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Los Trastorno Generalizado del Desarrollo se caracterizan por una perturbación grave y generalizada de varias áreas del desarrollo: habilidades para la interacción social, habilidades para la comunicación o la presencia de comportamientos, intereses y actividades estereotipados. Las alteraciones cualitativas que definen estos trastornos son claramente impropias del nivel de desarrollo o edad mental del sujeto. Esta sección incluye el trastorno autista, el trastorno de Rett, el trastorno desintegrativo infantil, el trastorno de Asperger y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado. Estos trastornos suelen ponerse de manifiesto durante los primeros años de la vida y acostumbran a asociarse a algún grado de retraso mental, el cual, si está presente, debe codificarse en el Eje II. A veces, los trastornos generalizados del desarrollo se observan en otras enfermedades médicas (p. ej., anormalidades cromosómicas, infecciones congénitas, anormalidades estructurales del sistema nervioso central). Si existen estos trastornos, pueden anotarse en el Eje III. Aunque en algún momento se utilizaron términos como «psicosis» y «esquizofrenia infantil» para hacer referencia a estos trastornos, son numerosos los datos en favor de que los trastornos generalizados del desarrollo son distintos de la esquizofrenia (sin embargo, un sujeto con un trastorno generalizado del desarrollo puede desarrollar ocasionalmente una esquizofrenia posterior). [1]

Los Trastornos Generalizados del Desarrollo están definidos por el DSM-IV desde 1994 y se dividen en cinco categorías:

  1. Síndrome autista (autismo de Kanner)
  2. Síndrome de Rett
  3. Trastorno desintegrativo de la infancia
  4. Síndrome de Asperger
  5. Trastorno generalizado del desarrollo no especificado[2]


Historia[editar]

El término Autismo surge por primera vez en la literatura psiquiátrica en 1911, el psiquiatra Eugen Bleuler utiliza el término para denominar las manifestaciones vinculares y sociales aplanadas en personas esquizofrénicas de larga data: “que han cortado sus vínculos con la realidad y se sumergen en sus propias ensoñaciones y deseos que creen realizados, etc.”. Se usa entonces el término como “signo de agravamiento” en esquizofrenia y se le atribuyen además contenidos imaginarios de los cuales no se da evidencia. En 1943 el psiquiatra Leo Kanner describe el perfil diferencial en 11 niños que padecen un trastorno del desarrollo emocional y de las relaciones. En 1944 el pediatra vienes Hans Asperger describió lo que el llamó “psicopatía autística”: un trastorno en las relaciones sociales y emocionales con buen desarrollo del lenguaje (a diferencia del autismo) y cognitivo, agregándole él en ese momento: dismorfias corporales. Durante muchos años se consideró que este trastorno estaba relacionado con disfunciones ambientales así entonces mientras los psicoanalistas pensaban que el problema estaba en la madre (alteraciones en el holding, deseos mortíferos inconscientes, forclusión del padre, falta de resolución de la simbiosis), muchos conductistas lo atribuían a fallas en la enseñanza de los padres. Han sido años muy duros para los padres de niños con estos trastornos que además de padecer el doloroso impacto de un niño con problemas severos, también tuvieron que padecer a profesionales incompetentes que los responsabilizaban y condenaban ya que por mas que hicieran horas y horas de terapia el problema no solo nunca se solucionaba sino que la culpa seguía siendo de ellos y no de los conocimientos limitados de la psicopatología. Fueron años oscuros en este campo, hoy tenemos más recursos para abordar el problema, aún no lo hemos resuelto pero al menos hemos aprendido a ser menos soberbios como profesionales y sabemos que aún es muy poco lo que sabemos del tema.

Síntomas y trastornos asociados[editar]

En la mayor parte de los casos existe un diagnóstico asociado de retraso mental, habitualmente en un intervalo moderado (CI 35-50). Aproximadamente el 75 % de los niños con trastorno autista sufre retraso. Pueden existir alteraciones del desarrollo de las habilidades cognoscitivas. El perfil de las habilidades cognoscitivas suele ser irregular, cualquiera que sea el nivel general de inteligencia (p. ej., una niña de 4 años de edad con un trastorno autista puede ser capaz de leer, esto es, presentar una hiperlexia). En muchos niños con un trastorno autista funcionalmente superior, el nivel de lenguaje receptivo (o sea, la comprensión del lenguaje) es inferior al del lenguaje expresivo (p. ej., vocabulario). Los sujetos con trastorno autista pueden presentar una amplia gama de síntomas comportamentales, que incluyen hiperactividad, campo de atención reducido, impulsividad, agresividad, comportamientos autolesivos y, especialmente los niños pequeños, pataletas. Pueden observarse respuestas extravagantes a los estímulos sensoriales (p. ej., un elevado umbral para el dolor, hipersensibilidad ante los sonidos en los contactos físicos, reacciones exageradas ante la luz o los colores, fascinación por ciertos estímulos). Pueden producirse irregularidades en la ingestión alimentaria (p. ej., dieta limitada a muy pocos alimentos, pica) o en el sueño (p. ej., despertar recurrente o balanceo nocturno). Pueden presentarse alteraciones del humor o la afectividad (p. ej., reír o llorar sin motivo observable, ausencia aparente de reacciones emocionales). Cabe observar una ausencia de miedo en respuesta a peligros reales y un temor excesivo en respuesta a objetos no dañinos. Suelen presentarse distintas comportamientos autolesivos (p. ej., cabezazos o mordiscos en los dedos, las manos o muñecas). En la adolescencia o en los inicios de la vida adulta, los sujetos con trastorno autista y capacidad intelectual suficiente pueden deprimirse en respuesta a la toma de conciencia de sus graves déficit.[3]

Impacto en las familias[editar]

LA FAMILIA FRENTE A LA DISCAPACIDAD

Luego de la comunicación del diagnóstico se inicia (o no) en la familia un proceso de elaboración del trastorno con la comprensión del mismo, el cual culmina con la aceptación de las posibilidades que el niño tendrá, lo que implica "el duelo" correspondiente.

