Hipertermia de contacto

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La hipertermia de contacto, diatermia de contacto, hipertermia o tecarterapia es el nombre genérico que designa a una forma de terapia que reactiva los procesos naturales reparativos y antiinflamatorios, sin proyección de energía radiante desde el exterior. Se trata de una técnica basada en la aplicación de un equipo de electroterapia (producto sanitario), basada en el mecanismo físico del campo del condensador. En algunos países europeos, como Italia, se la identifica como Tecarterapia, y es reembolsada como terapia por la Seguridad Social. Como definición, la terapia de la hipertermia de contacto es la disciplina médica o fisioterapéutica que aplica los beneficios de un generador de radiofrecuencia de onda larga dentro del espectro de las altas frecuencias, al cuerpo humano mediante accesorios de contacto. Estos accesorios pueden ser móviles o fijos. La energía se transmite al cuerpo humano desde el equipo a través de estos accesorios y regresa nuevamente al generador de R.F, buscando un conjunto de beneficios al paciente.

La aplicación energética con la hipertermia de contacto hace a los tejidos blandos reaccionar desde el interior, y consecuentemente, se busca "burlar" el sistema corporal de refrigeración ante cualquier agente externo que induzca la temperatura del organismo. De esta manera, se busca el objetivo de inducir un aumento térmico localizado en profundidad, para aquellos casos que así lo precisen. En segundo lugar, también existe un efecto atérmico producido por los movimientos brownianos que la energía inducida produce en el cuerpo.[1]

Hoy en día, se ha convertido en una disciplina médica que se aplica a sectores tan diferentes como la traumatología deportiva, la fisioterapia, la flebología, la medicina estética, la dermatología o en la post-cirugía estética.

La amplia difusión de esta técnica estriba en que declara ser poco agresiva, ser eficaz en periodos cortos de tiempo y proveer resultados dónde otras técnicas fallan. También sus defensores afirman que se trata de una terapia que evita los efectos colaterales de algunos fármacos, tales como los antiinflamatorios y los antálgicos (al no utilizarlos). También afirman que esto es debido a que la hipertermia de contacto produce una fiebre artificial controlada en el cuerpo que activa los mecanismos biológicos de autorreparación del paciente, sin necesitar incorporarlos artificialmente vía fármaco. Por todas estas razones, la hipertermia de contacto es una opción tecnológica presente en los centros médicos y clínicas de fisioterapia.

Usos[editar]

Los equipos de hipertermia de contacto (productos sanitarios) son utilizados principalmente en fisioterapia para el tratamiento del aparato osteoarticular y músculo-esquelético: esguince, contracturas musculares, tendinitis, bursitis, lumbalgia, ciática, discopatías, inflamación y dolor. También se ha demostrado efectiva como tratamiento para la psoriasis.[2]

Los resultados en estas áreas de aplicación han alentado la extensión de las aplicaciones a otras áreas como la medicina estética, para tratamientos como la nutrición y oxigenación de la piel, remodelación corporal y la regeneración cutánea.

Se aplica hipertermia de contacto también en flebología: linfoedemas y desórdenes circulatorios venosos.

Tipos de acoplación[editar]

Existen dos tipos de transferencias de energía: la acoplación capacitiva y la acoplación resistiva.

La modalidad capacitiva genera una resonancia superior en los tejidos con mayor presencia de agua del cuerpo humano. Es decir, reacciona específicamente sobre los tejidos blandos, como los músculos, el sistema vasculo-linfático, y demás estructuras con alta presencia acuosa. Los accesorios capacitivos están aislados, por lo que se genera un efecto de capacitancia que les da nombre.

La modalidad resistiva, en cambio, produce una resonancia sobre los tejidos carentes de agua. Y esto implica un tratamiento exclusivo sobre los tejidos de mayor densidad y resistencia, como son los huesos, los cartílagos, los grandes tendones, las aponeurosis, y demás estructuras sólidas del cuerpo. Los electrodos resistivos no están aislados. Son fácilmente reconocibles porque son metálicos.

Al transferir la energía en profundidad y no produciendo efectos colaterales en la superficie de la piel, el electrodo puede ser mantenido por un largo tiempo de forma estática sobre la lesión, permitiendo al tejido de llegar a niveles tales de endotermia que son determinantes a los fines terapéuticos. Sobre todo, en el caso de patologías crónicas a evolución degenerativa y/o fibrótica. Por otra parte, el tejido cicatrizal fibroso que se forma como consecuencia de una lesión o daño biológico es típicamente viscoso e isquémico, sede de procesos metabólicos y nutricionales lentos.

Tipos de accesorios[editar]

Procedemos a explicar las diferencias de estas dos modalidades. Existen dos tipos de accesorios disponibles. Estos accesorios pueden ser móviles o fijos.

Los accesorios móviles permiten realizar una aplicación manual por parte de un operador. La ventaja de este tipo de accesorios es su asociación a la realización de un masaje. Gracias a la presencia del terapeuta, se aplican a través de un masaje que provee al paciente también de los beneficios mecánicos del desplazamiento.

En segundo lugar, podemos encontrar también los accesorios automáticos. Los accesorios automáticos también tienen ventajas e inconvenientes. La ventaja fundamental que aportan es la posibilidad que aportan al terapeuta de insertar esta máquina en la operatividad de su clínica, ya que le permite trabajar de forma autónoma, sin necesidad de operador. Esta característica es especialmente relevante en un momento en el que se intenta obtener la máxima rentabilidad de la infraestructura de una clínica, y limita la necesidad de presencia de personal que opere el equipo.

Referencias[editar]

  1. Rodríguez Martín, V (mayo de 2004). «XIII. Alta Frecuencia: Termoterapia Profunda». Electroterapia en Fisioterapia (2ª edición). Madrid: Editorial Médica Panamericana. pp. 461-493. ISBN 84-7903-753-9. 
  2. «Tratamiento para la psoriasis». Consultado el 18 de enero de 2013. 

Bibliografía[editar]

  • García Donato, V; García Donato, J (1922). Manual de Diatermia. Valencia: Libreria Médica F.García Muñoz. 
  • Pecchioli, E (2004). If trasferimento energetico capacitivo in rapporto al sistema di regolazione di base ed alla matrice extracellulare. Milano: Casa Editrice Scientifica Internazionale. 
  • García Donato, V; García Donato, J (1922). Manual de Diatermia. Valencia: Libreria Médica F.García Muñoz. 
  • Zauner, A (1993). Introducción a la transferencia eléctrica. Barcelona: Jims. 
  • Calbet, J (1990). Tratado de Transferencia Eléctrica Capacitiva. Barcelona: Doyma.