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Corsarios de San Sebastián

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Puerto de San Sebastián en el siglo XIX
Puerto de San Sebastián en el siglo XIX

La ciudad de San Sebastián (España) fue una de las plazas corsarias más importantes del Atlántico. Armó una flota con patente de corso durante más de dos siglos con cientos de naves capturadas, lo que impulsó la economía local en tiempos de guerra.[1]

Patente de corso

Los corsarios, a diferencia de los piratas, eran auspiciados por el gobierno de alguna nación para que atacaran y robaran únicamente barcos de países rivales.[2]

Las primeras patentes de corso en San Sebastián datan de 1497 y la última actividad corsaria terminó en 1804 contra barcos ingleses.[3]

En la ciudad de San Sebastián hay una calle campanario[4]​que culminaba junto a un antiguo campanario, hoy ya desaparecido, bien pudiera tener relación con el lugar de nacimiento de un famoso corsario llamado campanario.

Descripción histórica

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Las primeras cédulas expedidas que permiten el corso datan de 1497 y son expedidas por Fernando el Católico. Permitían el corso sin restricción alguna a los guipuzcoanos y vizcaínos.[2]

A principios del siglo XVI España sufría el acoso marítimo de Francia e Inglaterra. Con ánimo de equilibrar fuerzas, Carlos I dio patente de corso en 1529 para atacar y saquear naves de éstos países.[5]

Los armadores donostiarras emprendieron campañas mercantiles y bélicas con gran éxito para desgaste de los adversarios de la Corona. Al calor de los beneficios la flota crecería de forma exponencial en los siguientes treinta años.

Se atestiguaron numerosas acciones bélicas desde 1551 a 1555, en las que los guipuzcoanos arrebataron a Francia más de 200 naos.[6]

El ataque corsario guipuzcoano por excelencia fue el abordaje, normalmente sin poner en peligro ni su nave ni la presa, por medio de embarcaciones auxiliares más rápidas y maniobrables. Después del combate y neutralizada la tripulación, los prisioneros eran llevados a juicio público y devueltos a su país.[7]

Algunas operaciones eran anfibias adentrándose por las rías y luego saltando a tierra para dedicarse al pillaje.

Las bajas entre los corsarios guipuzcoanos fueron numeradas en más de mil en el periodo 1551-1555. Entre ellas, 500 se produjeron en Terranova y las cifras del botín eran de más de mil navíos capturados, 5.000 piezas de artillería y 12.000 prisioneros, sin contar las innumerables mercancías que luego se vendían en los mercados.

En el siglo XVII el Imperio español estaba en horas bajas, asediado por la pujanza francesa y holandesa. Se vio obligada a recurrir a los corsarios para igualar fuerzas. Se creó la 'Escuadra del Norte' en 1633, armada por donostiarras en su mayoría, con el superintendente Alonso de Idiaquez a la cabeza.[3]

Se construyeron 83 embarcaciones en San Sebastián en este periodo. Desde 1633 a 1641, se dispararon las capturas hasta 353 naves. Años dorados en los que Donostia era junto a Dunkerque, la mayor plaza corsaria del mundo.[3]

La Guerra del Asiento (1739-1748) supuso el último auge importante de la actividad corsaria y fue impulsada por los Borbones en su lucha contra Inglaterra. Convirtió a San Sebastián en un enorme centro comercial de lo confiscado.[8]

En la última guerra contra Inglaterra en 1804, se armaron tres naves de corso y mercancías. Fueron los últimos corsarios de San Sebastián

Corsarios destacados

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Algunos corsarios donostiarras de los que hay documentación son los siguientes:[9]

