Ir al contenido

Peter Yang

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Esta es una versión antigua de esta página, editada a las 13:54 30 jul 2014 por Emmanuelem (discusión · contribs.). La dirección URL es un enlace permanente a esta versión, que puede ser diferente de la versión actual.
Peter yang-a-barcelona any 2006

Peter Yang Pai Te (Shandong, China, 1921 - Barcelona, 7 de marzo de 2014) fue sacerdote, médico, emprendedor y pionero de la divulgación del Taichí en España.

Biografía

Peter Yang nace en Shan Ting, provincia de Shandong en el año 1921.

En el año 1947 se ordena sacerdote. Como el comunismo avanza en China y limita las religiones, el padre Peter teme por la libertad de religión y por la seguridad de su familia, y en 1949 se acoge a una de las 30 becas otorgada por el gobierno español a 15 estudiantes y 15 seminaristas chinos. Llega a Barcelona y luego se traslada a Madrid, donde finalmente empieza una nueva etapa. Se matricula en la facultad de Filosofía y Letras, pero abandona los estudios al cabo de seis meses.[1]

En 1951 se matricula en la facultad de Medicina de Valladolid, en 1954 se traslada a Barcelona para continuar sus estudios de medicina y, finalmente, se licencia en Medicina y Cirugía por la Universidad de Barcelona en 1957.

En 1958 Peter Yang abre el primer restaurante chino de Barcelona: el "Gran Dragón".

En 1965 empieza a celebrar la misa de 12:00h en la catedral de Barcelona, que ha seguido celebrando hasta hace relativamente poco.

A principios de la década de los 70 forma el "Instituto Español de Tai Chi", precursor de la "Asociacion Tai-Chi Zen Peter Yang", y de la "Fundación Tai-Chi Zen Cristiano".

En 1978 publica el primer libro sobre Taijiquan en España: "Tai Chi, Equilibrio y Armonía para todas las edades", con la colaboración de José Mª Prat.

En 1979 inaugura, en Barcelona, el Rincón del Silencio, el centro donde actualmente imparte sus enseñanzas.

En el año 1981 inicia sus convivencias, estancias con grupos de alumnos, con una duración de entre 3 y 15 días, en diferentes partes de España, en las que se combinan el Qigong, el Taijiquan y la oración.

En 1996 publica "Tai Chi Zen, Manual de un fiel al Tao", con la colaboración de sus monitores de taijiquan.

En el año 2004 publica "Chi Kung Cristiano", con la colaboración, de nuevo, de José Mª Prat.

Murió en marzo de 2014.[2]

Algunas frases

- El Tai Chi es el arte de vivir: cada cosa en su sitio y a su tiempo, sin límites de posibilidades, libertad con mayúsculas.

- El Tai Chi es un examen de uno mismo.

- Si hay blanco es porque hay negro. Si hay vida es porque hay muerte. Si hay día es porque hay noche. Nosotros debemos buscar la armonía, el equilibrio de los dos.

- ¿Qué es la armonía? Tranquilidad, silencio.

− ¿Dónde se encuentran la tranquilidad y el silencio?

− Dentro de uno mismo.

− El Tai Chi nos enseña a encontrar este silencio y esta tranquilidad dentro de nosotros mismos: Armonía.

− La vida es como una rueda, necesita un eje: este eje es la verdad; y cuando gira la rueda hay libertad. Cuando la rueda gira libremente, no hay obstáculo. Entonces hay felicidad. Se necesita equilibrio para que la rueda gire, y armonía para lograr la felicidad, entonces la rueda gira con facilidad. El Tai Chi nos permite encontrar esta armonía.

− En China lo más importante es la experiencia y la paciencia; en Occidente, la ciencia.

− La paz depende de cómo pensamos y sin embargo, para adquirir la paz no necesitamos del pensamiento; depende de la confianza en nosotros mismos.

− Todo sufrimiento viene de no poder sentarse en paz.

− Si no hay unidad, no hay paz.

− La unidad se verifica en la diversidad, cuanta más variedad, más unidad se necesita.

− El que quiera pacificar el mundo, debe primero cultivar la paz en sí mismo.

− La misión de la vida es hacer felicidad, contagiarla y dejar felicidad.

− El camino consiste en vivir. La mejor manera de vivir es seguir, no conseguir y mucho menos perseguir.

− Occidente siempre consigue y persigue pero no vive.

− El Tai Chi no busca el enfrentamiento, sino evitarlo. Si uno no pelea con otro, siempre vence.

− Los hombres sólo utilizamos 10% de nuestra capacidad mental y lo hacemos para fastidiarnos unos a otros, no para vivir, es una pena.

− Tai Chi no compite. Es una forma de vivir, un arte, sin artificiarse. Una disciplina, sin disciplinarse.

− Los taichistas somos como el agua, que aunque la metas en un envase cuadrado, adquiere su forma, pero no se quedará cuadrada siempre.

− ¿Quién es un Maestro?

− Maestro es el que está seguro de sí mismo. Un maestro es alguien que vende agua del río en su orilla. Sin embargo, hay mucha gente que no ve el río y compra agua embotellada.

− Un pequeño pez preguntó a abuelo:

− Abuelo, ¿dónde está el océano?

− Estás en él, le contestó.

− Ah no es verdad, aquí sólo hay agua, respondió el pequeño.

− Si no haces, nunca llegarás. Con el pensamiento, ¿cuántos kilos levantamos?

− Vivimos en una época dominada por el estrés y la prisa.

− La gente trabaja para comer pero se encuentra con que luego carece de tiempo para ello.

− Entonces, ¿para qué trabaja?

− El Tai Chi recupera el equilibrio del hombre porque es humanismo, Un humanismo que existe en la sociedad pero del que muchas personas no se percatan, debido al apresuramiento en que viven.

