París-Brest
El Paris-Brest es una corona de masa igual a la confeccionada para hacer los profiteroles, está rellena de crema de manteca y café o praliné. Se encuentra espolvoreada de almendras laminadas y tostadas. Un rumor muy vago es que una vez que se tiene el platillo en boca, todo lo anterior en conjunto con un espolvoreado de azúcar glas y cacao amargo, provoca una auténtica adicción.[1]
Origen
Recibe su nombre en honor a la carrera de bicicletas que se realizó entre las ciudades de París y Brest en 1891 la cual tenía una longitud de 1,200 kilómetros de recorrido. La forma del pastel representa una llanta de bicicleta. La primera vez que se cocinó uno data del mismo año mencionado anteriormente. Fue idea de Piere Giffard, el cual tenía una aguda afinidad por la "petite reine" (la bicicleta). Giffard era también un pionero del reportaje periodístico moderno, Trabajaba para el diario Parisino el "Petit Journal".[1]
Un pastelero que presenciaba la carrera desde Maisons-Laffitte (unos arrabales Parisinos), cocinó en honor un pequeño manjar en forma de rueda de bicicleta. Giffard, tras haber visto esto, aplaudió la ocurrencia. La noticia se difundió puesto que Giffard era periodista y toda Francia se asombró con tal novedad. Hoy en día la carrera y el postre van de la mano y se hacen famosos mutuamente, y anualmente se reciben alrededor de 5,000 participantes.[1]
Variaciones con el tiempo
Durante el siglo XX, con la llegada del revolucionario cubismo, los pasteleros despojaron el pastel de su clásica forma redonda y algunos se dignaron incluso a confeccionar un Paris-Brest en forma rectangular.
Hoy en día existen pantagruélicos Paris-Brest de casi medio metro de rotunda cintura y con radios similares a los de una rueda hechos de pan.[1]