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MARIO MOLLARI[editar]

Mario Mollari fue un pintor y muralista argentino que junto a Juan Manuel Sanchez y Ricardo Carpani fundaron el Grupo Espartaco en el año 1959 [1]​ . Los “Espartacos” rechazaban el colonialismo cultural y buscaban unir el arte con el compromiso social en Argentina y en toda Latinoamérica.

Biografía[editar]

Mario Mollari nace en la Ciudad de Buenos Aires el 1 de Septiembre de 1930 y muere en esta misma ciudad el 30 de Octubre de 2010 [2]​. Su padre Julio Mollari era actor de teatro leído. A los 10 años muere su madre y su padre decide marcharse a vivir a Córdoba quedando él y su hermano mayor solos en Buenos Aires en la vivienda familiar del barrio de Flores, donde se gestarán sus inicios en el arte y la pintura . ''“Nací en el año 1930 y ahí empieza un poco la historia de la pinturita. El pan no era el pan, era un pincel, así que vine con el pincel debajo del brazo y me dediqué con mucho entusiasmo desde pibe, porque lo único que me salía bien era dibujar” solia decir.

Sus inicios[editar]

Debajo de esta casa había un garage en el cual Mario trabajaba como sereno y es en esas largas noches que comienza a pintar. Tenía todo lo necesario para crear su universo: tiempo y silencio.

Mollari fue autodidacta, no tuvo formación académica apenas participó en algunos talleres de dibujo cuando era niño. Su principal escuela fue la lectura de libros de arte, la práctica constante y las interminables charlas sobre dibujo y pintura con amigos y compañeros quienes poco a poco fueron entrando en esa cosmogonía que él iba construyendo y descubriendo así para qué habían venido a este mundo.

Cuando cumple 22 años decide irse con lo puesto a Europa, y más específicamente a la meca del arte por esos tiempos: Paris. Piensa que allí va a encontrar las raíces de la pintura y su inspiración artística. Pasa hambre y se mantiene trabajando de modelo vivo para algunos artistas de la bohemia parisina. A medida que pasan los días, Mollari entiende que allí no está su búsqueda. Está en la “cuna del arte” occidental, y no se siente para nada conmovido.

La búsqueda de una identidad artística[editar]

Luego de unos meses decide volver. Pero aquella “luz” que no encontró en París la descubriría casi por azar en el viaje de vuelta a Argentina. El barco que lo trae de regreso hace puerto en Río de Janeiro, justo al amanecer. Mario entonces sí, viendo aquel paisaje, se conmueve, como si “redescubriera” América, volviendo de Europa.

Llega a Buenos Aires habiendo comprendido que su búsqueda estaba en su tierra, que debía arañarla y buscar en sus raíces. Vuelve entonces al legendario garaje y allí comienza con su amigo el fotógrafo Tito Vallaco a tramar un nuevo viaje al noroeste argentino , Perú y Bolivia. Quieren conectarse con los orígenes del continente en la América profunda, allí donde aún no ha llegado del todo el “toque civilizador” del conquistador.

En ese camino algo lo hace vibrar mil veces más que el Louvre: la extraña y mágica luz del lago Titicaca. Esa atmósfera y ese silencio sideral lo hacen encontrar su verbo, el que guiará toda su obra.

Esta realidad lo subyuga y lo motiva por completo y para siempre. Buscando la identidad de este continente es donde él entiende está su urgencia como artista. La geografía y la circunstancia del hombre americano lo hace comprender que su pintura debe ser distinta, que si se transporta la cultura europea a América y no se la somete a un proceso de transformación muere como una planta que no ha podido adaptarse.

En esos años de descubrimiento también llega el amor. Mario conoce a Celia Lorenzo de profesión arquitecta con quien compartirá el resto de su vida, su compañera será pilar fundamental para el desarrollo de su carrera artística. De esta unión nacen sus dos hijos Matias y Beatriz.

Recién casados en el año 1958 se van a vivir a la provincia de Salta, a la zona de los Valles Calchaquíes, pero por falta de trabajo a los seis meses, y con lo puesto, deben volver a Buenos Aires. Se instalan en un departamento en Villa Crespo y pasan de los interminables valles rodeados de montañas al delimitado espacio de paredes y techos de la ciudad. Sin embargo Mollari ya tenia guardado en su interior todas las imágenes y sentires que le habían dado sus viajes por tierra americana. Así continúa su búsqueda ya con todo este bagaje encima, materia prima esencial para su creación.

Movimiento Espartaco[editar]

En esos años entran en su vida otros dos personajes que serán protagonistas en su camino artístico: Los jóvenes pintores Ricardo Carpani y Juan Manuel Sanchez. Mario y Juan Manuel ya se conocían pues habían hecho juntos el servicio militar.