− La paz del corazón produce delicia del espíritu.

− Sentir y pensar son incompatibles.

− Tai-Chi Zen es seguir al corazón.

La respiración "fresquito-calorcito" o "respiración de los dos mil días"

La respiración fresquito-calorcito es la base del método que Peter Yang desarrolló posteriormente y al que bautizó con el nombre de "respiración de los dos mil días".

Es un método natural que se practica cada día a la misma hora y en el mismo sitio durante dos mil días. La posición es sentado en una silla, o en el suelo sobre un cojín. A partir de la respiración fresquito-calorcito se sigue un camino que consta de seis etapas y que nos guiará de vuelta al origen. Al principio se cuentan las respiraciones: inspirar-espirar 1, inspirar-espirar 2, inspirar-espirar 3, y así sucesivamente, lo que permite darse cuenta que cada respiración es diferente de la anterior y de la siguiente, la atención se focaliza y no se pierde en cosas mundanas. La segunda etapa consiste en seguir y acompañar el aire de forma fina y sutil, la tercera en parar y controlar el aire, la cuarta en expandir y contemplar, la quinta volver a uno mismo con la respiración, y finalmente la última etapa consigue alcanzar el estado fetal para volver al punto de origen.

Cuando el practicante experimenta las seis etapas, entonces está preparado para seguir el método de respiración de los dos mil días, que requiere un protocolo que se desarrolla durante siete ciclos. Cuando se ha completado el proceso, donde va la mente llega el aire, y donde llega el aire, llega la mente.

Primer Ciclo

− 100 días. 100 respiraciones diarias de fresquito-calorcito.

− 100 días. 100 respiraciones diarias igualando la inspiración con la espiración.

− 100 días. 100 respiraciones diarias tomando consciencia de la circulación y continuidad del aire.

Segundo Ciclo

− Dirigir la atención al Dan Tian o Centro Vital, para formar una bola de energía.

− 100 días. 100 respiraciones diarias de fresquito-calorcito.

− 100 días. 100 respiraciones diarias igualando la inspiración con la espiración.

− 100 días. 100 respiraciones diarias tomando consciencia de la circulación y continuidad del aire.

Tercer Ciclo

− 300 días. Expandir la bola como si fuera un globo por todo el tronco (en tres fases).

Cuarto Ciclo

− 300 días. Expandir la bola como si fuera un globo a la cabeza y extremidades (en tres fases).

Quinto Ciclo

− 300 días. Expandir la bola hasta los poros de la piel. A partir de los 1500 días de práctica la bola empieza a dominar la respiración. La mente solo acompaña el aire puro y entonces se confunde con el espíritu.

Sexto Ciclo

− 100 días. Circulo Menor en la columna.

− 100 días. Circulo Mayor de la cabeza a los pies.

− 100 días. Circulo transversal en la cintura.

Séptimo Ciclo

− 100 días. Expandir el círculo a toda la habitación.

− 100 días. Expandir el círculo a 5 kilómetros.

La práctica incrementa la energía vital y reduce el número de respiraciones completas. Lo importante del método es sentir, disfrutar, estar atento, nunca forzar o insistir para conseguir. No es un llegar sino un disfrutar del camino. La vida depende del movimiento del corazón y es a través de la respiración que se puede controlar el corazón.

No se puede retener lo que no es tuyo. Cuando consigues distanciarte de la respiración, disfrutas al observar lo que sucede en el cuerpo, los movimientos, la respiración, las sensaciones de calor o frío, los bloqueos, los puntos donde se acumula más energía vital. Te dejas llevar por el ciclo respiratorio, su vaivén y las sensaciones de libertad que genera. El espacio entre la inspiración y la espiración es donde triunfa la no acción y las sensaciones son más plenas y extensas. La libertad de no acción aporta plenitud y claridad.

Cristianismo y Taoísmo

El Padre Peter siempre ha dejado claro que su misión en esta vida es unir taoísmo y cristianismo:

Soy la única persona que tiene una visión taoísta-cristiana. El primer denominador común entre ambos es su carácter creador: los dos son origen de todo lo que hay en el universo y en ambos se implica la libertad creadora, pues su acto creador no obedece más que a su propia norma. Esta norma es más explícita en Dios, pues es el amor el que alienta sus actos, incluso se dice que Dios es Amor, identificándose plenamente (esto no se entiende), sin embargo en cuanto al Tao, su voluntad no queda enmarcada en ninguna norma, excepto la que dicta sus acciones: la fluidez, la suavidad y la discreción.

En los dos casos, Tao y Dios responden a una realidad única, incomparable, inabarcable, inimaginable e incomprensible para el ser humano. Estas cualidades hacen que no podamos hablar de ellos sin pecar de simplismo o de presunción. Tao y Dios no tienen sentido si no hay una creencia, si no hay una aceptación de su existencia más allá de la nuestra. El cristianismo se basa en la fe, mientras que el taoísmo se basa en el sentir. Pero sin consciencia ninguno de los dos existe.

Jesucristo dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida", y ese es el punto en que Dios y Tao están más cerca. El taoísmo significa vía, camino, sendero, y Dios está al final del camino. Con la fe cristiana seguimos a Jesucristo en cada acto cotidiano, en cada servicio a los demás, ese camino es vivir de verdad, vivir la vida de forma sincera. Con el camino taoísta, nos serenamos para poder reconocerlo en cada instante de nuestra vida, sin que nada se interponga y nos distraiga. El taoísmo es lo natural y el cristianismo lo sobrenatural o divino, apenas hay diferencia entre aire y gracia, respiración y oración, energía y espíritu.

Enlaces externos

Referencias