussein utilizó uno de los argumentos más relevantes dentro del ámbito musulmán: el llamado a la Jihad, o guerra santa. El acudir al elemento religioso como arma política, causó buen efecto a nivel popular, aunque los gobiernos de la región y los altos dignatarios musulmanes reunidos en la Conferencia Islámica, desestimaron las pretensiones de Hussein. "Una reunión auspiciada por el gobierno saudí en agosto de 1990, a la cual concurrieron cerca de 500 delegados asumió que la presencia de tropas extranjeras en Arabia Saudita no violaba las normas islámicas, dada la necesidad del momento, pero recalcó su carácter transitorio. Se pronunció además en contra de la legitimidad del llamado a la 'guerra santa'.9 La llegada de las tropas de Egipto, Siria y Marruecos a territorio saudí coincidió con el anuncio de un plan de paz propuesto por Saddam Hussein que pretendía reducir los niveles de tensión. La propuesta fue rechazada por el presidente Bush, lo que condujo a que el presidente iraquí buscara una paz estratégica con su antiguo enemigo iraní, dentro de una clara lógica de reducir roces en la frontera norte y así poder trasladar un mayor número de soldados a la frontera con Arabia Saudita. Sin lugar a dudas está por evaluarse la real efectividad de la paz con Irán, puesto que implicó la devolución del territorio en disputa del Shat El Arab, así como la entrega de prisioneros de guerra, con lo cual los ocho años de guerra anteriores aparentemente fueron en vano. Con respecto al caso iraní, habría que hacer dos precisiones: 1.- un aspecto importante de la paz con Irán, ha sido el apoyo prestado por ese país al llamado de Hussein a la guerra santa, y al retiro de las tropas foráneas de la región. 2.- el elemento negativo lo representa la condena de Irán a la invasión a Kuwait, y la solicitud de retiro de las tropas iraquíes de este país. Pero una vez fracasada la convocatoria general a la Jihad, Hussein 9. Ver, Diego Cardona Cardona, Op. Cít. p. 96.

habla nuevamente de paz

involucrando tres puntos importantes para la solución al conflicto: 1.- el reemplazo de las fuerzas occidentales por un contingente árabe. 2.- el cese del bloqueo. 3.- la resolución a las ocupaciones en el Oriente Medio, es decir, de Siria en Líbano, y la devolución de los territorios ocupados por Israel.10 En este sentido, Hussein se juega una carta de importancia al involucrar un asunto extremadamente sensible para los países del área, que es el problema palestino y la situación con Israel. En esta forma, el presidente iraquí logra atraer hacia su causa, no sólo al pueblo palestino, sino a un importante número de ciudadanos árabes (no necesariamente a los gobiernos), comprometidos con la solución a la situación palestino-israelí. De hecho, la idea de que en caso de guerra el primer país en ser atacado por Irak sería Israel, le da a la posibilidad bélica una nueva dimensión ante el interrogante: ¿qué actitud tomarían los países árabes ante la participación israelí en el conflicto? Especulando un poco, se podría pensar en la conformación de un bloque árabe que combatiera una vez más a su enemigo histórico, olvidándose temporalmente los problemas con Irak. Lo que dificultaría esta alternativa sería la presencia norteamericana en el área, que obraría como factor de disuasión. En todo caso, está por discutirse el futuro de la situación Palestina y la devolución de Gaza y Cisjordania dentro de una conferencia internacional de paz, a pesar de la reticencia israelí y norteamericana. Este último país ha venido insistiendo en que son dos cosas diferentes, el retiro iraquí de Kuwait y el israelí de los territorios ocupados. De todos modos, Israel se enfrenta a una 10. Ver, revista Semana, agosto 21-28 de 1990, pp. 66-67. situación bastante compleja en la actualidad frente a la amenaza de ataque expresada por Hussein y el recrudecimiento de la Intifada, que ha terminado por polarizar las fuerzas al interior del país y generar una serie de condenas a nivel internacional, por la forma brutal en que han sido reprimidas las manifestaciones palestinas. Continuando con la forma