Usuario:AVIADOR/¿«sólo» o «solo»?

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[...] Aun obviando la justificación interna (que la hay, pero llevaría tiempo desarrollarla aquí), existe una clara justificación externa: mantener el principio de unidad ortográfica. No es comparable la unidad en el nivel ortográfico con la unidad en otros niveles lingüísticos. Las lenguas humanas poseen amplia variación entre dialectos sobre todo en el léxico, que es el nivel más permeable al cambio: celular/móvil, auto/coche/carro, papas/patatas, alberca/pileta/piscina… En menor medida, las lenguas varían en la fonética (seseo, aspiración de [s] implosiva, ceceo…), menos aún en la gramática (voseo, vosotros/ustedes) y tienden a ser unitarias en el nivel ortográfico. Dicho de otra manera, la ortografía constituye el principal elemento unificador de un idioma, por lo que es importante intentar mantener la homogeneidad de criterios a la hora de escribir y acentuar.

La Ortografía, la Gramática, los diccionarios y otras obras académicas han sido elaboradas por equipos especializados de lingüistas que trabajan en diferentes universidades, además de consensuadas por las Academias americanas de la lengua, de modo que sus decisiones no responden al capricho de un grupo de intelectuales que se juntan en los plenos y deciden qué hacen con el idioma. La Ortografía la coordinó Salvador Gutiérrez, Catedrático de Lingüística de la Universidad de León, uno de los mejores lingüistas del mundo hispano. Su elaboración supuso un exhaustivo proceso de documentación y análisis del sistema ortográfico y prosódico del español. Las reformas pueden no gustar (el gusto es subjetivo), pero detrás hay una fundamentación rigurosa y una explicación razonada.

Todas las reformas ortográficas cuestan, pero se acaban extendiendo con el tiempo y las nuevas generaciones. Cuando los grupos “ph” pasaron a escribirse con “f” (philosofía > filosofía), seguro que hubo mucho rechazo, pero las generaciones posteriores lo aprendieron así, generalizaron el cambio y escribieron siempre “filosofía” y “farmacia”. Ten [en] cuenta que “fue” antes llevaba tilde; todavía hay gente mayor que sigue poniéndola, pero la mayoría de los hablantes ya han asimilado el cambio y no la ponen nunca. Es una constante del cambio lingüístico en general y del ortográfico en particular. No entro en el debate sobre si las nuevas generaciones tienen mejor ortografía (eso se lo dejo a los prescriptivistas), solo digo que los cambios ortográficos acaban imponiéndose con el paso del tiempo y los niños de hoy y de mañana aprenderán que “solo” y “este” nunca se acentúan, al igual que hace años tú aprendiste que “solo” se acentuaba si era adverbio o que en el siglo XVIII aprendían que “filología” se escribía “philología”.

Que haya una mayoría de “profesionales de la lengua” que rechace estos cambios no implica que los cambios no tengan una explicación lógica. [...]

Efectivamente, la RAE no ha querido ser tajante y lo ha planteado como consejo, precisamente para no ser tachada de inflexible, para que sean los hablantes con el paso del tiempo los que asimilen el cambio. No es “se pongan como se pongan”, es un razonamiento que puede gustar o no, pero que es objetivo: la tilde diacrítica es una marca ortográfica que sirve para marcar tonicidad, no para deshacer ambigüedades. Había una excepción o incoherencia en su uso con “solo” y “este”, y esa excepción se ha eliminado. Si lo que se quiere es evitar ambigüedades en la lengua escrita, hay múltiples formas de hacerlo, como he señalado antes. Entiendo perfectamente la reticencia al cambio y acepto que haya hablantes que no quieran aceptarlo, el problema es que no reconocen que se debe a un conservadurismo lingüístico y no a una causa justificada. Los lingüistas no juzgamos a la gente por su forma de hablar o escribir, sino que analizamos científicamente el lenguaje, por lo que nos resulta molesta la negación y el rechazo de pruebas y evidencias científicas.

Yo no digo que le hagas caso a la RAE, solo explico el porqué de este cambio. A la RAE le hiciste caso de pequeñ[o] cuando te aprendiste que “solo” llevaba tilde si era adverbio, pero ahora quizá te cueste asumir el cambio porque lo tienes muy interiorizado. La RAE, en esa entrevista [...], simplemente reconoció que esta medida no había tenido buena acogida, pero no rectificó ni dio marcha atrás, porque la explicación es rigurosa y da coherencia al sistema ortográfico español. Esos escritores reticentes [...] son precisamente los académicos que carecen de formación lingüística, no trabajan en ninguno de los proyectos de la RAE (gramática, corpus, ortografía…) y se limitan a asistir a los plenos de los jueves y opinar según sus preferencias personales, sin investigación lingüística previa. [...]

Compara [a] los académicos reticentes con lingüistas de reconocido prestigio investigador como Ignacio Bosque, Salvador Gutiérrez o Guillermo Rojo. ¿A quiénes deberíamos hacer caso? Todos usamos nuestro cuerpo, pero no todos estamos capacitados para hablar de medicina. Todos hablamos, pero no todos estamos capacitados para hablar de lingüística, así que convendría dejar el estudio científico del lenguaje a los lingüistas y que los escritores se dediquen a lo que mejor saben hacer: escribir literatura.
Álvaro Recio