Los tres ven que su pintura va hacia la misma búsqueda y deciden crear un movimiento para ese motor creativo. Algo que los identifique en el mundo del arte. Así nace el grupo “Espartaco” Grupo Espartaco. El nombre está inspirado en la Liga Espartaquista, el movimiento obrero alemán de raíz marxista, liderado por Rosa Luxemburgo , quien a su vez la toma de Espartaco, que fuera el líder de la rebelión de esclavos más grande de la historia de Roma. Realizan un manifiesto , en donde se proclamaba la búsqueda de un arte revolucionario rechazando el colonialismo cultural

Dice el Manifiesto: “La gran Nación Latinoamericana ya ha tenido en Orozco, Rivera, Tamayo, Guayasamín, Portinari, etc., fieles intérpretes que partiendo de las raíces mismas de su realidad han engendrado un arte de trascendencia universal. Este fenómeno no se ha dado en nuestro país salvo aisladas excepciones.” [3]

Y es Espartaco quien se propone dicha continuidad.

Los tres artistas exponen por primera vez en la Asociación Estímulo de Bellas Artes en 1957. Mientras Espartaco va tomando forma, el Director del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires Rafael Squirru observa la obra de estos tres jóvenes artistas y en 1959 les propone salir al mundo como movimiento en el Salón Nacional de Arte que se realizaría en Mar del Plata, invitando a participar en esta muestra a Carlos Sessano y a Esperilio Bute, incorporándolos de esta manera al Grupo. En ese año de 1959, comienzan a sumarse nuevos integrantes a “Espartaco”: el fotógrafo y amigo de Mario, Tito Vallacco y el pintor boliviano Raúl Lara. El 1960 se suma la joven y talentosa pintora Elena Diz, (compañera además de Juan Manuel Sanchez) y el pintor Pascual Di Bianco. En el año 1965 ingresa al grupo Franco Venturi.

En 1961 Mollari realiza un mural en el Gimnasio del Parque Chacabuco de la ciudad de Buenos Aires. Años después el lugar fue expropiado para la construcción de la Autopista 25 de Mayo bajo la gestión del Intendente de facto Osvaldo Cacciatore en el año 1978. Entonces el mural fue demolido y “desaparecido” sin ninguna consideración.

En el año 1966 Mario Mollari junto a Juan Manuel Sanchez, realizan un mural en el pabellón de la Facultad de Ciencias Exactas de Ciudad Universitaria. Este mural fue dañado durante una toma Universitaria de estudiantes en los años setenta. Los camiones hidrantes entraron a la Facultad para reprimir y la fuerza de los chorros de agua provocó que la pintura se levantara en varias partes. Recién luego de 30 años el mural fue restaurado por el artista con la colaboración de su hijo Matias.

Mollari continúa en el grupo hasta su disolución en al año 1968. La última muestra se realiza en la galería Witcomb entre el 5 y el 16 de agosto. Los “Espartacos” alegan que su propuesta ya ha quedado instalada en la mayoría de sus colegas artistas, por lo que el grupo ya no tenía razón de existir. Finalmente los artistas habían reconocido su necesidad de estar junto a la clase obrera.

Mario Mollari sigue pintando y en el año 1971 realiza una de sus trabajos más reconocidos a nivel popular, ya que no había que ir a una galería para poder apreciarlo y su imagen invade de repente el país. A pedido de Mercedes Sosa hace la tapa del disco “Cantata Sudamericana”, que se convierte en una imagen icónica de la cantante.

Dictadura y autoexilio[editar]

En 1972 el país empieza a vivir momentos políticamente turbulentos y uno de los integrantes de “Espartaco”, Franco Venturi, es detenido y llevado al Buque cárcel “Granaderos”. Luego pasa por el penal de Devoto y por la cárcel de Rawson. Allí sufre el frío el hambre y hasta simulacros de fusilamientos. Es liberado por la amnistía del 25 de mayo de 1973.

Este hecho pone en alerta a los demás ex miembros de “Espartaco”. Juan Manuel Sanchez, Elena Diz, Carlos Sessano y Ricardo Carpani se van a España. Sin embargo Mario Mollari se queda con su familia en el país, pero decide salir de la gran ciudad y se muda a una casa en la zona norte del Gran Buenos Aires.

Llega el año 1976 y en Febrero Venturi es secuestrado convirtiéndose así en el primer artista plástico desaparecido de quien hasta el día de hoy no se conoce su destino final. Un mes después se instala en la Argentina la Dictadura Militar, y Mollari es tentado por sus amigos para que los siguiera a España.

Mario decide quedarse en una especie de autoexilio en aquella casa de Zona norte y poco a poco lo va tomando la sensación de miedo, y la permanente alerta más que nada por sus hijos ya adolescentes. Comienzan también las dificultades económicas. No podía vender “abiertamente” sus cuadros como antes y tampoco realizar muestras. Sus amigos comienzan a vender su obra de boca en boca.

