José Joaquín Pérez Budar

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José Joaquín Pérez Budar (Santiago Juxtlahuaca, 16 de agosto de 1851 - Ciudad de México, 9 de octubre 1931) fue un sacerdote cismático mexicano autodenominado patriarca de la Iglesia católica apostólica mexicana que se estableció gracias al apoyo del entonces presidente Plutarco Elias Calles, excluyéndose de la Iglesia católica apostólica romana.[1]

Biografía

Pérez Budar procedía del estado de Oaxaca y apoyó en su juventud el plan de La Noria y San Juan Bautista Tuxtepec un plan de apoyo de Porfirio Díaz y fue nombrado posteriormente "coronel" del ejército mexicano. Pasado el tiempo trabajó como comerciante y se casó a la edad de 22, pero su esposa murió tres meses después de la boda. Pérez Budar decidió entonces seguir un seminario en 1881 y fue ordenado por el obispo de Veracruz. A menudo estaba en problemas con otros eclesiásticos y autoridades civiles, fue encarcelado varias veces después de las peleas, y se hizo también masón y amigo de los protestantes mexicanos que financió Benito Juárez para "pluralizar" el espectro religioso en México. También se puso en contacto con Eduardo Sánchez Camacho, obispo de Tamaulipas, que había tratado de configurar una iglesia cismática. Fue varias veces suspendido o trasladado por la Iglesia católica temporalmente y terminó finalmente en Iztapalapa. Durante la Revolución Mexicana, fue partidario de Venustiano Carranza.

El 21 de febrero 1925 Pérez congregó a un grupo de partidarios de la iglesia de La Soledad, en la ciudad de México, pero a pesar de la protección oficial él y sus "fieles" fueron echados a palos por la feligresía católica. Proclamó la creación de la "Iglesia católica mexicana".

La "Iglesia católica apostólica mexicana"

La "Iglesia católica mexicana" debía operar independientemente de Roma y la autoridad del gobierno mexicano debía reconocerla. Los fieles, como en las religiones protestantes, eran declarados libres de interpretar la Biblia y la liturgia se estableció exclusivamente en español. El celibato fue abolido y todas las actividades religiosas eran completamente gratis: los diezmos eran voluntarios y quienes fueran "sacerdotes" tenían que tener otro trabajo además de ejercer su sacerdocio.

De hecho, la veneración de los santos se mantuvo y la Inmaculada Concepción de María como dogma también fue reconocida.

El arzobispo de la Ciudad de México, José Mora y del Río, condenó a Pérez Budar como un hereje y consideró su creación como una iglesia cismática.

Pérez Budar actuó a instancias del presidente Plutarco Elías Calles, un ateo en continuos conflictos con la iglesia, y su mano derecha, Luis N. Morones, líder de la influyente Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM). El procedió a establecer su iglesia con el apoyo de Calles y Morones, que no eran consciente de que Pérez Budar tenía otros planes. Apoyado por Morones especialmente, después de su establecimiento, Pérez Budar trabajó duramente para fortalecer su iglesia, con la esperanza de que la Iglesia católica nacional pudiera florecer.

Después de que el gobierno mexicano y la Iglesia católica en 1929 llegaron a un acuerdo para terminar con el conflicto, desapareció la "Iglesia católica mexicana".

Reconciliación y Muerte

Pérez murió en 1931 y recibió los últimos sacramentos administrados por un sacerdote católico, reconciliándose así con su antigua fe.

Véase también

Fuentes bibliográficas

Mario Ramírez Rancaño, El patriarca Pérez, la Iglesia católica apostólica mexicana (México-Stad: UNAM ISS 2006).