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El Presupuesto Participativo, o Presupuestos Participativos (abreviado generalmente como PPs), es una herramienta de gestión municipal a través de la cual una parte de los recursos del municipio son puestos a disposición de la comunidad para decidir así la utilización de los mismos. Esta herramienta fue utilizada por primera vez en la ciudad brasileña de Porto Alegre por parte del gobierno del Partido de los Trabajadores en 1989 como parte de su programa electoral e inspirándose en los principios de participación popular de la Comuna de París.​

Entre los objetivos de los Presupuestos Participativos se encuentran la aplicación de criterios de justicia social al desarrollo de las ciudades y al destino de los presupuestos municipales, la creación de un tejido ciudadano fuerte y el aprendizaje en la participación ciudadana. Por ello, el Presupuesto Participativo suele ser descrito como una escuela de ciudadanía.

Principios básicos

Los Presupuestos Participativos se basan en la cesión del poder de determinadas instituciones del Estado, generalmente los municipios, hacia la ciudadanía de forma libre y voluntaria. Es, por lo tanto, un proceso de negociación entre instituciones y ciudadanía a fin de establecer un nuevo marco de relaciones que permita avanza hacia la cogestión de los recursos públicos. Mediante el PPs se trata de redefinir los conceptos de ciudadanía y de democracia, superando la concepción pasiva de la primera y meramente representativa de la segunda. Al mismo tiempo, la creación de espacios de gestión, intercambio, debate y decisión busca fortalecer el tejido social ciudadano y reducir la distancia entre ciudadanía e instituciones, al crear un espacio común a ambas.​

El PPs nace del convencimiento de que el proceso de globalización neoliberal, al reducir el poder de los Estados en favor de las grandes instituciones económicas transnacionales, había roto el Contrato social entre dichos Estados y la propia ciudadanía por lo que se hacía necesario reformular dicho contrato. Esta reformulación comprende la creación de un espacio compartido por instituciones y ciudadanía y la devolución de parcelas de poder a esta última.

Las primeras experiencias

En 1989, tras la llegada al gobierno de Porto Alegre del Partido de los Trabajadores, se comienza la aplicación del Presupuesto Participativo en la municipalidad. La aplicación del proceso se da en un contexto de gran pauperización y endeudamiento del municipio (el 98% del presupuesto municipal se destinaba al pago de los salarios de los empleados), una fuerte alianza entre los distintos movimientos sociales y el PT y un fuerte compromiso político con la redistribución justa de los recursos.