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Sijo

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El sijo (en coreano ɕidʑo; escrito en alfabeto hangul 시조, y en hanja 時調) es una composición poética originaria de Corea. Consta de tres versos con una media de entre catorce y dieciséis sílabas, siendo un total de entre cuarenta y cuatro y cuarenta y seis sílabas.

El sijo se estructura de manera que el primer verso es una introducción del tema a narrar, el segundo lo desarrolla y el tercero ofrece una conclusión. Este tercer verso consta a su vez de dos partes. La primera mitad debe sorprender por su significado o sonoridad.

Hay dos grandes tradiciones, una de raigambre taoísta, en la que prevalece el efecto sorpresa entre la primera y la segunda parte, otra confuciana, de talante moralista. Aquella suele ser imaginativa, hedonista, políticamente incorrecta a menudo. Los buenos modales y la identificación con la familia y la sociedad dan la nota entre los seguidores de Confucio.

Siguen algunos ejemplos. Las versiones que son traducción no siguen el recuento de sílabas.


Anochece y flota el otoño en el río
dejo caer el anzuelo y no pican
no regresa vacía la barca con la luna
Príncipe Wolmyong (siglo VII).


Troncho una rama del sauce y se la envío a mi amante
si la planta junto a la ventana que alumbra su cama
me verá y me tendrá de nuevo en cada brote
Atribuido a la cortesana Jong Rang: se conservan poemas suyos desde el siglo XVII.


abandonaron el barco de guerra
y un infante de la marina
abandonado dejó una zapato, ¡está muy claro!
Yi Sang (1910-1931) sabía ser cáustico. Es un poema póstumo suyo dado a conocer en 1976 por Yoda Junichi, también poeta.


Acaba de regalarle el hijo una corbata
con barquitos de vela que navegan al vaivén
de las mareas de su barriga sobresaliente
José M. Prieto. En éste y en los dos sijos que siguen rinde homenaje a Yi Sang-Bom un poeta coreano del siglo XX e ilustra la tendencia a re-distribuir las sílabas en varios versos.

Una vez por semana le toca abrir
la puerta del cementerio de su pueblo
y con la escoba al hombro
canturrea nombres de amigos que están
a la altura de sus tobillos


por una nota que alguien dejó caer
a la puerta del monasterio
conocen los nuevos usos del móvil:
Ahora podéis hablar con Dios
con foto y sin esfuerzo


Religioso es también el sijo del poeta Ko Un, candidato al Premio Nobel de Literatura o de la Paz durante más de una década.


Un mosquito me ha picado
¡gracias!
¡¡estoy vivo!!

Su argumento es vital, y racional es el de René Descartes, pienso luego existo.

Bibliografía

  • Richard Rutt (1998). The Bamboo Grove: An Introduction to Sijo. University of Michigan Press. p. 200. ISBN 0472085581. 
  • Tae-jun Hwang. y Filinich María Isabel (2005). Aroma del Este: antología de la poesía clásica coreana sijo. El Colegio de México, México. p. 138. ISBN 978-96-812-118-8-2. 
  • Jose M. Prieto (2012). No están ciegos los poetas: el sijo coreano. Vitruvio, Madrid. p. 212. ISBN 978-84-15233-53-4.