Como una forma de lucha silenciosa y a modo de desahogo de su necesidad de decir, envía todos los años obras de alto contenido temático al Salón Nacional donde curiosamente es aceptado a pesar de la situación política. Mollari es consciente de que este hecho podría ser una provocación, asumiendo que en cualquier momento podría tener algún tipo de consecuencia o represalia.“Mande obra muy temática en el momento mas duro ( año 1979). Tenia al milico al lado del cuadro mío cuando fui a entregar “el atardecer de hombre muerto y la bestia”, creí en esa oportunidad que me metían en cana… la obra con ese muchacho muerto ahí y el toro que vendría a ser siempre lo mismo : la bestia dominando”

Cuando llega la Guerra de las Malvinas en el año 1982 entra en una desazón existencial que lo sume en una gran tristeza no solo por la situación de un pueblo aplaudiendo una guerra imposible, sino también porque su hijo estaba en condiciones de ser enviado al frente de combate. Así entra en una zona de silencio interior de la cual le es difícil salir.

Consolidación del artista[editar]

En el año 1983 cae la dictadura militar y comienza un renacer con la democracia. Hay una sensación de alivio y alegría . Mario vuelve con fuerzas y esto se nota en los colores y la determinación de los trazos de sus obras. Realiza muestras individuales y colectivas, y obtiene varios premios importantes que lo consolidan como unos de los artistas plásticos mas influyentes de la pintura Argentina.

En 1990 gana el Primer Premio del Salón Nacional. Por esos años Juan Manuel Sanchez se va a Canadá y en 1997 muere Ricardo Carpani. Otra vez queda como el único “Espartaco” fundador en el país. En el mismo año, en 1997, recibe el gran reconocimiento para su carrera: gana el Gran Premio de Honor del Salón Nacional. Además del premio Mollari se hizo acreedor a una pensión vitalicia, algo muy importante en la vida de cualquier artista plástico que no cuenta con un régimen jubilatorio.

El Museo de la Universidad de Tres de Febrero realiza en 2004 una muestra en homenaje al grupo “Espartaco”. De ella participaron Mario Mollari (único pintor del grupo presente), Doris, la viuda de Ricardo Carpani, y el hermano de Raul Lara . Sanchez y Sessano estuvieron presentes a través de internet por video conferencia. “Hemos luchado por algo que creíamos a fondo. Creo sinceramente que ha sido un grupo serio de tipos que han trabajado creyendo en lo que hacían. Yo creo que esto es lo mejor que le puede pasar a un ser humano: Pensar en algo como la cosa mejor y justa y caminar, ponerse un fin y caminarlo y llegar a ese fin… ¿Los resultados? Después se verán, pero el hecho en si mismo de haber realizado eso, es lo que le va a dar (no digo una felicidad) pero si algo especial en su interior para que ese individuo se sienta bien” [4]

En el año 2006, comienzan en Mario los primeros síntomas de lo que luego se convertiría en Alzheimer. Sin embargo nunca pierde su entusiasmo por pintar aunque si, de a poco, se vuelve más más solitario y ya pinta a puertas cerradas en los altos de su casa.

Mario Miguel Mollari muere el 30 de octubre de 2010

Si bien su pintura nos da figuras melancólicas y distantes que nacen de la misma tierra y que parecen ser un todo con el paisaje, Mollari les da vida y hace que no pasen inadvertidas. Hubo muchas tentaciones durante su carrera: desde dejarse seducir por las breves aventuras estéticas de moda hasta la de convertirse en un panfleto oportunista, pero mario nunca claudicó en sus conviccciones.

“Mario Mollari siempre mantuvo una conducta y una vocación indestructibles y una voluntad de creación al servicio de una conciencia libre”, dijo alguna vez Raúl Gonzalez Tuñon.

Y al ver su obra nadie puede dudar que esta frente a una mirada auténtica y sensible de alguien que trata de transmitir, más que gustar. Alguien que desea firmemente dejar un testimonio del tiempo que le ha tocado vivir en esta Tierra. Tan simple y tan inmenso como eso.

Bibliografía[editar]

Giudici, Alberto “Arte y política en los ́60”. (2002) Palais de Glace, Buenos Aires. Argentina

Giudici, Alberto “Espartaco, “Obra pictórica 1959-1968” .( 2004) Universidad Nacional de Tres de Febrero - Editorial Muntref . Buenos Aires. Argentina

Gesualdo, Vicente – Biglione, Aldo – Santos, Rodolfo ”Diccionario de artistas plásticos en la Argentina” ( 1998 ) Editorial Inca . Tomo II

Editorial Kraft “Quien es quien en la Argentina” (1968) Novena Edición.

Revista "La actualidad en el arte" Año VI N°32 (Octubre 1982);Año VIII N°39 (Mayo 1984)

Referencias[editar]

  1. «Pintores Latinoamericanos». Consultado el 24 de junio de 2017. 
  2. «Pagina12». Muere el pintor Mario Miguel Mollari. Consultado el 24 de junio de 2017. 
  3. «Manifiesto del Movimiento Espartaco». Cátedra de Muralismo y Arte Público Monumental Ricardo Carpani. Consultado el 24 de junio de 2017. 
  4. «Muntref Espartaco Obra Pictórica 1959-1968». Universidad de Tres de Febrero. Consultado el 24 de junio de 2017.