como han evolucionado los acontecimientos, ante el fracaso del plan de paz propuesto por Hussein y la reiteración de las amenazas hechas a Israel, el presidente iraquí ordenó la retención de ciudadanos occidentales y su desplazamiento en calidad de rehenes a sitios estratégicos. De esta forma se protegía de un eventual ataque por sorpresa a la vez que se llevaba de nuevo la situación en el Golfo a niveles de gran tensión, ante la eventualidad de que la embajadas ubicadas en Kuwait fueran desalojadas por tropas de Irak. Para ese entonces el precio del petróleo se hallaba por encima de los treinta dólares el barril y se especulaba que un incidente provocaría el ataque de la fuerza multinacional, que habría de ser "simultáneo, rápido y mortífero"." Ante el crecimiento de la espiral de violencia, se inició una nueva etapa de negociaciones en la cual se vieron involucrados el Rey Hussein de Jordania12 y el propio Secretario General de la ONU, Javier Pérez de Cuellar, quien se reunió con el canciller iraquí Tarik Aziz sin obtener resultados positivos. Continuando con este juego de 'tira y afloje' se han vivido en la 11. Ver, "Al borde del abismo" en revista Semana, agosto 28 - septiembre 4 de 1990. pp. 16-27. 12. Con respecto a la actuación de Jordania y un análisis más detallado de los diferentes actores envueltos en el conflicto, ver Diego Cardona Cardona, Op. Cit. región nuevos períodos de tensión, y el inicio de negociaciones y contactos diplomáticos. Por un lado, el jueves 29 de noviembre se produjo la resolución número 12 de las Naciones Unidas desde que se inició la crisis y mediante la cual en Consejo de Seguridad, con mayoría de doce votos a favor (entre ellos el de Colombia), una abstención (China) y dos votos en contra (Cuba y Yemen), aprobó el uso de la fuerza contra Irak si este país no se retira de Kuwait antes del 15 de enero.13 De esta forma Estados Unidos 13. Este es el texto completo de la resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas: El Consejo de Seguridad: Recordando y reafirmando sus resoluciones 660 (1990), 661 (1990), 662 (1990), 664 (1990), 665 (1990), 666 (1990), 667 (1990), 669 (1990), 670 (1990), 674 (1990) y 677 (1990). Observando que, a pesar de todos los esfuerzos de las Naciones Unidas, Irak, en abierto desacato del Consejo, se niega a cumplir su obligación de aplicar la resolución 660 (1990) y las resoluciones pertinentes que la siguieron y a que se hace referencia en el párrafo precedente. Consciente de los deberes y obligaciones que le incumben con arreglo a la Carta de las Naciones Unidas en cuanto al mantenimiento y la preservación de la paz y la seguridad internacionales, Resuelto a lograr el pleno cumplimiento de sus decisiones. Actuando con arreglo al Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, 1. Exige que Irak cumpla plenamente la resolución 660 (1990) y todas las resoluciones pertinentes que la siguieron y decide, como muestra de buena voluntad y al tiempo que mantiene todas sus decisiones, dar una última oportunidad a Irak para que lo haga; 2. Autoriza a los Estados Miembros que cooperan con el Gobierno de Kuwait para que, a menos que Irak cumpla plenamente para el 15 de enero de 1991 o antes, las resoluciones que anteceden, como se indica en el párrafo 1 de la presente resolución, utilicen todos los medios necesarios para hacer valer y llevar a la práctica la resolución 660 (1990) del Consejo de Seguridad y todas las resoluciones pertinentes que la siguieron y para restablecer la paz y la seguridad inter nacionales en la región; 3. Pide a todos los Estados que proporcionen apoyo adecuado para las medidas que se estaría legitimando la idea del ataque a Irak no sólo como un acto unilateral, sino con el apoyo de diferentes países y más aún con el aval de la propia ONU. Se hizo la concesión a los soviéticos de que se intentaría resolver el asunto por todos los medios pacíficos y contando con el foro multilateral para lograrlo, pero una vez fracasados los diversos esfuerzos diplomáticos, cobra validez la posición de fuerza auspiciada por Estados Unidos. Hussein rechazó