A lo largo de las historia se ha definido a la familia de múltiples maneras y según la teoría y su autor, en este caso se toma, para tratar el tema de la familia frente a la discapacidad, a la autora Ana Quiroga, quien sostiene que la familia..."es el ámbito primario de emergencia y constitución de la subjetividad. Escenario inmediato de nuestras primeras experiencias, de los protoaprendizajes fundantes de nuestros modelos de aprender. Escenario e instrumento de nuestra constitución como sujetos, en un tránsito que va de la dependencia absoluta a la autonomía, de la simbiosis a la individualización...", La familia es una organización grupal que tiene rasgos universales que comparte con otros sistemas pertenecientes al mismo orden social, pero como estructura de interacción entre los sujetos es única y particular. Está sostenida en un orden social e histórico que la determina influyendo en ella, constituyéndola desde distintas relaciones: económicas, políticas, ecológicas, culturales, jurídicas, entre otras.

Con respecto a las reacciones y comportamiento que tiene la familia frente al diagnóstico, se puede decir que los primeros días, la familia y el entorno tienen actitudes tolerantes, afectuosas, de contención, luego cada miembro vuelve a sus tareas cotidianas y la casa a su funcionamiento; recordemos que papá y mamá vieron nacer y desarrollarse durante los primeros mese a un niño "normal" y el diagnóstico vino a romper el equilibrio reinante; es por ello que mamá comienza a sentir fatiga, frecuentes accesos al llanto, aparece un sentimiento extraño de rechazo hacia su entorno y hacia ella misma, permanece alejada de todos y se muestra apática, descuida su arreglo personal, presenta insomnio e inapetencia. Este estado, del cual el padre no es ajeno, repercute fuertemente en toda la familia y cada uno reacciona según sus posibilidades. Esta herida narcisista implica una difícil y lenta recuperación.[4]

Integración escolar[editar]

“Porque diferentes somos todos, porque cada una de las culturas humanas es diferente y porque la diferencia es una de las cualidades que mejor caracteriza al ser humano. Y precisamente esta diferencia entendida como paradigma de la libertad y como elemento enriquecedor, es la que nos ayuda a organizar una percepción de la otredad que permita la construcción de una diversidad cultural no jerarquizada, basada en el conocimiento y reconocimiento del otro” KAPLAN, A (1993 :8).

Los niños con necesidades especiales tienen una variedad de desafíos biológicos que les impide funcionar en el mundo. Estos desafíos son: Dificultad con la reactividad sensorial: el niño puede tener dificultad a modular la información recibida del mundo a través de los sentidos. Dificultad de procesamiento: puede tener inconvenientes al comprender la información a través de los sentidos. Dificultad para crear, secuenciar o planear respuestas: el niño puede tener problemas para hacer que su cuerpo se mueva como el lo desea.[5]

Tanto la familia como el equipo docente necesitarán adquirir experiencia y conocimientos en este área. Así como a disponer de acceso a los recursos y programas específicos. Los responsables de educación deben permitir al equipo docente el acceso a estos profesionales para recibir consejo y pautas de trabajo. El profesional especializado puede visitar las aulas para observar al niño y en base a esa observación dar pautas, estrategia, recursos o proponer formación específica. Los padres también pueden ser de apoyo, proveyendo información al maestro, ya sea esta obtenida a través de internet, o de publicaciones específicas. Aunque los padres no sean expertos en los Trastornos Generalizados del Desarrollo, sí son expertos en sus hijos. En su historia de desarrollo, su personalidad y carácter, el éxito o fracaso de estrategias previas, etc. [6]

Referencias[editar]

  1. DSM-IV Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. p. 69. 
  2. National Dissemination Center for Children with Disabilities (NICHCY) (Octubre de 2003) Disability Info: Pervasive Developmental Disorders (FS20). Fact Sheet 20 (FS20)
  3. DSM-IV Manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos ment. p. 71. 
  4. Lorena Bidondo (31 de marzo de 2009). «Problemas de conducta y autismo. la familia ante la discapacidad». 
  5. Stanley I., Greenspan. El niño con necesidades especiales. p. 7. 
  6. Attwood, Tony (24 de mayo de 2011). La escolarización correcta del niño con Síndrome de Asperger. 

Bibliografía[editar]

  • The ADHD-Autism Connection: A Step toward more accurate diagnosis and effective treatment. Diane M. Kennedy. ISBN 1-57856-498-0
  • Laurent Mottron, L'autisme: une autre intelligence, Mardaga, ISBN 2870098693
  • MANUAL DE ATENCIÓN AL ALUMNADO CON NECESIDADES ESPECÍFICAS DE APOYO EDUCATIVO DERIVADAS DE TRASTORNOS GENERALES DEL DESARROLLO.Pilar Aguirre Barco.Rosa Álvarez Pérez. Mª del Carmen Angulo Domínguez. Inmaculada Prieto Díaz.
  • National Dissemination Center for Children with Disabilities (NICHCY) (Octubre de 2003) Disability Info: Pervasive Developmental Disorders (FS20). Fact Sheet 20 (FS20)
  • Stanley I., Greenspan. El niño con necesidades especiales.
  • Attwood, Tony (24 de mayo de 2011). La escolarización correcta del niño con Síndrome de Asperger.

Enlaces externos[editar]