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Tirios y troyanos

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Tirios y troyanos es la forma habitual de citar un tópico literario que se refiere a dos enemigos o adversarios irreconciliables. El origen de la expresión se remonta a la rivalidad entre cartagineses y romanos, ya que los primeros eran de ascendencia tiria (al ser Cartago una colonia de la ciudad fenicia de Tiro); mientras que los segundos pretendían ser de ascendencia troyana (al remontar su genealogía mítica al héroe Eneas, que habría conseguido escapar de Troya al final de la guerra de Troya).

La expresión se origina en la Eneida de Virgilio. En el libro I la reina Dido le dice esto a Eneas en una invitación a la convivencia:

La ciudad que estoy levantando vuestra es; varad vuestras naves; ninguna distinción habré de hacer entre tirio y troyano.

Pero la guerra de Troya la libraron griegos y troyanos. Y los tirios no eran griegos, sino fenicios, descendientes de los antiguos cananeos de los que mucho se habla en el Antiguo Testamento. Los tirios no participaron en la guerra de Troya; no obstante, a pesar de que eran más comerciantes que guerreros, tuvieron muchos conflictos bélicos con los griegos.

En tiempos remotos los tirios fueron aliados de los israelitas, sin embargo estos los desalojaron de sus tierras y los obligaron a emigrar hacia los lugares donde fundaron las famosas ciudades fenicias de Sidón, Biblos, la propia Tiro y Cartago. Mil años antes de Cristo, Hiram I, monarca de Tiro, hizo una gran alianza con Salomón, rey de Israel; y otro rey tirio, Itoabal, dio a su hija en matrimonio a Acab, también célebre rey israelita.

Posteriormente los fenicios se aliaron con los griegos, a los que se sometieron después de que Alejandro Magno derrotara al emperador persa, Darío III, en la batalla de Issos, para convertirse en el amo del mundo entonces conocido. Pero los tirios, aunque reconocieron como señor a Alejandro, no le permitieron que entrara a su ciudad, a diferencia de las otras ciudades fenicias. Alejandro, furioso, marchó contra la orgullosa Tiro y, tras sitiarla durante siete meses -sitio de Tiro (332 a. C.)-, pudo finalmente doblegar a los tirios y tomar la ciudad.