enérgicamente la resolución y dijo estar dispuesto para la guerra y, sin embargo, a principios del mes de diciembre anunció la liberación de los rehenes occidentales, hecho que se convierte en un factor de distensión cuando el mundo ya se preparaba para la inevitabilidad de la guerra. De igual manera se abrió paso a una visita del Secretario de Estado norteamericano James Baker a Bagdad, para los primeros días de enero. Perspectivas Dada la evolución de los acontecimientos se puede pensar en una serie de posibles perspectivas, sujetas a diferentes cambios de acuerdo cómo continúen los acontecimientos en una región donde las circunstancias pueden variar de un momento a otro. 1.- Retiro incondicional de Irak de Kuwait so pena de la aplicación de la resolución del 29 de noviembre. En este caso no se adopten de conformidad con el párrafo 2 de la presente resolución; 4. Pide a los Estados interesados que lo mantengan periódicamente informado de lo que ocurra respecto de las medidas que se adopten de conformidad con los párrafos 2 y 3 de la presente resolución; 5. Decide mantener en examen la cuestión. Tomado de la revista Semana, diciembre 4-11 de 1990, p. 70. haría ningún tipo de concesiones a Saddam Hussein, lo que hace muy poco probable su puesta en práctica. 2.- Retiro de las tropas iraquíes de Kuwait que serían reemplazadas por fuerzas de la Liga Árabe y que se lleve a efecto la liberación de todos los rehenes. En este caso se daría el acceso de Irak, en calidad de arrendamiento o cesión, a la isla de Bibiyan para que ese país pueda sacar su petróleo al Golfo Pérsico. De igual forma se condonaría la totalidad o parte de la deuda externa que Irak tiene con Kuwait. Este tipo de resolución al conflicto sería probable, en especial porque atendería a las pretensiones de Hussein y de los Estados Unidos, sin que se hable de vencedores o vencidos. Se contaría con una veeduría de la Liga Árabe o de las Naciones Unidas. 3.- Retiro iraquí condicionado a los puntos expuestos en el numeral segundo, pero con el agregado de tratamiento del problema palestino y si fuera posible el de la retirada siria del Líbano. Esta posibilidad es bastante improbable en la medida en que Israel no aceptaría entrar a ningún tipo de negociación de los territorios ocupados con la OLP, y menos por imposición de Irak. De hecho Israel sería apoyado por Estados Unidos dentro de las Naciones Unidas. 4.- Negación de Irak a retirarse de Kuwait y aplicación de la resolución del 29 de noviembre. Este sería el caso extremo, pero de alguna forma el más deseable para Israel y Estados Unidos que no ven con buenos ojos la permanencia de Hussein en el área, pues su posibilidad de convertirse en líder regional altera el equilibrio de la zona. De hecho una guerra traería desastrosas consecuencias no sólo a nivel regional sino mundial, por el problema energético y económico que se podría generar para las grandes potencias, con obvias repercusiones para los países periféricos. Como conclusión global y luego de haber especulado sobre las posibilidades de evolución regional, se pueden repetir unas premonitorias ideas expuestas por un internacionalista con respecto al devenir mundial, en cuanto hace a los conflictos regionales: "Mientras se desarman los desarmados nuevos conflictos pueden surgir. Los de naturaleza regional pueden mantenerse en un nivel tolerable por las superpotencias, en tanto y en cuanto ellas no estén involucradas. Pero ese tipo de conflictos afecta gravemente a los países geográficamente expuestos. Esa modalidad de conflictos bien puede incluir el uso de armas químicas o el uso de inmensos arsenales que existen en los países en desarrollo. Por otro lado la desesperanza de los pueblos sumergidos en la pobreza, muy probablemente se canalizará a través de los fundamentalismos religiosos y de los nacionalismos agresivos".14 14. Ver. Carlos E. Pérez Llana, "Transformaciones del sistema internacional. Su impacto sobre la problemática de la guerra y la paz", en Roberto Russell et al.. Desarme y Desarrollo en América Latina, Buenos Aires, Fundación Ylia, 1990, p. 130.