  • Martín Cardel, capitán y armador corsario donostiarra. Describió que en 1555 había unas 350 velas guipuzcoanas. Detallaba que las naves se dotaban de «lombardas, mosquetes, versos, arcabuces, ballestas, lanzas, dardos y otros géneros de armas ofensivas». Su radio de acción, desde Francia hasta Noruega y al oeste, hasta Finisterre o Inglaterra.
  • Francisco de Illarreta,[10]​ ampliaba en 1554 el área de influencia hasta Escocia e Irlanda y declaraba haber armado su propia nao de 200 toneladas con 600 hombres.
  • Juan de Erauso,[11]​tío de la célebre monja alférez Catalina de Erauso, siguió su ruta particular hacia el norte, donde avistó un puerto con más naos. Estaban resguardadas por bastiones y artillería en tierra, y por el buque armado 'La gran fantasía de San Maló' en la bocana. Erauso ya había trasvasado parte de sus 300 hombres a su nao capturada, la 'Sanbriu'. Ante la resistencia feroz, Erauso se alejó y ordenó desembarcar en otra parte a un escuadrón que tomó por sorpresa las posiciones terrestres, mientras sus naos acosaban la entrada del puerto. Tras un combate sangriento donde murieron 72 franceses y 9 corsarios, lograron apresar otras 8 naos. En su ruta de vuelta a casa, se topó con otras dos naos, que se sumaron a un botín total de 14 naos y 200 piezas de artillería que desembarcaron en Guipúzcoa. Erauso indica que en los primeros cinco meses de la guerra perecieron 160 donostiarras. Cifras muy elevadas si se tiene en cuenta la baja demografía de la época.
  • Pérez de Hoa, el piloto de la nao de Juan de Erauso, narra como éste se alió con Juanes de Lizarza y Miguel de Ituráin para asestar un golpe letal a su llegada a Terranova. «Pelearon un día y una noche con muy gran daño y muertes» para capturar 12 grandes naos repletas de bacalao. Entre ellas «'La gran fantasía de Sanbriu' con mucha artillería de fierro y bronce».
  • Alonso de Idiáquez[12]​ fue el superintendente que creó, bajo los auspicios de Felipe IV, la Escuadra del Norte en 1663 que fue armada en su mayoría por donostiarras contra las escuadras inglesas y holandesas. Según el historiador Enrique Otero Lana, se construyeron 83 embarcaciones en San Sebastián entre 1633 y 1641. Capturaron hasta 353 naves, fueron años dorados en los que San Sebastián era junto a Dunkerque, la mayor plaza corsaria del mundo. Con el fallecimiento de Idiaquez en 1643 se limitó mucho la actividad.
  • Juan Arriola fue un donostiarra que salió con un barco de guerra al corso en 1630 trayendo varias presas. Una de las presas procedía de Irlanda.
  • Pedro de Ezabal, vecino de San Sebastián, fue almirante de una fragata de 42 piezas de artillería, llamada Nuestra Señora del Rosario y Ánimas y construida en 1690. Apresó diferentes embarcaciones francesas en el mar Cantábrico.
  • Pedro Aguirre, alias campanario. [13]​De simple paje en un galeón pasó a capitanear un galeón de 150 toneladas y en 1630 el buque corsario San Pedro en la nueva flota de corso del duque de Maqueda.[14]​ Con el botín obtenido fletó un barco mayor que operó en el Canal de la Mancha.
  • Pedro Diústegui fue un corsario apresado y asesinado por el ejército francés.
  • Agustín Diústegui, hijo de Pedro, fue uno de los armadores más importantes de San Sebastián. Participó en el corso en 1636 y en 1652 vuelve a haber nuevos datos como armador.[15]
  • Cristian Echevarría, natural de Bretaña que casó en San Sebastián. Armó 10 navíos de guerra y apresó más de 36 barcos Ingleses, holandeses y franceses.
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Gracias a la actividad corsaria, San Sebastián atrajo a marineros de toda Guipúzcoa, de España e incluso venecianos en el siglo XVIII.

Residían en posadas y derrochaban sus cuartos en las fondas locales. Así como los grandes navieros y capitanes corsarios, gozaban de reputación social.[3]

Véase también

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Referencias

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  1. «Fuenterrabía y San Sebastián focos de corsarios». Hispanismo. 
  2. a b «Corsarios vascos». Diputación Foral de Guipúzcoa. 
  3. a b c d Puerta, Iñigo. «Los corsarios guipuzcoanos». Diario Vasco. 
  4. «Calle Campanario». Callejero. 
  5. «Los Corsarios Vascos». Revista de estudios marítimos del País Vasco. pg 200. 
  6. Otero Lana, Enrique. «La piratería en Flandes y el Cantábrico». Ministerio de Defensa de España. 
  7. «Corsario». Enciclopedia Auñamendi. 
  8. «La guerra de la oreja de Jenkins». Instituto de Historia y Cultura Naval. 
  9. «Corsarios y piratas vascos». San Sebastián. 
  10. «Illarreta, Francisco de». Enciclopedia Auñamendi. 
  11. «Erauso, Juan de». Enciclopedia Auñamendi. 
  12. «Alonso de Idiáquez». Real Academia de la Historia. 
  13. Azpiazu, José Antonio. «Nuevas Historias de Corsarios Vascos». Libro. 
  14. Rico, Ángel. «La defensa del mar en tiempos de Carlos III. Pg 237». Ministerio de Defensa de España. 
  15. «Agustín de Diústegui». Real Academia de la Historia.